Después de varios golpees, me encerraron en el cuarto de castigo.
Mi nariz me sangraba incluso después de encerrarme y mi mano tenía un color morado verdoso. Mi camisa se había roto y el frio que corría por la ventana tocaba mi cuerpo y congelaba mis huesos.
Desde aquella ventana podía ver la luna.
Fue entonces cuando mi corazón empezó a latir tan fuerte que mis ojos se llenaron de lágrimas.
Estaba feliz y triste. Me iba a quedar solo nuevamente, cuando salga de aquí sabía que no me iban a estar esperando, que nadie cantaría para mí y que nadie robaría una comida para ayudarme.
No estoy seguro si a esto se le llamara primer amor, pero, para mi Paty es mi único y gran amor. La amo tanto, que quiero que sea tan feliz.
No importa si mi nariz sangra o si tengo frío.
Lo único de lo que me arrepiento es que no podre despedirme de ella cuando se marche.
Y estoy seguro que se ira con el mismo vestido floreado que me cautivo la primera vez que la vi.
Es una lástima que no pueda verla vestida tan hermosa......