Cuando estoy decidido a irme su voz me detiene.
-No te vayas, ven, déjame acariciarte, no te hare daño- se agacha hasta quedar a mi altura. Hay una distancia de 3 metros que nos separan.
Y me acerco, deseo tenerla junto a mí.
Como un lobo no le hare daño, está bien, ella estará bien, mi corazón estará bien.
Cuando ya estoy lo suficientemente cerca de ella estira la mano para acariciar mi pelaje y yo por inercia bajo mis orejas dejándola hacer lo que quiera conmigo.
Ronroneo de placer.
Que bien se siente su calor.
Más, necesito más.
Sin darme cuenta me lanzo sobre ella y comienzo a lamerla entera.
Ella ríe.
Por fin después de 3 años la hago reír.
Su risa inunda el lugar, haciendo que este tome vida.
-Ya Jaspers detente- dice entre risas y es ahí cuando todo se vuelve rojo.
¿Jaspers? ¿Dijo mi nombre?
La miro atónito, no puedo creer que me reconociera aun estando como lobo y ¿aun así me llamo? ¿Igual me quiso cerca? ¿Por qué?
Nos quedamos mirando; yo con pánico y ella con una sonrisa pero desaparece lentamente al transcurrir los minutos.
-Oh lo siento, no pensé que ese nombre te afectara tanto, pero no sé cómo llamarte y pensé que eras el lobo de la otra vez ¿lo eres verdad? Me refiero al que me salvo- comienza a ponerse nerviosa- ósea no sé qué hago hablándole a un animal, ni siquiera sé si me entiendes- me mira otra vez y me hace cariño- lo siento por llamarte así, quizás ese nombre te trae malos recuerdos, lo siento, pero al verte me recuerdas tanto a Él- sus caricias se vuelven más delicadas y su mirada comienza a tornarse triste.
Trato de consolarla lamiéndole la cara y acercándome más a ella. No quiero que mi recuerdo le duela.
-Lo extraño tanto, es increíble cómo me llego a gustar en tan poco tiempo, pero fue lo mejor alejarme ¿verdad? Con el tiempo lo dejare de querer o eso espero- corre una lagrima por su mejilla y todo en mi interior se desmorona- quizás las cosas hubieran salido diferentes si no le hubiera dicho que me gustan las mujeres, pero quién hubiera pensado que lo volvería a ver y me enamoraría de él.- me abraza fuertemente y comienza a sollozar- no debo estar con él, me puede dañar y menos al hacerte algo tan atroz a ti- mi pelaje se comienza a mojar por sus lágrimas pero yo no puedo salir de mi trance.
Ella dijo que estaba enamorada de mi ¿lo sigue? Si, ella dijo que quiere olvidarme ¿me mintió todo este tiempo de que le gustaban las mujeres? ¿Por qué? ¿no le gustaba? ¿Cuándo le comencé a gustar?
Mi pecho se hincha de felicidad y es que ¡mi mate me quiere!
Sin esperar a más me vuelvo a transformar en humano y la acorralo con mi cuerpo contra en suelo quedando acostada bajo mío.
Sus ojos me miran anonadados, llenos de asombro.
-Repite lo que acabas de decir-. Le exijo sin tratar de ocultar mis ansias por volver a escucharla decir que le gusto.
-Pero qué mier...
-Respóndeme.- la acorralo más a mi sintiendo como mi cuerpo desnudo se pega al suyo mandándome descargas eléctricas por cada y una de mis fibras nerviosas.- dime que de verdad te gusto, que lo que dijiste no lo imagine.
-¿Qué mierda eres?- me mira con miedo pero ahora no, no me puede interesar eso ahora.
-NO, respóndeme- cierro los ojos fuertemente y le suplico- por favor necesito saber que...- me acerco mucho más a ella como si eso fuera posible. Siento como su olor se intensifica llenándome de él. Inhalo profundo ese aroma a algodón de azúcar. Gimo- Dios...- sin poderme contener más la beso con fervor, con necesidad. Ella me trata de alejar y gruño- No. No me alejes, te necesito...por favor- y esta vez la vuelvo a besar con los sentimientos a flor de piel.
Cuando me corresponde tímidamente se vuelve mi perdición; la abrazo y la comienzo a acariciar con desesperación, mis manos tiemblan al tocarla, al darme cuenta que su piel se eriza por mi contacto. No podía pedir algo mejor.