Al escuchar aquel grito de Paty me alegre tanto.
— ¿Qué haces aquí? Debes irte —Mencione detrás de la puerta.
—Dime que no es verdad, dime Luis, dime que te iras conmigo —Comenzó a llorar.
—No llores, debes irte. Yo me marchare luego —Respondí al borde del llanto.
—Deja de mentir, la directora me lo dijo todo —Dio un golpe a la puerta.
Maldita bruja, aun cuando le suplique que no le dijera, pero que esperaba, ella es el mal en persona.
—Paty, debes irte. Yo estaré bien, tengo experiencia aquí, yo más que nadie se cómo es la vida aquí —Saque mi mano por la pequeña ventanilla que había en la puerta y ella la tomo.
—Luis, perdóname. Siempre te causo problemas, yo realmente no me quiero ir sin ti —Sujeto mi mano con gran fuerza.
—Paty, yo fui muy feliz gracias a ti, jamás fuiste un problema para mí. Llegaste para alegrarme la vida, me diste aquella esperanza que había perdido —Susurre desde el interior de la habitación.
Paty se mantuvo en silencio y solo escuchaba el llanto salir de sus labios y el cómo intentaba ocultarlo.
—Cuando me marche Luis, contare todo, les diré todo lo que tú me has dado. Mencionare el mal sabor de la comida y del frio que se siente cuando te bañan con agua helada —Tomo aire y continuo —También lo cruel de la directora. Les mostrare mi mano y les diré como duele que te golpeen con una regla. Les contare de ti Luis, yo volveré. Lo prometo —El llanto de Paty le impedía decir las palabras —. Mencionare lo duro y difícil que es vivir en este infierno, los cuartos oscuros, las camas duras y lo que nos hacen trabajar.
Paty golpeo su mano en la puerta mientras que con la otra sujetaba la mía con fuerza.
Mis ojos poco a poco se llenaron de lágrimas, que no podía controlar.