Ese día Jack se sintió la persona más terrible del mundo, se ponía a pensar lo que había hecho en aquel centro comercial y se sentía horrible, incluso se sentía peor que un asesino o un ladrón.
Lo que le había hecho a ese pobre chico lo hacía sentirse realmente mal, sus padres le enseñaron a respetar a la gente por igual y ese día se sintió como si traicionara la educación de sus padres.
—Jack, amigo —Eugene entró al comercio con una gran sonrisa.
Jack llevaba toda la tarde atendiendo a la gente él solo ya que Eugene se encontraba "enfermo" y no podía ir a trabajar.
Jack frunció el entrecejo en cuanto lo vio entrar y de nuevo volvió su vista a la linda chica que tenía enfrente.
—Un gusto, vuelve pronto —la chica toma la bolsa color café y sale sin decir nada.
Jack aprovecha que el lugar está casi solo y se voltea a ver a Eugene cruzándose de brazos, está realmente molesto con su amigo por haberlo dejado solo.
—¿Qué? —pregunta Eugene alzando los hombros.
—Me dejaste solo por irte por tu novia, al menos pudiste avisarme que no vendrías, así no tendría que haberte esperado toda la mañana y hubiera llegado temprano al trabajo.
—Lo lamento Jack pero ve el lado positivo, falta media hora para que tu trabajo aquí finalice y vayamos a una increíble fiesta.
Eugene trató de abrazarlo como era costumbre pero Jack se apartó.
—Que bueno porque ahora mismo me largo de aquí —y dicho esto Jack se quitó el chaleco del trabajo y salió del local dejando a un Eugene confundido.
Jack estaba realmente molesto por la actitud de su amigo pero no podía decirle nada, había salido y lo más probable era que su jefe lo despediría y tendría que buscarse otro trabajo.
—Maldito Eugene, estúpido soy por tener a un amigo como él —Jack tomó asiento en la parada del autobús.
Estaba cruzado de brazos y su semblante era serio pero un tosido a su lado lo asustó, su semblante cambio y ahora estaba maldiciendo en su interior. A su lado se encontraba el chico que conoció hace cuatro días en el centro comercial, de nuevo se sintió mal y trató de levantarse e irse pero se detuvo, ya lo había hecho una vez y si lo volvió a hacer sería un estúpido.
—Hola —saludó acercándose un poco más.
El castaño ladeó la cabeza a su dirección, aún traía esos lentes obscuros.
—¿Hola? —preguntó el castaño con un poco de miedo.
—Oye lamento lo de la otra vez —Jack fue directo al grano pero al ver que el chico juntaba sus cejas confundido siguió. —Soy Jack, nos conocimos en el centro comercial, el chico que te dejó después de que me dijeras que eres ciego.
Hiccup sonrió.
—Oh ya recuerdo, no te preocupes Jack, no eres el primero que huye.
Jack sintió una punzada en su corazón, saber que otra gente le hacía lo mismo lo hacía sentirse molesto.
—Lo lamento, siento mucho haberme ido.
—No te preocupes, supongo que ya me acostumbre, ¿Qué haces aquí?
—Bueno trabajo en la cafetería que está en la calle Whithemore, ¿creíste que te estaba siguiendo?
Hiccup soltó una risita por la pregunta que el peli-blanco había insinuado.
—En parte creí que sí pero supongo que te creeré —Hiccup junto sus manos nervioso.
Le ponía mal hablar con gente extraña, la mayoría de sus conversaciones era con Astrid y algunos compañeros y por lo regular no conocía gente nueva.
—Mejor dime qué haces aquí, me parece raro que una persona como tú esté sola, bueno me refiero a que una persona ciega por lo regular viene acompañado de un perro guía, bastón o alguna persona, lo lamento no sé qué decir, soy un idiota.
Jack bufo, estaba nervioso y decirle a una persona ciega que era ciega se sentía idiota, esperaba a que el chico se levantara y se marchará pero en cambio esté rió lo que lo hizo mirarlo a esos lentes obscuros.
—No eres un idiota Jack, y respondiendo a tus observaciones, es un poco vergonzoso pero lo qué pasa es que me perdí, estaba con mi amiga Astrid pero en unos segundos nos separamos y traté de encontrarla pero ya estábamos muy lejos y bueno, una señora me dijo que esperará aquí.
—No creó que sea vergonzoso perderse, yo estoy esperando el autobús, mi amigo Eugene me dejó en la mañana y yo ahora lo dejó a él, si gustas, aquí en lo que llega el autobús podría quedarme contigo.
Hiccup sonrió, se sentía bien tener compañía.
—Me encantaría.
Jack asintió y se acercó más al castaño, quedando casi un centímetro de distancia entre ambos cuerpos.
—¿Y qué haces en tu trabajo? —preguntó de repente Hiccup.
—Por lo regular casi siempre estoy en la caja pero a veces suelo ser mesero o estoy en la cocina y a veces, cuando mi jefe me deja, trabajo en la cocina como pinche.
—Se escucha maravilloso.
—Verlo es maravilloso, hacerlo es un poco atareado pero te acostumbras.
Ambos siguieron charlando por alrededor de unos cinco minutos hasta que el autobús estaba por llegar y era la hora de despedirse pero sin embargo a Jack le pareció algo molesto que llegará el autobús mucho antes de lo que solía tardar, se la estaba pasando genial con Hiccup.
—¿Por dónde vives Hiccup? —el nombrado dudo unos segundos, no sabía la razón por la cual Jack preguntaba pero de igual manera le iba a decir.
—En la calle Willst, ¿por?
Jack se alegró, Hiccup vivía a unas cuantas calles de su casa y ambos podrían ir en autobús y continuar hablando.
—Puedo llevarte a tu casa, vivo cerca de ahí y bueno, sirve que te dejo en tu casa, sano y salvo.
Hiccup sonrió, podría esperar aburridamente sentado a que su amiga lo encontrará o podría irse con un Jack muy alegre.
—Claro, sería muy lindo de tu parte.
Jack asintió y tomó la delicada mano del menor entre la suya, su piel era suave y se sentía bien tenerla entre la suya, ambos abordaron el autobús cuando llegó y tomaron asiento.
Y así fue como ambos siguieron hablando por treinta minutos, lo increíble que de estar con Hiccup era que nunca se le acababan los temas de conversación, siempre hablaba y lograba distraer al peli-blanco de lo aburrido que era venir en el transporte público.
Y bueno, Jack era esa clase de persona que sin importar lo mal que te iba en el trabajo o por más que te esforzarás en pensar que fue un mal día te sacaba una sonrisa con las respuestas sin sentido que le daba a las preguntas de Hiccup.
El autobús se detuvo en la parada y ambos chicos bajaron del autobús riendo, se la estaban pasando de maravilla pero era la hora de despedirse.
—¿Quieres que te deje hasta tu casa? —Jack insistía en dejar al castaño hasta la puerta de su casa pero Hiccup se negaba.
—No te preocupes Jack, conozco el camino, ya sé el camino y te aseguro que la señora Finds estará regando sus plantas y me llevará a casa, nada me pasará.
Y era cierto, Hiccup conocía las calles que rodeaban la suya, no por nada sus padres lo habían puesto desde que tenía seis años a caminar a su casa, obviamente con ellos atrás de él.
Jack asintió algo disgustado pero ya no quería presionar más al menor.
—De acuerdo, fue agradable verte de nuevo.
—Lo mismo digo, nos vemos luego.
Y dicho esto el castaño caminó hacia su respectiva calle dejando al peli-blanco atrás.
Hola.
¿Qué les pareció el primer capítulo?
Espero que lo hayan disfrutado.
¡Los amo!
Cuídense. ❤️