-Mucho gusto Natsu -Dijo la rubia regalandole una de sus sonrisas al pelirosa, Natsu se quedó paralizado con la belleza de la rubia, los ojos color chocolate de esta, su pelo sedoso y dorado, su mano tan suave como la tela al igual que calida, sin darse cuenta una sonrisa se plasmó en su rostro sonrojando un poco a la rubia.
-Mucho gusto Lucy... ¿Eres la amiga que menciono Levy? - Pregunto el viejo de pequeña estatura.
-A si es maestro ella es la amiga que le he mencionado -Dijo su amiga Levy mientras tomaba el brazo de esta y la ponía frente al viejo.
-Me alegra mucho que te quieras unir a nosotros, siganme, estaba por dar un recorrido justo ahora y les servirá a ustedes también -Dijo el viejo con una sonrisa.
La pequeña Nashi apretó nuevamente la mano de Natsu, el miedo la estaba amenazando.
-Oh no, no en mi guardia -Se dijo Natsu para sus adentros mientras cargaba a la pequeña Nashi.
-Papi... -Nashi dijo en los brazos de Natsu.
-¿Es tu hija? -Preguntó Lucy con los ojos abiertos como platos por la sorpresa, Levy estaba igual, Natsu no aparentaba más de veinticinco años y era padre.
Natsu sonrió, era la misma reacción que todos tenían, no sabía si sentirse insultado o alagado... Pero eso dejó de importar hace mucho tiempo.
-Si, es mi hija... Vamos Nashi saluda -La pequeña se estremeció al escuchar su nombre, con cuidado soltó un brazo de su padre y lentamente estiro su mano hacia donde creía que estaba Lucy, Natsu apagó su sonrisa, la estaba estirando en una dirección donde no había nadie.
Un sentimiento de triztesa se acumulo en el pecho de Lucy, Natsu tomó la mano de Nashi y la colocó en la dirección donde se encontraba Lucy.
-Lo siento... -Dijo la pequeña Nashi con la mirada baja.
-No te disculpes pequeña, dime tu nombre -Pidió amablemente Lucy con una sonrisa cálida en el rostro, de cierta forma, una sonrisa maternal.
-Mucho gusto... Mi nomble es Nashi Dragón -Dijo Nashi mientras Lucy tomaba su mano y la apretaba con delicadeza.
-¿Dragon? -Pregunto Levy intentando no reír.
-Dragneel, se llama Nashi Dragneel... ¿Cuando aprenderas a decir bien tu nombre? -Se quejo el Dragneel golpeando a su hija en la cabeza.
-Papi... No me pegues -Se quejo Nashi riendo al igual que su padre.
El maestro como Lucy y Levy sonrieron, se notaba que Natsu quería mucho a Nashi.
Siguieron caminando por las instalaciones, la cafetería, los salones, mientras Makarov decía las ventajas de su escuela con orgullo.
-Cada mes se hace la revisión mensual... Valla la redundancia... -Natsu y sus acompañantes rieron.
-Se hace un examen al personal por la seguridad de los pequeños, espero no les moleste eso Lucy, Levy.
-No se preocupe maestro, no nos molesta ¿Verdad Lu-Chan? -La nombrada rápidamente negó nerviosa.
-Bien, también contamos con especialistas oculistas para revisar a los pequeños, muchas veces logramos hacer que los pequeños tengan su visión y en otros... Lamentablemente no se ha podido hacer nada.
-Ya hemos recurrido a muchos médicos -Dijo Natsu -Pero todos nos dicen lo mismo, el caso de Nashi tras ser de nacimiento no se puede hacer nada, pero de todas formas estare agradecido que hagan eso con mi hija cada mes -Dijo Natsu con una mirada donde se podía ver la esperanza a través de esos ojos jade, Lucy se sonrojo, decir que Natsu no era guapo era mentir, sus facciones y lo poco que su ropa dejaba ver de su cuepo era suficiente para que Lucy diga que Natsu es el hombre perfecto, además su actitud madura era lo que ella veía en un hombre, se veía a simple vista que Natsu no era esos chicos de fiesta, era todo lo contrario, ya se imaginaba un antecedente escolar perfecto, nada de drogas, alcohol, y sexo mucho menos antecedentes penales... Natsu tenía que estar casado, para tener una hija.
La decepción y la tristeza la llenaron por dentro, por un momento se imaginó ir tomada del brazo por Natsu mientras Nashi iva en los hombros de Natsu... Como una familia.
-No te preocupes Natsu, se te notificara de absolutamente todo lo que pase en esta escuela, desde cambios de salon hasta cambios de horarios -Natsu sonrió, su hija estaba en buenas manos.
Siguieron caminando por la escuela, un jardín enorme donde sin problemas cabía un lugar lleno de flores de diferentes tipos de colores, era como un laberinto de flores, hermoso sin duda alguna y del otro lado habia un area de juegos sobre un pasto verde y bien cuidado, resbaladillas y columpios era lo que mas habia, habia otro tipos de juegos seguros para niños como Nashi.
Los cuatro tomaron asiento en una banca del jardín, era hermoso el lugar, se respiraba armonía y tranquilidad combinado con el dulce aroma de las flores del jardín.
-Vi por internet que había varios talleres como lectura, Música... Etc.
-Es correcto Natsu, tenemos un taller de deportes, Futbol y Basket Ball es lo que mas practicamos ya que es lo mas seguro para los niños, un taller de manualidades, no te preocupes todos los materiales son usados con sumo cuidado, tratamos de no usar cosas que puedan dañar a los niños, un taller de Lectura donde estará Levy y la señorita Heartfilia.
Natsu giro a verlas y estas saludaron con una sonrisa en el rostro.
-Nada de formalidades maestro, solo llameme Lucy.
-Vale, entonces te llamare Lucy -Dijo el maestro con una sonrisa.
-Papi, ¿Podemos ir al columpio? -Nashi tomó la playera de su padre y la jaloneo para que este le hiciera caso.
-Nashi, un no... -
-Claro que pueden, sirve que se familiarize con el lugar -Dijo el viejo mientras sonaba su celular -Lo siento ahora vuelvo -Natsu y Nashi se dirigieron a los columpios, Lucy y Levy caminaron por aquel laberinto de flores, un laberinto sencillo y pequeño pero era un lugar tranquilo.
-Lu-Chan -Llamó la pequeña Mcgarden caminando por el laberinto.
-¿Que pasa Levy-Chan? -Contesto su mejor amiga mirando como Natsu empujaba a Nashi quien estaba arriba del columpio riendo.
-¿Te gusta Natsu? -Inmediatamente la rubia cayó al suelo por la pregunta de su mejor amiga.
-Claro que no -Rápidamente negó la rubia con un ligero rubor en las mejillas.
-Pero parece ser el hombre que quieres, oh por lo menos como me lo describes -Dijo Levy mientras se acercaba a oler los pétalos de las flores.
-No lo voy a negar, el es el hombre que sueño...
-¿Entonces? -Insistió su pequeña amiga.
-Me gustaria conocerlo, ser su amiga... Eso es todo, aún tengo muchas cosas que hacer para tener una relación.
Su amiga hizo un puchero en señal de inconformidad por la respuesta de la rubia.
Una risa llamó la atención de las dos, giraron a ver la fuente de la risa solo para ver a Nashi en el suelo y su padre haciéndole cosquillas.
-Papi, Papi, para... -Pidió entre lágrimas provocadas por las coquillas de su padre.
Lucy y Levy sonrieron.
-Además debe de estar demasiado ocupado cuidando a su hija para que se fije en mí -Dijo Lucy mientras suspiraba y caminaba de regreso con su amiga, Levy decidió ya no decir nada.
Para cuando llegaron Natsu estaba admirando el cielo junto a su hija, aunque ella no pudiera verlo.
-Papi ¿Me quedaré en esta escuela? -Pregunto la pequeña tomando la mano de su padre.
-No te obligare Nashi, es tu decision, si tu quieres te quedaras y si no quieres estare contigo en casa.
Natsu le sonrió y llevó la mano de su pequeña hasta llevarla a sus labios y besar su pequeña mano, Nashi se sonrojo.
Nashi le dio un giro inesperado en la vida de Natsu, quien diría que aquel drogadicto y alcohólico terminaria cuidando de su hija y vaya que la cuidaba mucho mejor que otros padres sin problemas de adicción.
-¡Chicos! -Escucharon la voz de Makarov y se levantaron del suave pasto para seguir con su recorrido.
Caminaron y revisaron cada uno de los talleres, Deportes, manualidades, baile.
-Y aquí está el taller de música -El viejo abrió las puertas de madera, era un espacio libre con pocas sillas, había guitarras postradas en sus bases, violines en sus estuches acomodados en una repisa, donde abajo se encontraban las flautas, una batería en una de las esquinas, dos harpas por justo a la batería, y en el centro se hallaba un enorme piano de color negro.
Natsu tuvo que controlarse para no pedir permiso y tocar aquel piano enorme.
-Valla, es mucho más grande de lo que me imaginé -Dijo Lucy mirando cada instrumento que había en la habitacion, habia de todo, armónicas, flautas.
-¿Podre tocar el piano como mi papi? -Pregunto Nashi "mirando" al viejo.
-¿Tocas el piano? -Pregunto Levy con curiosidad.
Natsu se puso nervioso, siempre se ponía nervioso cuando tocaba para personas quienes no eran su familia.
-Si, soy pianista -Dijo Natsu.
-Papi, papi, enseñales como tocas el piano -Pidio Nashi con esa mirada que decia "Aunque no quieras cumpliras mi capricho"
-Vale vale, tú ganas pequeña -Natsu cargo a su hija y la sentó en el banco de color negro, al igual que su hija Natsu se sentó, el maestro como levy y Lucy miraban atentos a cada movimiento de Natsu.
(La canción es Brian Crain-Dream of Flying para los que la quieran escuchar)
Natsu comenzó a tocar con delicadeza, a Nashi le encantaba escuchar a su padre tocar el piano, la relajaba y le encantaba, era extraño, pero de cierta forma era la única manera en que Nashi podía... Ver, como ya dije era extraño, pero podía ver.
Lucy abrió sus ojos con sorpresa, si Natsu ya era perfecto esto lo hacia aun mas perfecto.
-Su esposa es una suertuda -Pensó Lucy con una sonrisa al igual que Nashi dejándose llevar por la melodía a Lucy a diferencia de gente de su edad no le gustaba la música que sus compañeros si les gustaba, ella prefería algo más calmado algo como lo que estaba tocando Natsu.
Rara, así es como muchos le decían, pero a ella no le importaba, Nashi se movía la cabeza de un lado a otro en sincronía con la melodía, Natsu sonreía al notar los pequeños movimientos de su hija, cuando Natsu tocaba el piano todo se llenaba de colores, a veces eran muchos colores como un arcoíris pero en otras era un color gris y monótono, casi sin vida.
Cuando Natsu terminó de tocar Lucy, Levy y el viejo aplaudieron con una sonrisa al igual que Nashi, aunque ella solo se lanzó a los brazos de su padre mientras lloraba de lo hermoso que había sido.
-Eso fue genial Natsu, deberias de pasarte por aquí y enseñarle a los niños -Propuso el viejo con una sonrisa, Natsu nego.
-Tengo mucho trabajo, esta escuela no es barata y entiendo porque, me gustaría pero tendre mucho mas trabajo ahora que tendré que pagarle una escuela a Nashi.
-Entiendo, no te preocupes -Dijo el maestro saliendo de la sala de música seguidos de Lucy y Levy, cada vez que Natsu hablaba más con el maestro se notaba que era más maduro que los chicos de su edad, su padre lo aceptaría sin problemas... Si se pudiera.
-¿Por cierto, que turno quieres que valla Nashi? -Preguntó el maestro caminando, los ojos de Natsu se llenaron de una ligera esperanza, tal vez podría seguir trabajando en la oficina y no perdería nada de su sueldo.
-¿Turno completo? -El maestro paro en seco tras escuchar a Natsu y le miero serio, Natsu recordo cuando entraba a su oficina en la universidad.
-Esto no es una guarderia Natsu, los pequeños necesitan a su familia.
-Entiendo, entiendo, no se tiene que poner haci, ya sabe que no la tengo facil viejo.
Lucy y Levy a pesar de no querer prestar atención a la conversación les era imposible no hacerlo.
¿Porque no la tiene fácil? ¿Porque quería un turno completo para Nashi? ¿No quería que su hija molestara?
Lucy miró a Nashi y solo tenia la cabeza baja tomando la mano de su padre, siguieron caminando al último taller, el de Lectura, el área laboral donde trabajaría Lucy junto con su mejor amiga Levy.
Natsu tomó a su hija en brazos, Lucy sonrió, a pesar de que su hija no hablaba parecía que Natsu sabía los estados de ánimo de esta sin decirlo, algo que para la rubia era realmente tierno y conmovedor.
-Ya nena, no pasa nada -Dijo Natsu besando la frente de su hija, Lucy río junto a Levy al ver como Nashi se sonrojaba por tal acto.
Las palabras que Natsu dijo no era lo que su rostro reflejaba, su rostro reflejaba angustia, pero... ¿Porque?
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Hola chicos, espero que esten todos muy bien, en especial aquellos de la ciudad de México donde yo vivo, porque este temblor de ayer estuvo horrible señores, horrible, gracias a dios mi familia y yo estamos muy bien, pero no puedo decir lo mismo de los miles de mexicanos afectados, espero que todos esten muy bien y sin más su querido escritor los deja.