En unos ojos que destellan miel me refleje.
Y en los mismos que destellan poder me doblegue.
En unas manos ásperas me entregue, porque sabía que sin ellas mi vida podía ir al revés.
Entonces aquí estoy, bailando los acordes de una guitarra. Curvando mis labios en sonrisas. Mirándole a él con anhelo.
Ahora la mitad de la semana se vuelve emocionante. Dos corazones se detienen ante un vistazo. De él, de mí.
Y pobre de mí porque colores estallan cuando allí está y sé en la inconciencia que fue destino y no casualidad.
Por eso aquí estoy, bailando los acordes de una guitarra. Curvando mis labios en sonrisas. Mirándole a él agradecida.
Porque lo tengo y me tiene. Por ser quien es. Por mirarme con ojos de miel.