Una Caja Musical me Llevo a Ti

By cameelacc

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En una época donde el mundo era gobernado por reyes, nació en una familia noble una hermosa niña llamada Lau... More

Capítulo N° 1
Capítulo N° 2
Capítulo N° 3
Capítulo N° 4
Capítulo N° 5
Capítulo N° 6
Capítulo N° 7
Capítulo N° 8
Capítulo N° 9
Capítulo Nº 10
Capítulo Nº 11
Capítulo Nº 12
Capítulo Nº 13
Capítulo Nº 14
Capítulo N° 15
Capítulo N° 16
Capítulo N° 17
Capítulo N° 18
Capítulo N° 19
Capítulo Nº 20
Capítulo N° 21
Capítulo N° 22
Capítulo Final
Capítulo N° 23
Capítulo N° 24
Capítulo N° 25
Capítulo N° 26
Capítulo N° 27
Capítulo Nº 28
Capítulo N° 29
Capítulo N° 30
Capítulo Nº 31
Capítulo N° 32
Capítulo N° 33
Capítulo Nº 35
Capítulo Nº 36
NOTA
Capítulo N° 37
Capítulo N° 38
Capítulo N° 39
Capítulo N° 40
Capítulo N° 41
Capítulo N° 42
NOTA
Capítulo Nº 43
Capítulo N° 44
Capítulo N° 45
Nota
NOTA II
Capítulo Nº 46
Capítulo Nº 47
Capítulo Nº 48
Capítulo N° 49
Capítulo Nº 50
Capítulo Nº 51
Capítulo Nº 52
Capítulo Nº 53
Capítulo Nº 54
Capítulo Final
Gratitude

Capítulo N° 34

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By cameelacc

ajajaja bueno como estoy de buen humor le dejo otro capitulo mas a la señorita que me lee, solo para que vea que soy buena girl

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Lauren se encontraba sentada en el trono elaborado de fino mármol. Ella y Julian se habían quedado así, mientras le acariciaba el cabello y él lloraba silenciosamente sobre su vestido. Después de mucho sollozar, se levantó a duras penas aún con lágrimas en sus ojos; la ojiverde pasó sus manos por su vestido para alisarlo un poco.

Lauren: Si se digna a dejarme hacerlo, me gustaría quedarme, no sólo durante el día, sino también esta noche - Susurró, apenas sacando toda su audacia.

Julian: Por supuesto, mi señorita - Se aclaró la garganta.

Julian: ¡ Guardias! Guardias! - Dos guardias finamente vestidos entraron en la habitación y Julian le hizo un gesto a Lauren - Por favor, informen a los sirvientes, que Lady Lauren se alojará aquí esta noche. Decidles, que hagan los arreglos adecuados, y que debe ser tratada con el máximo cuidado.

 - Los dos guardias se inclinaron y salieron de la habitación para entregar el mensaje.

Lauren se volvió al príncipe, que parecía que iba a llorar otra vez, pero esta vez, se encontró con que su valentía le faltaba y optó por salir de la habitación.

Fueron los recuerdos de Camila lo que le hacían querer golpearse la cabeza contra la pared simplemente para que terminara de salirse de su mente. Era como si el destino, Dios o algo, hubiesen conspirado para que se volvieran a encontrar de nuevo. Todo aquello tenía que suceder en ese momento: el puente inundado, Camila en aquella aldea en particular, ella misma visitando al príncipe ese día en especial, en vez de esperar a que bajara el río y la lluvia pasara.

No notó unos pasos suaves de cierto hombre entrando en la habitación. Él, notó su expresión algo dura y reflexionó si debía intervenir o no. Al final, justo cuando ella parecía estar en trance, ahogada en sus pensamientos; éste, tosió para llamar su atención. El repentino ruido asustó a Lauren, haciendo que se pusiera de pie de manera automática.

Lauren: ...¿Puedo ayudarle? - Preguntó. Mirándole vagamente aunque no podía recordar donde lo había visto, sintiendo que había sido bastante reciente.

- Mis más sinceras disculpas, mi señorita - Él se inclinó - No quise interrumpir nada.

Lauren: En absoluto - respondió automáticamente. Miraba ansiosamente al caballero que estaba ante ella. Era el Joven Alex Lawer. Tan pronto como su mente lúcida se acordó, se dio cuenta lo que debió haberlo traído allí 

Lauren:  El príncipe es está ocupado en este momento - Explicó.

Alex: Ah! - dijo mientras cambiaba constantemente su sombrero de manera nerviosa en sus manos - ¿Tiene alguna idea de cuándo estará disponible?

Lauren: Está cuidando a su padre el día de hoy - respondió - Como comprenderá, no desea ser molestado.

Alex: Desafortunadamente - murmuró - Bueno, pido disculpas una vez más por la molestia, mi señorita. ¿Si no es mucho atrevimiento, podría usted anunciarle al príncipe que he venido a preguntar sobre el título de mi padre? Dígale que voy a regresar mañana a ver si puedo tener una audiencia con él - Se dio la vuelta y dio un paso para salir.

Lauren: Espere - no sabía por qué, pero las palabras se escaparon de su boca - Tal vez... tal vez vaya a volver, podría esperarlo.

Alex: No puedo estar lejos de mi casa por mucho tiempo, todavía hay mucho por hacer, especialmente porque no tengo a mi nombre el título ni las riquezas de mi padre – el joven Lawer respondió - Simplemente no puedo darme el lujo de esperar - dijo para empezar a caminar otra vez hacia la puerta.

Cuando éste avanzaba, Lauren se percató de una flor blanca que el llevaba escondida en su bolsillo. Era el mismo clavel blanco que había visto ayer y que también había visto en otro lugar. Ella los había visto flotando en el aire cuando se encontró con Camila en la carretera y a la chica se le cayó la cesta en el suelo.

Lauren: Señor Lawer...- Llamó. El chico se detuvo otra vez.

Alex: Sí, mi señorita? - Respetuosamente preguntó.

Lauren: No pensé que le gustaran las flores - Y El joven Miró hacia el bolsillo de su abrigo y sacó el clavel blanco.

Alex: Yo no... A mí no, señorita Lauren. Pero me siento tan feliz cada vez que veo uno de estos - Él lo giraba en sus dedos - Una joven muy especial me los vendió. Ella me dijo, que los claveles blancos representan la buena suerte - Lauren no osó en preguntar cuál era el nombre de la joven, pero el destino de alguna manera, estaba jugando con ella, sin duda era Camila.

Lauren:  Ya veo - Ella dijo.

Alex: Alegra mi día cada vez que la visito. Si no estuviera casado, yo estuviera dispuesto a pretenderla, aunque dudo que me hubiera dejado hacerlo. Parece del tipo de mujer, que ha sido despreciada una vez y que no será lo suficientemente tonta como para dejarse herir dos veces. Miraba hacia lo lejos y luego rió avergonzado por el comentario.

Alex: Míreme, aquí balbuceando. Le pido disculpas por haberle hecho perder su tiempo. A veces, un hombre puede perderse a sí mismo en sus pensamientos.

- Lauren apretó los puños cuando lo escuchó hablar de Camila.

¿Una vez despreciada? ¿Cómo se atreve a decir que había sido herida, si ella fue la que la hirió? Tal vez era su culpa, por no haberle dicho todo lo que sentía cuando debía hacerlo.



Becky sabía que algo andaba mal cuando entró en el comedor. Sus padres, sintiendo que podían ayudarla a acelerar cualquier cortejo, idearon una pequeña cena con los nobles de más alto rango. El más importante entre aquellos, era el Duque Bilan, quien al parecer para Alana, insistía en que era lo mejor después del príncipe. Becky se estremeció cuando escuchó que él era el invitado de honor. Su último encuentro no había sido el mejor precisamente, así que; sonrió y asintió con la cabeza como una buena hija.

Vestía adecuadamente para la fiesta, lo que significaba que ella debía captarla atención del Duque, para bien o para mal. Mientras se preparaba para hacer su entrada, podía oír la charla que había en el comedor. Aspiró hondo y empujó la gran puerta para hacer su acto de presencia. Las cabezas se giraron en su dirección, que era algo normal cuando la vieron aparecer, pero en medio de todo, hubo generalmente un pequeño silencio, cuando la chica hacía su recorrido por la habitación. Esta vez, la charla se convirtió casi inaudible y crueles sonrisas punteaban los labios de muchos de los invitados. Becky sabía que algo andaba mal, pero ella no sabía que era. Fijó su vista en el Duque Bilan. Las patillas largas y oscuras enmarcando su quijada fuerte, los anillos que brillaban en su mano izquierda, hacían que Becky quisiera huir pero simplemente no podía, y menos con los ojos de su madre y los de su padre en ella.

Rápidamente se le acercó. Todo el mundo miraba como le sonreía e interrumpió su conversación con otra joven que Becky no reconocía.

Becky: Su alteza, creo que esta es la primera vez que ha visitado la finca de mi padre. ¿Quiere caminar conmigo y familiarizarse con vuestros alrededores? - La chica lanzó una mirada de satisfacción por la habitación, dejándoles saber al resto, que no le importaba nada.

Duque: Creo que la cena está a punto de ser servida - Dijo gesticulándole a los criados para que pusieran la comida sobre la mesa.

Becky frunció el ceño. El Duque Parecía más bien distante, como si no le importara hablar con ella. Sintió una sensación pesada en su estómago.

Becky: No se sienta junto a mí, su alteza? - ofreció.

Duque: Lo siento mucho, señorita Becky, ya les prometí a algunos de mis conocidos nuevos, disfrutar del placer de mi compañía. Pero tal vez podríamos recorrer la finca más tarde? - Él le preguntó de vuelta. La mujer de su lado rió un poco y Becky le dirigió una mirada fulminante.

Habría podido comprarla y hacerla su sirvienta solo para ella y que la sirviera como quería, pensó con dureza. Pero lo que más le preocupaba, era la forma que en la que el Duque estaba actuando. En lugar de promoverlo aún más, decidió retirarse. Su orgullo estaba herido, humillado. Debía hacerle sentir que ella era la chica más hermosa en esa habitación y pronto lo tendría en la palma de su mano.

Todo el mundo se sentó a cenar y Becky dirigió una sospechosa mirada al Duque. Durante la cena, no hizo ningún contacto visual con ella y comió conversando con la señorita que estaba junto a él. Podría enfrentarlo después, tal vez le disculpara otra vez las acciones a ese idiota. Pero cuando se disponía a dirigirle la palabra, el Duque se aclaró su garganta y se puso de pie.

Duque: Si me permite, señor Watson, me gustaría hacer un anuncio por favor. Perdón por interrumpir esta agradable cena.

- El Marqués Watson estaba sorprendido por la repentina interrupción.

Miró hacia Becky quien estaba igualmente aturdida. Su madre le dirigía una mirada como preguntando " Que pasa?" La chica negó con la cabeza ligeramente para hacerles saber que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo el Duque Bilan.

Duque: Desearía anunciar mi compromiso - dijo Bilan. Becky se quedó completamente congelada en su asiento. Seguramente, él pretendía pedir su mano frente a tanta gente.

-¿Compromiso? Su excelencia qué...- El Marqués Watson comenzó hablar poniéndose de pie también, pero Bilan lo ignoró.

Duque: Hoy he encontrado a mi esposa. No creo que pueda soportar ni un momento más el estar sin ella - Miró a Becky que se sentaba atrás de manera sorprendida, sin palabras.

Becky ensimismada en sus pensamientos pensaba ¿Era acaso la forma de atraparla? ¿Anunciar el compromiso con él de una manera que no pudiera negarse? 

Luego de observarla el Duque se dirigió a la mujer que estaba a su lado. La mente de Becky no había registrado lo que estaba haciendo, cuando el Duque tomó la mano de la joven de su lado y la obligó a levantarse.

Duque: La condesa y yo nos casaremos - Todo el mundo aplaudió cortésmente excepto, los anfitriones de la cena.

Becky sintió escurrir toda la sangre en su cara y los aplausos se perdieron en la distancia dentro su cabeza. ¿Cuándo sucedió todo esto? El otro día él había estado demasiado deseoso de tenerla. Y una condesa. ¿Cómo podría soportar casarse con alguien de mucho menor rango que él?

Cayó en cuenta. No sólo había perdido un potencial marido, sino que también había hecho el ridículo delante de todos los invitados, al perseguir al Duque con tanta vehemencia, cuando todos estaban claros y sabían que iba a casarse con la condesa. ¿Cómo se debieron haber reído cuando le preguntó si podía sentarse a su lado?.

- Le ofrezco mis más sinceras felicitaciones - El Marqués no tuvo otra opción que decir algo. Alana sonreía a medias por el anuncio y se había puesto pálida como su hija. 

- Por favor, que traigan el mejor vino - El Marqués hacía todo lo que a su alcance estaba para salvar la cara de frustración que tenía, pero Becky sabía que no podía hacer nada.

No comía mucho y no escuchaba ni el zumbido de los invitados a su alrededor. Miraba al Duque quien besaba la mano de su futura esposa. Podía sentir los ojos de su madre en ella, como reclamándole, que ya a estas alturas había perdido dos potentes posibles pretendientes en un solo día.

Una vez terminada la cena, el Duque se levantó de su asiento y paseaba tranquilamente alrededor donde se encontraba Becky. La chica quería coger un cuchillo y cortarle la sonrisa presumida en ese instante.

Duque: Me prometiste un paseo por la finca, ¿no? - Preguntó bastante fuerte para que los demás invitados pudieran oír y por lo tanto, lo suficientemente alto para que Becky no se negara.

Ella le sonreía a medias. Odiaba las miradas que le daban, especialmente la de la condesa, que casi se reía por la ridiculez de su pareja.

Caminaron por el comedor y el pasillo, pasando por una hilera de pinturas nuevas que estaban siendo colgadas por los sirvientes. Becky odiaba estar junto a él y quería gritarle, pero permaneció sumisa, como una dama. Quería preguntarle porqué estaba tan interesado en ella no hace mucho y de repente, estaba comprometiéndose para casarse con alguien inferior a él. Pero no podía, no podría demostrarle que había sido humillada. Sin embargo el Duque parecía saber exactamente lo que estaba pensando y habló primero.


Duque: Seguramente, pensaste que podrías tener alguna oportunidad conmigo? - Bilan se mofó. - Después de lo que tu pequeño sirviente me hizo en el establo? 

Becky le soltó el brazo y se trasladó hasta la pared opuesta. Sus ojos no mostraban compasión, sólo la necesidad de vengarse.


Becky: Le pido perdón, su majestad. Está loco...

Duque: Loco?? Cómo puede ser? Una persona así debe ser castigada. Agredió a un noble, y eso merece que le corten las manos. Y todavía usted lo defiende. Defender aun campesino, valía la pena más que yo, el Duque? Debo decir que dañó mi orgullo, y pensar que yo la valoré más que nada.

Becky: No, Alteza! - dijo, elevando su voz - No quise que usted manchara sus manos con la muerte de cualquiera en vuestras manos.

Duque: La muerte de un sirviente de cuadra, mancha mis manos como si yo matara a un simple ciervo - Él respondió - Tomé una decisión, así como usted lo hizo ese día - Le dio apenas una mirada de compasión - Y por favor, no siga haciendo el ridículo que ya mucho tiene por esta noche. Es bastante impropio de una dama como usted - Se giró, moviendo su capa en el aire con prepotencia y se marchó de nuevo hacia el comedor.

Becky se apoyó contra la pared, contra atacando las lágrimas de rabia por su verdadera y patética situación. Finalmente volvió su andar hacia el comedor, donde se sentó en un rincón, inmóvil hasta que los invitados partieron.

Su madre y su padre se dirigieron a la cama, aún con una mezcla de pena y decepción. Su padre abrió la boca, tal vez para decir algo para consolarla, pero no le salió nada constructivo.

- Que duermas bien - Dijo en un tono de derrota. Su madre, apenas le dirigió la mirada y siguió a su esposo hacia su recámara.


Becky veía morir las brasas en la chimenea, recordándole su propia situación. Pensaba en que había hecho mal, cómo podría haber perdido tanto al príncipe como al Duque cuando tenía casi a los dos.

AUSTIN!!!...Sí, eso era todo. Austin había arruinado todo. Si él no hubiera existido, nada de esto hubiera sucedido. Si no se hubiera enamorado de ella, él no le hubiera arruinado su vida. Becky se sentía tan indignada. Se levantó y agarró un cuchillo de la mesa donde se había realizado la cena hace algunas horas. Salió afuera, decidiendo si tomaría el carruaje, pero no quería que nadie supiera dónde se había ido. Caminaba por la carretera, siendo iluminada con lo que apenas mostraba la luna. Eso era suficiente para poder ver por dónde iba. Llevaría a cabo su revancha esa misma noche.




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