Cuando me fui a la escuela esa mañana pensé que iba a ser un día como cualquier otro. El clima era sombrío, nubes oscuras se avecinan por el horizonte amenazando con dejar caer su lluvia y debido a eso mi madre me había obligado a llevar nuestro paraguas - uno color rosa, con olanes y un estampado floral horrible que estaba seguro de que no haria absolutamente nada para impulsar mi popularidad. Esto sólo sería otra cosa para mantener al margen del extraño chico nerd.
Afortunadamente, la mayoría de la gente en la escuela no me prestó atención en absoluto. Era común, incluso podría gatear a través de los pasillos y aun así pasar desapercibido mientras todo el mundo pasaba por un lado sin siquiera darme una sola mirada. Esto se aplica tanto a los estudiantes como a los maestros. Para la mayoría de los estudiantes era como si yo ni siquiera estuviera allí y los maestros ni siquiera me notaron, tal vez sea porque entregué mis tareas a tiempo y me quedé callado en clase cuando todos los demás no. Yo, Yoo Youngjae, era prácticamente invisible.
De vez en cuando, sin embargo, me encontraba con alguien de la manera equivocada - cómo me las arreglaba para hacerlos enojar simplemente por existir todavía seguía siendo un misterio para mí - que terminaría en una de dos situaciones; o dejaría el encuentro sin mi dinero para el almuerzo o, si no tuviera dinero para el almuerzo, acabaría con mi cabeza en el inodoro. Por supuesto que prefería ser ignorado a ser asaltado cualquier día. Esta era la razón por la cual hacía lo posible para evitar cualquier forma de contacto humano.
En el momento en que pase por las puertas principales podría decir que sería muy feliz cuando el día terminara. Los estudiantes ya se reían y susurraban entre ellos a mis expensas , yo solo oí la palabra "maricón" que se lanzó en mi dirección más de una vez. Me gustaba fingir que había dejado de preocuparme por ser llamado por apodos hace mucho tiempo, así que pasé por delante de todos ellos y entré al edificio de la escuela sin mirar a nadie.
Sorprendentemente logré pasar las primeras lecciones sin mucha dificultad. Parecía ser uno de esos días en los cuales la gente me ignoraba y yo estaba bien con eso. Tan pronto como llegó la hora del almuerzo, todos se apresuraron hacia la puerta para llegar a la cafetería lo más pronto posible y conseguir una buena mesa para sentarse. No tenía prisa. Nunca comí en la cafetería de todos modos. Por lo general comía en un aula vacía o, si el tiempo era agradable, salía al patio.
Estaba lloviendo ahora, así que no tenía mucha opción. Pasé bastante tiempo tratando de encontrar un lugar donde pudiera comer solo, pero me di cuenta de que cada aula estaba ocupada por otros estudiantes o cerrada. Finalmente llegué a un acuerdo con el hecho de que lo más probable es que tenga que comer mi almuerzo afuera si quería estar solo. Así que abrí mi paraguas (increíblemente masculino) y desafié a la lluvia.
El fuerte aguacero había creado enormes charcos en el suelo y a pesar de mi esfuerzo por mantenerme seco, mis zapatos estaban empapados en poco tiempo. Yo sabía que mi madre iba a matarme porque me había dicho que usara botas de lluvia, pero el paraguas ya era lo suficientemente embarazoso así que había decidido no hacerlo. Maldije entre dientes antes de mirar rápidamente para asegurarme de que nadie me oyera. No me gustaba maldecir en público. No me gustaba maldecir en absoluto. Afortunadamente parecía estar solo.
En una esquina de los terrenos de la escuela había un pequeño cenador que proporcionaría un lugar seco para que pudiera comer mi almuerzo así que me dirigí hacia esa zona. Normalmente había mesas de picnic allí también. Era perfecto. Me apresure un poco para alejarme de la lluvia lo antes posible, aunque mis pies ya estaban húmedos y había sonidos chirriantes contra el pavimento con cada paso que daba. Me sentía repugnante.
Cuando doblé una esquina y la lluvia sobre mí se detuvo dejé escapar un suspiro de alivio, sólo para succionar rápidamente una respiración aguda cuando me di cuenta de que no estaba solo como había pensado que sería. Ocupando las mesas había un grupo de estudiantes de la escuela que todos sabían quiénes eran. Los chicos populares. Los reconocí por sus caras. No pude recordar ninguno de sus nombres, sólo al supuesto 'comandante' Kim Himchan. Todos dejaron de hablar y me miraron cuando se hizo evidente mi presencia y mi corazón prácticamente dejó de latir.
Al cabo de unos instantes, uno de ellos se burló. "Lindo paraguas", dijo con una voz profunda que me pareció increíblemente aterrador por alguna razón. Su comentario provocó risas del resto del grupo. Sentí que mi cara se ruborizaba de vergüenza cuando me incliné brevemente hacia ellos y rápidamente gire sobre mi talón para alejarme de ellos con largos pasos. Estaba seguro de que nada bueno podría salir de involucrarse con estas personas, especialmente si decidieron que no les agradaba.
La lluvia que salpicaba contra las losas ahogaba el sonido de los pasos de la persona que me había seguido. No lo noté hasta que llamó mi nombre. "Youngjae-yah". Me detuve en seco al oír esa voz, con los ojos abiertos fijos en el aire. Mi corazón estaba acelerado. Estaba tratando de pensar en razones para que él quisiera hablar conmigo. No encontré nada. "Tu nombre es Youngjae, ¿verdad? ¿Yoo Youngjae?". Él sabía mi nombre ... no. Kim Himchan sabía mi nombre. No estaba muy seguro de si eso era algo bueno o malo y la sonrisa que vi en su rostro cuando finalmente me di la vuelta no me hacía sentir más cómodo.
La cortesía que había sido implantada en mi cerebro desde que aprendí a hablar me dijo que lo enfrentara cuando se dirigió a mi, aunque fuera aterrador, así que tuve que hacerlo. "S-sí", contesté con vacilación, mi voz saliendo como un patético chirrido. Opte por mirar sus pies en lugar de encontrarme con su mirada. Encontré a sus ojos absolutamente aterradores. A veces parecía loco y yo a menudo cuestionaba su cordura. Por supuesto que no iba a decir abiertamente ni nada por el estilo. Yo era demasiado cobarde para eso.
"Soy Himchan", se presentó como si cada chico de la ciudad no supiera quién era. Yo solo asentí, tragando la bilis que ardía amargamente en mi garganta. Parecía como si esperara que yo dijera algo en respuesta, pero cuando no lo hice, simplemente me envió otra maldita sonrisa. Esta vez decidí que no me gustaba. Me hizo sentir incómodo. Era como si me hubieran clavado en el piso cuando se acercó a mí y dio un par de vueltas a mi alrededor para finalmente detenerse frente a mi. "¿Por qué no vienes con nosotros un rato, ¿hm?".
"No creo que eso ... ".
"Oh, pero insisto", me interrumpió antes de que pudiera completar mi oración y algo en su tono me dijo que sería mejor si lo hiciera. Por lo tanto lo seguí de nuevo al lugar donde sus amigos estaban sentados. Todos me miraron fijamente, juzgándome en silencio. Si no hubiera estado tan aterrorizado, probablemente me habría enojado. "Chicos, este es Youngjae, va a jugar con nosotros por un tiempo ... ¿no es así, Youngjae-yah?". Me dio un apretón en el hombro para pedirme que respondiera.
Me incliné torpemente - mi cuerpo estaba rígido - e intenté hacer una sonrisa en mi rostro. No creo que haya hecho muy buen trabajo. "Yo ... es un placer conocerlos".
Uno de los hombres me miró de arriba a abajo y luego se burló. "¿Este es tu nuevo proyecto, Himchannie?", preguntó con su voz aterradora. "¿No tienes piedad de los niños perdedores?".
El otro lo rechazó. "Sé amable", escupió y luego se volvió hacia mí con una sonrisa encantadora. "Que no te moleste Yongguk, él siempre está tratando de fingir que es duro, pero es inofensivo". Himchan me arrastró hacia una de las mesas y tiró de mi brazo para obligarme a sentar antes de que les dijera a los demás que se presentaran. Había cuatro chicas y tres chicos y yo no tenía la coraje de decirles que era inútil que me dijeran sus nombres ya que los olvidaría casi de inmediato, así que escuché cortésmente lo que tenían que decir y asentí con la cabeza de vez en cuando.
El único con el que tenía conexión directa era con el tipo atractivo que estaba sentado lejos de mí. Él era un estudiante de primer año al igual que yo y compartíamos un par clases, sin embargo, no podía recordar su nombre (a pesar de que yo estuve enamorado de él durante varios meses, lo que siempre negaría porque estaba tan fuera de mi alcance que ni siquiera consideraba la posibilidad de que el sentimiento fuera mutuo). Solía referirme a él como el chico de labios gruesos. Se rumoreaba que la única razón por la que estos sunbaes le permitían salir con ellos era porque tenía talento con su boca ... lo que sea que eso signifique.
"Estamos jugando quince minutos en el cielo", me dijo una de las chicas. Como era de esperar, ya había olvidado su nombre, pero la había denominado «la chica cabeza hueca» porque era notorio que era lenta. "Es como siete minutos en el cielo, pero jugamos durante quince minutos en su lugar". Ladeó la cabeza hacia un lado. "¿Conoces este juego?", Tenía que admitir que mi conocimiento era un poco defectuoso cuando se trataba de todas las cosas sociales, pero había leído sobre este juego antes y había visto a la gente jugar en las películas. Para ser sincero, se me hizo algo problemático.
Parecía que tomaban mi silencio pensativo como un no. En cualquier caso, Himchan se encargó de explicarme cómo funcionaba el juego. "Es muy simple", dijo. "Básicamente, tomas un nombre de este sombrero". Cogió una gorra que no había notado antes. Estaba lleno de notas pequeñas y desmenuzadas. "Y tú y quien sea que haya sido escogido van a entrar al armario del conserje y se quedaran allí quince minutos, pueden hacerse lo que quieran el uno al otro, no hay límites, y cuando los quince minutos hayan terminado, saldrás del armario y ya está". Asentí brevemente para demostrar que lo entendía. Aunque todavía pensaba que esto era algo problematico.
"Mi turno". El de la voz que asusta extendió la mano y sacó un trozo de papel del sombrero, desdoblándolo cuidadosamente estallo en una sonrisa cuando leyó el nombre. "Jieun", dijo con una sonrisa y noté que Himchan se tensaba. La chica, a la que no le puse apodo porque no sabía absolutamente nada de ella, se levantó y lo siguió hasta el armario del conserje cuando se mencionó su nombre. "Nos vemos en un rato", el tipo gritó, guiñándonos un ojo antes de cerrar la puerta detrás de él.
"Bastardo", Himchan murmuró en voz baja mientras jugueteaba con su teléfono para activar la alarma.
Las cosas estaban tranquilas por lo que parecía una eternidad. Alguien había encendido un cigarrillo y ahora lo pasaban entre ellos. No me gustó fumar, así que los rechazaba cada vez que me lo ofrecieron. Deseaba desesperadamente que alguien hiciera una conversación para encubrir los sonidos que venían detrás de la puerta. Los demás parecían casi totalmente indiferentes ante los gemidos amortiguados, excepto Himchan. Podía ver su mandíbula apretarse cada vez que otro gemido llegó a nuestros oídos.
"Así que, Youngjae-yah", dijo la muchacha morena y yo exhalé inaudiblemente, feliz de que alguien finalmente había roto el silencio. "Eres un estudiante de primer año, ¿verdad?". Asentí. "¿Así que tienes clases con ese tipo?". Hizo un leve gesto en la dirección del chico de labios gruesos, que parecía muy absorto en el iPad en su regazo. Asentí de nuevo.
"Uhm, sí, creo ... que tenemos unas clases juntos", contesté con vacilación. No sabía a dónde iba con esto.
"¿Alguna vez jugó contigo?". Ella estaba mostrando su sonrisa gomosa en mí y aunque era extrañamente encantador me hizo un poco incómodo. Fruncí el ceño, sin estar seguro de a que se referia con su pregunta. "O quizás te chupo, es muy bueno con su boca". Dijo la última parte con una risita. Todavía no sabía lo que eso significaba. Cuando no contesté, volvió su atención hacia el chico de labios gruesos. "¿Lo hiciste, Daehyun-ah?".
"Sin comentarios", murmuró sin levantar la vista.
La niña se rió. "Lo tomaré como un sí". Había algo en el brillo de sus ojos y en el tono de su voz que era desconcertante. Me hizo aún más incómodo. Evité su mirada, sintiéndome ansioso.
"Yah, deja de molestar al pobre muchacho", escuché a la cabeza hueca regañar, dándole a su amiga un empujón lúdico. "Obviamente no sabe nada de esto". Se pelearon juguetonamente durante unos minutos hasta que sonó el pitido de un teléfono.
Había una mirada agria en el rostro de Himchan cuando el de la voz de miedo salió del armario seguido de cerca por la chica con la que había estado allí, que estaba tratando de arreglar su cabello despeinado. "¿Quién es el siguiente?", preguntó el primero mientras se limpiaba los labios con el dorso de la mano para deshacerse de los rastros de labial en todo su rostro. Alguien probablemente debería decirle que las manchas también estaban en su cuello. Yo no iba a ser esa persona.
"Vamos a dejar que el chico nuevo lo intente", la chica rubia ronroneó mientras me empujaba en las costillas con su codo. Me estremecí y me froté el punto adolorido. Hubiera rechazado participar en su juego, pero cuando me di cuenta de las miradas de miedo que estaba recibiendo cambié de opinión.
"B-bien". Extendí la mano para agarrar un nombre del sombrero, pero Himchan lo sacó de mi alcance. Parpadeé "H-hyung ..."
"Tomare uno por ti", él se ofreció, y antes de que pudiera decir algo, había sacado uno de los pequeños trozos de papel del sombrero. Tragué el nudo en mi garganta mientras observaba cómo sus dedos trabajaban para desplegarlo. Estaba esperando que saliera el nombre de la cabeza hueca. Ella obviamente no era la más brillante del grupo, pero parecía mucho menos intimidante que los otros. La chica de pelo púrpura tenía un cuerpo fantástico, pero ella había estado fumando, así que no pensé que sería muy agradable ... "Daehyun".
Parpadeé '¿Qué ... qué?' El más viejo inclinó la cabeza hacia el chico de labios gruesos y yo hice un breve contacto visual con él antes de mirar a Himchan con una sonrisa que estaba más nerviosa que nada. "O-oh, pero los dos somos c-chicos, así que tengo que intentarlo de nuevo ... ¿v-verdad?". La mayoría actuaba como si yo ni siquiera estuviera allí y la sonrisa que apenas era una sonrisa pronto cayó de mi cara mientras miraba de persona a persona. "¿Verdad?".
El chico de labios gruesos tomó otra calada del cigarrillo que había fumado antes de pasarlo a la chica con el pelo morado, que lo fumó como si no hubiera un billón de gérmenes de su boca en él. Daehyun -como ya había aprendido que era su nombre y estaba bastante seguro de que no lo olvidaría en cualquier momento pronto- soltó un suspiro como si fuera lo más molesto del mundo entero levantarse de donde estaba sentado. Se acercó a mí con las manos perezosamente empujadas en sus bolsillos, sólo sacando una de ellas para agarrarme y empezarme a arrastrar sin decir una palabra. Me tropecé impotente tras él.
"Los quince minutos comienzan tan pronto como la puerta se cierra, voy a tiempo", Himchan anunció una vez que estábamos de pie delante del armario. Mi latido del corazón estaba corriendo muy rápido en este punto y me sentí un poco mareado. Yo no sabía qué iba a pasar, aparte del hecho de que iba a entrar en un espacio pequeño y confinado con un chico desconocido del cual acababa de aprender el nombre, y nos íbamos a quedar allí durante quince minutos mientras un grupo esperaba que nosotros fuéramos - tragué ante el pensamiento - íntimos el uno con el otro.
Daehyun me miró y luego se rió burlonamente. "¿Qué te hace pensar que este virgen durará más de unos segundos?". Los otros se rieron y me sentí como que probablemente debería defenderme, pero antes de que pudiera pensar en algo que decir él ya me había empujado dentro.
"¡Quince minutos!". Oí a Himchan repetirlo como si ya no lo hubiéramos oído mil veces.
Entonces todo se volvió negro cuando la puerta se cerró.