—Fueron compañeros por más de ocho años —añadió Kathleen—. Era muy buena persona. Sigue siendo, supongo.
—¿Era amante de papá?
—¡¿Qué?! ¡No! ¡Claro que no! Nuestro padre no hubiera hecho eso.
—Maureen, no soy un niño. Quiero saber.
—¡Basta de esto! —pidió Kathleen queriendo ser la voz de la razón. No era correcto que hablaran sobre la vida amorosa de su padre—. Ellos nunca tuvieron nada y si ahora lo tienen no es nuestro problema.
—Pero...
—Pero nada, Eli, Kathleen tiene razón —intervino Maureen, no era correcto lo que pensaban, su padre nunca hubiera engañado a su madre y Olivia nunca hubiera aceptado ser la amante de un hombre casado y con cuatro hijos—. Vamos a dejar este tema. Papá es un hombre soltero y tiene derecho de involucrarse con quien le parezca...
—¿Incluyendo a Olivia? ¿Aunque fueran amantes y hubieran engañado a nuestra madre hace años? —inquirió Elizabeth, todos contemplaban esa idea.
—No es nuestro asunto.
—El de mamá seguro que sí —agregó Richard serio—, pero es cierto, no es nuestro problema. Aunque espero que no fuera así porque a nuestros padres les costó mucho el llevarse bien después de la separación y si mamá se entera pues le declarará la guerra.... lo sabemos.
Todos se quedaron en silencio, decidieron no seguir ahondando en el tema y prometieron no hablar de ello para no crear más confusiones en su familia. Minutos después se acostaron a dormir pero sin que en sus pensamientos siguieran dándole vuelta a la idea de su padre y su antigua compañera de trabajo juntos.
El domingo Olivia se despertó muy temprano para ir a correr a Central Park, volvía a sentir que se estaba ahogando en casa. La noche anterior no había dormido mucho, seguía pensando en la mirada de Maureen sobre su hija o el abrazo que Elliot le había dado a esta. Todo el tiempo se la había pasado contemplando el sueño de Emma. La atormentaba pensar en que algún día se podrían enterar de la verdad y la odiarían, los dos.
Emma estaba muy cansada esa mañana pero aún así decidió acompañar a su madre, como todos los fines de semana que podían, a hacer ejercicio. Llamó a Alex para preguntarle si las acompañaba pero ella se negó, tenía que ir al trabajo a resolver unos asuntos que no podía dejar para el lunes.
—Mamá, ¿podemos parar? —preguntó Emma después de correr un par de minutos. Apoyó sus manos sobre sus rodillas y respiró profundo.
—Te dije que venía sola —rió Liv—. No llevamos ni 5 minutos corriendo. No puedo parar, Emm.
—¡Tiempo fuera! —se sentó en un banco que había cerca—. Aquí te espero.
—Sé que estás cansada cariño pero no hemos corrido nada.
—No me moveré de aquí. Escucharé música. Si me recupero física y emocionalmente por el mal estado en el que estoy con casi 15 años, te alcanzo —la miró fijamente y rió al notar que seguía dando vueltas a su alrededor—. Ve mamá. No hablaré con extraños.
Olivia no podía decidir si parar o no porque en serio necesitaba liberarse de todo y correr le estaba sirviendo. Besó la frente de su hija y se perdió en el camino a los pocos segundos.
Los hijos de Elliot se levantaron temprano ese domingo y prepararon el desayuno. De un momento al otro cambiaron de planes y todos se fueron del departamento de Elliot. Se habían quedado muy inquietos con la conversión que habían tenido la noche anterior. Todos se habían quedado con esa duda en su cabeza. ¿Su padre le fue infiel a su madre con su compañera?
Como los planes de Elliot cambiaron decidió salir a correr. Nunca lo hacía pero sentía que si seguía solo en su departamento alguna de sus puertas volvería a estar inservible, no podía dejar de pensar en Olivia y David Haden almorzando animadamente con sus hijos, como si fueran una familia. Corrió por unos minutos en el parque y le pareció verla.
"Creo que la veo por todos lados. Mi mente no puede centrarse en otra cosa que no sea Olivia Benson." pensó Elliot mientras corría detrás de la mujer que creía era Liv, sin estar seguro si era o no.
En una curva Elliot confirmó que efectivamente era ella. Liv iba distraída, tanto que no se dio cuenta que alguien la seguía. Él la sacó del camino y la pegó contra un árbol, donde no pudieran verlos.
—¡Shhhh! Liv, soy yo. No grites —pidió con una sonrisa cuando ella empezó a forcejear con él.
—¿Por qué demonios me haces esto siempre? Te he dicho mil veces que no me des estos sustos —tomó aire e intentó alejarse—. Déjame espacio para respirar, ¿quieres?
—Lamento haberte asustado.
—¿Y si te golpeaba?
—¿No puedes respirar conmigo cerca? —preguntó con una sonrisa pícara.
—¿Me estás siguiendo? ¿Qué demonios haces aquí? A ti ni siquiera te gusta correr.
—A ti tampoco.
—Eso era antes. Las cosas cambian, Elliot. Sobre todo si pasan quince años —lanzó descargando su rabia en él. La noche la había confundido pero esa mañana estaba segura que lo mejor era tenerlo lejos. Quería tener lejos a todos los Stabler de ella y de su hija.
—¿Por qué estás a la defensiva conmigo? ¿Otra vez vamos a retroceder?
—En primer lugar, tú y yo no habíamos avanzado nada —puso su mano sobre su pecho para alejarlo y al instante se arrepintió, sintió una corriente recorrer su cuerpo al tocarlo—. En segundo lugar, no estoy a la defensiva es que simplemente tú y yo no tenemos nada porqué avanzar. En tercer lugar...
—¿Es por Haden? ¿De dónde lo conoces?
—Bueno, esto es lo que me faltaba —murmuró e intentó seguir corriendo—. Muy desubicado en la vida estás, Stabler. Primero Dodds y ahora David. ¿Mañana quién? ¿Carisi o Fin? Debes dejar de hacerme estas escenas tontas de celos, tú y yo no somos...
Elliot no se controló y se lanzó sobre sus labios para besarla. Pegó su cuerpo mucho más al de ella y tomó una de sus piernas para subirla a su cintura dejándole sentir todo lo que la deseaba. El beso estaba siendo muy apasionado. Separaron sus labios unos segundos para poder recuperar su respiración.
—Sabes que te amo. Estoy loco por ti y sabes perfectamente que quiero que seamos todo —susurró y con sus manos recorrió su rostro.
Emma recuperó fuerzas para seguir corriendo y fue en busca de su madre. Dio varias vueltas caminando ya que no la veía por ningún lado. Resopló y cuando iba a regresar al mismo banco en el que estaba se dio cuenta de dos personas detrás de un árbol, besándose.
"Ah bueno que lindos enamorados. Aunque bastante apasionados para un parque." giró para alejarse pero la curiosidad la pudo y se acercó un poco más. "¿Mi mamá? ¡Oh por Dios! Es ella." se tapó los ojos y después rió. "Ok. Quiero conocer a su enamorado fantasma, debe ser él. Es mi oportunidad para conocerlo."
Se paró a unos pasos de ellos y carraspeó para que se fijaran en ella.
—Emma —susurró Olivia. Alejó a Elliot, le dio una mirada de muerte y respiró profundo.
—No te encontraba. Ahora entiendo por qué —sonrió a su madre y le dio una seria mirada a Elliot—. Buenos días, Sargento, ¿verdad?
—Buenos días, Emma. No, Teniente Elliot Stabler —tomó aire, la mirada de la joven era bastante intimidante. Cualquiera podría perderse en la profundidad de sus ojos azules—. Siento que...
—Hora de irnos —interrumpió Liv sonrojada e intentó irse llevándose a Emma pero la joven no se movía.
—¿Cómo nos vamos a ir? El Teniente me iba a decir algo.
—Emma nos vamos. Adiós Elliot.
—Te invitamos a desayunar —dijo Emma de repente cuando su madre dio dos pasos lejos de él, tirando de su mano—. Supongo que tampoco has desayunado.
"Emma se volvió loca. ¿Cómo pude seguir con el beso sabiendo que mi hija estaba cerca? ¡Qué estúpida!" se reprochó y puso una de sus manos sobre su frente. Miró a Elliot suplicando con la mirada que dijera que no.
—No creo que sea buena idea.
—Claro que no. Cariño, Elliot tiene cosas que hacer.
Emma lo miró fijamente y Elliot sonrió.
"Sus ojos son tan expresivos como los de Olivia y del mismo color que los míos." pensó y la joven tomó su mano. "Si no hubiera regresado con Kathy ella bien hubiera podido ser nuestra hija." suspiró.
—Él no tiene cara de apurado, mamá —tomó la mano de su madre también y sintió algo raro en el estómago pero no prestó atención—. No has corrido mucho por lo visto así que no es de urgencia que vayas a tu casa a cambiarte. Creo yo —se dirigió a Elliot devolviéndole la sonrisa—. Así que lo mejor es ir a nuestro departamento.
Olivia no sabía para donde salir corriendo. Todo se le estaba yendo de las manos, otra vez. Se había prometido que Elliot y su hija no tendrían contacto y ahí estaban, caminando tomados los tres de la mano hacia su departamento como si fuesen una familia. Sintió que no podía contener sus lágrimas y fingió un llamado de su celular para poder quedarse a unos pocos pasos de ellos.
Elliot y Emma iban conversando sobre baloncesto. Él le iba a los Knicks, por supuesto y Emma como creció y vivió en Chicago toda su vida, pues le iba a Chicago Bulls. Discutían divertidos sobre cuál era el mejor equipo de los dos. Parecía como si se conocieran de toda la vida y eso estaba destrozando a Liv de a poco.
"Que distinto hubiera sido todo si no hubiera jugado conmigo mientras se reconciliaba con Kathy. Hubiéramos formado una familia." se dijo y limpió una de sus lágrimas antes de que empezara a llorar sin poder controlarse.
—Voy a tomar una ducha —murmuró Liv apenas llegaron al departamento y se perdió por el pasillo.
—Emma, nos vemos otro día. ¿Ok? —dijo Elliot algo triste por la cara de Olivia. Estaba siendo tan insistente con ella y a ella no parecía agradarle tanto por momentos pero no podía evitar hacer todo lo que hacía sabiendo a la perfección cuáles eran sus sentimientos.
—No, no, no —volvió a tomar su mano—. Ya estamos aquí. No te vayas por favor —le puso un puchero igual a los que le hacía a su madre y su tía—. Me caes muy bien.
Elliot rió.
—¿Esa carita que pones te sirve de mucho, no?
—¿Es un sí? —sonrió de oreja a oreja—. Además te estabas besando con mi madre. Me debes un desayuno al menos.
—No estoy teniendo esta conversación —murmuró sonrojado y soltó el aire que retuvo—. Tú ganas pero yo preparo el desayuno.
—¡Perfecto!
Emma sacó todo lo necesario para ayudarlo a preparar panqueques, huevos revueltos, tocino, tostadas, café y jugo. Se sorprendió un poco al escucharlo decir que iba a hacer los panqueques rellenos de chocolate porque a su madre le fascinaban. Ella sabía que era así pero no tenía idea que se conocieran tanto. Empezaba a creer que era cierto que antes de que su madre viajara a Chicago tuvo una relación con Elliot.
Estaba muy entusiasmada compartiendo tiempo con él. Hablaron de muchos temas y cada vez le agradaba más para su madre. Nunca había podido compartir tanto con un hombre como pareja de su madre ya que nunca había tenido uno antes.
—¿Cómo es que sabes tanto de mi mamá? —preguntó curiosa cuando empezó a hacer los panqueques.
—Haces muchas preguntas —rió—. Nos conocemos desde hace muchos años. Cuéntame de tu competencia de ayer. ¿Qué deporte practicas? —cambió astutamente de tema.
—Gimnasia artística. Lo practico desde los 7 años más o menos —contestó y sonrió.
—¿Cuántos años tienes?
—Cumpliré 15 años.
"¿Va a cumplir 15 años? Supongo que Liv conoció a alguien apenas llegó a Chicago." suspiró y bajó la mirada. "Tomé la peor decisión. Debí quedarme con ella. Debí hacerle entender que no la había engañado con Kathy." pensó y continuó preparando todo en silencio.
—¿Eres amigo de mi tía?
—Sí.
—Y novio de mi mamá.
—Tengo que ir al baño —dijo después de pensar la respuesta y no saber qué responder—. ¿Preparas lo que falta mientras regreso? —preguntó y ella asintió—. Bien. ¿Dónde queda el baño?
Emma soltó una carcajada y le explicó dónde quedaba el baño.
Elliot caminaba muy lento por el pasillo del departamento de Oliva, iba preguntándose qué era realmente de ella. ¿Su novio? ¿La persona que ama? ¿Su futuro "algo"? ¿Amigos? ¿Sólo compañeros de trabajo? ¿Qué eran el uno del otro?
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Le prometí a Hargitay20 que subiría hoy así que aquí está.
Espero que les guste y siento no poder actualizar más de un cap a la semana pero el tiempo no me da para escribir tanto y a veces la imaginación tampoco. No se olviden de dejar sus votos y sus comentarios. Querían que Elliot y Emma interactuaran más y pues aquí está.
Sweet