Cajitas de Cristal

By _MichBlack_

2.6K 1K 302

He pasado toda mi vida cuidando cada paso que debo dar, siempre pensando en qué será lo más aceptado por las... More

I N T R O D U C C I Ó N
P R I M E R O
S E G U N D O
T E R C E R O
C U A R T O
Q U I N T O
S E X T O
S É P T I M O
O C T A V O
N O V E N O
D É C I M O
Ú N D E C I M O
D U O D É C I M O
D É C I M O T E R C E R O
D É C I M O C U A R T O
D É C I M O Q U I N T O
D E C I M O S E X T O
D E C I M O S É P T I M O
D E C I M O N O V E N O
V I G É S I M O
E P Í L O G O
F R A S E S

D E C I M O O C T A V O

71 42 13
By _MichBlack_

El castillo de naipes que es la vida.


—Buenos días, necesito saber si hay alguien aquí internado llamado Ava Sanders —pregunto a la recepcionista del hospital.

—Permíteme un momento —pide revisando su computadora.

Desde ayer que llamó el hospital, cientos de pensamientos han pasado por mi mente y aunque estoy preocupada lo más probable es que Ava esté acá por su descuidada forma de alimentarse, esa chica tiene severos problemas con la vagancia, ¿a quién le da flojera hacerse comida a sí mismo?, a ella solamente. Y además cuando se levanta por fin a cocinar lo máximo que hace es espaguetti con ketchup, lo que me alivia es que al menos su madre estará acá con ella acompañándola, nunca he visto a la señora, Ava habla de ella con mucho cariño pero a su vez con mucha reserva como si hubiese algo acerca de su familia que está ocultando, así que no sé a qué me estoy enfrentando.

—La paciente Sanders está en la sala de intensivos, habitación 247 en el segundo piso —informa una señora canosa—. Pero los días de visita son los Sábados y Viernes, me temo que no podrá ingresar a la habitación del paciente, —Me ve con pena— lo siento pero son las reglas y deben cumplirse.

¿Sala de tratamientos intensivos? ¿Qué tan grave es lo que le está sucediendo a Ava?

—Oh, ¿enserio? —Suspiro decepcionada tensando mi cuerpo—. Qué mal, creo que tendré que venir otro día, muchas gracias —Me lamento despidiéndome de ella, para salir por la puerta del hospital.

Tengo la cabeza en blanco algo aturdida por la idea de esperar tanto para poderla ver o saber algo acerca de lo que tiene, no tengo forma de comunicarme con ella ni siquiera contesta el celular, ¿por qué tengo que esperar tanto? Es tan frustrante, pero son las reglas ¿pero para qué están de todos modos? En serio estoy muy preocupada.

Me detengo en seco justo en la acera frente a la entrada.

¿Voy a hacer esto?

No. Váyanse a la mierda, que se mamen una caravana de buenas alabanzas.

Las reglas puede guardárselas para quién las quiera o las necesite, yo entro a ver a Ava sí o sí, no pienso irme después de saber que está internada en un hospital con un régimen intenso de tratamientos. Saco mi teléfono marcando el número de la única persona que me apoyaría en cualquier locura porque claramente tiene un peo mental de otro nivel: Maven, a esta hora probablemente haya terminado su turno de la mañana.

—¿Te regalaron un vibrador o algo igual de alucinante? Porque para que me estés llamando, debe ser algo muy importante —Maven contesta en seguida.

—Necesito un favor tuyo Maven.

—¿Algo sexual? No creo poder ayudarte, Adrien la última vez me vió como si le tuviesen extirpando tres espinillas en el culo.

—No, Maven, necesito que me ayudes a entrar a la sala de intensivos de un hospital sin que me vean —Las palabras dejan mi boca rápidamente y solo escucho silencio del otro lado de la línea.

—No sé qué tomaste, pero te voy a ayudar porque sino la vas a cagar y presa no me sirves, pásame tu dirección, déjame ver en qué hago —No me da tiempo de responder cuando termina la llamada.

Una bicicleta se detiene frente a mí, Maven baja de ella con el cabello castaño despeinado, se seca el sudor distraído abriendo el gran morral que descansa en su espalda, de ahí saca un puñado de prendas enrolladas y me las tiende.

—Ten, se las pedí a un amigo, tengo que devolverlas esta noche así que más te vale que me las devuelvas sin una mancha.

Agarro la ropa de enfermero quitándome la sudadera para dársela a Maven que me ve entre curioso y preocupado, entonces sé que quiere preguntarme qué diablos pienso hacer.

—¿Robarás un cadáver o piensas matar a algún interno? Porque quisiera saber antes de ayudarte a cometer un crimen, no para detenerte pero para al menos saber cuántos años nos van a echar encima—comenta viéndome mientras me coloco la ropa que me trajo sobre la mía.

—Ava está en cuidados intensivos, —Veo cómo alza las cejas sorprendido mientras me pongo el pantalón azul oscuro— y tengo que entrar a verla.

—¿Qué? —Se preocupa— ¿qué le pasó?

—No lo sé no me dejan verla porque solo dejan entrar a los familiares del enfermo a la sala de intensivos —explico recogiéndome el cabello para meterlo en el gorro de hospital.

—¿Por qué no solo llamaste a su familia? —Pasa su mano por su cabello tratando de peinarse los descontrolados mechones de cabello que salen de su coleta mal agarrada.

—No tengo el número de nadie, solo el de Ava y nadie me contesta. —Termino de vestirme para verlo fijamente—. Ahora, necesito que entres ahí y distraigas a la secretaria, así no me verá la cara al entrar.

—¿Distraerla?, ¿y qué pretendes que haga? ¿Que entre y le diga que se me atoró un alambre en el pito? —cuestiona casi histérico.

—Solo dile lo que sea, —Lo miro ignorando el hecho de que no deja de ver mi gorro de enfermero como si tuviera un animal trepado en la cabeza— Maven, Ava ha faltado una semana a clase y ella jamás suele ausentarse tanto tiempo, no responde mis llamadas ni ha intentado comunicarse conmigo, me preocupa.

Maven guarda silencio por unos segundos, hasta que lo veo resoplar y sé que lo he convencido de ayudarme nuevamente.

—Está bien, seré tu chico dinamita con una rama en la uretra, pero no te acostumbres.

Sonrío en el momento en que deja la bicicleta en la acera para entrar al hospital, lo veo desde afuera cruzar el recibidor lleno de pacientes, doctores y familiares para hablar con la recepcionista, en cuanto empieza a hablar con ella llamando totalmente su atención sé que es mi momento de entrar. Con cabeza gacha avanzo a través del gentío, uno de los guardiad de la entrada me ve con extrañeza haciéndome sentir nerviosa.

¿Me descubrió? ¿no podría verdad?

Entonces empieza a caminar hacia mi y sé que estoy perdida, veo a Maven con la esperanza de que pueda descifrar mi mirada e idee algo que distraiga la atención de mí.

El castaño me ve un par de segundos y es todo lo que necesita para gritar:—¡Ah!

El grito desgarrador hace voltear a todos hacia él.

—¡Me duele mucho! ¡Me duele ayúdenme! —Dramatiza agarrándose el corazón.

—¿Qué le sucede que siente?

Se acerca una enfermera a agarrarlo de los hombros porque hasta finge un desmayo.

—Escalofríos, una punzada en el pecho, ayúdeme señora tengo mucho frío quiero a mi mamá traigánla.

Sé que no debería, pero casi me río porque ese descarado es huérfano.

—Pero sientate aquí.

—No veo, estoy ciego tengo lucecitas en los ojos —grita fingiendo una hiperventilación.

Pero al parecer este tipo de escenas deben ser bastante normales acá porque eso no evita que el guardia persiga mi trayecto a pasos rápidos, ruego porque Maven me vuelva a ver y entienda que no es suficiente, que necesito que haga algo más pero entre su actuación dramática de dolor en el pecho no voltea sino hasta que el guardia está muy cerca de mí.

—¡Ah! —Vuelve a gritar desgarradoramente haciendo al guardia voltear a verlo— ¡Me duele de nuevo, creo que ha sido un ataque al corazón! —Le agarra la mano a la enfermera viéndola fijamente— Es por lo hermosa que eres amor.

Y la besa.

Así nada más, la besa y todo mundo entre en shock, hasta yo dejo de caminar mientras le da el beso de su vida con lengua y demás a la mujer, ¿lo más irreal de todo? Que ella le sigue el beso. Bueno, no me extraña en realidad Maven es el sueño húmedo de la mitad de las mujeres que conoce.

Se separa de ella y lo arruina todo diciendo: —Era mentira, en realidad tengo una ramita atascada en la uretra, —le guiña el ojo todo coqueto aún tirado en el suelo— ¿quieres ayudarme a sacarla linda?

Entonces es así como Maven es sacado,  insultado por lo s guardias e ingresado a la lista de personas que no pueden volver a poner un pie en el hospital. Yo durante todo el suceso camino hasta las escaleras que quedan a un costado de los recepcionistas, prefiero no usar el ascensor y arriesgarme a que vean, subo superando el nivel uno de la misión.

¿Qué no podré ingresar a la habitación del paciente? Ya veremos, tengo un Maven sin mecate.

Sigo las instrucciones de la secretaria llegando al segundo piso, busco la habitación de Ava repitiendo el número sin cesar en mi mente, en una ocasión casi se me sale el corazón cuando escuché a un doctor decir "Hey ¿usted tiene permitido estar aquí?", pero después me di cuenta de que él estaba hablando con un señor vestido de civil. Según lo que le escuché decir, no se puede entrar acá sin un pase especial que se te otorga si eres un familiar del paciente o el mismo te concede permiso. 

Aún no puedo sacar de mi piel esa sensación que provoca la preocupación, siento ese vértigo en mi estómago como cuando subes a una atracción del parque de diversiones, con la diferencia de que yo en estos momentos no me divierto en absoluto. La angustia crece conforme voy avanzando y no veo enfermos porque eso significa que todos están en sus camas, por lo tanto, las enfermedades que se deben tratar en este piso deben de ser realmente graves.

Por alguna razón, desde pequeña nunca me han dado miedo o mala espina los hospitales, de hecho me gustaban, se convertían en una pequeña excusa para faltar al colegio, prefería acompañar a mi abuela para su trabajo como enfermera de hospital a tener que asistir a clases. Me gustaba ese olor a desinfectante, alcohol y las paredes blancas inmaculadas, es raro lo sé.

Esquivo a un doctor mientras leo en cada puerta los números buscando el correcto.

240, 241, 242...

Encuentro la habitación 247 de la que sale un doctor junto a una enfermera, espero a que se alejen para poder entrar en la habitación que debería ser de Ava. En cuanto tengo una vista de la habitación me arrepiento, quizás suene horrible pero, tal vez sí hubiese sido mejor esperar hasta el Sábado.

Me habría dado más tiempo para prepararme para esto.

Siento mis piernas temblar, y mi ojos cristalizarse para derramar gotas saladas, a los colores debió haberles dado tanta lástima y dolor esta imagen que de seguro huyeron sin contemplación. En estos momentos es como si mis ojos hubiesen dejado de percibir cualquier matiz, dejándome en un habitación triste, fría y sin color alguno que la decore. 

¿Qué está sucediendo?, esto es una pesadilla, ¿verdad?, solo debo despertar.

Prometo que si esto es solo un sueño, al despertar correré y abrazaré a Ava, le obligaré a alimentarse bien, a dejar de ser tan vaga, a preocuparse un poco más por ella misma.

Lo prometo, de verdad, lo haré solo... daría lo que fuera para que nada de esto fuera real.

Ava tiene la cara más pálida de lo que alguna vez he podido ver, sus cabellos son una maraña seca que no se asemejan al cabello sedoso que estoy acostumbrada, y eso solo acompañaba a la visión de los tubos de oxígeno saliendo de sus costillas, la habitación está con la cortina cerrada dejando pasar a penas la luz del nublado atardecer que se extiende afuera de este recinto que absorbe todo color volviéndolo matices escuálidos, es en este instante, que comienzo a odiar el color blanco de los hospitales y todo lo que tiene que ver con ellos. 

Es como sentir que se abre un vacío en el medio de mi estómago, el suelo desaparece, olvido que Maven está abajo esperando que le devuelva el uniforme, mis piernas fallan, todo aquello pasa y yo no hago nada por evitarlo. Dar un paso nunca me pareció tan cansino y complicado. Respirar jamás me había quemado tanto la garganta. Y en absoluto mis ojos nunca me habían ardido tanto.

Me acerco hasta estar frente a su cama, con la boca entreabierta y los ojos abiertos de par en par veo la cáscara que queda de mi amiga, me parece imposible realizar otra acción más que respirar.

Ella abre sus ojos cansados, causando el crecimiento apresurado del hoyo invisible que nace en mi ser.

—Veo que te enteraste —Pronuncia apenas con su voz ronca.

—¿Qué está pasando?, ¿por qué estás aquí? —Tengo la voz quebrada siendo el retrato de mi dolor.

Ella cierra sus ojos un momento tomándose su tiempo para contestar, lo que ella no sabe es que con cada maldito segundo que pasa, el vacío aumenta, amenazando con convertirse en un agujero negro que tragará toda mi existencia si no lo contengo rápidamente. Abre sus ojos nuevamente escrutándome sin expresión alguna.

—Tengo un tumor el mis pulmones —contesta con la voz tan serena que mis vellos se erizan.

¿Tumor?

Esto no puede ser posible, esto no puede ser verdad, esto no está pasando. Por favor dios, que esto no sea verdad.

—¿Qué? 

Gesticulo con la voz quebrada, aún sin poder despegar mis ojos de ella, comienzan a picarme mientras gruesas lágrimas caen de ellos.

—Lo tengo desde hace un tiempo —admite sin mirarme, sin mostrar alguna emoción.

¿Por qué no me mira?, o más importante, ¿por qué no me dijo nada? 

—¿Por qué no me dijiste? —Logro expresar con la mandíbula temblando.

—Porque no hay nada que hacer.

Cierra sus ojos una vez más, y esta vez, no solo se destroza mi mundo, sino que una parte de mí también. El agujero crece a una velocidad vertiginosa, un tiempo en el que me siento palidecer.

—Moriré, no sé cuando aún, pero mis pulmones están demasiado dañados para poder hacer algo al respecto —Es lo último que Ava dice.

Mis piernas ceden y las lágrimas caen, sollozos se escuchan, me sacan de la habitación por haber hecho demasiado ruido con mi llanto. Ava no dice nada, no lo hace cuando le grito por respuestas ni tampoco cuando los doctores me echan del lugar, solo permanece imperturbable, convirtiéndose en una persona gris en un cuarto gris.

Maven está allí en cuanto los guardias me sacan, me abraza fuerte sentándonos en la acera del hospital uniendo toda la historia con las partes inentedibles que balbuceo, entonces solo nos quedamos ahí mientras solo lloro.

Pasan horas o quizás solo minutos,  no sabría decirlo pero debe ser bastante porque Maven me obliga a separarme de él para verme con los ojos mojados en lágrimas.

—Tenemos que volver a casa Mika.

—No, no la voy a abandonar —empiezo a negarme.

Me calla poniendo ambas manos en mi cara.

—Escúchame, ella te necesita pero necesita pero seas la que cuide y piense por su bienestar, tienes que tomar una decisión Mika tienes una gira en puerta, una carrera universitaria qué terminar, sé que te puede doler pero tienes que apagar las emociones ahora y tomar la mejor decisión.

—Pero tengo mucho miedo, yo enserio no quiero perderla Maven.

Una lágrima cae por su mejilla al apoyar su frente en la mía.

—Yo te voy a ayudar en lo que necesites ¿está bien?, somos amigos, estamos para apoyarnos solo dime lo que vamos a hacer y yo haré lo posible, pero necesito que esté lúcida para eso.

Entonces me calmo y pienso.

Las lágrimas dejan de caer como si fueran enviadas al interior de una gran represa dentro de mí, voy a casa con Maven para tomar mis cosas e indica que se hará cargo de Crescent, tratamos de salir del departamento sin que Adrien se entere porque no sé si tenga la fuerza para resistir un abrazo suyo sin volver a derrumbarme.

Ese día no voy al ensayo, ni el siguiente, ni mucho menos los demás...

Decidí que todo por lo que he luchado vale menos que Ava, después de todo gracias a ella empezó todo este viaje y si lo logré una vez puedo lograrlo muchas más pero lo importante ahora es ella.

Todo siempre ha sido gracias a ella.

Continue Reading

You'll Also Like

282K 15.7K 68
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...
41K 1.2K 45
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
5.1M 443K 82
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
345 68 12
La belleza del valet clásico es inigualable los movimientos delicados, las hermosas melodías, la disciplina y dedicación que este hermoso arte requie...