Eran las 11:45 en la pequeña aula de la primaria I.N.S., el sol entraba amigable por la ventana, las risas de los niños llenaban el salón. Allí estaba Tim García, de 10 años, un niño amable, algo ingenuo y muy pero muy curioso. Lo que más le gustaba hacer era preguntar, preguntar sobre cualquier cosa, y además de eso, sabía muy bien cómo hablar y persuadir para obtener las respuestas que buscaba.
La profesora, la Sra. Micaela, se puso de pie y con su usual tono amigable se dirigió a los niños.
-Mis amores, ya falta poco para que terminen las clases.- dijo con una cálida sonrisa. -¿Me extrañaran?-
-¡Siii!- dijeron todos los niños al unísono.
-Muy bien, mis niños- respondió la profesora riendo –Pues, hay una última cosa que quisiera pedirles. No se lo tomen como una tarea, sino como un juego.
Los niños se quedaron en silencio expectantes.
-Quisiera que durante las vacaciones hagan una investigación, como si fueran detectives.- empezó a explicar la señora. –Busquen información sobre lo que ustedes quieran, sobre algo que de verdad les llame la atención. Pregunten a la gente, tienen un pueblito entero a su disposición, y seguro que la gente no tendrá problema en ayudarlos. Pueden anotar lo que averigüen y cuando empiecen las clases otra vez, compartiremos lo que cada uno investigó-.
Los ojos del pequeño Tim se iluminaron y la emoción invadió su cuerpo. En realidad, parecía el único que de verdad le parecía divertida la idea de escribir en vacaciones.
El último timbre sonó justo a las 12:00 en punto. La maestra se despidió de cada uno de los niños y estos salieron corriendo al patio, donde el sol pegaba fuerte y la brisa acariciaba suave indicando el inicio del verano. Varios familiares esperaban para recoger a los niños.
Tim llego a la entrada de su escuela y miro a ambos lados, hasta que vio a una figura conocida.
-¡Abuelo!- dijo emocionado Tim mientras corría a abrazar al anciano.
-Timoteo, ¿Cómo estás? Ya estas emocionado por las vacaciones ¿verdad? jejeje- dijo el abuelo mientras despeinaba con cariño el cabello de Tim.
-¿Y mi mami?- preguntó Tim extrañado. Siempre era su madre quien lo recogía a la salida.
-Tu madre tuvo un problema con un cocinero enfermo, por lo que se quedara en el trabajo unas horas más.- le explicó su abuelo.
El señor Timoteo, el abuelo de Tim, se trataba de un señor que había dedicado su vida a la literatura, fue profesor y escritor con varias obras publicadas. Aunque nunca consiguió fama por su trabajo, sus familiares y amigos siempre lo han reconocido como una persona muy ingeniosa y culta. Los padres de Tim lo bautizaron en su honor, y el pequeño llego a convertirse en su mayor admirador.
Tim iba de la mano de su abuelo mientras caminaban por el pintoresco pueblo, camino a casa.
-Abuelo, ahora seré detective.- exclamó Tim con ilusión.
-¿Ah sí?, ¿de qué trata tu caso?- le preguntó su abuelo.
-Debo investigar sobre algo que me interese, pero no se me ocurre nada- dijo Tim
-Bueno, puedes hablar sobre la historia de nuestro pueblo, yo llevo aquí toda mi vida, hay mucho que podría contarte.- dijo el abuelo con aire de nostalgia en sus palabras.
-Es que quiero hacer algo increíble, algo inesperado, quiero que todos se sorprendan con mi tema.- dijo Tim muy decidido, y entonces preguntó -¿Qué es lo más importante del mundo para las personas?-.
Con una ligera carcajada orgullosa su abuelo respondió.
-Como se nota que eres mi nieto- dijo –Lo más importante para las personas, lo que da ganas de vivir y ganas de morir, lo que crea y destruye, el arma más letal y el consuelo más hermoso... El amor.- concluyó el señor.
-¿El amor? ¿No es algo muy tonto?- dijo Tim algo confundido.
-Dijiste que querías algo único, ¿crees que otro de tu clase hablará de eso?- le contestó el sabio abuelo –Además, si eres un gran detective, puedes averiguar cosas que nadie más sabía, algo que deje atónitos a todos-.
Tim pensaba sobre ello. Lo único que sabía sobre el amor era lo que veía en las series de televisión. Entonces se dio cuenta, si ese era su caso, sería el mismo para todos los chicos de su clase. Entonces podía volverse el primer niño de 10 años experto en amor, sería algo increíble.
-Eso es exactamente lo que voy a hacer. ¡Gracias, abuelo!- exclamó Tim más emocionado que nunca.
Justamente iban llegando al jardín de su pequeña pero acogedora casa. Tim echo a correr, entro al hogar y subió a su habitación tan rápido como un relámpago. Dejo su mochila en la cama y busco en su pequeño escritorio, entre el montón de dibujos y mapas del tesoro hechos por el mismo, hallo su 'cuaderno especial', llamado así porque todo lo que pasaba por su alocada cabeza acababa allí. De hecho, este era el tercer cuaderno especial que utilizaba.
Tim estaba listo, empuñando su cuaderno y su bolígrafo, se propuso a no desperdiciar ni un segundo para completar su investigación. Bajo y se dirigió a la puerta, y fue cuando su abuelo lo detuvo.
-Espera un momento, Batman- dijo el abuelo. – ¿Vas a resolver el mayor misterio del mundo sin almorzar?-
Y Tim se hecho a reír tímidamente. No han sido pocas las veces en las que su curiosidad e hiperactividad le hacen olvidar hasta de que tiene hambre. Se sentaron él y su abuelo, el menú estaba conformado por espaguetis, carne asada y ensalada. Mientras comían el abuelo pregunta.
-¿De verdad vas a iniciar hoy mismo? Tienes todas las vacaciones para investigar-
-Un buen detective nunca descansa- exclamó Tim mientras engullía rápidamente grandes trozos de comida.
-Al contrario, un buen detective necesita reposar su mente y su cuerpo para tener las ideas claras. Descansa por hoy, relájate y empieza mañana, temprano si quieres.- le aconsejo el abuelo.
Para Tim, su abuelo era la persona más inteligente del mundo, por lo que contradecirlo no era siquiera una opción.
-Vale, abuelo.- dijo Tim, que empezó a aminorar la marcha de sus mordiscos.
Después de la comida, Tim subió a su habitación y paso el resto de la tarde jugando al Ace Attorney, imaginando que así sería su aventura de detective.
A eso de las 19:00 llegaron sus padres. El sonido de la puerta principal fue el indicador para Tim de bajar a recibirlos. Dejo la consola sobre su escritorio y corrió escaleras abajo.
-¡Mami!- dijo Tim abriendo los brazos con emoción.
-¡Tim, hola!- dijo su madre respondiendo al abrazo.
-¡Hola también, papi!- dijo Tim, yendo a abrazar también al señor.
-¿Cómo estas, loquillo?- respondió su padre afectuosamente.
Los padres de Tim eran chefs, se conocieron en sus tiempos de universidad. Después de muchos altibajos, se casaron y abrieron su propio restaurante, "El sazón de Carla y Lucas", y dos años más tarde tuvieron su primer hijo, otros siete años después tuvieron a Tim. Era el sueño cumplido de una pareja, según ellos, predestinada.
-Hola papá, ¿todo fue bien con Tim?- dijo el señor Lucas dirigiéndose al abuelo.
-Oh sí, las locuras de este niño ya se pueden considerar normales- bromeó.
-Perdón por no recogerte hoy, uno de mis cocineros estuvo ausente- le dijo Carla a Tim, mientras dejaba bolsas sobre la mesa del comedor.
-Tranquila, así pude hablar de muchas cosas con mi abuelito.- dijo Tim sonriente.
-Ah sí, Timoteo quiere ser detective- dijo el abuelo.
-Sí, voy a descubrir lo que es el amor, como me aconsejo el abuelo- exclamó Tim.
Sus padres lo miraron con una mirada desconcertada. Ante esto el abuelo va y dice.
-Es que le mandaron a investigar sobre un tema complejo en su escuela. Le dije eso porque quería investigar sobre algo que ningún otro niño investigaría.-
-Ah, ya entiendo- dice el padre -¿Pero no te parece demasiado?
-No, tiene que ser difícil o sino no es divertido- concluyó Tim.
Los adultos rieron brevemente ante la increíble voluntad del niño. La madre fue a abrir las bolsas. Dentro estaba la cena que había preparado en el trabajo y traído a la casa, como hacia cada noche. Toda la familia se sentó a degustar el guiso.
-En realidad, todo esto lo hizo tu papá- comentó Carla a Tim.
-¡Está muy bueno!- dijo Tim felicitando a padre.
-Gracias, hijo- dijo el señor Lucas, sonrojándose un poco. Incluso a su edad, no podía evitar ponerse rojo con los halagos, y a su esposa le parecía adorable.
-¿Y qué pasó con Jorge?- preguntó Tim.
-Tu hermano volverá de su viaje en unos 4 días, tranquilo- respondió la madre.
Jorge García, el hermano mayor de Tim por 7 años. Había finalizado clases una semana antes que su hermanito, por lo que salió de viaje con sus amigos.
Una gran cena, dos horas de televisión y un beso de buenas noches más tarde, los padres de Tim se fueron a la cama a descansar para otro día de trabajo. Antes de subir, el padre se acerca al niño y le dice.
-Mañana puedo salir algo más temprano del trabajo, si quieres vamos a la feria por un helado o algo.-
-Es que mañana voy a trabajar también, debo hacer mi investigación.- decía Tim muy firme -¿Qué tal si vamos el sábado?-
-Jajaja como tú digas, campeón- dijo su padre sorprendido –Descansa y no te acuestes tarde.
-Claro papá, buenas noches- dijo Tim sonriendo.
Las luces se apagaron completamente a las 22:00. Tim daba vueltas sobre su cama intentando conciliar el sueño, porque sabía que necesitaría energía para la gran aventura que le esperaba al día siguiente.