Al día siguiente, Lauren entró a la escuela un poco más relajada, llevaba unos shorts negros y una camisa negra manga larga.
Era lo más cómodo que había encontrado en su armario. Su cabello estaba suelto y entrelazaba su brazo con el de Lucy.
Su amiga le daba fuerza, hablaban con Dinah y Nora sobre salir al cine la próxima semana, eso hasta que el grupito de chicas se colocaron justo frente a ella.
-Hola, a mis raras favoritas-dijo Verónica abriendo los brazos mientras intentaba buscar los ojos de Lucy, ella sólo miraba al suelo.
-¿Qué quieren?-preguntó Dinah, fastidiada.
Lauren miró a Camila brevemente, vestía una falda de mezclilla y una blusa que dejaba ver su abdomen, junto con unas zapatillas en conjunto. Tan linda que dolía.
Sus ojos se encontraron y Lauren apartó la mirada, sentía aún el agua sucia en su garganta.
-Yo, yo quería hablar con Jauregui-dijo la castaña, capturando la atención de todas.
-Yo no quiero hablar-rebatió Lauren y vio un brillo de tristeza en los ojos marrones, eso la debilitó.
-Pues tienes que, vamos-le dijo tomándola de la muñeca y jalándola fuera del grupo.
Lauren les hizo señas a sus amigas para que no las siguieran, Camila la llevó hasta una esquina junto a los casilleros y comenzó a hablar torpemente, mirándose los pies.
-Ayer... ayer me ignoraste-dijo más como una afirmación, dándole pequeños vistazos.
-Sí, ¿y?-intentó hacerse la indiferente, pero no le salió muy bien.
-Nada, olvídalo-soltó un poco molesta, aunque después comenzó a jugar con sus manos-. Nosotras... bueno, tenemos que terminar el ensayo... y podríamos hacerlo esta tarde, en mi casa.
Lauren abrió los ojos ¿La estaba invitando a su casa? ¿Era un sueño? ¿Debía de tener fiebre? Oh, por Dios, su casa, era su casa y ellas podrían... ¡Para ya, Lauren!
(No, sigue, quiero saber)
-¿T-tu ca-casa?-preguntó como una tonta y Camila la miró como si en verdad lo fuera.
-Si. Mi casa, Lauren-dijo y Lauren se sonrojó.
-Me... me llamaste... ¿me llamaste por mi nombre? -preguntó, abriendo los ojos.
Camila rodó los ojos, aunque sus mejillas estaban ligeramente ruborizadas.
-¿Vas venir o no?-preguntó impaciente, Lauren pareció dudar.
-Yo, bueno... -comenzó a indagar ya que no debía estar cerca de Camila, Austin la mataría, pero en parte, también quería conocer la casa de la castaña.
-Te recuerdo que vale mucha nota-dijo cruzándose de brazos-. No vemos en la salida, te vienes conmigo-zanjó, dándose la vuelta y volviendo con sus amigas.
Lauren no pudo decir nada, tendría que ir y ya.
Durante el resto del día estuvo muy nerviosa, no le dijo nada a sus amigas ya que comenzarían a delirar y a decirle que no fuera.
Lucy le preguntó que sucedía y no tuvo más opción que decirle, pero su amiga no hizo nada más al respecto ya que era una nota muy importante, le advirtió que tuviera cuidado y dándole un fuerte abrazo.
Sus bajas y altas con la chica de ojos miel la tenían mal y Lauren entendía, también le devolvió el abrazo aún con más fuerzas.
En la hora de la salida, intentaba buscar a Camila sin encontrarse a Austin, fue fácil ya que últimamente no se les veía muy juntos (comparado con el año pasado).
Sus amigas se habían ido con Dinah y sintió a alguien tocándole el hombro, dio un brinco y al voltear se encontró con Camila, que la miraba con una ceja alzada.
-¿Nos vamos, fenómeno?-preguntó y sin darle tiempo a responder, fue hasta su auto.
Lauren no sabía que Camila tuviera auto ¿Desde cuándo?
-Yo... ¿Tú tienes auto? -preguntó frente al descapotable plateado, Camila rodó los ojos.
-No ¿Qué crees? Para nada, este es un plátano con ruedas-dijo sarcásticamente mientras subía al asiento del piloto, Lauren torció la cabeza-. Ya, dale, entra.
Lauren prefirió no contradecirla y subió, los asientos estaban forrados en cuero y el vehículo entero olía a vainilla, a Camila.
Arrancaron y salieron del aparcamiento, no hablaron durante toda la trayectoria, aunque Lauren miraba de vez en cuando a Camila, quien fingía estar viendo el camino.
Llegaron a una residencia y estacionaron frente a una casa grande y bonita, era igual a la de Lucy.
Había una camioneta aparcada en el garaje y Camila se quejó, mientras se bajaba.
-Andrea-dijo en voz baja mientras iba a la puerta y Lauren la seguía.
Camila rebuscó entre sus cosas y al encontrar la llave abrió la puerta, dentro el olor a comida invadía el lugar y Lauren se sorprendió al sentirse hambrienta.
-¡Llegué!-gritó, dejando su cartera en el mueble y Lauren notó que la sala era bonita, se escucharon unos pasos corriendo por la escalera.
-¡Kaki!-gritó una pequeña niña castaña, mientras bajaba por los escalones.
Lauren miró con asombro a la niña, era la viva imagen de Camila. Su cabello castaño ondulado en una trencilla, la piel clara, y sus facciones tan dulces como las de un ángel.
Parecía la versión infantil de Camila. Llevaba una falda de color rojo y una camisa blanca, en sus manos sostenía un oso de peluche gris y se abrazó al cuello de su hermana, que se había inclinado hacia ella.
-¡Sofi! ¿Cómo estas, dulzura? -preguntó Camila a la niña con una voz muy suave, Lauren la miraba con adoración.
-Yo estoy muy bien, Kaki-respondió apretando la nariz de su hermana, para luego ver a la ojiverde en la puerta.
No decía nada, la observaba con esos mismos ojos marrones que la volvían loca, aunque había algo diferentes en estos, eran de un color más claro y la analizaban con curiosidad.
Lauren temió por unos segundos que la hubiera asustado, porque la niñita se escondió en el cuello de su hermana y parecía huir de su mirada, eso le dolió a Lauren.
Camila volteó a verla y le sonrió cómo disculpa, Lauren casi deja de respirar, ya que eran pocas las veces en las que Camila Cabello le sonreía.
-Es mi hermanita, Sofía. Ella es muy tímida con las personas desconocidas-explicó cuando la pequeña se soltó y salió corriendo a la cocina, Lauren parpadeó.
-Ah, claro.
-¡Karla!-dijo una voz femenina y de la cocina, con unos guantes de repostera, salió otra chica castaña.
Era mayor que ellas y también debía de ser hermana de Camila por el parecido, su cabello castaño con algunos mechones rubios, la piel bronceada y las mismas cejas delgadas que Camila.
Sonrió a Lauren y después observó con diversión a su hermana, quien se cruzaba de brazos a la defensiva.
-No me llames así ¿No deberías de estar en una reunión? -preguntó, aunque después le sonrío.
-Estaba esperando a que llegaras, para no dejar a Sofi sola-observó a Lauren y la examinó de pies a cabeza, después de un momento sus ojos brillaron y mostraron una señal de reconocimiento -. Lauren, ¿verdad?
Lauren abrió los ojos, con sorpresa. -Si... ¿cómo sabe mi nombre? -preguntó y Andrea por un segundo pareció haberse dado cuenta de su error, su hermana se sonrojó, aunque trató de ocultarlo.
-Camila me mandó un mensaje, diciendo que llegaría con una amiga llamada Lauren-dijo simplemente encogiéndose de hombros y la ojiverde se lo creyó (Ilusa)-. Necesito estar informada sobre las amigas de mi hermana-le dio un guiño.
-Claro, mamá-se burló Camila y observó con reproche cómo su hermana analizaba descaradamente a Lauren-. ¿Se te perdió algo?
-Nada, sólo que no me habían contado que eras tan linda, tienes el cabello hermoso y logras lucir bien sin arreglarte mucho-dijo la mayor, acercándose y después sosteniendo el rostro de Lauren para verlo mejor.
La ojiverde estaba hipnotizada por sus ojos.
Eran de una tonalidad avellana, pero de un color mucho más brillante, lo contrario a las otras dos, igual eran muy bonitos
-Tiene unos ojos preciosos, son de un verde...
-Esmeralda, no estoy segura de que tengan un color definido-dijo la chica y la castaña mayor asintió-. Los tuyos también lo son-confesó y casi de inmediato se sonrojó, tenía mucha vergüenza y más si Camila la estaba viendo.
-Awww, que tierna eres. Quiero adoptarte-dijo abrazándola de improvisto y asfixiándola, ya que el rostro de Lauren estaba hundido en sus pechos, unos muy grandes pechos. (Cuando se nace con suerte)
-¡Andrea, no ves que la estas ahogando!-dijo Camila regañando a su hermana y mirándola con enojo, Andrea le mostró la lengua y abrazó a Lauren, un poco más.
-¿Te estoy molestando, Lauren?-preguntó separándose para mirarla y haciendo un puchero, Lauren negó, no queriendo ser descortés-. ¿Ves, hermanita? No le molesta.
-¡Ya, para!-reclamó la castaña, sujetando a Lauren por el brazo y separándola de ella, tomó la mano de la ojiverde antes de mirar a su hermana con enojo
-Vamos a la sala-dijo jalándola de la mano mientras Andrea se reía, Lauren miraba sus manos entrelazadas aun sin creerse que Camila la había tomado.
Llegaron a la sala, en ella había muebles de dos plazas y de color blanco, alrededor de una gran mesa de cristal y un puf, al frente había una pantalla plana.
Camila hizo a la ojiverde sentarse y no mover ni un pelo.
-Quédate allí, ya vuelvo-le dijo al igual que un amo le diría a un perro y Lauren le hizo caso-¡Andrea, te quiero lejos de la sala! -gritó mientras Lauren escuchaba sus pasos subiendo por la escalera.
-¡Claro!-respondió su hermana y asomó la cabeza por la sala, dándole un guiño a Lauren, antes de irse.
Lauren suspiró, la tarde en casa de Camila sería más interesante de lo que esperaba.