Al día siguiente de la muerte de Cayetano, todos fueron a su entierro. Era lo mínimo que podían hacer por su amigo. Iván, estaba desolado, si hubiese estado con él, quizá ahora mismo no estaría muerto.
Todos se dirigen hacia el colegio cabizbajos, hay clase, pero Héctor les concede el día libre para reponerse.
-Aún no puedo creerme que hayamos enterrado a Cayetano. –Dice Marcos.
-¿Por qué a él? Yo estaba allí, debería de haberle acompañado. –Dice Roque.
-No podemos seguir culpándonos así...-Dice Vicky. –Quizá si alguno de nosotros hubiese estado allí, hubiésemos acabado igual...
-Si hubiésemos parado cuando tuvimos que hacerlo, ahora todo esto no habría pasado. Todo esto es culpa nuestra, nosotros hemos matado a Cayetano. –Dice Iván.
-Las fotos, ¿Iván, le hiciste fotos a los cuerpos, no? –Dice Carol.
-Sí, las tengo en mi móvil.
-La única forma de que esto se acabe es mandándolas a la policía. –Dice Carol.
-¡Claro! Metámoslas en dvd's y las enviamos. –Dice Vicky.
Los chicos corren hacia el aula de música y cogen todos los cds que encuentran. Cuantos más cds más oportunidad hay de que se envíen.
Vicky, como es la única que entiende de todo eso, es la que se encarga de hacerlo. Mientras tanto, Carol decide hablar con Iván.
-Iván, siento mucho lo de Vicky y tú. No quería meter la pata. –Dice.
-Pues ya viste que la metiste. Y dos veces, porque el día de antes te besaste con Marcos.
-Lo sé y está muy mal. ¿Me perdonas?
-Claro. –Dice Iván, mirándola a los ojos. Los dos se abrazan y Marcos no puede dejar de sentir celos por ellos.
Cuando todo está listo, bajan al hall a esperar al cartero. Cuando lo ven aparecer, le dan los cd deprisa, para que nadie del colegio les pille.
-¡Lo hemos conseguido! –Dice Marcos.
Después de quince días...
Los chicos están en la habitación preparándose para ir a clase. Con el paso de los días, parece que todo se está calmando.
Marcos, está buscando como loco su polo de gimnasia, pero no lo encuentra por ningún sitio.
Las chicas como todos los días entran en la habitación de ellos para esperarlos y bajar todos juntos. Cuando de pronto, empiezan a sonar todos sus móviles a la vez.
-Joder, ¿Por qué nos suena el móvil a todos a la vez? –Dice Iván.
Cuando miran el mensaje, no pueden creérselo.
-¿Qué quiere decir este mensaje? –Dice Carolina.
-Pues que las fotos no han llegado a ningún sitio. Sino que las tienen ellos. –Dice Vicky.
-¡Joder! ¿Cómo harán para enterarse de todo lo que tenemos? –Dice Marcos.
Jacinta aparece por el pasillo y les avisa de que tienen que ir al comedor a desayunar o sino van a llegar tarde.
Elsa, lleva unos días un poco extraña. Tiene mareos y un poco de náuseas.
-¿Qué? ¿No te apetece desayunar? –Dice Pedro.
-No, llevo varios días sin mucho apetito, seguro que estoy incubando algo. –Dice para no levantar sospechas.
-Sí, a mi hijo, ¿No? ¿Cómo lo vamos a llamar? ¿Héctor?
-Yo no estoy embarazada, y mucho menos de ti. No tengo tan mal gusto.
-Pues bien que aquella noche no te importó.
-Estaba borracha.
-¿Quién estaba borracha? –Dice Héctor apareciendo por sorpresa.
-Nadie, una chica que ayer bebió demasiado y Jacinta tuvo que estar con ella toda la noche.
-Cada vez entiendo menos a estos chicos. –Dice Héctor sin sospechar nada.
Pedro está disfrutando de todo ello. Sabe que Elsa no va a decir nada de lo que pasó aquella noche y él tampoco.
Jacinta aparece con un sobre y acompañada de la policía.
-Héctor, este agente trae las pruebas de la autopsia de Cayetano. –Dice la gobernanta.
-¿Por qué las trae aquí? ¿Eso no debería de quedárselo la familia? –Dice Héctor.
-Creo que lo que sale aquí tienen que verlo. –Dice el agente.
Héctor y Elsa, se levantan de la mesa, bajo la atenta mirada de todo el colegio y se dirige hacia el despacho.
-Según las pruebas, el muchacho se suicidó. Consumió un tarro de pastillas.
-Pero eso no puede ser.
-En su chaqueta había esta carta. Cito textualmente:" Sé que para ti he sido siempre poca cosa, pero ahora que estás con Iván, espero que te haga muy feliz. Siempre te he querido, Vicky. Ahora, ya no os molestaré nunca más. Fdo: Cayetano."
Dos semanas antes...
Narra Cayetano: estoy meándome como un crío pequeño, y aunque dé un poco de miedo, tengo que hacerlo. Por miedo de que alguien nos pille haciendo botellón por nuestra cuenta, me voy un poco más hacia el bosque. Total, no creo que haya nadie, todos están entretenidos en la fiesta. Por fin, encuentro un árbol para hacerlo sin que nadie me pille. Parece que oigo como pasos pero no les doy importancia, será el aire que mueve las ramas. Cuando de pronto, alguien se planta delante de mí.
-¿Qué? ¿No te aguantabas más? –Dice.
-Uf, que susto, Jacques. Pensaba que eras un asesino o algo. –Dijo Cayetano.
-Soy el padre de tu mejor amigo. Para mí eres como un hijo. Antes he visto a Iván y te estaba buscando. Me ha pedido que vaya a avisarte y te lleve con él.
Aunque sabía que algo raro estaba pasando, pensé que el padre de mi mejor amigo no podría hacerme nada malo. Me llevó a un sitio muy extraño, a penas lo había visto en mi vida. Cuando entramos en ese lugar, no había nadie, nada más que él y yo, ningún rastro de Iván. Me empecé a poner nervioso y fue entonces cuando me di cuenta de que algo no iba a salir bien.
-Bueno, me temo que Iván va a tardar bastante en llegar. –Dice Noiret. –Pero siempre podemos ir empezando nosotros. Toma, bebe un poco, seguro que tienes sed. Te noto un poco nervioso.
-No, ahora mismo no tengo sed. –Dijo con miedo.
-Dime, ¿Qué tal se os está dando eso de jugar a los detectives? Os estáis metiendo donde no os llaman, ¿Lo sabéis, verdad? ¿No os pareció poco la paliza que le dimos a vuestra amiga?
-De verdad que ya no estamos investigando, de verdad. –Dijo aterrado.
-Escribe. Sé que para ti he sido siempre poca cosa, pero ahora que estás con Iván, espero que te haga muy feliz. Siempre te he querido, Vicky. Ahora, ya no os molestaré nunca más. Fdo: Cayetano."
En ese momento, supe que no iba a salir con vida de allí. Tuve que beberme aquello que me pusieron o sino iban a matar a los demás. Yo pensaba que no me iban a hacer nada, por eso lo hice.
Héctor no puede creer que un niño de dieciséis años se haya suicidado por amor.
-Esto no puede ser. ¿Cómo lo va a hacer por Vicky?
-Aunque parezca imposible, es algo normal entre los adolescentes. Solamente quería avisaros. Hemos hablado con los padres de Cayetano y no van a abrir nada legal, no quieren seguir sufriendo. Así que mi trabajo con ustedes, ya ha acabado.
El agente se marcha y decide llamar a Vicky e Iván a su despacho. Los llama por megafonía.
-Iván y Victoria, acudan rápidamente al despacho del director.
-¿Qué pasa ahora? –Dice Roque.
Los dos se levantan y se dirigen hacia el despacho. Llaman a la puerta y Elsa les abre.
-¿Nos llamabas? –Dice Iván.
-¿Qué clase de broma es esta? –Dice Héctor, enseñándoles la carta.
-Nosotros no sabíamos nada de esto, Héctor. De verdad, tienes que creernos. Éramos sus amigos. –Dice Iván.
-Esa carta no la escribió él. –Dice Vicky, sabiendo que han sido los malos.
-Sí es de él. Hemos comprobado la letra y coincide con la de vuestro amigo. –Dice Elsa, enseñándoles una redacción suya.
-Un momento, ¿Nos estáis echando la culpa de que se mató por estar enamorado de Vicky? Ni siquiera estamos juntos.
-Eso es verdad. Iván y yo hace semanas que no estamos juntos. –Dice Vicky.
-La verdad, es que no vamos a entrar en detalles si estáis o no juntos. Pero lo que acaba de pasar es algo muy importante. Vamos a inspeccionar vuestras habitaciones a ver si así podemos entender esta atrocidad.
Los muchachos se marchan del despacho y llegan al comedor, donde sus amigos los están esperando.
-¿Qué pasa? ¿Qué os han dicho? –Dice Carolina.
-Según las pruebas, Cayetano se suicidó con un bote de pastillas y le encontraron una carta escrita por él. –Dice Iván.
-En ella ponía que estaba enamorado de mí y que nos dejaba vía libre a los dos. –Dice Vicky.
-Van a inspeccionar nuestras habitaciones para averiguar algo más sobre lo que pasó aquella noche. –Dice Iván.
-Pero eso no puede ser. Cayetano no se suicidó, lo mataron. Hay que contarlo como sea. Está claro que quien quiera que sea, están dispuestos a hacer lo que sea. –Dice Roque.
-¿Y si encuentran algo? –Dice Vicky.
-¿El qué? Nosotros no le hemos hecho nada. –Dice Marcos.
-¿Y? Sabemos de lo que son capaces.
Mientras tanto en la sala de profesores...
-¿Cuándo me ibas a contar que estas embarazada? –Le dice Héctor a Elsa.
-¿Cómo?
-No te hagas la tonta. Llevas días con mareos y vomitas todas las mañanas. ¿No crees que es algo extraño?
-No quería asustarte. Todavía es muy pronto. He llamado al doctor para que venga a hacerme algunas pruebas. Si quieres podemos estar juntos cuando venga.
-Elsa, eres mi mujer y la futura madre de mi hijo. Voy a estar a tu lado.
Elsa, estaba feliz por aquellas palabras, pero sabía que se lo decía por pena. Él hacía mucho que no la quería, a quién quería de verdad era a María.
El doctor le hizo toda clase de pruebas.
-En un par de días les haré llegar los resultados. –Dice el doctor.
Héctor sale un momento de la habitación, porque ha recibido una llamada.
-¿Sí?
-Hola, ¿Héctor de la Vega? Soy el dentista Palomino. ¿Se acuerda de mi?
-Claro, fue hace unos días a su consulta. Tengo una caries que lleva días doliéndome pero no estaba.
-Bueno, pues le he dado cita para ésta misma tarde, ¿qué le parece?
-Me parece estupendo. –Dice Héctor.
-Doctor, en esas pruebas saldrá quién es el padre. ¿No?
-Elsa, mi paciente eres tú. Sólo te daré a ti las pruebas. Te llamaré por teléfono y te lo diré a ti. Con un poco de suerte, ésta misma tarde tendré las pruebas y te lo comunicaré.
Elsa se queda tranquila, sabiendo que sólo ella lo va a poder saber.
Cuando Héctor regresa, el doctor ya se ha marchado y Elsa ya está vestida. Por lo que deciden empezar.
-Ya estoy lista. ¿Estás preparado?
-Sí. –Dice Héctor.
Los dos se marchan hacia las habitaciones de Vicky e Iván. Los chicos están dentro y cuando los ven aparecer, se quedan boquiabiertos.
-¿En serio vais a registrarnos? –Le dice Marcos a Héctor.
-Es necesario. Un amigo vuestro se ha suicidado. Es mi obligación.
-Dejaros de compasión y dilemas y apartar. –Dice Elsa.
Elsa abre el armario de Iván y entre los calcetines encuentra una pequeña bolsa de pastillas. Tienen el mismo nombre que las que había usado Cayetano. Héctor, que ve aquello, corre hacia la habitación de Vicky y busca por todos los cajones. También encuentra las mismas pastillas.
-¿O sea que no sabíais nada, no? –Dice Elsa. –Pues ya me diréis que hacíais los dos con botes de pastillas, y que casualidad que sean las mismas que usó "vuestro" amigo, ¿No?
Marcos, que no se cree que su amigo pueda tener las pastillas en su armario, abre su armario para asegurarse, mira por todo el armario y ve que él también tiene las mismas pastillas.
-¿Qué tienes ahí, Marcos? –Dice Elsa, apartándolo.
Héctor aparece con un bote más, de Carol.
-¿Alguien me puede explicar por qué tenéis pastillas? ¿Quién os las consiguen? –Dice Elsa.
-Eso es lo de menos. ¿De verdad? –Héctor no puede dejar de mirar a Marcos.
-Eso no es nuestro. Alguien nos las ha metido. –Dice Marcos en defensa propia.
-¿Y a vuestro amigo? ¿También se las metieron? –Dice Elsa.
Elsa, ha llamado al consejo escolar para poner al día de todo lo que ha sucedido.
-Lo que ha pasado hoy en este colegio no tiene nombre. En mi nombre y en el de todos los profesores de este centro, os pedimos disculpas. –Dice Elsa.
-¿Y el director? –Dice una madre.
-Tenía consulta en el dentista y era muy importante. –Dice Elsa.
La reunión se alarga horas. Con suerte, Héctor llega a tiempo. Casi no puede hablar, pero lo intenta.
-Sé que necesitáis un culpable. Y ese soy yo. Aquí estoy, voy a asumir todas las responsabilidades que ello conlleve. –Dice Héctor.
-Queremos que expulses a esos niños. No queremos que nuestros hijos sigan compartiendo clase con unos drogadictos.
-Me temo que eso no lo voy a hacer. No voy a echarlos tan fácilmente. Ellos se quedan. El que se va, soy yo. Y por eso, he decidido presentar mi dimisión, por lo que ahora Elsa Fernández es la nueva directora.
Todos se quedan anonadados, no se esperaban aquella reacción. Y mucho menos Elsa. Su sueño era ser directora, pero no de esa forma. Aunque no dice nada al respecto.
Paula, que está oyendo todo se pone muy triste y se dirige hacia la habitación de su hermano donde están todos reunidos.
-Marcos, Marcos. Ha pasado una cosa muy mala. –Dice Paula.
-A ver, ¿Qué ha pasado ahora? –Dice Marcos.
-Héctor se marcha del colegio, ha dimitido. Y todo porque no os echen a todos.
Los chicos se quedan callados. Héctor es capaz de dimitir para que ellos sigan en ese colegio.
Cuando la reunión ha acabado, Marcos habla con Héctor.
-Héctor, ya me ha contado Paula que dimites. ¿Es por nosotros?
-Sí, es para que no os echen. Mira Marcos, sé que no os drogáis, no sé qué es lo que os está pasando, pero confío en vosotros. Confía tú en mí y cuéntame lo que está pasando. –Dice Héctor.
Marcos tiene muchas ganas de contarle todo, pero no le creería.
-Seguro que alguien nos está jugando una mala pasada. De verdad que no es nada.
Cuando Héctor se dirige hacia el despacho, su móvil empieza a sonar. Cuando lo coge, se da cuenta de que no es el suyo, sino el de Elsa. Ha debido confundirse de teléfono.
-Elsa, soy el doctor. El hijo que estás esperando no es de Héctor.
A Héctor no le da tiempo responder y cuelga. No puede creerse que esté recibiendo esa noticia. Y justo cuando ha dimitido y hace unos días ha enterrado a alumno al que había visto crecer.
Héctor no dice nada, prefiere que Elsa se atreva a contárselo. Entonces, se da cuenta de que ha elegido mal y que a la que quiere de verdad, es a María. Va a buscarla, pero cuando la encuentra, sabe que ha llegado tarde. En la cocina, ve a María besando a Fermín y a juzgar por la estampa son felices.
Amanece un nuevo día...
Elsa está nerviosa, el doctor le dijo que la llamaría para contarle el resultado y aún no le había contado nada.
-¿Por qué estás nerviosa? –Dice Héctor, sabiendo el motivo.
-Nada, el doctor me dijo que me iba a llamar y no me llamó. Quizá ha encontrado algo malo.
-Ah, sí. Llamó ayer y se lo cogí yo. No te preocupes, no es hijo mío. ¿Lo que me pregunto yo es cuando me lo ibas a decir?
-Héctor, no es lo que parece.
-¿Ah, no? ¿Y entonces qué parece? Te pones celosa por María cuando eres tú la que está embarazada de otro. Qué tonto fui al no saber elegir bien.
-Pedro me obligó.
-¿Pedro? ¿Te obligó? No me hagas reír más. Que bastante te has reído de mí. Ahora si me lo permites, me mudo a la habitación de al lado. No quiero volver a tener nada que ver contigo.
Héctor se marcha a la cocina, necesita un vaso de leche y alguien con quien hablar. Busca a Jacinta, es como su madre, pero ella no está, sino María. Él se sienta en la silla y empieza a llorar.
-Héctor, ¿Qué te pasa? –Dice María.
-Elsa está embarazada.
-Pero eso es precioso. Eres papá. No te pongas nervioso, seguro que serás un buenísimo padre.
-Querrás decir Pedro. Pedro será un buenísimo padre. El hijo no es mío. He sido un estúpido. He elegido mal. Tenía que haberme arriesgado y haberme quedado contigo.
-Héctor, claro que no elegiste mal. Pero ahora las cosas están un poco más difícil.
-¿Cómo lo haces? ¿Cómo haces que las cosas importantes parezcan menos difíciles?
-Supongo que será según veamos las cosas. Ahora será mejor que estés solo y te centres en ti y en el colegio.
-Ahora ni eso me queda. He dimitido. Querían expulsar a Marcos y a Iván, y a los demás. No podía hacer eso.
-¿De verdad que ya no se marchan? –Dice María ilusionada.
-No.
-¿Y tú? ¿Tú te marchas?
-No, María. Yo me quedo de jefe de estudios. Pero conforme están las cosas no sé si voy a ser capaz.
-Héctor, lo importante es el colegio, así que lucha por él. Después todo llegará. No te preocupes. Yo estaré aquí para lo que necesites.
Los chicos deciden bajar a los pasadizos para hacerle otra vez fotos a los cuerpos y así poder recuperarlas de nuevo.
-No creo que se hayan movido. –Dice Iván, en tono gracioso.
-Iván, no hables así. –Dice Carol.
-Era para quitar un poco el hierro al asunto. No me comáis. –Dice Iván, defendiéndose.
-Aquí, aquí es. –Dice Marcos, abriendo la puerta.
-No puede ser. –Dice Roque.
-Los cuerpos no están. –Dice Iván.
-Joder, siempre se nosadelantan. –Dice Carol.