Noche de tormenta [One-Shot]...

By its-Andre

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Sebastian X Ciel (Yaoi) El conde Ciel Phantomhive comienza a sentirse avergonzado con la presencia de su may... More

Noche de Tormenta [One-Shot]

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By its-Andre

Una tarde fría y llena de neblina azotaba Londres provocando que las calles se encontraran casi desiertas, las familias pasaban tiempo juntas en casa bebiendo leche caliente mientras yacían arropados escuchando alguna peculiar historia. Lejos de ahí, en una solitaria y enorme mansión, el joven conde Ciel Phantomhive permanecía recluido en su oficina arreglando y firmando papeles como era su costumbre desde hacía un tiempo pues ser "El perro guardián de la reina" implicaba bastantes responsabilidades, además ser ahora el cabeza de la familia le exigía un vasto conocimiento sobre el mundo y la época en la que vivía, sin contar los caprichos que su prometida le pedía constantemente; su vida se había vuelto algo rutinaria y agobiante.

Un par de golpes suaves en la puerta lo sacaron de sus pensamientos, fijó su vista en la misma sabiendo de antemano quién lo solicitaba.
-Adelante- su semblante serio permaneció imperturbable. Esperó ver a su mayordomo-demonio y no se equivocó puesto que un hombre alto de cabellos negros como la noche, piel sumamente pálida y pulcro traje ingresó en la habitación.

-Joven amo, su baño está listo- informó sin expresión alguna quedándose inmóvil en su lugar hasta escuchar la respuesta del menor.

-Ya voy, Sebastian- Ciel se levantó de su asiento sin demorar ni un minuto más, necesitaba relajarse o podría enfermar y aquello complicaría más su trabajo, el mayordomo se apartó un poco dejándole pasar hacia la puerta, en cuanto lo vio salir de reojo siguió sus pasos sin comentar nada.

Llegaron al baño donde una tina repleta de agua caliente les esperaba y luego de que Sebastian le pidiera permiso al conde empezó a desvestirlo retirando una a una las prendas que dejaban al descubierto su blanquecina piel, el demonio no desaprovechó la oportunidad de tocarla apenas con algunos roces discretos hasta que sintió la mirada del joven sobre él.

- ¿Hay algo que le incomode? -preguntó de repente rompiendo el silencio que había entre ambos. Levantó la cabeza buscando los azulinos ojos que anteriormente le observaban pero éstos lo esquivaron fugazmente.

-Hoy me bañaré solo- respondió Ciel mientras un leve rubor se extendía en sus mejillas, por alguna razón últimamente le apenaba que Sebastian lo mirara desnudo a pesar de que anteriormente incontables veces se había encargado de asearlo.

-Como guste, con su permiso, me retiro- el demonio hizo una reverencia, salió de ahí cerrando la puerta y alejándose confundido pues nunca antes había permitido que su amo se bañara solo, de hecho no le dejaba hacer nada solo para evitar desastres innecesarios. La idea de que Ciel lo hubiese atrapado mirándolo con deseo invadió sus pensamientos, lo cierto es que aquel chico era apetecible a cada centímetro.

El de cabellos azules se metió en la tina sentándose hasta recargar su cabeza en el borde y se sumergió en sus pensamientos de nuevo. Le costaba aceptar que se sentía atraído por Sebastian, reconocía que era perfecto tanto en físico como en habilidades y jamás le había fallado aunque sus métodos de conseguir información no le agradaban. Frunció el entrecejo recordando la última vez que recurrió a eso, se portó cortante durante todo el trayecto de regreso a la mansión debido a la sonrisa de satisfacción que apareció en el rostro de Sebastian luego de terminar sus asuntos con la chica.

Las horas transcurrieron rápido y para cuando llegó la noche, Ciel ya estaba en su habitación durmiendo, le había costado tanto trabajo vestirse para dormir que al final su mayordomo terminó sonriendo y negando con la cabeza en señal de desaprobación para después acomodarle la ropa. Fuera de la mansión una tormenta se había desatado, las gotas de lluvia golpeaban las ventanas con fuerza mientras el aire frío las empañaba, un rayo se escuchó cerca y el conde se levantó sobresaltado llamando a Sebastian repetidas veces.

- ¿Se encuentra bien? ¿Qué desea? - la puerta se abrió dejando ver una silueta alta cruzando hacia la cama.

- ¿Dónde están los demás? ¿Qué hora es?- pronunció el chico con algo de irritación en su voz y se maldijo mentalmente por haberlo llamado dado que sólo había tenido otra de sus habituales pesadillas.

-Todos están dormidos, son más de las dos- respondió Sebastian, Ciel se encontraba agitado por haber despertado de repente y sus ganas de dormir se habían esfumado. El trajeado se acercó hacia él dejándolo sin poder hacer nada más que mirarlo.

-¿Qué pretendes? - preguntó sin perder la seriedad característica de su tono de voz, se sentía nervioso pero se negaba a demostrarlo en medio de la oscuridad con un demonio presente porque bajar la guardia en un momento así podría costarle caro.

-Mi señor- atinó a decir Sebastian, un lado del colchón se hundió cuando estuvo encima acercando una de sus manos enguantadas hasta el rostro del chico tomándolo del mentón. El contrario no se opuso, su rostro adquirió un tono carmín que incitó al demonio a llevar más lejos la situación. Eliminó la distancia que separaba sus labios uniéndolos en una exótica danza, Ciel debatía mentalmente consigo mismo y el de cabellos negros aprovechó introduciendo su lengua en la cavidad bucal del menor explorando hasta encontrar el miembro ajeno pero antes de que pudiera profundizar más un par de manos lo alejaron de un empujón. Ciel lucía sorprendido, sus nervios se habían hecho más notorios y su corazón latía con fuerza nublando la voz de su cabeza que le decía a gritos que lo que hacía no estaba bien.

Sebastian se alejó bajándose del colchón dispuesto a marcharse, dio media vuelta avanzando apenas dos pasos cuando sintió que su amo lo jalaba del brazo impidiéndole retirarse.

-Quédate- ordenó el conde con firmeza sin levantar la mirada. Estaba demasiado ocupado con sus emociones que no se dio cuenta de que acababa de desatar al demonio en su totalidad.

El de traje sonrió complacido regresando sobre sus pasos y empujó con suavidad el pequeño cuerpo que se encontraba frente a él logrando recostarlo, posteriormente puso una mano a cada lado del rostro del chico dándole a entender que no había vuelta atrás. Ciel desvió la mirada y Sebastian se acercó a los labios del joven sintiendo su respiración agitada, rozó sus labios haciendo desesperar al más pequeño y con una risita se apartó de su rostro.

-Si lo desea sólo debe ordenármelo, haré todo lo que me pida- susurró el demonio cerca del oído del conde, éste se estremeció titubeando por algunos segundos. La propuesta sonaba tentadora, demasiado como para desaprovecharla.

-Hazlo...- gimió en respuesta al mordisco que le acababa de propinar su mayordomo en el lóbulo de la oreja. -Dejaré que me tomes esta noche- esas palabras saliendo de su boca le hacían sentir avergonzado y al mismo tiempo excitado.

-Sí, mi señor- Sebastian se retiró el saco y desabrochó su corbata, así como los primeros botones de la blanca camisa que traía puesta, procediendo a desabotonar la pijama de su amo, Ciel no sabía qué hacer o decir y el demonio lo notó puesto que sin previo aviso unió sus labios retomando lo que había dejado sin terminar momentos atrás. Ambas lenguas se unieron en un pasional beso que los llevó a ambos al éxtasis siendo guiados por el de cabellos negros.

Ciel se apartaba ocasionalmente dejando escapar algunos jadeos, regular su respiración parecía un trabajo imposible a esas alturas, Sebastian se separó dejando que el de cabellos azules lo viera deshacerse de sus guantes utilizando los dientes, luego se aproximó a acariciar el pecho del contrario trazando formas indefinidas y pasando sus dedos de forma sutil dándose a desear. Liberó los labios del chico quedando conectados por un fino hilo de saliva que se perdió en cuanto el demonio se dirigió hacia los rosados pezones de su acompañante chupándolos en círculos y succionándolos provocando gemidos que el menor se esforzaba por contener por miedo a que los descubrieran. Con una sonrisa divertida el de traje subió hasta el cuello del conde besando cada centímetro de piel en el proceso y llegando al punto que deseaba eligió una parte presionándola fuertemente con sus dientes.

-Quiero que todos sepan que es mío... - su voz sonaba ronca, bajó hasta el pantalón de Ciel retirándolo rápidamente y sin demorar tomó el miembro erguido de su amo acariciándolo con experiencia e intensificando los movimientos de sus manos.

-Lámelo...- gimió el menor con dificultad. -Es una orden- la lengua de Sebastian sustituyó a sus manos siguiendo la orden de su amo al pie de la letra, lamía de arriba hacia abajo introduciéndolo en su boca de vez en cuando, Ciel insatisfecho lo sujetó de los cabellos obligándolo a succionarlo todo. -M-Más rápido...- el demonio lo rozaba con sus dientes aumentando el ritmo, acercó un par de dedos hasta la boca del chico y éste los humedeció pasándoles la lengua con desesperación, segundos después Sebastian retiró sus dedos y sonrió deleitándose con el espeso líquido que llenaba su boca.

Mientras el conde se retorcía de placer aprovechó para llegar a su entrada dejando un camino de besos en sus piernas desnudas, lubricó el orificio con su lengua realizando movimientos circulares e introduciéndola provocando que el conde se sumergiera en el placer despreocupándose de los gemidos cada vez más sonoros que producía. Soltó un pequeño grito cuando sintió algo más largo en su interior, los labios de Sebastian sobre los suyos eliminaron la sensación dolorosa durante poco tiempo ya que un segundo dedo se deslizó dentro de él.

-No seas tan brusco- se quejó separando su rostro algunos centímetros. Ambos dedos se movían a voluntad del demonio abriéndose y cerrándose en repetidas veces haciendo caso omiso a lo que decía el menor quien al notar que lo había ignorado estiró una de sus manos llegando al miembro del contrario, lo acarició por sobre la tela y sonrió complacido al escuchar un par de gruñidos escapar de los labios de su amante.

-Así que quiere jugar- sin dejarle protestar besó nuevamente a Ciel agregando un tercer dedo, el menor no pudo evitar morderle el labio distinguiendo el sabor de la sangre. El dolor se disipó y dejó de quejarse, Sebastian se apartó tras decidir que el chico ya se encontraba bastante dilatado.

Una tras otra las prendas del demonio fueron quedando olvidadas en una esquina de la habitación, lentamente y con sensualidad se desvistió lanzando miradas furtivas al de orbes azules, una sonrisa burlona invadió su rostro al notar lo sonrojado que se encontraba.

-Intentaré que no duela demasiado- se acomodó entre las piernas del chico y éste aferró sus manos a las sábanas mientras el miembro ajeno se introducía lentamente en él, inhalaba y exhalaba mordiéndose el labio inferior en un intento por contenerse de gritar. Una vez adentro, Sebastian esperó a que Ciel se acostumbrara.

-Sigue- el contrario inició un vaivén lento sacándolo y metiéndolo buscando el punto indicado. -Ngh... ¡Ahhh!- el conde arqueó la espalda dándole a entender que lo había encontrado, volvió sus movimientos más rápidos a causa del menor que movía las caderas incitándolo a entrar más profundo.

-Nadie más puede tocarlo...- dicho esto Sebastian entrelazó sus manos con las de Ciel, ambos cuerpos comenzaban a bañarse en sudor a medida que avanzaban las estocadas.

-No quiero...- gimió el conde. -No quiero que nadie más me toque de esta manera- sonrió de lado permaneciendo preso bajo el cuerpo caluroso de su mayordomo quien arremetía con fuerza dentro de él en un intenso vaivén que les hacía delirar a ambos del placer provocado. Ciel sentía que en cualquier momento se rompería pero a la vez deseaba que la noche no terminara. Sebastian lamía su cuello con lujuria marcándolo como de su propiedad.

-Delicioso- miró el rostro de su amante sonrojado, cerraba los ojos con fuerza dejando salir gemidos cada vez más sonoros y movía las caderas acompasando sus movimientos.

-Ahh... Sebas... - el joven intentaba llamarlo en vano, ya que el éxtasis del momento no le permitía articular palabra alguna.

-Vamos... Ngh... - el demonio subió hasta su oído jadeando. -Diga-Diga mi nombre- mordió el lóbulo de su oreja retándolo.

-Sebas-Sebastian... - cegado por el placer sujetó ambas manos del chico poniéndolas por encima de su cabeza y con la otra se dedicó a masturbarlo arrancándole gemidos mientras se removía debajo de él. -Si continuas voy a... - le excitaba verlo tan vulnerable pues le obligaba a descontrolarse deseando cada vez más.

-También acabaré pronto... - tocaba frenéticamente aquel punto sensible del conde gimiendo a la par de él. Un líquido blanquecido cayó sobre su abdomen haciéndole sonreír con satisfacción.

Ciel enrolló sus piernas en la cintura de Sebastian, con un largo y pasional beso ambos llegaron al orgasmo de forma simultánea saciándose por completo. Pasados un par de minutos el mayor salió del interior del joven quien se contrajo sintiendo la esencia de su mayordomo llenándole.

-Sebastian- murmuró calmando su respiración. -No te vayas de mi lado, es una orden- el demonio se recostó a su lado mirándolo con una sonrisa.

-Sí, mi señor- Ciel también lo miró acercándose para sentir el calor de su cuerpo. Las gotas de lluvia se estrellaban contra la mansión y otro rayo resonó fuertemente. -Debería descansar, yo velaré por sus sueños- sugirió acariciando sus cabellos.

-Buenas noches- el conde recargó su cabeza en el pecho de Sebastian. -Te amo- dijo en voz baja avergonzado. Después de todo Ciel Phantomhive había logrado hundirse más en la oscuridad que lo rodeaba y Sebastian Michaelis había conseguido corromper tanto su alma como su cuerpo aunque reconocía que jamás tendría suficiente de él. Tras un largo tiempo existiendo y conociendo a los humanos al fin poseía a uno que no dejaría escapar aunque se llevara toda la eternidad en ello.

-También lo amo- respondió el contrario depositando un beso entre sus cabellos y así ambos amantes durmieron abrazados lo que restaba de aquella noche de tormenta.





Al fin tuve tiempo de editarlo \*^*/ anteriormente ya había compartido una versión de este One-Shot pero no muy convencida con el resultado anterior decidí corregirlo y bueno lo que acaban de leer fue producto de una noche de desvelo y del aburrimiento en clases.
Espero haya sido de su agrado, nos leemos pronto ^^/

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