Su día en el trabajo comenzaba a aburrirle más de lo normal, siempre era la misma rutina, una y otra vez hasta que algún día reuniría el valor suficiente para marcharse de aquel lugar pero raramente cada vez que se sentía preparado se detenía frente a la puerta de su jefe y se daba media vuelta para seguir con su trabajo en la caja.
—¿Por qué presiento que alguien está de malas hoy? —su compañero a su lado soltó una carcajada al verle de pies a cabeza.
—Cállate Eugene —respondió mirando mal a su compañero.
—Ay vamos Jackie —el nombrado rodó los ojos al sentir como su compañero rodeaba sus hombros. —Esto está aburrido y tú sabes tan bien como yo que la única manera para no morir de aburrimiento en este lugar es molestándote.
Eugene esbozó una radiante sonrisa de oreja a oreja, Eugene siempre hacia lo mismo, le molestaba una y otra vez y lo peor de todo no era que lo molestará si no que llevaba cuatro meses haciendo lo mismo, sin parar.
—Ve el lado positivo, dentro de unos quince minutos más está tortura por fin terminará y seremos libres de hacer lo que queramos.
—Si te referías a que iremos al banco a ver si ya le pagaron a tu novia me lo hubieras dicho.
—Rapunzel quiere que pase hoy, ella no puede.
—Patético, eres un mandilón de primera.
Eugene frunció el ceño y se alejó de su compañero, molesto por lo que había dicho. Jack en cambio estaba sonriente, le había dado en el punto débil de Eugene.
—Tu trabajas aquí y no precisamente porque quieras.
—Trabajo aquí al igual que tú para mantener a alguien, lamento que ese alguien para mí sea mi hermana.
—¿Hasta cuando dejarás de mantener a Elsa? —preguntó Eugene apoyándose a un lado de la caja y mirando a su amigo.
—Hasta que ella sea mayor de edad, tengo que esperar un mes y medio y por fin seré libre.
—¿Y qué hay de la herencia? , pudiste usar ambas.
Jack lo pensó por unos segundos, Eugene tenía razón pero sería abusar más de sus padres.
—A diferencia de ti Eugene yo sí pienso las cosas, no quise usar la herencia por respeto a nuestros padres además; Elsa no me lo permitiría y para sacar su herencia tenía que tener una firma de ella y dudo seriamente que me la quiera dar.
—Amigo es hora de largarnos de aquí, nuestro turno termino.
Jack bufó molesto, su amigo siempre le hacía lo mismo, lograba sacarle una plática que para él consideraba interesante y sin más Eugene la abandonaba.
Tomó sus cosas y dejó las del trabajo para salir con un castaño muy sonriente.
—¿Me acompañarás? —preguntó Eugene abriendo la puerta de su auto.
—Claro, no tengo otra cosa más interesante que hacer.
Jack levantó los hombros y entró al auto en el asiento del copiloto, estaba seguro que ese asiento ya tenía su figura plasmada de tantas veces que a subido ahí.
Eugene encendió el auto y la radio para distraerse todo el camino cantando a todo volumen, mientras que Jack lo miraba cantando pero está vez no lo miró como hacia todas las veces, está vez cerró sus ojos y disfruto de la música.
Constantemente hacia lo mismo con Eugene, siempre cantaba y él lo miraba atentamente, su amigo memorizaba la letra de las canciones y sin ningún problema las cantaba a todo pulmón sin importarle que desafinara.
Después de unos minutos de estar con los ojos cerrados y escuchando la radio el auto se detuvo en el estacionamiento del centro comercial.
—Creí que iríamos al banco —habló el peli-blanco mientras salía del auto.
—Rapunzel quiere que la vea aquí, acaba de mandarme un mensaje, dijo que era urgente vernos, vamos.
Jack no dijo nada más y ambos caminaron hacia el elevador en un rotundo silencio.
Cuando las puertas del elevador se abrieron en el segundo piso Eugene y Jack salieron.
—¿Te parece si esperas en esa banca de allá? —señaló una banca detrás del peli-blanco.
—Lo que faltaba —rodó los ojos.
—Por favor, no tardó mucho —Eugene junto ambas palmas en forma de súplica.
—De acuerdo, pero si tardas más de lo usual me voy.
Eugene asintió repetidas veces. —Te prometo no tardar.
Y dicho eso Eugene salió corriendo hacia el área de comida rápida, Jack no hizo nada más que bufar y caminar hacia la banca que Eugene le había señalado.
Se dejó caer bruscamente lastimándose un poco la cadera pero no le importo, le daba igual, sólo tenía que esperar a Eugene y después iría a su casa y vería televisión por el resto de la tarde y quizás más noche estaría buscando una nueva serie en Netflix para matar tiempo.
—Siéntate aquí, no tardaré mucho, ¿Si? —una pareja al otro extremo de la banca se encontraba realmente agitada, se veía que habían corrido.
—Astrid, casi siempre que venimos a un centro comercial sueles abandonarme e irte a quién sabe dónde, si soy una carga puedes decírmelo.
—Por favor Hiccup, sólo serán veinte minutos, máximo treinta pero te prometo que no tardaré como la última vez.
—De acuerdo.
La chica chillo feliz y beso la mejilla de su amigo rápidamente para después salir corriendo a quién sabe dónde. El castaño sonrío y tomó asiento a un lado de Jack, quien sólo lo miraba de arriba a bajo, traía puesto unos lentes oscuros y miraba a todos lados.
—¿A ti también te dejaron como una mascota a fuera de una tienda? —Jack estaba aburrido y quizá hablarle a alguien en su misma situación le quitaría el aburrimiento.
El chico a su lado sonrío mostrando sus perfectos dientes blancos.
—Sí, bueno mi amiga tenía que hacer unas cosas, pero lo más probable es que ahora mismo se encuentre con su novio comiendo o algo por el estilo.
—Creí que tú eras su novio —Jack se acercó un poco más mirando detenidamente al chico.
Se veía más joven que él, bueno no era que Jack fuera viejo o algo así pero por lo regular no se juntaba con gente que aparentaba tener diecisiete años.
—Bueno parece serlo pero sólo somos amigos, ella tiene su vida a parte, aunque varia gente me lo dice comienzo a sospechar que le gusto.
Jack sonrió por el comentario del chico, en cierto modo le causó gracia lo que había dicho.
—Me llamó Jack.
—Hiccup, aunque supongo que ya escuchaste mi nombre.
Jack asintió con una sonrisa, había escuchado todo lo que la rubia le decía al castaño y se había aprendido su nombre.
—Y dime Jack, ¿Qué haces aquí? , ¿Igual estás solo?
—Mi amigo vino a ver a su novia, cosas de parejas.
Hiccup asintió, ya no sabía que más decirle, apenas conocía a la persona a su lado y se sentía incluido hasta que Jack tocó un tema un tanto sensible para Hiccup.
—Parece que lloverá más tarde, que lastima era un buen día, ¿no crees?
—Oh —dijo bajando la cabeza. —Lo siento pero por si no lo notaste soy ciego.
Y esas dos palabras hicieron que Jack guardara silencio y se levantará de ahí lo más rápido posible y caminará hacia otro lugar que no fuera la banca con aquel chico castaño sentada en ella.
Hola.
Antes que nada quería decir que está historia no está hecha con el afán de ofender ni mucho menos hacer sentir mal.
Recordemos que cada persona tiene una percepción diferente a lo que es una persona ciega y cómo es su vida día a día.
Segundo punto, por favor si te identificas con el tema principal de la historia que es estar en una relación tóxica dónde no te dan el lugar que mereces, sal de ahí. Sé que no es fácil ya que te lo dice una chica cuya vida tuvo una relación tóxica durante 6 años, siempre hay algo mejor esperando ahí afuera y no siempre es una persona, no tengas miedo a estar solo/a, rodeate de aquellos que te aman y te dicen que esa persona no es buena. Si tú lector que me lee y conoce a alguien que pasa por esto, recuerda que no es tu deber cuidar a alguien así, tu salud mental también importa y es importante cuando decir BATA.
Por el momento espero que disfruten de la historia como yo disfrutaré escribiéndola.
¡Los amo!
Cuídense. ❤️