Sky - Finding Love

By TheGirlToKillFor

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TIENES LA MITAD DE NUESTRO PODER Y YO TENGO LA OTRA....... Cuando Sky ve por primera vez a Zed, el chico malo... More

1 Capitulo
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Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8

Capitulo 9

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By TheGirlToKillFor

Esa noche, no conseguía dormir. No era algo extraño teneindo en cuenta lo que había sucedido en la caññe con Zed. Un idiota arrogante, eso es lo qie era. Creía que con solo anunciar que era suya, yo caería en sus brazos. Podría resultarme atractivo pero eso no significaba que me gustaba
Esta frío, corta te y grosero. Sivera tam tonta como para salir con él, me destrozaría en cinco minutos.

Y con respecto a todo ese tema del alma gemela, eso sí que era comoletamente raro.

¿Y qué rayos era un savant?

Me levanté y me puse la bats, damasiado inquieta para permanecer en la cama repitiendo la conversación en mi cabeza una y otra vez. Había tanto que no comprendía perp temía pedir una explicación. Eso de la premonición era lisa y llanamente escalofriante, y casi le creí. Pero yp no quería cambiar de vida solo porque un chico hubiera soañdo que algo podría ocurrirme. ¿Y después qué? Podría decir que solo podía vestirme de amrillo o correría el roesgo de que me atropellara un autobús ¿Acaso iría a la escuela vestida de plátano porque a él se le había ocurrido? No eera más que un ardid para hacerme actuar a su antojo.

¿Y qué era exactamente lo que quería?

De pronto, sentí un cosquilleo en la nuca y tuve la convicción de que no estaba sola. Nerviosa, caminé hasta la ventana y corrí la cortina con cuidado, la mkñúsica de película de terror aullaba en mi cabeza.

-¡Dios! -excalmé, el corazón en la boca, al toparme cara a cara con Zed. Tuve que morderme la lengua literalmente para no gritar. Había trepado al manzano y se encontraba sentado sobre una rama frente a mi habitación.

-¿Qué haced aquí? -susurré después de abrir la ventana violentamente-. Baja y vete de aquí.

-Déjame entraer -pidió mientras se impulsaba sobre la rama.

-¡Detentr y bájate de ese árbol! -contesté asustada, preguntandome si debería llamar a Simon.

-No, no lo llames. Tengo que hablar contigo.

Agité las manos hacia él.

-Márchate. No quiero que estés aquí.

- Ya lo sé -dijo y abandonó la idea de entrar a la fuerza-. Sky, cómo puede ser que desconozcas que eres una savant?

Evalué la idea de cerrar la ventant e interrumpir esa extraña escena de Romeo y Julieta.

-No puedo contestar ya que no entoendo la pregunta.

-Tú me escuchaste cuando te hablé... dentro de tu cabeza. No solo seguiste mi intuición, escuchasre palabreas.

-Yo... yo...

Contéstame.

Me quedé mirándolo fijamente. Lo estaba haciendo de nuevo... Me parecía que se llamaba telepatía. No, no podía ser. Como diría mi psiquiatra, estaba proyectando... eso no estaba sucediendo.

-Todos los savants pueden hacerlo.

-No escucho nada. No sé de que estas habalndo.

-Ya la veo y tengo que saber por qué.

Confundida, la única estrategia que se me ocurrió fue la negación. Tenía que lograr que se bajara del manzano.

-Estoy segura de que todo eso es realmente fascinante pero es tarde y quiero dormir. Así que... humm... buenas noches, Zed. Hablemos de esto en otra ocasción -concluí. Como por ejemplo: nunca.

-Ni siquiera me permitirás que te lo explique? -preguntó cruzándose de brazos.

-Por qué debería hacerlo?

-Porque soy tu alama gemela.

-Deja de decir eso. No te entiendo. No significas nada para mí. Eres grosero, frío, no siquiera te caigo bien y me has criticado cada vez que has podido.

Se metió las manos en los bolsillo.

-Así que eso es lo que piensas de mí?

-Exactamente. Tel vez esto sea... no sé, tu ultimo plan pata humillarme:fingir que me quieres.

-No te gusto nada, no es cierto? -lanzó una risa hueca-. Genial, mi alma gemela no me comprende en los más mínimo.

Crucé los brazos para ocultar el hecho de que estaba temblando.

- Y qué es lo que tengo que comprender? Los idiotas son bastante fáciles de reconocer.

Frustradovante mis constantes desplantes, se movió hacia mí tly retrocedí.

-Lárgate de mi árbol -repetí. Me tamblaba el dedo mientras apuntaba hacia la vereja.

Ante mi sorpresa, en vez de negarse, estudió mi rostro unos instantes.

-Está bien. Pero esto no ha terminado, Sky. Tenemos que hablar.

-Lárgate.

-Me estoy yendo -y diciendo eso, saltó al suelo y desapareció en la noche.

Con un sollozo de alivio, cerré la ventana de un golpe y me derrumbé en la cama. Me cubrí con la manta,me hice un ovillo mientras me preguntaba qué estaba pasando exactamente.

Y qué iba a hacer al respecto.

Esa noche, el sueño regresó. Pero, esta vez, con más detalles. Recordaba el hambre: durante días no había comido prácticamente nada más que papas fritas y chocolate. Cuando me dejaron, me sentía enferma. Tenía las rodillas mugrientas y el pelo apelmazado del lado en que ne echaba a dormir. La boca me dolía, tenía los labios inflamados y con cortes internos. Sentada en el césped al costado de la ruta, sentí un grsn vacío solo ocupado por el miedo: una sensación creciente de pánico en el estómago que solo podía vencer concentrándome en las margaritas. Eran tan blancas, aun en la oscuridad brillaban contra el césped, los pétalos plegados. Me abracé las rodillas y me encerré en mí misma como si fuera una de ellas.

El olor era desagradable: los perros, los gases de los autos y la basura. Y también había una fogata. Odoaba el fuego. El rugido de la autopista era incesante; el tráfico sonaba furioso y acelerado: no podía detenerse por una niñaita perdida.

Esperé. Entonces el sueño cambió. No fue una mujer con un pañuelo en la cabeza quien se me acercó sino Zed. Se inclinó hacia mí y estiró la mano.

-Eres mía -dijo-. Vine a buscarte.

Al despertar, el corazón me latía a toda prisa, justo cuando el sol asomaba detrás de las montañas.

Los próximos días en la escuela fueron una letna tortura. Comparados con las primeras semanas cuando lo veía raramente, ahora me chocaba con Zed en cada esquina. Podía sentir su mirada taciturna mientras atravesaba el comedor o recorría el pasillo. Le rogué a Tina que me llevara en su auto e incluso visitaba a la Sra. Hoffman cuando regresaba de la escuela para no quedarme sola en la casa. Zed me estab convortiendo en una prisionera. Una cosa era desear al Hombre Lobo desde lejos y otra miy distinta descubrir que estaba comoletamente concentrado en mi. El sábado a la mañana, golpearon la puerta muy temprano. Como Simon y Sally tadavía no se habían levantado, fui a abrir, taza de té en mano, suponiendo que se trataba de un envío para el estudio.

Era Zed con un ramo de flores inmenso en la mano. Me lo extendió antes de que pudiera cerrarle la puerta en la cara.

-Empecemos otra vez -estiró la mano-. Hola, soy Zed Benedict. Como te llamas?

Tomé las flores con recelo. Eran azules y violetas, mis colores preferidos.

-Continúa, esta es la parte más fácil. "Me llamo Sky Bright y soy inglesa" -puso un acento tan rídiculo que sentí que parte de mil desconfianza se disolvía bajo el impulso de largarme a reír.

-Yo no hablo así

-Claro que sí. Continúa.

-Hola, me llamo Sky Bright. Soy de Richmond, Inglaterra.

-Ahora dices: "Guau, qué bellas flores. Querrías tomar una taza de té?".

El acento era insoportable. Eché una mirada por encima del hombro preguntándome si Sally o Simon bajarían.

- Están dormidos -Zed hizo un ademán hacia el interior de la casa-. Entonces?

-Bueno, las flores son bellas -quizá debíamos hablar y ahí era mejor que en la escuela. Me corrí para dejarlo pasar-. Café? -no parecía ser de losque tomaban té.

-Si insistes -sonrió con un dejo de nerviosismo no común en él y entró.

-Ven a la cocina -indiqué mientras ponía a calentar agua y buscaba un recipiente para las flores-. Por qué estàs aquí?

-No es obvio? Estuve mal. Quiero pedir perdón.

Coloqué las flores en agua.

-Son un buen comienzo -comenté. En realidad, era la primera vez que alguien me traía flores. Durante el día, me sentía menos nerviosa sabiendo que mis padres estaban cerca. Si tenía necesidad de disculparse, yo podía escucharlo. No parecía difícil. Si Tina se enteraba de que el gran Zed Benedict se había rebajado a humillarse ante una chica, probablemente lo consideraría la gran notica del año.

Zed jugueteó con la cafetera.

-Cómo funciona esto?

Se la quité de las manos y le mostré cuánto café había que colocar.

-Me parece que la cocina no es el lugar donde te siente ls más cómodo.

-Somos una familia de varones -dijo como si eso explicara todo-. Tenemos una cafetera eléctrica que jace un café de filtro muy bueno.

- Y se llama mamá.

-De ninguna manera -señaló riendo-. En casa, a mi mamá la atendemos como a una reina.

Todp estaba saliendo bien. Manteníamos una conversación normal sobre temas normales.

Tomó el tazón y se sentó en la mesa de desayuno.

-Cuéntame algo acerca de ti. Yo tpcp batería y guitarra. Y tu?

-Piano, saxo y guitarra.

-Ves,podemos hablar sin que yo te asuste.

-Sí- le eché una morada de soslayo: me observaba como un oso inclinado sobre un agujero en el hielo listo para atrapar un salmón-. A ti te gusta la música en general o solo el jazz?

-Toda, pero me gusta tener la libertad de improvisar- dio una palmada en un lugar junto a él en el banca. Me senté manteniendo un espacio entre los dos-. Me gusta apartarme de lo que ya esta escrito. Para mí, es como estar en caída libre con las notas como paracaídas.

-A mí también me gusta esa sensación.

-Es música hecha por músicos. No tan directa como otra pero, cuando te metes en ella, la recompensa es maravillosa -y me echó una mirada como pidiéndome que entendiera el otro significado escondido detrás de sus palabras-. Lo que quiero decir es que tienes que estar muy seguro para lanzanrte en un solo improvisado sin quedar como un tonto. Cualquiera puede cometer errores cuando apresura las cosas, cuando entra antes de tiempo.

-Supongo que sí.

-Tú de verdad no sabías.

Dios mío, iba a empezar otra vez con ese tema de las almas gemelas.

-Y no tienes la menor idea de por qué te hice esa advertencia aquel día. Piensas que trataba de asustarte.

-Y no era así? Todo eso de los cuchillos y la sangre.

-No lo dije con esa intención -frotó el pulgar sobre mis nudillos apretados-. Es raro estar sentado contigo. Recibo tantp de ti, como si estuvieras transmitiendo en todas las freciencias.

-¿Y eso que quiere decir? -preguntenté con el ceño fruncido.

Estiró sus piernas largas, que golpearon ligeramente contra las mías.

-Es difícil de explicar. Lamento haber sido grosero contigo.

-¿Grosero? Pensaba que tenías alguna extraña reacción alérgica a las chicas inglesas de formato pequeño.

-¿Eso es lo que eres? -preguntó con la mirada clavada en mí.

-Mmm... sí -observé mis pies-. Sigo esperando ese estirón que Sally viene prometiéndome desde los catorce.

- Tu altura es perfecta. Yo provengo de una familia de secuoyas gigantes: un bonsái es un cambio agradable.

¡Bomsái! Si lo hubiera conocido un poco más, le habría dado un puñetazo en las costillas. Demasiado tímida, lo dejé pasar.

-¿Entonces no me vas a explicar qué problema tenías conmigo?

-Hoy no. Ya arruiné todo una vez, no voy a arriesgarme a hacerlo nuevamemte solo por precipitarme. Esto es demasiado importantr -tomó mi mano y se golpeó en el costado del cuerpo-. Eso... lo merecía.

-Estás loco.

-Sí, así soy yo -afirmó, sin explicar cómo sabía que yo había querido golpearlo.

Me soltó la mano.

-Bueno ya me voy. No quiero tentar la suertr. Fue bueno verte, Sky. Hasta pronto.

No confiaba en ese comportamiento de chico malo reformado, pero estaba claro que Zed seguiría adeleante. El lunes al finalizar la escuela, me esperaba junto al auto de Tina.

-Hola, Tina ¿Cómo estás?

Mi amiga lo miró a éñ y luego a mí con expresión inquisitiva.

-Bien, Zed ¿Y tú?

-Genial. Sky, ¿estás lista para ir a tu casa? -y estiró un casco de motocicleta.

-Tina me va a llevar.

-Estoy seguro de que no le importará que yo lo haga. Quiero estar seguro de que Sky llegue a su casa. ¿Está bien, Tina?

Ella lo miró como si le importara, en particular porqie confiaba en zed tanto como yo.

-Dije que llevaría a Sky.

-¿Por favor? -extendió el casco hacia mí.

Zed Benedict diciendo por favor: eso sí que parecía imposible. Y además estaba prponiéndome concretar una de mis fantasías personales: marcharme de la escuela en la parte de atrás de una moto increíble. Aunque sabía que era un cloché, me pareció fantástico.

-¿Sky? - preguntó Tina, algo preocupada

Pensé que debería alentar semejante humildad.

-Está bien. Gracias, Tina. Iré con Zed - y tomé el casco.

-Si estás segura -agrupó las rastas detrás, un gesto que significaba que estaba incómoda

En realidad, no, pensé.

-Nos vemos mañana.

-Sí -su última mirada me dejó en claro que iba a recibir un exhaustivo interrogatorio sobre lo sucedido después de que ella se marchó.

Zed me condujo hasta su motocicleta. Estábamos atrayendo unas cuantas miradas de asombrovde los chicosvque daban vueltas por ahí.

-Nunca anduve en una de estas antes -admití mientras me subía detrás de él.

-El secreto es sujetarse fuerte.

No podía ver su rostrovpero hubiera jurado que sonreía. Me deslicé hacia adelante y le pasé los brazos alrededor de la cintura, mis piernas rozaban su cadera. Sacó la moto del estacionamiento con cuidado y se dirigió hacia arriba dela colina. Cuando comenzó a acelerar, me aferré con más fuerza. Sentí una leve caricia de su mano sobre la mía en un gesto tranquilizador.

-¿Estás bien ahí atrás?

-Perfecto.

-¿Quieres ir un poco más lejos? Puedo llevarte arriba de la montaña. Todavía queda una media hora de luz.

-Tal vez un viajecito corto.

Pasó delante de la cueva que llevaba a mi casa y siguió por la ruta, que se convirtió en un camino sinuoso. La zona era bastante desierta, había unas pocas cabañaa para cazar y un par de chalets aislados. Se detuvo en un promontorio con una hermosa vista sobre el valle. El sol se estaba poniendo frente a nosotros y bañaba todo de una luz color miel que otorgaba cierta calidez a pesar del frío.

Una vez que estacionó la moto, me ayudó a bajar y dejó que admirarabla vista en soledad durante unos minutos. La escarcha de la noche anterior aún se extendía sobre algunos cuadrados de sombra; las hojas, con bordes blancos, crujían bajo los pies. Podía ver a kilómetros de distancia: las montañas, que había ignorado todo el día, ahora volvían a interrumpir en mis pensamientos recprdándome cuán insignificante era en comparación con ellas.

-Sky, comó pasaste el día de hoy?

Proviniendo de Zed, un oregunta tan común resultó una sorpresa: El Hombre Lobo se convertía en un perrp faldero? Me pareció raro. Era difícil confiar en él cuando actuaba de manera tan normal.

-Bien. Durante la hora del almuerzo, me dediqué a componer.

-Te vi tocando el piano.

- Y no entraste?

-Estoy siendo cuidadoso contigo -respondió sonriendo y alzando las manos-. Muy cuidadoso. Eres una chica brava.

-Yo?

-Piénsalo. Me gritaste en el estacionamiento delante de mis amigos, atajaste mi mejor penal, me echaste de tu manzano... sí, eres aterradora.

-Me gusta cómo suena eso -repuse con una expresión risueña. Súper Sky.

Esbozó una gran sonrisa. ¿Habría adivinado mis pensamientos?

-Pero lo que más me atemoriza es que haya tanto detrás de nuestra relación y tú ni siquiera estés enterada.

-Muy bien, Zed -dije con un suspiro-, intenta explicármelo nuevamemte. Esta vez, te voy a escuchar.

-Supongo que no sabes nada acerca de los savants.

-Sé más de fútbol.

El comentario le resultó muy graciosos.

-Te voy a dar un poco de información como para empezar. Sentémonos un momento -al alzarme para que pudiera acomodarme en un tronco caído, puso sus ojos al mismo nivel que los míos. Era lo más cerca que habíamos esrado desde la balsa y, de pronto, sentí la intensidad de sus ojos recorriendo mis rasgos, como so estuviera acariciando mi piel con los dedos y no con la mirada-. ¿Estás segura de que quieres oír? Porqie si te lo cuento, tengo que pedirte que lo mantengas en secreto por la seguridad del resto de mi familia.

-¿A quién se lo contaría? -mi voz sonó extrañamente agitada.

-No lo sé. Tañ vez a algún periódico sensacionalista como el National Enquirer. A Oprah. A la Corte Suprema -comentó en tono irónico.

-Eh, no, no y definitivamente no -reí mientras enumeraba con los dedos.

-Muy bien -sonrió y apartó un mechón de pelo de mi frente. Parecía estar cargado de un intenso nerviosismo como si estuviera conteniéndose pues temía largar las riendas. Algo inquieta, recorrí a una de mis técnicas usuales distanciamiento, tratando de transformar ese encientro en una de mis historietas fantásticas, pero no pude hacerlo. Él me obligaba a mantenerme muy concentrada en la realidad. Los colores -el pelo, los ojos, la ropa- no eran chillones sino sutiles, chispeantes, con múltiples tonalidades. En mi cabeza, las imágenes se veían en alta definición.

-Con respecto a los savants: soy uno, toda mi familia lo es, pero yo tengo una dosis más fuerte por ser el séptimo hijo. Y mi madre también es séptima hija.

-¿Y eso es peor?

Podía contar cada una de oas pestañas que rodeaban sus ojos espectaculares.

-Sí, existe un efecto multiplicador. Los savants tienen ese don. Es como tener un auto con un cambio extra, hace que vayamos un poco más rápido y más lejos que la gente normal.

-Entiendo.

Acarició suavemente mi rodilla formando círculos, lo cual me calmó.

-Eso quiere decir que podemos habalr telepáticamente entre nosotros. Con personas que no tienen el gen savant, solo sentirían una especie de impulso pero no escucharían la voz. Eso es lo que pensé que sucedería cuando te hablé en el partido de fútbol. Me sorprendí mucho cuando me entendiste... en realidad, quedé alucinado.

-¿Y por qué?

-Porque eso quería decirbque tú también tenía el mismo don. Y ciandp in alma gemelable habla telepáticamente a su pareja, es como cuando se encienden a la vez todas las luces de un edificio. Me entemdistebcomo si fuera Las Vegas.

-Ya veo -comenté. No quería creer nada de eso pero recordé haber oído su boz diciéndome que flotara cuando me caí de la balsa. Pero tenía que ser una coinciedencia: yo no permitiría que fuera otra cosa.

Cuando apoyó su caneza en la mía, hice un movimiento sutil para apartarme pero colocó los dedos en mi nuca sosteniéndome suavemente cerca de èl.

-No, no vez. Todavía no. Hay más.

El calor de su mano se filtró en mi cierpo y relajó la tensión de los músculos del cuello.

-Eso pensé.

-¿Cuándo es tu cumpleaños?

¿Qué importancia tiene eso?

-Mmm... primero de marzo. ¿Por qué?

-Esa fecha no es correcta -afirmó sacudiendo la cabeza.

-Es el día de mi adopción.

-Ah, es por eso -tocó fugazmente con los dedos la curva de mi hombro y luego dejó caer la mano encima de la mía, que yo tenía sobre la falda. Permanecimos en silencio dirante un rato y sentí un sombra... una presencia dentro de mi mente.

-Sí, soh yo -dijo-. Estaba comprobando si funcionaba.

-No -excalmé con expresión de incredulidad-. No, es solo mi imaginación.

Lanzó un largo y doloroso suspiro.

-Estoy comprobando la información. No piedo equivocarme en algo como una alma gemela -se alejó y sentí que su presencia en mi interior se debilitaba y me quedaba sola-. Ahora comprendo. ¿Viniste de un lugar oscuro, no?

¿Qué podía responder?

-¿No sabes quiénes son tis padres biológicos?

-No -el nerviosismo retornó y se retorció espantosamente dentro de mí como gusanos sañiendo de una manzana podrida. Estaba descubriendo demasiado. Dejar que la gente se acerca micho producía sufrimiento: eso tenía que termina.

-Así que nunca supiste que tenías un don.

-Bueno eso es porque no lo tengo. Soy común y corriente. Acá adentro -di unas palmadas en mi cabeza-, no hay cambios extras.

-Tal vez no los descubriste perto están allí. Verás, Sky, cuando nace un savant, su complemento también arriba a algún sitio de la tierra más o menos al mismo timpo. Podría ser en ña cas de a lado o quizá a miles de kilómetros de distancia -entrelazó sus dedos con los míos-. Tu tienes la mitad de nuestros dones y yo tengo la otra. Juntos formamos un todo completo y somos mucho más poderosos.

-Suena tierno -dije poniendo los ojos en blanco-, un hermoso cuento de hadas, pero no puede ser verdad.

-No es tierno. Piensalo: las posibilidades de encontrar a tu otra mitad son mínimas. La.mayoría de nosotros estamos condenados a saber que existe algo mejor perp no podemos hallarlo. Mis padres fueron de los afortunados. Se tienen el uno al otro gracias a un hombre sabio del mismo pueblo de mi padre, que tiene un talento especial para realizar estos descubrimientos. Todavía ninguno de mi hermanos a localizado a su pareja y sifrem por ese motivo. Es.un suplicio saber que todo podría ser mucho mas. Por eso me apresuré. Era un hombre famélico delamte de un banquete.

- Y si nunca hallana a su alma gemela?

-Eso puede provocar desesperación, ira, aceptación. Empeora con el trenscurso de los años. A mí, todavía no había empezado a preocuparme
Soy increíblemente afortunado al poder escapar de toda esa angustia.

Me negué a creer en toda esa tramavque estaba tejiendocy decidí tomar las cosas con ligereza.

-A mí me parece sencillo. No pueden poner en Facebook un servicio para unir almas gemelas o algo por el estilo? Problema resuelto.

En su rostro, se dibujó una sonrisa irónica.

-Como si no se nos hubiera ocurrido. Perp no se trata de tu fecha exacta de nacimiento sino de cuándo fuiste conceboda: eso da múltiples variaciones a partir de los nueve meses. Imagínate cuánta gente en el mundo nació el mismo día que tú o cerca de él. Luego piensa en los bebés prematuros, los que nacen después de la fecha prevista. Tendrías que rastear entre miles de personas. Los Savants son algo inusual: jay aproximadamente solo uno cada diez mil. Y no todos viven en países como los nuestroa con computadoras hogareñas ni hablan el mismo idioma.

- Sí, ya veo - balbuceé. En realidad no entendía demasiado y, además, no pensaba comprar toda esa historia.

Tomó mi mentón entre sus manos con cariño.

-Pero contra tpda posibilidad, yp te descubrí. Quién iba a imaginar que sería en una cancha de fútbol. Sky Bright, de Richmond, Inglaterra.

-Qué sognifica tpdo eso? -pregunté, ya que todo me resultaba muy raro.

-Significa que nosotros nos tenemos el uno al otro. Para toda la vida.

-Es una broma?

Zed movió la cabeza en señal negativa.

-Pero yo solo estaré acá por una año aproximadamente.

- Solo una año?

-Esa es la idea.

-Y después que harás? Regresar a Inglaterra?

Encogí los hombros para demostrar una calma que no sentía.

-No lo sé. Depende de Sally y de Simone. Va a ser duro porqie voy a haber estudiado un año acá y em Onglaterra es totalmente distinto. No quiero empezar todo de nuevo.

-Entonces encontraremos la manera de que te quedes. O te seguiré a Inglaterra.

-En serio? -yo estaba hiperconsiente de que sus dedos estaban de nuevo entrelazados con los míos. Nunca había imaginado cómo sería estar de mano con un chico. Era agradable pero, al mismo tiempo, un poco atemorizante.

-Claro. Esto es serio -me apretó los dedos y me sujetó mejor-. Para que no te escapes.

-Que quieres decir?

Levantó una de mis manos y la metió en el bolsillo de su chaqueta. Con los dedos aún enganchados en los míos, se inclinó a mi lado y ambos contemplamos la vista del valle.

-Al principio, pensé que desconfiarías de mí, jasta que te acostumbraras a mi forma de ser. A mi parte buena, no al idiota.

-Desconfiar?

-El Hombre Lobo, recuerdas? Solo veías mi lado oscuro, eso lo pude percibir en tus penssamientos.

Sabe lo del Hombre Lobo? Me quiero morir, pensé.

- Ni lo sueñes. Además es simpático.

Lancé un gruñido ahogado de humillación.

Rioentre dientes. El maldito estaba disfrutando mi vergüenza.

-Sé que a veces es difícil hablar conmogo... como cuando nos encontramos en el pueblo fantasma. Estoy atravesando... -hizo un gesto de cansancio- un momento duro. Y a veces me siento abrumado. Tengo mucha presión encima.

De acuerdo. Si bien ni iba a aceptar todo el tema del alma gemela, no podía ignorar que tenía una asombrosa habilidad para arrancaf pensamientos de mi cabeza.

-No habrás inventado todo, no? Tú haces algo especial -estaba pensando en la manera en que parecía saber lo que yo diría antes de que lo hiciera.

-Yo hago muchas cosas -afirmó mientras el sol se deslizaba detrás del horizonte. La liz de color miel se fue tiñendo de un dorado más oscuro-. Me gustaría hacer algunas cosas contigo, Sky, si tú quieres. Estuve mal al pretender que reconocieras que eras mi alama gemela: es algo a lo qie tenemos que llegar juntos. Al fina y al cabo, tenemos el resto de nuestras vidas para hacer esto correctamente.

Tragué saliva. Tina me había advertido sobre eso. No había nada más seductor que un chico te dijera que prácticamente fuiste hecha para él. Eso era lo que simpre hacían los tipos malvados de las historias para atraer a las pobrea tontas, verdad? Pero en ese momento no podía pensar en eso: solo podía pensar en Zed, que me miraba con una expresión tan... bueno... ilusionada.

-Que tipo de cosas?

Deslizó suavemente su mano libre por mi brazo y entrelazó los dedos delotro lado.

-Dar una vuelta en moto.

-Acabamks de hacerlo -señalé con una sonrisa tímida.

-Entonces ya podemos tachad ese casillero. Luego podríamos ir al cine en Aspen o arriesgarnos a cenar em Wrickenridge bano la mirada atenta de todos los vecinos.

-Ir al cien me parece bien.

-Conmigo?

-Podría correr el riesgo -contesté bajando la mirada-. Una vez. Pero todavía no me agradas demasiado.

-Comprendido -afirmó solemne pero sus ojos sonreían.

- Y todo ese asunto de las almas gemelas no lo creo. No deja lugar para elegir, es como un matrimonio arreglado desde el cosmos.

-Entonces dejarmemos eso a un lado por el momento -afirmó con una mueca-. Un paso por vez. Sales conmigo?

Que debía decir? Me.gustaba este Zed que me traía flores y pateaba penales fáciles a la recién llegada para evitarle una humillación, pero no había olvidado al Hombre Lobo peligroso e irritable.

-Está bien. Te daré una oportunidad.

Llevó mis dedos a la boca, les dio un beso jugetón y los soltó.

-Entonces tenemos una cita.



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