Un te quiero imposible

By BrownIceCream

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¿Qué es la tristeza? ¿Existe realmente el amor? ¿Qué son las emociones? ¿Porque lloran las personas? ... More

1.- Vergüenza

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By BrownIceCream

Todo comenzó con un viaje...
Vivir en Francia no es malo, me gusta mucho el clima lluvioso y cálido de aquí y no es que deteste el frío, me encanta, así como me gusta la lluvia, pero no fue por eso que me mude a Francia, aquí en Francia me dieron mi primer trabajo, y no dude ni un segundo apenas me llamaron, ignorando todas las cosas que me dijeron antes de mudarme.

Llevo un año viviendo en una casa alquilada, una casa que rento... Si, una casa, no un pequeño apartamento. El empleo que tengo logra permitir que pueda vivir cómodamente, y en si, vivo feliz, eso creo.

-Es todo lo que tengo- Gimo un poco en un callejón oscuro donde solo estoy yo, yo y dos ladrones muy groseros que acaban de quitarme mi cartera y para colmo me tienen pegada contra la sucia pared.

-Mientes, dame tu teléfono ahora- Oh, ¿Cómo es que termine en esta situación? Hubo una fiesta en casa de un amigo, y creo que sería muy descortés de mi parte no haber ido. La fiesta fue en su casa, en un lugar algo alejado de donde está mi casa. Todo estuvo muy genial a mi parecer, nada de otro mundo, al menos hasta que me di cuenta de que ya era un poco tarde... Por mi mala suerte ya no quedan autobuses a esta hora y las estaciones del metro se encuentran muy alejadas. Y así fue como tome la mala decisión de caminar en lo que pasaba un taxi cerca.

-Vamos muévete rápido- Las cosas se pusieron muy feas cuando recibí un puñetazo en la cara, caí al suelo y me vi arrastrada en ese callejón. No soy una persona luchadora en sentido físico, no tengo una buena condición física, no voy al gimnasio ni practico deportes. En los 20 años que tengo es la primera vez que estoy envuelta en un asalto hacia mi persona, diablos ¡Es realmente horrible! Mis manos cada vez tiemblan más, tiemblan mucho y no puedo pensar por esto que me invade, y mis movimientos con torpeza solo impacientan y molestan más a estos sujetos ¿Qué se supone que haga?

-¡Hey ustedes!- El callejón no esta tan oscuro, hay un poste de luz afuera, pero a las 2 de la mañana no se encuentra ni un alma en pie por este vecindario o, no había... casi me dan ganas de llorar y reír a la vez cuando veo que alguien más entra en el callejón mientras voltean los ladrones.

-Mierda.

-Agg, no te metas en los negocios de los demás imbécil- Uno de los sujetos corre al recién llegado, y noto que saca algo como una navaja, no alcanzo a ver bien porque no quiero recibir otro golpe. Mi corazón se detiene por unos segundos pero él se las arregla para retorcerle el brazo al sujeto y hacer que suelte la navaja antes de darle un golpe en el estomago rapidamente ¿Estaré salvada? Mi cuerpo cae de rodillas al piso, solo por todo ese alivio que siento.

-¡Cuidado! - Grito. Casi ni reconozco mi voz de lo distorsionada que se encuentra. El hombre que llego se gira justo a tiempo para detener el golpe que iba a su cara. Suspiro, sin dejar de temblar mientras escucho como la pelea sigue unos momentos más, pero ahora ya no preocupa, pues logré notar que las cosas están bajo control.

-¿Estás bien?- La voz suena seria, y cuando alzo la vista, solo puedo observar aquella silueta extendiéndome la mano para ayudarme a levantarme.

- Si... Gracias- ¿Ah?... Esta persona es... ¡Muy alta! Casi que siento que me encojo cuando estoy frente a él, tenia un rostro serio y una mirada penetrante.

-¿Es tuyo?- Puedo ver que me acerca mi cartera, pero yo no puedo dejar de verle... Y no con mucho agradecimiento que digamos. Aún muero de miedo de todo aquello que sucedía, pero esta persona no me tranquiliza tanto ¿Y sí salí de un mal lío para meterme en uno peor? Quizás esta persona sea un asesino en lugar de un ladrón -Oye...- Levanta su mano, y yo solo puedo pegar un grito.

-¡No me hagas daño!- Grito, cerrando los ojos y cubriéndome la cara para no recibir otro golpe. Esto es malo, muy malo ¿Qué hice de malo para estar en esta situación?

-No voy a...- ¡Al diablo todo, no puedo quedarme de brazos cruzados, me largo! No voy a quedarme más tiempo. Solo puedo alcanzar a quitarle mi cartera y salir corriendo a la calle. Ohh, maldición, debería comenzar a hacer un poco de ejercicio de vez en cuando, no he corrido ni dos calles y ya no puedo respirar. Sería una verdadera vergüenza que me atraparan solo porque no puedo correr bien ¿Me estará siguiendo? Diablos, espero que no. Cuando llego a la avenida, me doy vuelta, no hay nadie.

-Ah, que alivio- Digo en voz suave, respirando por la boca y sujetándome el estomago, pues un dolor muy agudo se me presenta... De esos dolores que pegan cuando uno no corre como se debe, pero vamos, uno nunca corre como se debe cuando corre de alguien o huyendo de una situación. Aún con la respiración muy agitada, sudando y con miedo, camino un poco más para despejarme la mente y alejarme de la calle en la que acabo de salir, además, debo parar un taxi.

Después de varios intentos al fin uno se detiene, y cuando le doy la dirección de mi casa, por fin siento que puedo respirar tranquila. Sería el colmo que ahora el conductor quisiera secuestrarme, una burla más de aquella mala noche que he pasado. Oh bueno, tampoco fue tan mala, solo los últimos 10 minutos si que han sido malos... Por las dudas saco mi teléfono, que milagrosamente ha quedado a salvo, para enviarle un mensaje a un amigo y decirle que voy en un taxi e incluso le mando el número del auto, no quisiera pensar mal pero realmente es inevitable.

Pero no pasa nada, el taxi no toma ninguna dirección distinta, todo regularmente normal, no sube a nadie más. El regreso a casa debió ser así desde el comienzo, jamás caminare sola de noche, para la próxima siempre llamare un taxi para que me recoja en el lugar. Agradezco al conductor muy amablemente y casi que estaba corriendo a encerrarme a mi casa. Quizás deba comprar un auto, y tomar lecciones de manejo, pienso mientras cierro con llave y me voy a mi cuarto, donde después de tomar un baño con agua tibia y ponerme ropa limpia, al fin mi cuerpo se rinde y quedo dormida en lo que me recuesto en la almohada.

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Mi nombre es Avril Rost, y después del intento de robo de anoche, decidí tener más cuidado y comprar un auto después de tomar clases de manejo. Actualmente trabajo como maestra de una escuela en un colegio privado de una bonita zona de Francia. Me gusta mucho mi trabajo, por supuesto que la paga deja mucho que desear, pero... Es suficiente para poder mantenerme, pagar la renta y pagar uno que otro lujo de vez en cuando; desde que vine a dar clases al colegio sigo una tranquila rutina: Me levanto a las 6 de la mañana, desayuno y luego tengo que tomar un autobús con media hora de anticipación para así preparar el salón de clases. Mi grupo actualmente es un grupo de segundo año, no tengo preferencia por algún grado en particular, pero me encantan los grados de primero y segundo.

-Avril, ¿Cómo te fue en la fiesta?- Me pregunta Clayton, uno de mis amigos y colegas del trabajo, que apenas me ve pasando por la sala de profesores sale para alcanzarme.

-Ah, mejor no hablemos de eso, no fue una buena idea hacer una fiesta entre semana.

-Ciertamente no lo fue, pero al menos tienes la suerte de tener un grupo de segundo, los de quinto no son muy ordenados.

-No te confíes mucho, además, si dabas clases el día siguiente no deberías beber nada de alcohol.

-Una fiesta no es fiesta si no bebes, pero bueno... ¿Por qué tan temprano?.

-Eso debería preguntarte yo, siempre llego temprano a arreglar las cosas y así tener todo listo a la hora de clases. Nosotros hoy comenzaremos con las multiplicaciones.

-Ah, yo tengo que encargarme de recibir al nuevo profesor de matemáticas.

- Oh, menos mal que consiguieron a alguien. Los niños no pueden estar sin recibir esas clases que son de demasiada importancia y menos si son de grados avanzados.

-Si, si... Como sea, iré a esperar al nuevo profesor o la directora se enojara conmigo, de nuevo.

-Claro, nos vemos luego- Clayton se da la vuelta, dándome unas palmaditas en la espalda. La escuela realmente me gusta, no he tenido problemas con nadie aquí. Los otros profesores son muy amables conmigo y nos llevamos bien, salimos de vez en cuando y cuando hay un cumpleaños se organiza una fiesta sin importar el día que sea. Eso no me agrada tanto pero ya lo hacían aquí cuando llegue y ¿Quien soy yo para evitarlo, para romper tradiciones?

Enseñar es todo lo que me gusta hacer y soy muy optimista cuando se habla de mi futuro. Mi familia tiene una agencia de transportes internacional, bueno, realmente esta la maneja mi padre, pero quiere que sea mi futuro negocio. Claro que no me complace, pero cuando opte para estudiar educación, mi familia pego un grito en el cielo, literalmente,  nadie lo creía cierto, pero yo imagino que ninguno cree que me pueda mantener por mi misma.

Mis estudiantes están comenzando a llegar, así que no puedo distraerme tanto, como podrán notar, me tomo demasiado en serio dar clases, me alegro mucho que lo que mi familia tenia planeado para mi no fue cumplido, pues sería realmente incomodo regresar a casa después de todo aquel drama que hubo, ahora mismo, no visito tanto a mi familia. En mi familia solo estamos mis dos hermanos y mis padres. Yo soy la menor, algo así como la oveja negra de la familia.

Y ni siquiera eso hace que pierda mi optimismo, o al menos eso pensaba...

A la hora libre del recreo o receso como solía llamarlo siempre voy a la sala de profesores para ponerme a charlar un poco y almorzar... Y hoy no me toca guardia así que me dirijo hacia mi lugar favorito, otro día normal en la escuela.

-Avril, ¿Ya has conocido al nuevo profesor?

-Ah ¿Al de matemáticas de secundaria? No, Clayton lo menciono, dijo que vendría hoy pero no salgo del salón hasta el receso.

-Oh claro. Lo siento, es que es tan... -hay un golpe y Miriam, la maestra de ciencias en secundaria se queda callada. En realidad no me interesa lo que suceda con el nuevo docente, al final solo es una persona más en este lugar, y no es que piense meterme en problemas con él o algo así. El lugar donde suelo sentarme normalmente es un sofá, da la espalda a la puerta así que no se quien llega pero por la reacción de Miriam, se que quizás sea el nuevo profesor. Algunos saludos hacen que mis sospechas sean ciertas pero sería demasiado descortés voltear solo así... Seré un poco discreta y fingiré, si, eso haré... Aunque en realidad no me guste mucho.

-Oh... - La exclamación escapa en un tono bajo de mi boca y no es para menos ¡¿En serio él es el nuevo profesor de matemáticas?!...

Ay no, ay noo, ¡Es el mismo tipo del callejón! El que me salvo, y del que luego huí.

- ¿Avril estas bien?

- Emm, sí. ¿Por qué no habría de estarlo? - Rio nerviosamente, ah, no puede ser. ¿Entonces no era otro ladrón, otro delincuente? Mi risa hace que voltee a verme y yo me giro rápidamente, completamente avergonzada ¿Por qué hice eso anoche? A pesar de que estaba todo oscuro recuerdo muy bien su rostro. Un rostro delgado y una expresión completamente seria. Justo ahora no dio muestra alguna de reconocerme ¿Quizás no me vio bien anoche?

Oh por favor, que no me haya visto bien, que no me reconozca ni me recuerde.

Él no se acerca a la cafetera, estoy muy aliviada. Si no me dijo nada, ni cambio su expresión, es muy posible que no me viera. Anoche estaba muy oscuro, y él había peleado con dos tipos mas, quizás la agitada de anoche hace que no me recuerde. De reojo le miro, estaba sentado a un extremo de la sala, leyendo un periódico con atención, es demasiado alto... ¿Por qué existen personas tan altas? ¿No pueden conformarse con la altura promedio? Su cabello oscuro tiene un corte igual de serio que él. Vestido con una camisa de botones blanca, pantalón oscuro y unos zapatos demasiado formales, sin olvidar la corbata, parece más un director de una oficina que un maestro.
¿Matemáticas? Eh, no lo creo.

-Oh Avril, ¿Ya conociste al nuevo?

-No... A lo mejor será para la próxima - Digo justo cuando el timbre suena. Casi salia corriendo del salón. Últimamente solo puedo huir, que vergüenza. Por suerte para mi, los estudiantes de secundaria están en otra parte del edificio, no tengo motivo para ir allá ni el tendrá para venir aquí

Esta situación es demasiado vergonzosa, ¿Debería preguntar? ¿Debo disculparme? ¿Agradecerle? ¿Que debería hacer?

- Profesora ¿Por qué esta haciendo caras raras?

-Ammm, por nada. Sigan con el trabajo - Respondo luego de aclararme la garganta. No tiene ningún caso preocuparme por todo esto ahora. Solo tengo que concentrarme en mis estudiantes y todo estará bien.

Cuando el timbre suena, me entretengo hablando con algunos padres y representantes de lo estudiantes unos minutos antes de ir a firmar mi salida.. Es rápido. 

- ¿Avril?

-¿Ahh? Ah, hola... - Suspiro aliviada al ver otras maestras de cuarto grado llegar a la sala de profesores.

-¿Te vas a casa?

-Si...

- Igualmente, hasta mañana - Que tonta... Los maestros de secundaria salen más tarde, los horarios no son los mismos y yo montándome todo ese numerito, ese circo. Ya, como sea me voy.

No puedo creer que me estoy portando como si hubiera hecho algo malo, ¡Yo no hice nada malo! Anoche estaba en medio de un robo, rayos, es normal que estuviera asustada, y no le hice nada ¡Ni siquiera lo golpee! No tengo porque sentirme culpable. Mis propios pensamientos me dan valor, y me dirijo normalmente a la salida. Nada pasa en el camino, y no puedo evitar suspirar de tranquilidad cuando estoy afuera.

No pienso hablar de esto más, si él no me recuerda, todo terminará ahí y ya, no tengo porque estresarme. 

Mi rutina continúa cuando salgo de clases, como siempre luego que salgo, me dirijo caminando a un centro comercial a varias calles lejos de la escuela, donde compro lo que comeré. No es que no sepa cocinar, pero son casi las dos de la tarde y con el tiempo que me toma volver a casa, no tendré tiempo para hacerme de comer. Después de comprar algo en el mismo local de siempre, voy a la parada de autobús y me dirijo a casa.

Tengo una vida tranquila siempre y cuando no salga de mi rutina. Lo he comprobado un par de ocasiones. Después de comer, lo que hago es preparar la clase del día siguiente y luego tengo la tarde para hacer lo que me plazca, y justo en la tarde lo que quiero es salir a caminar un poco.

Mientras camino por uno de los parques cercanos a mi casa, logro verlo, a él, al nuevo maestro de la escuela, que casualmente es la misma persona que me ayudo anoche y del cual salí huyendo sin darle las gracias. ¿En serio tengo tanta mala suerte hoy? Mejor daré la vuelta, no quiero hablarle aún, además tiene compañía, y si llega a mencionar algo sería muy vergonzoso. 

Todo va bien en los días siguientes, y aunque paso poco tiempo en la sala de profesores, nada parece alterar mi vida de ninguna manera. Y así de rápido llega el viernes.

- Asegúrense de copiar bien las tareas. - Un solo sonido "Sí" se escucha en el aula momentos antes de sonar el timbre. Me encanta como esos pequeños son tan tranquilos cuando se lo proponen. - Y el lunes haremos actividad al aire libre, no lo olviden. - El timbre suena y como siempre, se arma un alboroto cuando los niños se ponen a guardar sus cosas y van rápido para salir corriendo. Algunas madres revisan que las tareas estén bien escritas mientras otras ni se preocupan por las mismas.

Luego que el último padre se marcha y al ver que no se me olvida nada, cierro el aula.

- Por fin viernes ¿No?

-No deberías decirlo con ese tono Clayton. - Lo regaño mientras habla con un tono muy alegre.

-Vamos no seas tan seria.

-El próximo año tomare sexto grado y si no están bien preparados voy a acusarte.

- ¡No lo harías! - Le sonrío maliciosamente antes de firmar e irme de la sala de profesores rápidamente -¡Avril!. - Suelto una risa mientras me dirijo a la calle.

¿Qué debería pedir hoy para la comida? Tengo que hacer varias cosas en casa... ¿Llame a mi familia la semana pasada? Bueno, no creo que a ello les importe. A lo que voy, primero a la comida. El lugar nunca cambia el menú, siempre es el mismo, y ya comí todo, pero la verdad no pediré del otro local.

-¿Disculpa...?

-¿Sí? Oh... -Cielos... Como ya hice mi pedido, una de las comidas que más me gustan aquí, y como siempre, paso el rato mientras me la sirven mirando el celular y olvido todo lo que sucede a mi alrededor.

-Eres la misma ¿No?. - Ahhh no no no... ¿Podré irme? Podría salir corriendo a un lado, pero no, no correré esta vez.

-¿Ah?.- Pero que tonta, no se me ocurrió nada más, es obvio que me estaba hablando... Actuar normalmente, actuar normalmente. 

- Ah.. Si. - ¿Qué le digo? Rayos, me quede sin palabras. Es muy alto, ya no había notado. Estos días con los que paso no había notado bien su cara, tiene unos ojos rasgados color oscuro, seguro esta molesto ¿Será por lo de la otra noche? ¿Por qué otro motivo estaría tan serio?

-¿Vienes seguido aquí?

-Sí... - Demonios ¿Qué esta pasando? No pareciera que quiera decirme nada más. No puedo decir mas porque mi pedido sale en este momento. Tengo que arreglar esto, él me recuerda y lo único que debo hacer ahora es disculparme. Me quedare esperando a que salga para hablar con él. No espero mucho, pues unos momentos después sale con una bolsa igual a la mía. -Oye...

-Ah ¿Sí?

-Uh, se que trabajas en la misma escuela que yo... Soy Avril... y, bueno; lo siento, la otra noche no te di las gracias y fui muy grosera cuando me fui.- Digo tomando aire antes de soltar todo.

- Ah, era eso. ¿Por qué lo dices hasta ahora? Solo hice lo que cualquiera habría hecho en esa situación.- Me dice sin cambiar la expresión, su voz es muy profunda sin emoción alguna.

-Bueno, yo quería disculparme.

-No es necesario- Me dice luego de darse la vuelta, dejándome perpleja y sin saber que demonios estaba pasando.

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