Pasión e Ilusión ¡CAMREN!

By DinahJCS

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Camila Cabello ha conseguido llevar por fin una vida llena de orden y control. Después de la muerte de su mar... More

El comienzo
Capitulo 2 "Stronger" Kelly Clarkson.
Capitulo 3 "New Rules"Dua Lipa.
Capitulo 4 ¡Misión Cumplida!
Capítulo 5 "Borro Cassette" Maluma
Capitulo 6 "Chandelier" SIA
Capitulo 7 "Someone Like You" Adele
Capitulo 8 "Perfect" Ed Sheeran
Capitulo 9 "You & I" John Legend.
Capitulo 10 "Dusk Till Dawn" ZAYN ft. Sia
Capitulo 11 "Shake It Off" Taylor Swift
"Look What You Made Me Do" -Taylor Swift.
"I Got You" - Bebe Rexha
"Human" Christina Perri
Capitulo 16 "You're beatiful" James Blunt
Capitulo 17.. "Let It Go" -James Bay
Capitulo 18 "All of me" John Legend
Capitulo 19 "Story of My Life" -One Direction
Capitulo 20 "Love You Like A Love Song" - Selena Gómez
Capitulo 21 "Into You" -Ariana Grande
Capitulo 22 "Let me Love You" -Ne-Yo
Capitulo 23 "I'll Stand by you"
Capitulo 24 "Cold Water" - Major Lazer ft. Justin Bieber & MØ
Capitulo 25 "Stay whit me" -Sam Smith
Capitulo 26 "Can't fight this feeling" - Glee
Capitulo Final "Vuelvo a verte" -Paul Alborán y Malú
Epilogo. "All these Years"- Camila Cabello

"The Heart Wants What It Wants" -Selena Gomez -

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By DinahJCS

Subieron al coche y cuando arrancaron Lauren le dijo:

−En la guantera hay cd's, pon el que quieras.

−¿Yoooooo? −Lo estaba deseando. A ella le encantaba escuchar música mientras conducía−. No puedo decidir nada.

−Sin que sirva de precedente. −Y abrió la puerta de la guantera. Camila empezó a rebuscar y de repente soltó un grito:

−¡El último de Selenaaaa! −Lo tenía cogido con las dos manos y con cara de asombro−. Sofi me lo regaló cuando estuve enferma y lo he escuchado un millón de veces. −Y puso las manos en jarra−. Lauren, tu lado muy femenino te puede jugar una mala pasada, esto podría acabar con tu reputación de chica ruda.

Sonreía mientras conducía, pero no la miraba.

−No te acostumbres, pero si quieres, ponlo.

Ella guardó el resto de cd's y dando un pequeño bote, se colocó en el asiento, insertando el que tenía en las manos en el equipo de música. Buscó la canción número siete y los primeros acordes empezaron a sonar.

Cerró los ojos y apoyó la cabeza en el respaldo, mientras escuchaba aquella melodía que la había acompañado estos últimos días. Inspiró y sus hombros se relajaron.

Cuando Selena Gómez empezó a cantar, abrió los ojos lentamente y le preguntó a Lauren:

−¿Tienes frío?

¿Que si tenía frío? ¿Con ella al lado? ¡Estaba a punto de arder!

−¿Por?

−¿Puedo abrir la ventanilla?

−¡Estamos en noviembre!

Y ella le hizo un mohín con cara de niña buena.

−Adelante. −Se acabó el controlar la situación. Ella mandaba.

Bajó el cristal, apoyó sus brazos en la ventanilla y recostó la cabeza apoyando la barbilla sobre ellos. Cerró los ojos y sonrió. El viento le daba en la cara y su pelo se empezó a agitar. Un golpe en el pecho de Lauren hizo que tuviera que tragar saliva y concentrarse en la carretera mientras por el rabillo del ojo la seguía mirando. La música llenaba el coche y se agarró al volante con la sensación de que así no caería.

Que no caería ante ella. Le parecía la imagen más bonita que había visto en su vida.

Estaba preciosa con la cara entregada al viento y su pelo castaño moviéndose sin control. Durante toda la cena su expresión se había relajado, pero en aquel momento, se iluminaba y brillaba, y eso le encantaba. Cuando el coro empezó a crecer, ella alargó la mano sin abrir los ojos y subió más el volumen. Como si el coche hubiera desaparecido y estuvieran volando escuchaba aquella música, que cada vez crecía en intensidad. Una corriente recorría el cuerpo de Lauren que solo deseaba dejar de conducir, abrazarla y besarla. Hacía unos días que había pensado que la vida seguramente le mostraría lo que estaba sintiendo por ella y ahora veía que el destino había sido generoso con ella. Estaba mirando a esa chica de una manera nueva, que ella nunca había sido capaz de reconocer en nadie. Y cuando la canción llegó a su máximo apogeo, Camila empezó a mover sus labios mientras cantaba en su interior.

"The bed's getting cold and you're not here

The future that we hold is so unclear

But I'm not alive until you call

And I'll bet the odds against it all

Save your advice 'cause I won't hear

You might be right but I don't care

There's a million reasons why I should give you up

But the heart wants what it wants

The heart wants what it wants

The heart wants what it wants

The heart wants what it wants".

(La cama se está enfriando y no estás aquí

El futuro que tenemos es muy poco claro

Pero no estoy vivo hasta que llame

Y apostaría las probabilidades en contra de todo

Guarde su consejo porque no escucharé

Puede que tengas razón, pero no me importa

Hay un millón de razones por las que debería dejarlo

Pero el corazón quiere lo que quiere

El corazón quiere lo que quiere

El corazón quiere lo que quiere

El corazón quiere lo que quiere)

−Alucinante −dijo una vez acabada la canción, mientras volvía a colocarse en su asiento−. ¿Cuál es la que más te gusta a ti?

−No he escuchado ninguna.

−¡¿Qué?! −dijo abriendo los ojos mientras la miraba directamente.

−Me lo regaló mi hermana el día del interrogatorio −dijo sin desviar la mirada de la carretera. Ahora sabía por qué se lo había dado.

Camila se puso a reír.

−Las mujeres somos lo más, queremos poner la letra, la música y darle al play. Ja, ja, ja.

Hasta llegar a la puerta de "Mango's Tropical", Lauren tuvo que hacer un par de respiraciones profundas para evitar convertirse en una estatua a la que habían vaciado por dentro.

Sentía que todo lo anterior ya no le servía. ¿Cómo podría mirar a otra mujer que no fuera a Camila? En aquel momento no sabía ni si podría volver a conducir.

Camila estaba exultante. Se lo estaba pasando genial y todo sucedía tal y como ella necesitaba, cosa que no hubiera imaginado ni en sueños. La cena había sido una locura, hablar con Lauren era muy agradable y aquella canción la tenía subida a un pódium de campeona. Cuando llegó a la entrada de "Mango's Tropical" guiñó un ojo a Gerry mientras se acercaba.

−Migue, no me habías avisado de que hoy venía gente importante, hubiéramos puesto la alfombra roja −dijo mientras la abrazaba y otra vez se dirigió a su compañero−.

Limita la entrada, la pista necesita más espacio. −Ella reía divertida.

−¿Estoy más gorda? −dijo mientras inclinaba su cabeza a un lado.

Él la cogió de las manos y le abrió los brazos. La miró de arriba abajo.

−No, y sabes que nunca me has parecido nada del otro mundo, a pesar de que a mi mujer, siempre le has parecido demasiado guapa para ser mi amiga. −Y ella le volvió a abrazar.

−Gerry te presentó a Lauren.

Se dieron la mano amablemente. Lauren agradecía enormemente el detalle de incluir "mi mujer" y "amiga" en aquella conversación. Le recordaba el día del cumpleaños de Camila, cuando los vio abrazados mientras se despedían.

Dejaron sus abrigos en el guardarropa y entraron en la sala. Cuando estuvieron dentro, Camila le dijo que tenía que ir al baño y ella la esperó en la barra. Lauren no se dio cuenta y Gerry se puso junto a ella. Era bastante más mayor que Camila, pero se conservaba muy bien. Llevaba muchos años trabajando en discotecas y sabía demasiado bien, en qué liga jugaba cada uno. Lauren había jugado en Champions y Gerry lo supo en cuanto la vio, por eso ahora, estaba en guardia.

−¿Qué tomas?

−Vodka con naranja.

Gerry se dirigió al camarero:

−Un vodka con naranja y un gin tonic de Bombay Sapphire, con tres cubitos, sin limón y con dos rodajas de naranja. –Y le hizo un gesto señalándose, por lo que el camarero sabía que eso iba a su cuenta−. Bueno, Lauren... −Y ahora sí la miró a los ojos−, pasadlo bien. Estaré por aquí.

Al minuto, llegó Camila y cogió el gin tonic, le dio un sorbo y dijo:

−Perfecto. −Miró a Lauren−. ¿Gerry ha estado contigo, verdad? Parece mi padre.

Empezó a contarle anécdotas de las chicas y Gerry. Había sido su salvación durante muchas noches complicadas. Un día, cuando salían de "Mango's Tropical", ninguna de las cuatro controlaba ni sus piernas, ni su cabeza, ni ninguna otra parte de su cuerpo. Él las metió a todas en su coche y las llevó a cada una a su casa. A la semana siguiente las cogió, y barra por barra les presentó a todos los camareros diciéndoles que estaba prohibido servirles alcohol en un mes y los chupitos de tequila con canela y naranja, nunca más.

A Lauren, la actitud de Gerry le había tensado un poco, pero saber que había cuidado de ella, le agradó y entendió por qué le miraba de aquella manera. Seguramente ella habría hecho lo mismo.

Seguían hablando, hasta que empezó a sonar "This Is What You Came For".

−¡Uuuuuh! −gritó Camila levantando un brazo−. ¿Te importa si voy a bailar a la pista? Me encanta esta canción.

−En absoluto −contestó ella.

Se dirigía a la pista y por el camino ya empezaba a moverse cada vez más con la música. No sabía cuándo volvería a sentirse tan bien, así que decidió que esa noche iba a darlo todo.

Sorprendida, vio cómo un grupo de chicas de menos de treinta años la miraba y sonreían. Se revisó la ropa por si habían aparecido su pijama y sus zapatillas. Pero después vio que no la miraban a ella, sino que era a alguien a su espalda. Cuando se giró vio la evidencia. Ahí estaba Lauren, bailando.

Lauren y Lucy en la universidad aprendieron algo que les sería de mucha utilidad durante las noches de Madrid. "Si querías mover las caderas en la cama, antes las tenías que mover bien en la pista". Era un terreno que habían aprendido a explotar y en el que habían adquirido un nivel que pocos habían podido igualar. Lauren se movía con clase y sin estridencias.

Camila a pesar de llevar tacones más altos que los de ella, Lauren aún era más alta.

Estaba arrebatadora con aquellos pantalones que eran dignos de estudio en cualquier universidad. Tenía un culo perfecto y aquellos vaqueros ayudaban al espectáculo.

Bailaba segura, movía sus hombros y sus brazos como si marcara el territorio, y la cadera... por Dios aquella cadera... debía ser patrimonio de la humanidad. No, mejor coto privado. Pensó.

Cuando acabó el reconocimiento, Camila empezó a moverse a su lado y pensó "esto va a ser divertido, muuuuy divertido".

Las dos se miraban provocándose, mientras empezaban a sincronizar sus movimientos. Camila empezó a mover los hombros como si tuviera en ellos un cordón invisible que la atraía a ella.

Lauren sin tocarla, tenía los brazos a ambos lados de ella limitando su espacio. La intensidad que cada una ponía en su ritmo iba creciendo, parecía que una fuerza magnética las atraía y ellas se resistían. Lauren levantó sus brazos a la altura de los hombros exhibiéndose; en ese momento, Camila puso con decisión su mano en su cintura y empezó a caminar rodeándole y acariciando su abdomen y su espalda.

Lauren se dejaba tocar y Camila disfrutaba haciéndolo, hasta que después de dos vueltas se quedó frente a ella y esta la cogió con un brazo, la atrajo hasta dejarla pegada a su cuerpo y comenzaron a bailar al mismo ritmo y con la misma intención. Había más morbo, erotismo y pasión en aquella pista que en algunos de los encuentros sexuales que habían tenido cualquiera de las dos con algunas personas. En ocasiones, Camila le arrastraba a ella y en otras, Lauren la dominaba a ella. ¡Era la guerra! Aquella lucha continuaba hasta que de repente, Camila, consciente de la situación, tirando su cabeza hacia atrás empezó a reír a carcajadas divertida por todo aquello y Lauren que se sentía feliz de estar así con ella, la abrazó con fuerza la levantó del suelo y siguió bailando, mientras los pies de ella ya no tocaban el suelo.

Camila se cogió a ella y riendo, bailando y retándose estuvieron durante mucho tiempo en aquella pista que las había acercado.

Habían decidido hacer una pausa y se dirigieron a la barra para tomar algo, que rebajara toda aquella temperatura.

−¡Estarás contenta! −Y dio un sorbo a su copa.

−¿Por? −dijo Lauren sorprendida.

−Por cómo las tenías a todas locas, rodeándote.

−Ja, ja, ja, ja... −Rio, para luego dirigirse a ella−: No sé a qué te refieres.

−No me parece mal, pero se nota que lo tienes estudiado y que juegas a ello.

−¿Cómo?

−Sííííí. Sales a la pista, les haces miraditas con tus ojazos, las sometes con tus espectaculares hombros, mueves un poco tu fantástico culito, te pasas la mano por tu mechón sexy y, ¡hala! todas muertas –dijo, mientras gesticulaba y hacía aspavientos.

−Perdona Camila... −dijo con cara de no entender algo−. Estás intentando darme caña diciendo eso de ojazos, espectaculares hombros, fantástico culito y mechón sexy.

Camila no tenía sangre en las venas, su subconsciente no la había traicionado, la había asesinado.

−No seas tonta, estaba exagerando. Era una broma.

Y ella, que se sentía un pavo real, se acercó a su oído y le dijo:

−¿No estarás celosa, Camila?

−¡¿Yooo?! −Y le empujó tirándola contra la barra mientras reía.

−Pues si es esta tu manera de insultar, la gente debe estar encantada de discutir contigo.

La indignación de Camila crecía. Esta belleza no la iba a acorralar y en ese instante recordó algo que le devolvió la sonrisa.

−Mira guapa...

−Por favor, no me ataques más −dijo con actitud chulesca.

−En la pista hay... −Se giró hacia ella−, dos hombres y más de treinta mujeres. Lo tuyo no tiene mérito. −Y acercándose a ella le susurró−: Cuando una saca el bastón de mando, vosotros acudís como corderitos.

Lauren se reía sabiendo que había herido su orgullo y le seguía el juego divertida.

−Te propongo un juego. –Lauren se apoyó nuevamente en la barra y cruzó los brazos, mientras sonreía esperando la oferta−. En menos de dos minutos tengo a seis hombres y por lo menos el doble de chicas bailando en la pista sin decirles ni una palabra. –Lauren abrió los ojos como platos−.

¿Aceptas?

−Peroooo...

−¿Aceptas?

Y ella le ofreció la mano en señal de que cerraban el trato y aceptó.

−Solo te pido que antes me dejes ir al baño. Cuando salga empieza el tiempo. Lauren no podía creer lo que le estaba proponiendo. Pero Camila estaba llena de energía y se la veía contenta.

−Acepto.

Antes de entrar en el baño se encontró con Gerry al que le dijo algo al oído y este fue a hablar con el DJ Snake. Este era un juego con el que habían pasado muchas noches las cuatro chicas en aquel mismo sitio y lo que desconocía Lauren, es que ella era una maestra jugando.

Gerry se acercó a Lauren y se puso a su lado. Lauren se sentía controlada y decidió zanjar aquella situación.

−Ahora es cuando me dices que Camila es una chica fantástica y que no te gustaría verla sufrir, ¿verdad? −dijo Lauren con tono serio.

−Nooooo −dijo Gerry riendo−. Os he visto juntas y así como la miras, tú ya sabes que es fantástica. −Y poniéndole la mano en el hombro le dijo−: Lo que no sabes es que, la que está en peligro eres tú.

En ese momento cambió la canción y empezaron a sonar unos fuertes tambores. Camila salió del baño y le dirigió una mirada desafiante a Lauren e hizo un gesto con la cabeza, dándole a entender que el juego comenzaba. Aquellos tambores de "Lean On" retumbaban en el local. Lauren miró su reloj y le dio la salida asintiendo sonriente con la cabeza.

Cuando Gerry vio la situación soltó una carcajada y se apoyó en Lauren. Ella se quedó sorprendida por la reacción de su compañero de barra.

−¿Tiempo y número? −dijo Gerry.

−¿Cómo? −preguntó Lauren.

−¿Qué cuántos hombres y mujeres acabarán en la pista y en cuánto tiempo lo hará?

Lauren no daba crédito a la situación y antes de darse cuenta, Camila empezaba a caminar con decisión.

Llegó a un grupo de chicos que estaban hablando, hizo un amago de caer y se apoyó sobre uno de ellos, tocándole suavemente el muslo. Se giró para disculparse, cuando su mano se posó sobre el pecho de otro de ellos. Al retirarse, con el pelo rozó a otra víctima a la que le dedicó una inocente mirada, acercándose discretamente a otro con el que rozó suavemente su mano. Con un gesto como de sorpresa acabó poniendo su mano sobre el brazo del quinto y acabó frente al sexto haciendo una profunda respiración que hizo que su pecho subiera y bajara lentamente. Cuando tuvo la atención del grupo sobre ella, como si de lobos hambrientos se tratara, ella se giró, se mordió el labio inferior y les sonrió. Aprovechando el ritmo de la música, se giró rápidamente haciendo que su pelo negro volara y comenzó a caminar hacia la pista con el mismo paso que cualquier ángel de Victoria Secret.

Ya en la pista se acercó a un grupo de mujeres y comenzó a mover provocativamente las caderas, ella meneaba el culo de manera sensual sin dejar de morderse el labio inferior.

Lauren estaba petrificada ante aquel despliegue de sensualidad y seducción. Gerry a su lado, reía.

−Pero chica, ¿se puede saber qué le has dicho?

Lauren no podía apartar su mirada de Camila y sin casi aliento respondió:

−Que estaba celosa.

Gerry reía mientras veía cómo un grupo de esos hombretones, por los que Camila ya le había preguntado y él le había informado que eran de un equipo local de basket, habían pasado de ser lobos a corderos y caminaban hacia la pista.

Lo que si le sorprendía era como otro grupo de mujeres, por lo menos 10 se acercaban a ella con una mirada lesiva.

Ella empezó a contonearse, de manera sutil pero terriblemente sensual. Se retiraba el pelo de la nuca, movía la cadera balanceándola y se rozaba las mejillas con sus dedos mientras subía sus brazos suavemente.

Mientras bailaba cerró los ojos y notó que alguien la estaba cogiendo de la cintura.

Se giró brusca, para retirar a quien la estaba tocando cuando la victoria llegó a ella. Era Lauren la que la estaba agarrando.

−Has ganado –dijo en tono serio y cortante.

−¿Y? –Le devolvió la mirada muy coqueta.

−¿Y qué? −respondió ella.

−¿Quién está celosa ahora? −Y empezó a reír.

Celosa no, estaba muerta de celos y terriblemente excitada. La acercó a ella y su respiración era profunda y pausada. Pero su cabeza solo repetía "aquí no, aquí no, aquí no la besarás".

−Vamos a tomar algo antes de que tenga que hablar con el club de los seis y ese grupo de chicas.

Ella reía y dejaba que la arrastrara hacia la barra, en la que las esperaba Gerry que sonreía feliz al ver que parte de Camila había vuelto.

Cuando llegaron a la barra, Lauren la miraba con cara de reproche y ella se reía, al ver que ella también había conseguido darle la vuelta a la tortilla.

−Tu madre no estaría muy orgullosa de tu comportamiento, señorita –dijo, mirándola muy seria.

−¿Y quién crees que me ha enseñado? −Y le guiñó un ojo.

Una hora después Camila estaba sentada en un taburete y se notaba cansada. Las emociones y bailes de aquella noche empezaban a pasarle factura, los ojos empezaron a molestarle y cuando se los empezó a frotar, Lauren la cogió del brazo.

−¡A casa!

¡¡¡¿A casa?!!! ¡¡¡¿A qué casaaaa?!!!

Cogieron sus chaquetas y cuando llegaron a la puerta se despidieron de Gerry.

−Lauren, encantado de conocerte y ya sabes. ¡Cuídate! −le dijo, cómplice.

−Igualmente.

−Camila, dale un beso a Sofía.

−Está descansando, el lunes y el martes tiene un congreso en el hotel Palace. Así que este fin de semana será buena.

Cuando entraron en el coche a Camila le temblaba todo. Le había desaparecido el cansancio, el sueño y el picor de los ojos, que ahora estaban abiertos como platos. ¡A casa! ¡A casa! No era capaz de pensar en otra cosa. No sabía qué iba a pasar. No tenía ni idea de lo que pensaba proponerle Lauren y mucho menos cómo reaccionaría ella. Era demasiada incertidumbre.

Estaba bien con Lauren. Bueno, bien era poco. No es que ella no se hubiera planteado durante aquella noche que podía pasar algo más que solo una cena y unos bailes, pero no sabía cómo se sentiría en aquella situación. La atracción que habían sentido cuando se abrazaban, predecía que en cualquier momento podían sentir la necesidad de entregarse a caprichos que el cuerpo y la mente tenía claro que deseaban. Pero ella no actuaba de esa manera. A pesar de todos aquellos juegos de provocación a los que jugaba con sus amigas, se quedaban en eso, en juegos de pista pero en nada más.

Además aquella situación había llegado sin que ella se hubiera planteado si estaba preparada para un paso así.

Lauren controlaba a Camila por el rabillo del ojo y vio que estaba tensa y más callada de lo que aquella noche le había demostrado que era. Tenía claro lo que quería hacer.

Lo que sentía por aquella mujer era nuevo, pero sabía que era importante.

Camila analizaba todos los movimientos del coche, para ver hacia dónde se dirigían. Ella no sabía dónde vivía Lauren y a pesar de que se acercaban a su casa, no sabía si podía haber algún cambio de rumbo en el último momento.

Su sorpresa vino cuando vio que Lauren aparcaba frente a su casa. No le sorprendía el hecho de que la llevara allí, sino su sentimiento de decepción. ¿Estaría en el fondo deseando dar un paso más con ella? Lauren abrió la puerta del coche, salió rápidamente y abrió la puerta de Camila. ¿Sería que después de aquella noche, ella había descubierto que no merecía la pena intentar algo con Camila? Le inquietaba haber visto señales que ella identificaba como acercamiento y que por parte de Lauren no significaran nada.

Llegaron a la puerta y Camila sacó sus llaves del bolso.

En ese momento pensó, ¿no querrá que la invite a subir estando Sofía y mis hijos arriba? Navegaba inmersa en un ir y venir de pensamientos que hacían que no pudiera mirar a Lauren cuando esta comenzó a hablar:

−No ha estado mal, ¿verdad? −Mientras apoyaba su hombro en el umbral de la puerta.

−Ha sido genial, Lauren−dijo mientras suspiraba, pensando en cómo se había desarrollado todo−. Muchas gracias.

−¿Valdría la pena volver a ir en pijama al cole?

Ella sonrió y con cara de indecisión dijo:

−Mmm quizás.

Y las dos rieron. Lauren se acercó a ella, le puso una mano en la cintura mientras le decía:

−Tenemos que repetirlo.

Le dio un beso en la mejilla y se dio media vuelta en dirección al coche.

"¿Quééééé?" –pensó Camila– "¿Ni un beso ni nadaaaa?" Y se giró rápidamente para que no pudiera ver su cara de sorpresa. Intentaba abrir aquella puerta, pero parecía ser que el presidente de la comunidad aquella noche había decidido cambiar la cerradura y era incapaz de abrir. Cuando de repente notó que alguien estaba pegada a su espalda y se giró.

Lauren la sujetó por la cintura y sin dejar de mirarla bajó su cabeza llevando sus labios sobre los de Camila y empezó a besarla. Ella se aferró a su cuello y le devolvió con besos toda aquella intensidad que Lauren le daba. Camila se deshacía en la boca de ella, le cogía del pelo y la atraía con la intención de que no se pudiera perder entre ellas nada de lo que estaba sintiendo. Lauren recorría su espalda mientras sus bocas se acercaban y se separaban. La saboreaba mientras con su lengua rozaba la de ella. La besaba con necesidad, buscando sus labios y apretándolos contra los suyos. Después, simplemente los posaba delicadamente como si quisiera disfrutar solo de su respiración. Camila respondía a todo lo que ella le requería y también le mostraba sin pudor su deseo. Lauren metió sus dedos entre el pelo de Camila, la separó de ella y apoyó sus frentes, mientras respiraba casi con dificultad.

−Por favor mete esa llave en la puerta y vete a tu casa.

Pero la miró y volvió a besarla. No eran besos solo cargados de pasión, sino que sentía la necesidad de hacerlo, ya que si no lo hacía se ahogaría. Ella, que estaba aprisionada contra la puerta y de puntillas, la abrazaba sin que su cabeza procesara ningún tipo de información. Solo quería estar con Lauren, sentir sus besos y sus caricias. Se abandonaba a aquel oleaje de pasión que se entregaban. Con un golpe seco Lauren puso sus manos contra el cristal de la puerta y se acercó más a ella pegando su cuerpo completamente. Acercaba su cadera a la de ella y Camila se movía mientras tenía sus manos cogiéndole la cara.

De repente se separó de ella dando un golpe con sus manos en la puerta.

−Entra en tu casa, ¡ya!

Lauren le miro a los ojos y se giró y comenzó a caminar hacia el coche.

Lauren luchaba contra todo para no poseer a la mujer que deseaba de una forma casi irracional, pero sería ella la que decidiera el momento. Mientras se alejaba oyó que Camila reía divertida. Se la notaba feliz y recordó a su madre cuando le decía "tu felicidad es la mía".

Camila entró en su casa sin hacer ruido, fue al dormitorio de sus hijos para verles un momento mientras dormían y antes de ir a su habitación, se dirigió al salón. Cerró la puerta y se sentó junto al equipo de música, cogió el cd de Selena Gómez y apretó el número 7. Cuando empezó a sonar la canción, se tumbó en el suelo recordando todo lo que en aquella noche había pasado. Se sentía feliz, contenta, relajada y pensar en Lauren hizo que cerrara los ojos para dejar que fuera su cabeza, la que le llevara hasta ella.

Lauren iba en su coche, las ventanas estaban abiertas y el aire frío se mezclaba con las notas de aquella canción, que sonó muchas veces esa noche, mientras conducía sin rumbo. Quería que todo lo que pudiera tener de aquella mujer cerca, no cesara.

Esa noche había encontrado respuestas. Sabía que ya nunca estaría bien si no era a su lado. Apretaba sus labios intentando rescatar el sabor de los de ella. Recordaba cuando hablaba con Lucy sobre Sofía y se preguntaba en lo que se merecería Camila y qué haría. Pero las preguntas habían desaparecido. Ahora sabía que estaba enamorada de ella y sería la habitante de todos los rincones de su mente y su corazón. Todo. Esa era la respuesta. Camila lo tendría todo de ella.

Eso le hizo feliz mientras sonaba a todo volumen la que sería su canción, la de ellas y que en ese momento, Camila estaba escuchando tumbada en el suelo del salón pensando en ella.

.

.

.

-Hope&Dreams!    

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