Secreto entre lazos: Erradica...

By SImpulsiva

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El secreto aún existe y el lazo se mantiene, pero hay algo acechando alrededor de Akira Berglind que ellos de... More

Sinopsis
Prólogo
1._ Dolor
2._ Recuerdos y sentimientos
3._ Conticinio y consciencia que responde
5._ Hipomanía por estrés
6._ Entrega especial
7._ Agresivas aclaratorias
8._ Otro trabajo como Angelus Mortem
9._ Distintas facetas y actitudes en un día
10._ Reencuentros de distintos sentimientos
11._ Revelaciones y... ¿Malestar humano?
12._ Sorpresa en el escenario.
13._ La culpa es de la base humana
14._ Sombras que se acercan
15._ Sin defensa
16._ Confirmación y coincidencia
17._ "Narcissus" y Romeo
18._ "Nefericirea sufletului"
19._ Preocupación, frustración y rechazo
20._ Informe y alucinaciones.
21._ Mi dolorosa verdad
22._ Posesiones demoníacas
23._ Desconsuelo
24._ Pedidos
25._ Estableciendo
26._ Indicios entre sueños
27._ Fácil reconocimiento
28._ Afirmaciones finales
29, parte 1._ Captura
29, parte 2._ Erradicación.
Epílogo
Aviso: Tercera parte

4._ Una floreada distorsión psicológica

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By SImpulsiva

Akira Berglind

A paso lento, con mi respiración completamente tranquila y pasiva estando a la par con los lentos latidos de mi corazón, me adentro pacíficamente y, apenas lo hago, la verja en red se desplaza suavemente entre su típico rechinar hasta que un firme "Click", anuncia que esta ya está cerrada.

Aquí dentro, los tonos rojizos de la única bombilla le dan a este lugar un seguro toque lúgubre, uno que contrasta con mi tranquila actitud, con mi pacífico sentir que es distorsionado únicamente por la infaltable ansiedad. Los botones en la pared indicando los niveles, rompen la perfecta línea del mismo color al llegar al último, ese color negro gritando por ser presionado, con sus letras rojas haciendo juego con la luz del lugar, una que poco a poco, agrega un aspecto más tenebroso a este pequeño espacio.

Quedo viéndola sin apartar la vista en ningún momento, sin parpadear, sin moverme; me tiene atrapada al completo gusto y yo, no hago el mínimo esfuerzo por despegar mi vista; ni siquiera sé la verdadera razón por la cual me dejé traer a este lugar. Un sonido rompe el perfecto silencio, uno que se asemeja al contacto eléctrico, siento mi oreja moverse imperceptiblemente en busca de la procedencia del sonido pero este, viene de cualquier lugar; me abrazo a mí misma, deslizando mis manos por mis brazos en busca de calor, uno que no obtengo y, lo que si llego a adquirir, es mi piel erizarse provocando un molesto escalofrío. Doy un salto ahogando una exclamación y cerrando los ojos por instinto a la exuberante sorpresa, al escuchar y sentir la bombilla explotar y rozar en mi rostro con diminutos trozos a pesar de que me cubrí rápidamente.

Doy un respingo trancando mi respiración al escuchar un diminuto maullido detrás de mí, giro rápidamente. Frente a mis ojos, se crea la impactante imagen de tener a dos felinos a centímetros de donde me encuentro, ambos con grandes diferencias de tamaño. El pequeño, un gato o una cría de tal vez el animal a su lado, el cual tiene un pelaje manchado como si fuese una persona con "vitíligo" pero, entre las manchas claras que tiene entre su pelaje siendo la del pecho la de mayor tamaño, se pueden ver las motas tales como las de un leopardo grisáceo. Retrocedo con paso inseguro de los dos presencias para detallarlas y examinarlas mentalmente buscando si hay peligro o no, mientras lo hago, mi espalda choca con la pared que delimita el espacio de este pequeño lugar; no hay peligro, no hay esencia y por eso, son simples animales pero, siento miedo, no confío.

— ¿Por qué nos temes tanto? —Escucho dentro de mi cabeza— No hay daño, no hay peligro. —No proviene del animal, proviene de mi cabeza, soy mí emisor y receptor.

¿Qué hace un gato y un animal salvaje frente a mí, en la soledad de este trozo de mundo, en el interior de esta cúpula?

No me da tiempo siquiera de reaccionar hasta que me encuentro en el suelo con una pata pesada sobre mi pecho y un rostro de un félido, género Panthera, siendo la especia a centímetros de mi cara, un Leopardo de las nieves. No puedo reaccionar a pesar de que mi misma mente empieza a trabajar con hechizos de protección general.

— No te puedes hacer daño a ti misma —Vuelvo a escuchar en mi cabeza. El peso del cuerpo sobre mí se hace más grande— Respira.

¿Cómo carajos fui capaz de caer de espalda si tenía una pared chocando con mi piel? Desapareció sin más y ahora tengo a un pesado animal apoyándose en mi pecho.

— Respira. —Fijo mi vista en los ojos del felino, los cuales me miran vacíos.

El resplandor de la luz proveniente de algún lugar sin sentido hace que choque en mis ojos un fuerte reflejo plateado como la luz de la luna; caro y detallado como cada cosa que llama mi atención tal como para dejarme atrapada entre el diseño. Sobre su cabeza, una hermosa corona de plata conforme al tamaño de su cabeza.

Algo húmedo y rasposo se desliza en mi mejilla, giro mí vista hacia ese punto, ese pequeño gato también tiene una igual.

Mi pecho se oprime, reanudo mi respiración la cual es irregular ¿Por qué mierda no estaba respirando? La Panthera se acuesta sobre mí como si fuese lo más cómodo, buscando buena posición y a mi lado, el pequeño felino.

Una tétrica melodía empieza a sonar desde cualquier rincón pero no lo presto atención por el simple hecho de que la desconfianza sigue completamente intacta. Estoy tensa y bastante pero a pesar de todo, mi cuerpo se relaja de la misma manera que los dos animales cerca y sobre mí para perder conocimiento bajo la música de la cual no encuentro procedencia.

Un sentimiento de tristeza me inunda completamente, este naciendo desde mi pecho; no sé porque lo siento o porque empezó pero lo que sí sé, es que está presente. Me siento sobre el mismo punto en el que estaba acostada dejando mis ojos cerrados, reconociendo que no hay más que pura oscuridad al otro lado de mis párpados. Hay varias presencias rodeándome que se mantienen enteramente inmóviles ¿Cuántos son? ¿Diecisiete? Ninguno es desconocido, cada presencia la conozco o la recuerdo vagamente.

El dulce aroma de las flores llega a mis fosas nasales, narcisos, hortensias, dalias. Abro los ojos lentamente y tan cierto como la oscuridad en mis ojos, es la que hay frente a mí, en el lugar, extrañamente y no es extraño, logro reconocer a las exactas diecisiete personas que hay alrededor de mí. No es tristeza únicamente, es desconfianza y un miedo sin reconocer.

¿Por qué la desconfianza y miedo? Solo por cuatro presencias que se encuentran cerca las cuales odio con mi entera alma. Trato de toda manera y posibilidad de no prestarles atención o no mirarlos, lo único que hago es detallar a quienes conozco y puedo decir que "no" van a traicionarme, engañarme o dañarme.

Flores, cada uno con distintas flores en distintas cantidades; me miran tranquilamente pero sin mostrar sentimientos... No me gusta esto, siento como si estuviesen jugando con mi mente y eso no me gusta porque me siento desprotegida a pesar de que posiblemente pueda contrarrestarlo, no lo sé, dudo hacerlo si es lo que realmente hacen conmigo. No sé y me desespera el no saberlo.

Una violeta de Parma, un Clavel blanco y uno rojo, tres narcisos y un crisantemo son sujetos por un par de manos, solo por una persona, persona que también sujeta dos Brezos de lavanda blancos haciéndole contraste; pero los Brezos no solo son sujetos por él sino por ocho seres más, los cuales, también le hacen compañía o complementan al resto de flores que tienen en mano. Un Clavel rosa es sujetos por otro par de manos mientras que uno amarillo, es sostenido por otra persona. Las otras ocho personas, también tienen sujeto varios crisantemos, un clavel rojo, y varios Jacintos blancos más varios Narcisos aparte de un par de Alstroemeria cada uno.

Quien sujeta el clavel amarillo, también porta en sus manos un Delfinio y tres Jacintos, uno amarillo y los otros dos entre tonos rojos y rosas. Aquellos quienes odio en alma, no presentan nada en mano, nada pero con alguna seña repentina que me hacen, me indican que fije mi mirada frente a mí, cerca de mis pies.

Una Dalia, un Ciclamen, una Caléndula, una Alstroemeria también, un Clavel morado y amarillo, un Crisantemo blanco; Jacintos, uno morado, otro azul y otro blanco. Un pequeño ramo de Hortensias y pocos Narcisos.

Sonrío leve para tomarlos entre mis manos y olerlos con completo gusto. No sé cómo soy capaz de distinguir el nombre de cada flor pero lo hago y a eso, no le voy a buscar razón ya que tengo memoria fotográfica que cuando me dedico, recuerdo casi todo lo que he llegado a leer.

Huele demasiado bien todo esto, me encanta como perfuman el alrededor, es completamente hipnotizante y agradable aparte de que me relajan de sobre manera.

A mis oídos llega el sonido de metal chocando firmemente, de golpes, exclamaciones, gritos, indicaciones; siendo la presencia de incontables seres de mi raza entre las distintas especies entre sus distintas clasificaciones. El aroma de la sangre en el aire dándome náuseas y al mismo tiempo, gran ansiedad pero como de costumbre, disipo el sentimiento. Siento las presencias desaparecer, muchas yéndose y otras eliminándose. Los hechizos presentes en la cercanía e inmensas esencias.

Trago en seco, la luz de la luna a aparecido y está iluminando el césped bajo a mis pies, es temprano en la madrugada, casi de mañana, lo sé por la posición de la luna pero, no la detallo lo suficiente como para saber qué hora es, no es relevante en este momento.

Ahogo un chillido al sentir mi cuerpo húmedo, mi rostro, espalda, cuello. Bajo mi mirada a mis manos, están empapadas en sangre y las flores se han llenado del líquido manchándose del color, las suelto de manera inmediata con completo nerviosismo, miedo y sorpresa; se deshacen en fuego convirtiéndose en cenizas ¿Cómo es posible? ¿En qué momento? No, no... Esto no me gusta.

Soy empujada al suelo, no me queda más que dar media vuelta sobre mi misma para quedar sobre mi espalda y defenderme del primer ataque que es dado por un rostro desconocido. Contraataco levantándome para caer sobre él, no de manera literal sino que empiezo a golpearlo con hechizos y movimientos simples de manos. Desaparece frente a mí y eso me hace sentir una mezcla de emociones donde el temor es el predominante.

No me gusta para nada.

El silencio, presencias desapareciendo de aquí y nuevamente el miedo. Atacando a quien me quiera dañar y eliminar, atacando a quien los quiera dañar o eliminar; no lo voy a permitir. Tal como si mi deseo se hubiese escuchado, soy incapacitada para avanzar provocando lo contrario a lo que quería lograr, me siento frustrada y atrapada, atrapada sentimentalmente porque físicamente, puedo escapar como si nada y pensarán que era una mera empleada pero no; sus presencias, su aroma, el olor de su sangre... Todo desaparece a mí alrededor. Quedo quieta, en blanco viendo la sangre correr, ahogo un sollozo mientras me coloco cerca, abrazando firmemente aquella imagen que me ha sido recientemente arrebatada y no solo esta sino todos los miembros; escondo mi rostro ocultando las lágrimas que no quiero que sean vistas pero aun así, en el silencio, mi llanto es escuchado en pequeños respingos...

No, no, no, por favor, no quiero que sea así ni de ninguna forma, no quiero, no puedo; no se vayan de mi lado, quédense aquí, conmigo, a mi lado, no me dejen.

Lloro terriblemente ¿Por qué son así? ¿Por qué soy así? ¿Por qué siento mi corazón así? ¿Por qué tiene que ser así? Hubiesen vivido en la ignorancia de nuestra existencia, lo hubiesen hecho, no tiene ningún sentido el haber seguido buscando.

Lo siento, realmente lo hago porque no pude lograr nada a pesar de tenerlos cerca, lo siento demasiado... por no haber podido hacer lo que ustedes hacían conmigo.

El tono grisáceo que van adquiriendo por la palidez, el lento y constante resonar de corazones deteniéndose, las líneas azules, verdes y moradas marcándose en su tono pálido el cual bajo esa capa son de color rojo marcándose como hilos, las grietas en su piel apareciendo entre ellos. Acaricio suavemente el cabello de la persona que tengo firmemente abrazado, sin alzar mi rostro hasta que bajo mí, la expansión del alma me cubre completamente dejándome vacía, sin pilares, sin bases, sin apoyos de vida. Sola, a la deriva, sin poder hacer nada.

Evito realizar una exclamación de dolor. Los he amado y ustedes lo supieron siempre.

Reacciono de la peor manera que puedo, con odio y dolor en mis gestos, con un solo objetivo en mis movimientos. Importándome poco si me hiero más, si me cubro más de sangre... Soy un monstruo, un hermoso monstruo. Soy impura pero no me importa, ese es mi ascendencia propia de mis progenitores, seres que no debieron existir pero lo hicieron y lograron un cambio. ¿Me marchitaré? ¿Qué les importa a ellos? A mí no me importa porque ¿Cuál es la diferencia con eso? "Lo impuro acaba por marchitarse" ¿Será eso cierto? No lo creo, puede resurgir y mejorar, puede superar y volverse algo brillante a pesar de su corazón... Se puede ocultar.

Ellos provocaron este reaccionar en mí, ustedes lo hicieron. Malditos ustedes que me acaban de romper a mi corazón en mil pedazos como si fuese lo más delicado del mundo, como un débil diamante, un débil cristal. Tocaron mi punto débil y eso me pone mal porque nunca me he interesado de manera directa hacia mí, siempre primero a los que amo pero, no pude hacer nada, no pude ¡Maldición! ¡Los quiero aquí moviéndose a mi lado! Sus ojos mirándome, sus ojos mirándose entre ellos con todo el amor que pueda existir, con la gran admiración que sienten entre todos.

Quiero ver el amor que entre ellos desbordaba aun si a simple vista no lo mostraban pero, dentro de las paredes de la mansión "Berglind"; en ellas están grabadas todas las cosas que tuvieron que pasar y también entre nuestros registros, entre esas paredes y entre las memoras perdidas de ustedes y, la mía, están las claras imágenes que no mostraban a cualquier ojo.

Logro mi erróneo objetivo y no sé si lamentarme o no... solo me está importando una sola cosa ahora pero no hay vuelta atrás, ya sucedió, ya pasó. No sé cuánto tiempo ha pasado pero el sol ya salió y está alumbrando el horizonte en fuertes tonos que van desde el morado al naranja vivo.

Llego a mi habitación y apenas lo hago, el peso de una persona se posa sobre mí provocándome una mueca y quejido de dolor ¿Desde qué instante tengo mis alas sobre mi espalda? Reacciono dando vuelta y sentándome sobre esa persona, solo veo un rostro distorsionado por mis lágrimas y por efecto de mi sentir, el cual está completamente pésimo ahora.

— Akira, tranquila. —Maldición... Mi nombre, lo sabe. ¿Por qué y cómo lo sabe?

Golpeo su rostro apartándome inmediatamente. No quiero mancharme con más sangre pero si lo veo en necesidad, no me quedará de otra, no me quedará de otra a pesar de que la odie en este momento.

Corro a mi baño, necesito quitarme esta sangre de encima. Abro la llave del lavamanos empezando a lavar mis brazos con desesperación, limpiando la sangre que aún sigo derramando y la que tengo adherida a mi piel, no cae, no lo hace por completo y eso me desespera. Las heridas arden como mil demonios. Es horrible y más horrible es lo que siento. Una presión en mi pecho, mi mente pensando en todo dándole vueltas a cada momento.

Logro mi objetivo a medias, en este momento desearía no ser tan clara de piel porque se nota desde lejos que estuve en un instante cubierta de sangre y la de las almas no se cae fácil, no es como la de los humanos. Voy con mi rostro y por donde creo tener...

Me miro al espejo, no veo nada en mí que haya mostrado rastros de haber sangre pero bajo la mirada a mis manos y el lavabo es evidente de la verdad... Alzo mi mano deteniendo el ser que se acerca a mí, no quiero que se mueva más de ahí. Empiezo a hacer presión en su cuello para soltarlo y seguir en mis intentos fallidos; oído el sonido de alguien tratando de recuperase de la fuerte presión que hice.

Lo siento por ustedes.

No me queda de otra que atacar directamente pero este movimiento, no resulta del todo correcto a como lo esperaba. No me dejan quieta, siguen llamándome cuidadosamente pero conozco esos métodos para atraerme. Una mano trata de tomarme pero lo evito, me defiendo mentalmente porque no quiero seguir manchando mis manos, o eso es lo que creo que hago porque estoy volviendo a sentirlas húmedas.

Hago lo mismo unas cuatro veces o más pero con precisión, lentitud y sin mostrarme desesperada por ataque. "Con la mente fría lograrás alcanzar todo de manera limpia y sin errores" Por eso actúo tranquila a pesar de que mi mente está hecha un lío y un caos por todo lo que siento.

Algo golpea mi cabeza internamente, una corriente eléctrica expandirse desde el lado izquierdo de mi pecho ¿¡Qué mierda!? ¿Por qué pasó eso? Quedo completamente inmóvil y sin poder seguir sintiendo aparte de lo "normal" humanamente. Me deshago de ese sentir inútil de mi cuerpo, está tratando de que me calme porque mis energías están por el suelo y puedo entrar en desmayo por eso, estoy reaccionando para detenerme pero no lo haré.

Soy sorprendida por una bofetada completamente fuerte. Miro a la persona que hizo eso, que me puso una mano encima. La tomo entre mi poder mental, elevo una considerable cantidad de agua para envolverla en su rostro y provocar que logre asfixiarse, hago mucha más presión y neutralizo el cuerpo para finalmente desmayar ese ser y dejarlo caer.

Huele demasiado a sangre.

Caigo al suelo debilitada sintiendo cortar superficialmente mi mano, fijo mi vista dándome cuenta que es un trozo de vidrio; lo tomo con mis manos temblorosas. Me quedo viendo mi reflejo en el pequeño pedazo de espejo notando mis ojos de verde fuerte y la pupila en un pequeño punto, tratando de controlar el temblor de mis manos, presiono fuertemente cortando mi piel y dejando salir ese líquido que necesita mi cuerpo para mantenerse en perfecto estado, uno que no me importa ahora; presiono con más fuerza ignorando el ardor y el dolor.

Grito harta aflojando mi agarre para clavar el filo de este en mi pierna con demasía, retraigo el objeto y ahora, solo lo incrusto en mi piel con lentitud y suavidad hasta que queda medio cristal incrustado en mi muslo de manera transversal provocando que salga más sangre y la cortada sea peor. Vuelvo a estallar en llanto separando mis manos para no seguir hiriéndome a pesar de que estoy completamente tentada a hacerlo. Coloco una barrera al sentir a varias presencias acercarse y el susurrar de mi nombre por diferentes voces completamente suaves.

Me alieno de mí alrededor, de mi sentir sumergiéndome en mi barrera mental.

Me siento completamente mal, debilitada, perdida, falta de todo en este momento. Quedo viendo a la nada pero mantengo mi vista fija donde está el vidrio cortando mi piel, la cual no siento que me duela. Unos brazos me rodean suavemente en un abrazo, me tenso queriendo ignorar el contacto pero no me quiero ni mover, no quiero hacer nada cuando sé qué debo hacer de todo. Una mano comienza a acariciar mi espalda mientras una voz habla suavemente pero solo la oigo, no la escucho.

— "Sigues aun viendo esas estrellas..." —Quiero que se aparte.

— No, no lo hagas. —Mis labios son cubiertos por otra mano. Me tenso mucho más... No me toques.

Le muerdo la mano provocando que se escuche un quejido fuerte. Coloqué una barrera protectora ¿Por qué mierda es capaz de entrar? Suelto un suspiro al sentir como sigue acariciando mi espalda... No se apartó y quiero que se aparte. Déjenme sola en mi dolor y pesar ¿Quiénes son ustedes para tratarme con tanta confianza? Yo solo quiero estar sola por un tiempo, por favor, se los pido... No son quienes yo quiero que me abracen así en este momento, no lo son.

Una mano se posa en mis ojos cerrándolos y yo, por nada en el mundo voy a quitar mi postura, más bien, estoy tratando de alejarme pero no me lo permiten. Siento otra vez esa opresión en la que todo se apaga en mi sentir y reaccionar, solo siento como una mano es retirada de mi cara; abro mis ojos sumergiéndome en la oscuridad.

¿Qué hicieron? No siento y no veo, no me dejen indefensa, así si podrán acabar conmigo y quedaré con mi orgullo en el suelo ya que no pude dar más. Me encojo en mi lugar.

— Tu cuerpo va a recordar lo que tu mente no —susurra en mi oído una voz masculina.

¿Qué va a recordar si estoy bien puesta en mente y espacio? Que me hayan neutralizado es otra cosa y por eso, no puedo ver. Siento la presencia del cuerpo a mi lado y es por su cercanía, de lo contrario, no sentiría nada de sea quien sea que está cerca.

El hombre que me abraza, se aparta por lo que me alivio pero este sentimiento no tarda mucho al sentir doler intensamente mi pierna, justo donde dejé el trozo de espejo ¿Qué les importa a ellos si me hiero o no? Les da igual, incluso, es mejor para ellos... Además, me siento débil y tienen completa oportunidad para hacer lo que quieran.

— Déjenme...

— Akira... —La imagen vuelve a ser plasmada en mis ojos. Llevo mis manos a estos para cubrirlos de la luz la cual llega directamente a ellos pero las aparto de manera inmediata al sentirlas arder y doler— ¿Qué día es hoy? — ¿¡Por qué preguntan eso!? ¿¡Por qué!?

Hoy es hoy, un día maldito para mí, me acaban de... No quiero ni pensar en eso, no quiero quedarme sola de este lado, del lado que no toca el humano, no lo quiero porque son mi estabilidad emocional, mi todo y lo sabían a pesar de mis pocas palabras.

Siento mi rostro pesado y odio la sensación de asfixia por unas muchas y malditas lágrimas, no puedo mostrarme insensible a esto, es imposible, completamente imposible para mí.

— ¿En qué tiempo estamos? —bajo mi mirada a mis manos, las cuales están cubiertas de sangre de la misma manera que antes de lavármelas ¿¡Por qué están igual!?

— 21 de julio... —trato de respirar hondo pero logro tomar una mínima cantidad de aire— del 2016

Fecha que nunca olvidaré por ser el día en el que todo me fue arrebatado frente a mis ojos, acción de un sueño que me previno de las consecuencias pero en un tiempo diferente, hoy es un día que lamentaré por no poder haberlos protegido, un día en el que ellos no tuvieron que haberse enfrentado sabiendo que perderían porque, a pesar de que ellos son muy superiores a lo estándar, no podían con tanta cantidad de seres.

Quiero gritar, quiero dejar de llorar, quiero hacerlo y no puedo, no puedo porque no puedo mostrarme más débil de lo que ya estoy, no puedo.

— No, hija mía; hoy es 15 de julio del 2019 —Hija mía... Ese tono, ese timbre.

Un beso que es dado en mi mano a pesar de la sangre que las cubre, envía información eléctrica a mi cuerpo, recorriéndome completamente.

Una punzada nace en los costados de mi cabeza, hago una mueca. Mi mentón es tomado y un reflejo plateado vuelve a mis ojos, busco la procedencia rápidamente con desesperación creada por el toque y desconfianza. Me defiendo en un murmuro pero la otra voz lo hace a ritmo rápido, ambos tratando de hipnotizarnos. Encuentro lo que buscaba, la imagen de ahora tres felinos, unos negro manchado con blanco, uno del mismo tamaño y mismo rostro pero la misma descripción del que vi hace no mucho, es el mismo, tiene manchas entre las blancas parecidas a las de un leopardo de las nieves y, a un lado de este, la mismísima Panthera Uncía; todos mirándome fijamente.

Me vuelvo a tensar y a preocupar ¿Qué hacen aquí?

Shu... Cálmate, Aki. Soy yo. —Niego... ¿Qué instante dejé de cantar? ¿Cuándo lo hizo él?— Ronald ¿Quién es? ¿Dónde está? —Hago otra mueca evitando volver a llorar— Kira... tranquila, soy yo.

— No está, se desintegró —farfullo con la voz quebrada.

— Akira, mírame a los ojos. —Alza mi rostro firmemente a pesar de que yo me niego.

Mi vista se topa con un rostro pálido, con la casi mitad de este manchado ligeramente de sangre... Cabello blanco, ojos hermosamente verdes.

— No estamos en el 2016 sino en el 2019, Aki. Tranquila y no dejes de mirarme. —Siento mi respiración agitada y otra punzada en mi cabeza.

Mi mano es llevada al pecho de la persona frente a mí, siento sus cortos y distantes latidos a ritmo natural y, a consecuencia de sumergirme en ese ritmo, mi corazón se ralentiza dejándome aturdida y mareada por el gran cambio.

— ¿Ya? —pregunta el albino parcial. Hago una pequeña mueca de decepción hacia mí misma persona— Ven aquí —Vuelve a rodearme entre sus brazos... Yo le correspondo por necesidad de tranquilidad, de afecto, porque mi mente está confundida.

Mientras, voy observando mi cercanía, la sangre de Dusha, de mi madre, de mi abuela paterna, la de Lis y Asim, la poca del resto en el ambiente y en algunas partes de la habitación de baño. Mis manos empapadas de sangre tanto por la mía como por la del resto, mis piernas aun sangrando al igual que mis palmas; es demasiada la que estoy derramando. En el suelo, el resto del espejo que antes estaba en la pared y algunos cristales de algunas decoraciones. Me herí demasiado pero lo merezco, soy un peligro en este estado de psicosis y delirio pero... No entiendo dónde está la conexión de la realidad pero prefiero no preguntar.

Observo al Rubio herido de pie en una esquina, este se acerca con una débil sonrisa.

— ¡Perdón! —exclamo entre mi sollozo. Ninguno de los dos responde, el otro se une en el abrazo acariciando mi cabello— Quiero dejar de pasar por esto... Un día, un día puedo perder el control total... —Me aparto suave. Mi abuelo niega.

— La mente olvida pero el cuerpo recuerda —Sonríe suave.

Siento el ahora reciente y fresco aroma de la sangre de mi padre.

— Toma... —Niego firmemente al ver como acerca su mano

¡No quiero, no la quiero!

— Akira... Tienes qué —Niego. La melodía de un celular llega a mi cabeza—... No vas a... —Me levanto tambaleándome un poco y sintiendo el líquido tibio correr más rápido provocando también un sonido de goteo.

Hago una mueca por el dolor en mis muslos.

— Yo...

— ¡No, Akira! No estás bien, tienes que beber un poco aunque sea, mira como aun estás sangrando. —Niego— Baja a desayunar y te comes la doble ración de postre, entonces. —Vuelvo a negar su orden— ¡Akira! —exclama.

— Papá, mucha sangre por un tiempo y, no tengo hambre —...de nada, estoy en energías un poco confusa y en hambre, no tengo, no siento nada relacionado con ninguna de las dos. Digo murmurando.

No sé qué parte fue un sueño, no sé qué parte fue realidad, no sé porque en el espejo me vi limpia pero con mis ojos completamente sucia. Aún tengo eso... No me siento bien.

Atiendo a como la tercera llamada del celular.

— Johan... —pronuncio su nombre en un hilo de voz.

— ¿¡Dónde estás!? Somos el tercer grupo en presentarnos y ya vamos a empezar —Mierda... Si es verdad— ¿¡Dónde carajo te has metido!? ¡No te has comunicado conmigo y somos pareja en esto!

— No creas que me he olvidado, estoy enferma. —Hago una mueca.

— ¡Siempre estás enferma, coño! ¡Vente de una buena maldita vez que ni siquiera hemos ensayado! —No te puedo decir que me da una vaina rara ahí de manera muy seguido porque pondría en duda tus creencias religiosas.

— Yo veo como llego en veinte minutos, no sé —digo mientras siento a cierto Rubio acercarse.

— ¡Vives en el quinto coño! —Miro a mi abuelo quien me dice con la mirada que no salga de la mansión, por hoy.

Ignoro eso.

— Yo veré como lo hago. —Ni siquiera voy a manejar, ese tiempo es para... quitarme la sangre y tranquilizarme en un baño.

— En media hora... Estaría terminando el segundo grupo ¡Apúrate!

— Ajá. —Cuelgo.

Tengo una actuación, me la sé toda al derecho y al revés pero no tengo montaje de escenario y no sé si él lo hizo.

— Aki...

— ¡Pruebas finales de semestre! Tengo que ir sí o sí, no lo voy a estar perdiendo —Vuelvo al baño.

— Come antes de salir.

— Ok —¡No tengo hambre! No voy a comer, yo veré como hago pero no lo haré. Relamo mis labios— Por favor, a pesar de que no quiero, salgan que necesito... —Hago un gesto desesperado con mis manos por la incomodidad.

Soy abrazada y luego besada en la mejilla por ambos hombres... No quiero salir. 

___________________________________________

¡DISCULPEN LAS DOS SEMANAS AUSENTE PERO... ME VA A DAR ALGO CON LAS CLASES Y TO', TO' DE TO'! Es que bueno, empezando y terminando prácticamente ya que un mes y dos semanas de clases no alcanza para más de ocho materias, más de tres evaluaciones por cada una sin contar grupos de interés... y weno... es pueden imaginar. No es por pereza ni porque no quiera sino que... ¡Waa!

Espero que les haya gustado este capítulo y, disculpen el largo pero es necesario y si lo hacía más corto... no sé. 

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