-No lo sé, pero como lo vea le voy a partir la cara. –Son las últimas palabras de Iván. Todos lo miran. Iván se ha preocupado demasiado en hacerles creer que le caía fatal Julia, que ahora oír eso de su boca, parece increíble. -¿Qué? ¿Es una de los nuestros, no? Estaría así por cualquiera de vosotros. No empecéis a montar el numerito.
-Lo de menos es lo que ha dicho Iván. Hay que saber, porqué está así Julia. –Dice Marcos.
-Pues parece que va para rato. –Dice Iván.
-¿Por qué le haría eso su novio? –Dice Roque.
-¿Y si fueron ellos que la citaron haciéndose pasar por su novio? –Dice Vicky.
-No, el número de teléfono desde el que le mandaron el mensaje es real. Ya lo he comprobado. –Dice Carol.
-Está claro que han ido a por ella por lo que le dijo a su novio. Sino que casualidad. –Dice Roque.
Elsa llega a la habitación preocupada.
-¿Qué ha pasado aquí? Me han dicho los pequeños que han visto a Julia con una herida en la cabeza. ¿Es verdad? –Dice Elsa.
-Sí, bueno. Es que estábamos tomando el fresco y Julia se cayó al suelo y se ha dado con una piedra. –Dice Vicky.
Elsa se acerca a la cama donde está Julia y la mira.
-Pues para haberse dado accidentalmente en la cabeza, parece que se ha dado muy fuerte. –Dice Elsa. –Habrá que llamar a su madre, para que se la lleve o que le vea un médico.
Los chicos no pueden dejar que Julia se marche del colegio. Si estando allí están en peligro, no se quieren imaginar cuando esté fuera.
-No, esto solo es un golpe. Curándole bien, en unos días estará curada. –Dice María, que nota algo raro en Iván.
-Bueno, de momento no voy a llamar a nadie. Pero si mañana no se ha despertado, llamaré al médico. No queremos más líos. –Dice Elsa, marchándose. –Hoy podéis dormir con ella. –Les dice a los chicos.
Los chicos se miran y asienten. Es lo mejor que les puede pasar. Estar todos juntos aquella noche.
-Creo que es la mejor oportunidad para bajar a los pasadizos. –Dice Roque.
-¿Me quieres decir cómo? Alguien se tiene que quedar con Julia. –Dice Vicky.
Todos miran a Iván. Iván que no se da cuenta, tarda en reaccionar.
-¿No me digáis que voy a tener que hacer de chacha de esta? –Dice Iván.
-Sólo será una hora como mucho. Me quedaría yo, pero sabes que me toca vigilar siempre. –Dice Roque.
Los chicos se preparan y se marchan a los pasadizos.
Iván, se sienta en la cama de al lado de Julia para estar más cerca por si se despierta. Intenta leer un libro, pero no se puede concentrar. Le viene a la cabeza todos sus escarceos, que aunque digan que son para evitar el castigo de los profesores, es porque quieren besarse. Pero también, se acuerda de verla tirada en el suelo, sangrando. Se enfada y tira el libro al suelo con toda su furia.
Elsa se tumba en su cama, ahora tiene toda la cama para ella. Piensa en como su vida ha dado un vuelco en apenas unas semanas. De estar casada con el amor de su vida a estar separada pero encima embarazada de otro que no es Héctor. Y ahora encima, se entera de que su madre se supone que no es su madre. Es muy tarde para preguntarle a su padre, pero no puede quedarse quieta.
Busca en la carpeta que le ha dado el doctor, todo lo que le pueda ayudar a entender todo eso. Pero no encuentra nada. Todo es muy extraño.
Julia...
Julia empieza a moverse. Se toca la cabeza y se queja.
-Julia. ¿Cómo estás? –Dice Iván acercándose.
-¿Qué ha pasado? –Dice Julia.
-Te encontré tirada en el suelo con un golpe en la cabeza. Habías quedado con tu novio, el viagraman ese y al parecer la cita se calentó un poco. ¿Qué te hizo?
-Me metió en su coche, como siempre hemos hecho y me empezó a preguntar sobre lo que le dije por teléfono. Yo le dije que era broma, que lo había usado para poder salir de allí, pero él se empezó a poner nervioso y me preguntó que si sabíamos algo sobre un proyecto.
-¿Qué proyecto? –Dice Iván.
-No sé, proyecto Géminis creo que dijo. –Dice confusa.
-Bueno, no te preocupes. Lo importante es que estás bien y lejos de él. –Dice Iván, dándole un beso en la frente.
-Gracias. –Dice Julia.
-¿Qué? Me parece que no te he oído bien. ¿Qué has dicho? –Dice Iván, haciéndola de rabiar.
-Que te den, he dicho que te den. –Dice Julia, acercándose.
-Ahora no nos están viendo los profesores, ¿Por qué te acercas? –Dice Iván.
-Por qué me da la gana. ¿Y tú? No veo que te apartes. –Dice Julia.
-Que si quieres darme un beso, solo tienes que decírmelo. Pero solo me lo puedes dar en la mejilla. Que sino, el enano se enfada. Que lo tienes enamorado. –Dice Iván.
Julia se ríe. No se esperaba esa contestación. Aunque sí había notado que Roque estaba muy pendiente de ella.
-Bueno, pues tendré que darte un beso en la mejilla por hacerme de guardián, ¿No? No hacerlo, sería de mala persona. –Dice Julia, con voz sugerente.
-Sí, yo creo lo mismo.
Iván pone su mejilla, todo parece ir sobre ruedas. Pero cuando se va a acercar más, Julia coge la cara de Iván y le besa. Iván, que no se lo esperaba, no le da tiempo a reaccionar. Al principio, intenta quitarse, fiel a lo que le prometió a su amigo, pero no puede. Esa chica le gusta demasiado.
Mientras los chicos...
-Oye, vámonos. No encontramos nada. Parece que han tapiado la puerta o algo. –Dice Vicky.
-No puede ser. Será que estamos dando vueltas. –Dice Carol.
Marcos está empecinado en encontrar a su madre. Si se han tomado tantas molestias en ocultar que está viva, será por algo.
-Mirad, esto es una habitación, como en la que estuvimos la otra vez. –Dice Roque. –Y parece que ha habido gente hace poco. Está demasiado limpio.
-Hay que encontrar algo. Aquí tiene que haber algo que me lo explique. –Dice Marcos.
Buscan y buscan, pero no parecen encontrar nada. Es casi imposible. Hasta que encuentran un par de negativos con dvds.
-Algo extraño tenerlas aquí guardadas, ¿No? –Dice Roque.
-¿Dónde sino? Aquí solo entran ellos. –Dice Vicky.
-Veamos que es. –Dice Carol. –A lo mejor en estas cintas hay algo que nos diga el porqué de todo esto.
Cogen la cinta y se marchan. Les parece mentira, pero han llegado sanos y salvos a la habitación. Se llevan una sorpresa cuando ven que Julia está despierta.
Una hora antes...
-Bueno, pues tendré que darte un beso en la mejilla por hacerme de guardián, ¿No? No hacerlo, sería de mala persona. –Dice antes de darle un beso.
No sé qué es lo que estoy haciendo, pero lo estoy haciendo. Estoy cansada de hacer como si nada, de tener que inventarme cien mil historias para besarle. Aunque al parecer a él, no parece que le moleste. –Piensa Julia, mientras le besa.
-¿Pero qué hace? ¿Por qué me besa? Tengo que parar esto como sea. Le prometí al enano que no lo haría más. Pero no puedo dejarla de besar. Me gusta demasiado. Como nunca antes había sentido. Parezco repetitivo, pero ésta vez es cierto. Pero luego pienso en la mala leche que me pone y...-Piensa Iván.
-Julia, Julia, para. No podemos hacerle esto a Roque. Es nuestro amigo. Además, a mí me caes mal. No te soporto. –Dice Iván.
Ya...lo entiendo. Lo siento, no debería haberlo hecho. Perdóname. –Dice Julia, limpiándose la cara y volviéndose a sentar bien en la cama. –Será mejor que te cambies de cama, cuando vengan van a pensar que ha pasado algo.
Iván se levanta y cuando se dirige a la otra cama, mira de reojo a Julia. La ve tan indefensa, tan preocupada, ve que lo necesita, que no se lo piensa y vuelve. La besa apasionadamente, siendo ahora Julia la sorprendida.
-Perdóname Roque, porque voy a pecar. –Dice Iván, quintándose la camiseta.
Iván, rozaba mi cuerpo como si lo estuviese examinando. Milímetro a milímetro, acompañaba cada caricia con un beso húmedo. Cada vez más y más, me faltaba la respiración. Deseaba este momento con tantas ganas, que no sabía si lo estaba disfrutando como me hubiese gustado. Yo, quería saborear todo de él, no quería perderme nada, no quería dejar ningún ápice de su cuerpo sin besar. Es tan dulce, parece mentira que se esconda todo eso detrás de esa fachada de duro. –Piensa Julia.
Nunca pensé que podría estar haciéndole esto a Julia. A la chica que llegó a la habitación con dos maletas, que desde el principio se empezó a meter conmigo. A decirme las cosas como eran, a no callarse por quien soy, a ponerme los pies sobre la tierra. Eso me hacía bien. Ella me hacía bien. A pesar de no haberlo hecho nunca con ella, conocía todos mis puntos débiles, sabía dónde tocar y como tocar. Estremecía con cada beso, cada caricia, cada roce que me hacía. Me encantaba.
Esa noche hicimos el amor, suave, con tranquilidad, pero con pasión y desenfreno.
Los dos estábamos tumbados en la cama. Nos daba vergüenza mirarnos. Después de estar tanto tiempo molestándonos en caernos mal y lo único que hacíamos era distanciarnos más.
-Me ha encantado, que lo sepas. –Dice Julia.
-Yo nunca dejo indiferente a ninguna tía. –Dice Iván, mirándola de reojo sonriendo. Mientras se enciende un cigarro.
-O sea que es verdad. Es verdad que después de un buen... hace falta un cigarro. –Dice Julia, sin atreverse a decir la palabra polvo.
-¿Polvo? Dilo. Que no pasa nada. –Dice Iván. -¿No será tu primera vez? –Dice Iván, mirando las sábanas.
-Iván, que no. ¿Te crees que soy virgen?
-No sé, eres tan rara que ya no sé qué pensar de ti.
-De verdad, ni aunque fueses el único tío en la tierra perdería la virginidad contigo. –Dice Julia tirándole un cojín.
-La virginidad no, pero bien que te me has lanzado a mis brazos suplicando cariño y amor. –Dice Iván imitándola.
Julia, muerta de la vergüenza, se viste rápidamente y le ordena a Iván que haga lo mismo. Cuando éste acaba de vestirse, le tira un cojín y justo aparecen sus amigos.
-Vaya, veo que seguís igual. –Dice Marcos.
-Ésta, que parece que ni con los golpes en la cabeza se está quieta. –Dice Iván.
-¿Habéis encontrado algo? –Dice Julia, cambiando de tema.
-Sí, hemos visto unos dvds. –Dice Vicky.
-Pongámoslos. –Dice Carol.
Vicky pone el dvd en su portátil y lo enciende. En la caja hay como doce discos. La mayoría sin importancia. Hasta que encuentran uno con una pegatina que pone "Proyecto Géminis"
-Mirad, aquí pone Proyecto Géminis. –Dice Roque. –Aquí lo único importante será el proyecto final de clase.
-No, mi novio, bueno mi ex, cuando me encerró en el coche me dijo que si sabíamos algo sobre ese proyecto. Debe ser muy importante. –Dice Julia.
-Está claro que esto es lo que estamos buscando. –Dice Carol.
Ponen el video y en él aparece un quirófano. No se oye nada. Solo vídeo.
-No se ve nada. –Dice Iván.
-No, mira. –Dice Vicky. –Esa es...Irene Espí.
-Mi madre. –Dice Marcos.
-¿Qué le hicieron? –Dice Roque.
-Mirad, parece que le están tatuando algo. –Dice Carol.
Marcos mira con detenimiento esa marca y empieza a recordar.
Un año antes...
-Mamá, ¿Cuándo te hiciste eso? –Dice Marcos, mientras se da un chapuzón en la piscina de casa.
-Seguro que se lo hizo una noche de borrachera, porque dice que no se acuerda de habérselo hecho. –Dice su padre.
Ahora...
-Eso lo tenía mi madre tatuado. Se lo vi. –Dice Marcos. –Nunca dijo como se lo hizo. Ella siempre decía que no se acordaba como se lo hizo.
-Seguro que las dormían para hacérselo. –Dice Roque. –Parece que están drogadas.
-¿Por qué iban a tatuarlas? ¿Qué sentido tiene? –Dice Carol.
-Para llevar un control o algo. –Dice Vicky.
-Joder, que eran personas no vacas ni caballos a los que marcar. –Dice Iván.
El dvd acaba y ya no hay más. No encuentran nada nuevo, pero tienen lo suficiente como para acabar con ellos. Lo que sea que pasó hace treinta años, está volviendo a pasar.
Ya es de día, un nuevo día comienza. Elsa tiene claro que no va a dejar otro día sin saber qué pasó con su madre y porqué en los papeles pone que nunca tuvo una hija. La única persona que puede sacarla de dudas es su padre, pero sabe que no le va a contar la verdad. Así que la otra persona que queda es Jacinta
-Jacinta, ¿Puedo hacerte una pregunta? –Dice Elsa.
Sí, claro. –Dice Jacinta.
-Sabes que estoy embarazada y mi madre tuvo un aborto y no quiero que me pasase a mi lo mismo.
-Sí. –Dice Jacinta, escuchando con atención.
-El caso es que mi madre nunca tuvo hijos. Mi padre no me quiere decir la verdad y la única persona que me puede ayudar, eres tú.
-Elsa, yo no puedo decirte nada de eso. No me concierne. –Dice Jacinta.
-Jacinta, de verdad. Lo necesito. –Dice Elsa.
Jacinta parece que sabe algo, pero no le puede decir nada. Se marcha dejando a Elsa en la cocina.
Como nadie le dice la verdad decide buscarla por su cuenta. Aprovecha que Jacinta está en el comedor y se mete a su habitación.
Busca papeles y más papeles, pero no aparece nada importante. Pero encuentra unos que le hacen dudar. Según los mismos, Jacinta dio a luz hace cuarenta y cinco años. Nunca antes lo había dicho. Por lo que sigue buscando. Ve unos papeles que parecen estar pegados con otros. Parece una partida de adopción.
Le cuesta leer el nombre, pero lo pone en la luz y puede distinguirlo. Ve el nombre de su padre, por lo que presta más atención. Al principio, no le da importancia, porque su padre por esos años era el director del orfanato y quizá intermedió, pero sigue leyendo. Se da cuenta de que su padre no está en calidad de director, si no de cliente.
Elsa no puede creer que lo que está leyendo es cierto. ¿Su padre la adoptó? ¿Jacinta es su madre?