Daniel "Un Chico Enamorado"...

By Min_Ha_Sang

70.3K 4.6K 292

Daniel depende de un ventilador para seguir con vida. Nunca ha salido de su casa ni mucho menos ha explorado... More

Prólogo
ADVERTENCIA
Capítulo Uno: "Existiendo"
Capitulo 2: "Una Vida Difícil"
Capítulo 3: Una Flor en la Nieve
Capítulo 4: La Flor Más Brillante
Capítulo 5: La Hermosura de la Locura
Capítulo 6: Si los Recuerdos Fueran Felicidad...
Capítulo 7: Perfecto
Capítulo 8: Errores
Capítulo 9: Cosas que Forman Parte de la Vida
Capítulo 10: Las Luces Brillaban en la Tierra
Capítulo 11: Querer y Enamorarse
Capítulo 12: Silencio
Capítulo 13: Los Recuerdos son Felicidad
Capítulo 14; ¿Egoísta?
Capítulo 15: Resolver Algo es Igual a Encontrar un Misterio Mayor
Capítulo 16; Palabras de Alguien Herido, para Alguien Destrozado
Capítulo 18: Una Triste Sorpresa
Capítulo 19: Amor Insuficiente
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35 - FINAL
Epílogo
Nota de la Autora
ANUNCIO

Capítulo 17: Flotante Azul de Luna

1.2K 102 5
By Min_Ha_Sang

Capítulo ~17~
"Flotante Azul de Luna"

 "Hay que esperar lo inesperado y aceptar lo inaceptable. ¿Qué es la muerte? Si todavía no sabemos lo que es la vida, ¿cómo puede inquietarnos conocer la esencia de la muerte?"

-Confucio

La carta me dio a entender que no tenía intenciones de volver pronto. A pesar de alegrarme por saber algo de ella, también me sentía afligido al darme cuenta que quizá no pensaba siquiera en pisar de nuevo la ciudad.

Pensé escribirle algo también. Un mensaje para animarla, también para decirle que no estaba enojado por lo sucedido.

Pero el tiempo, el destino tal vez, hizo su trabajo la mañana de navidad.

Supongo que pasear por la Plaza de las Flores debió ser reconfortante para los turistas que admiraban los patos temprano es día. En noche buena habíamos salido a caminar junto a Dianna, Noa y Emma, encontrándonos con una plaza iluminada por luces rojas, blancas y amarillas colgando en los árboles. Una representación del nacimiento de Jesús yacía con veladoras y figuras bastante interesante en el centro de la plaza. Esa noche recuerdo que todo parecía tranquilo, con las personas paseando de un lado a otro mientras señalaban las decoraciones, y el árbol que brillaba a un lado del estanque de patos.

Las lámparas que adornaban el agua eran azules, así que permitían que la noche se reflejara en todo su esplendor.

Emma y Noa se besaron junto al pesebre, sobre la paja que cubría el suelo para darle una apariencia más reconfortante a la imagen. Mamá capturó el momento con una foto que después colgaría en la sala. También se sentó a mi lado frente al restaurante Italiano cuando me dirigí hasta ahí, mirándome con paz y apretando mi mano con cariño. Después tomó una selfie, y aunque no me agradó que lo hiciera, me mantuve callado pues eso le alegraba.

Se encontraba feliz, sus ojos rasgados lo dejaban ver. No tenía motivos para sufrir en noche buena, pues era el día perfecto para celebrar. Siendo honesto, llegado ese punto, extrañaba a Julie igual que cada día, solo que me imaginaba como se vería con un vestido rojo igual al que llevaba Emma, y estaba claro que se hubiera visto mucho mejor. A pesar de estar contento ya que ella me había escrito, también anhelaba tenerla cerca ese día, aunque no de la manera en que sucedió cuando se vio obligada a volver la tarde de navidad.

Dicen los que pasaron por ahí a la mañana siguiente, que no parecía haber nada raro en el estaque de los patos. Que las luces azules seguían prendidas en la mañana, y el agua se había llenado de basuras navideña: paja, heno, e incluso uno que otro cartón de cerveza. La calma de la plaza era la misma; el aire soplaba de un lado a otro meciendo el agua con suavidad. En el centro, rodeada por patos, se movía lo que al parecer ser un costal.

Nadie le tomó importancia, pues en el zócalo estaba programada una feria cerca de las diez de la mañana, por lo que el resto de las plazas se encontraban prácticamente desiertas.

Creo que es difícil saber cuantas personas caminaron al lado del estanque de los patos sin darle importancia a lo que flotaba ahí dentro.

Etérea, azul de invierno que a la noche engaña, y que a los niños hipnotiza. Cerró los ojos bajo un montón de paja, bailando por siempre con el aire Navideño entre los dedos que se aferraban a un cigarro. Se elevó desde el fondo antes de que el sol saliera, pero nadie la notó, ni siquiera se enteraron de su presencia como había sido siempre.

La ropa que vestía, tan grande, se había expandido en el agua, haciéndola lucir como un montón de tela flotando.

Es triste pensarlo, pero fueron un par de turistas alimentando a las aves los que notaron que aquel costal, de hecho, tenía manos. Que llevaba las uñas pintadas y estaba su piel pálida de muerte. No se movía porque ya no respiraba, ni sentía, y se había quedado dormida en el fondo del agua sin nadie viéndola.

Cuando íbamos camino al zócalo las personas se habían acumulado al lado del estanque murmurando. Una cerca policial rodeaba el lugar, y el costal que flotó alrededor de tres horas sin que nadie lo notara, ahora yacía en una camilla cubierto por una bolsa negra.

Habían cosas que el agua le arrebató a la muchacha, así que los criminalistas se esforzaban por sacarlas del estanque sin alterar la evidencia. Un cigarro sospechoso, roto a la mitad por la humedad lleno de hierba verde. Una nota cuyas letras se borraron con el agua; y un zapato.

El mismo de la suela despegada.

-Dios Santo -exclamó mamá -, ¿qué fue lo que pasó?

-Dicen que cayó al estanque y no pudo salir -respondió el hombre que vendía queso en el mercado, con los ojos inundados de impacto.

-¿Saben quién era?

-Los que la vieron antes de que la metieran en la bolsa dicen que se trataba de Anita -murmuró como si fuera el único hablando de lo ocurrido -, una muchacha de la zona que se metió en las drogas desde hace un tiempo.

Dianna miró la escena de nuevo, asustada.

No sabía el nombre de la amiga de Julie, pero casi estaba seguro de que se trataba de ella. La gente decía tanto en el lugar: algunos aseguraban que se trataba de un asesinato, otros decían que se había quedado dormida. Unos contaban que había muerto de una sobredosis antes de que sus amigos, intentando encubrir lo sucedido, la lanzaran al estanque para hacerlo lucir como un accidente. La única cosa que nadie omitía, era como había flotado toda la mañana sin que nadie se enterara. Se lamentaban por lo sucedido -como si en verdad les importara- y hablaban de como antes de las drogas, Anita, era una dulce niña que rara vez salía de su casa.

-¿Entonces estaba drogada cuando cayó? -quiso saber Dianna.

-No se sabe -el hombre se rascó la nuca -, pero yo digo que sí, esa mujer se la pasaba drogada veinte horas al día, y el resto dormía.

-Mamá - dije llamando la atención de ambos -, quie-ro volver a ca-sa -pedí.

-Deberías irte -sugirió el hombre -, esto no es algo que Dani deba ver. Es demasiado fuerte para que él lo entienda.

Fruncí el ceño confundido. Era capaz de entender lo que pasaba, incluso mejor de lo que él lo hacía. Sabía que la mujer dentro de la bolsa era la mejor amiga de Julie, y que esto no iba a traer nada bueno a nuestra vida. Yo, me encontraba más involucrado en la situación de lo que muchos de los que veían atontados lo hacían; incluido él.

La mujer a su lado, una de cabello rizado cuya cara se veía bastante arrugada se volvió hacia mí con los ojos bien abiertos al escuchar el comentario del hombre, y me sonrió con delicadeza. El momento ya era de por sí incómodo, entonces me limité a corresponder su sonrisa. Luego miró a Dianna con una expresión neutral, como si intentara analizar la situación antes de juzgarla.

Dianna abrió la boca como si fuera a decir algo, pero al final solo asintió con la cabeza mientras me miraba parpadeando.

-Sí, sí -dijo con tono seco, intentando esbozar una sonrisa -. Quizá deberíamos irnos. Nos vemos luego Don Pepe.

-Adiós Dianita, me saludas a Noa -levantó una mano en señal de despido -adiós Dani.

Nos alejamos de la escena, sin embargo, ella movió la silla en dirección al zócalo. Sabía que tarde o temprano, Julie aparecería en la casa necesitando apoyo más que nunca, así que debía estar ahí. Sacudi mi cuerpo antes de hablar, pues el impacto de la escena no me dejaba reaccionar de manera adecuada.

-¿Estás bien? -preguntó Dianna acomodando mi cabeza contra el respaldo de la silla.

-Quie-ro ir a ca-sa -pedí con tono inocente.

-¿Te asustaste?

No estaba asustando en verdad, quizá solo asombrado, pero sobre todo, preocupado. No obstante, asentí con la cabeza porque así conseguiría volver a casa temprano.

***

Las horas pasaban una tras otras, y mientras el tiempo corría sin rastro de Julie creí que ella no vendría. La situación era un desastre, pero podría ser que el suicidio de Ana no fuera suficiente para hacerla volver, pues ya no había nada que hacer en realidad. También era probable que todo fuera una gran confusión, y no se tratara de la amiga de Julie. Al final de cuentas ni siquiera sabía su nombre y la ciudad estaba plagada de muchachas que pudieron hacer lo mismo.

Fui hasta la cocina, tropezando con la ropa tirada de Noa, lo que me hacía enfadar pues mi silla se atascaba con facilidad de encontrarse con un objeto. Moví la palanca que la controlaba con fuerza, y la agite enfadado al mismo tiempo que hacía pucheros.

Cuando Dianna me escuchó fue hasta mí y apartó todo lo que pudiera evitar que avanzara, pero en mi interior una especie de rabia se extendía. Aguanté las lágrimas tanto como pude, pero finalmente lloré . Cerré los ojos sin que esto evitara que mi dolor encontrara la manera de salir.

Mamá acarició mi cabeza. No la pude ver, pero estoy seguro que había apretado los labio para no acompañarme en mi llanto.

Me tallé la cara como pude, luchando con los espasmos y la debilidad de mi brazo. Supe que las mejillas se sonrojaron pues sentía el calor, por eso quería cubrir mi rostro.

Sin embargo, no lloraba por haberme encontrado con obstáculos en mi propia casa, lo hacía porque me había convencido a mí mismo de que vería a Julie, pero eso no sucedió.

Continue Reading

You'll Also Like

11.7K 432 12
Historias breves de los personajes de Jujutsu Kaisen. Los personajes pertenecen a su respectivo autor.
22K 2.2K 26
-Quiero verte el rostro- Las palabras salieron de mis labios sin pensarlo. Mi respiración estaba entrecortada-. Quítate la máscara. -No- Su dedo traz...
22.2K 1.6K 24
Después de a ver sido recatada por Kanae y Shinobu ellas la acogieron y criaron [.........] Al defender a sus amigos ella llama la atención de el inv...
9.5K 1.2K 37
Hace muchos años, tantos que es imposible recordar cuántos, había muchos Jinetes. Jinetes de dragones. Estos Jinetes poseían el Vínculo, un enlace...