"¡Mamá! ¡TaeTae tiene algo que decirte!"
Exclamó una divertida Kim Taeyeon de catorce años apenas cruzó la puerta de su hogar, acusando a su pequeño hermano antes de que éste pudiera escabullirse silenciosamente a su habitación en el piso de arriba. Así fue como Kim Taehyung aprendió que nunca podría contar con su hermana para mentirle a su madre.
Por eso ahora estaba sentado en una de las sillas del comedor con una toalla reposando sobre sus hombros, mientras su progenitora pasaba la cortadora de cabello afeitando su cabeza hasta dejarlo con el mínimo posible, para deshacerse de los chicles incrustados en las raíces de su cuero cabelludo, cortesía de uno de los abusivos más grandes de su primaria cuando esa tarde le empujó para defender a un niño de rechonchas mejillas de la clase vecina; era una pena que su valor y nobleza no hubieran sido suficientes para ayudarle cuando éste le empujó al suelo sentándose encima de él y dejándolo a su merced cuando comenzó con su maldad.
-¡Mamá~! -Se quejaba el pequeño removiéndose inquieto en su silla.
-Quédate quieto cariño, si te mueves quedará peor~ -Decía tranquila la mujer terminando su trabajo, pasando por última vez la maquina en la zona de las patillas donde había más chicle. -¡Ya está! Todo listo TaeTae. -Exclamó acercándole el espejo para que se pudiera ver.
-¡Mami! ¡¿Dónde está mi cabello?! -Gritó alarmado el pequeño de siete años pues a pesar de que su madre le había advertido que iba a tener que cortar mucho de éste nunca le dijo que le dejaría con al menos un centímetro apenas.
-Lo siento pequeño mío, pero tenías al menos doce chicles en toda la raíz, no pude hacer nada para salvarlo... -Observando el pucherito adorable que hacía su hijo al pasar sus manitas sobre el poco cabello que ahora tenía pensaba en que decirle para levantarle el ánimo, después de todo, no podía enojarse con él por haberse metido en un riña pues a pesar de todo, fue con un buen motivo. -Taehyung, mírame. -Pidió con dulzura la pelinegra. -Iré a devolver la maquina a la vecina y luego te daré un poco de tu cereal favorito, ¿Qué dices, crees que te lo ganaste?
Esa tarde parecía finalmente mejorar para el niño, lastimosamente, al jefe de su madre no parecía irle de la misma manera pues antes de que ella pudiera recompensarle solicitó su presencia en el estudio para resolver algunos problemas que se presentaron con la producción de las prendas de las modelos que debían enviar a Seúl en un mes.
Sin poder decir nada, la mujer debió irse y dejar a su pequeño al cuidado de su hermana mayor y sus dos amigas que casualmente ese día habían ido a pasar la tarde juntas.
-Awww~ ¿No es éste vestido rosado hermoso? ¡Y mira ese morado! ¡Ay, el aqua es precioso! -Exclamó demasiado emocionada Tiffany, mejor amiga de Taeyeon, apenas vio los vestidos de princesa confeccionados a mano por la madre de su amiga. -¡No puedo creer que en serio pienses en donarlos sin más! ¡Si por mi fuera los guardaría toda la vida y no dejaría ni a mis hijas tocarlos!
-Por supuesto que sí, los adoro y están llenos de recuerdos pero son demasiado... ¿Inflados? -Comentó entre risas Taeyeon. -Ocupan mucho lugar en mi closet y mamá dijo que al donarlos puede hacer que otra niña se ponga muy feliz por volverse una princesa y esas cosas~
-Ya la oíste, no todas son tan egoístas y acumuladoras compulsivas con su closet como tu, Tiff~ -Bromeó Sunny provocándole un puchero a la amante del rosado. -Aunque si tienes razón en que son hermosos, me encantaría poder verlos puestos. -Añadió resoplando, haciéndose hacia atrás para apoyarse contra la mesa de espejo que había en el cuarto de su amiga. -Con un buen maquillaje de ojos cualquier niña se sentirá la princesa más hermosa, puedo asegurar- ¡Ah, que es ésto! -Gritó cuando al recostar su mano en el mueble se llevó la sorpresa de terminar con su palma dentro de un tazón con un líquido que luego reconoció como leche. -¿Q-Qué?
-¡Noona! ¡Tu amiga metió su mano en mi tazón, ahora debes lavar mi leche! -Gritó el menor asustando a las tres muchachas que hasta ese instante no habían reparado en su presencia a un lado de la cómoda.
-¡Tae! ¿Qué haces aquí, te he dicho que no quiero que entres a-
-Cereal. -Dijo sin dejar a su hermana mayor dar el ya conocido discurso sobre respetar su propiedad y privacidad en el cuarto. -Mamá prometió darme cereal del Dragón azucarado, dámelo noona.
La pelinegra frunció el entrecejo, era bien sabido por todos que ese cereal con exceso de azúcar y pedacitos de chocolate le estaba prohibido a su hermano pues los carbohidratos en exceso en su sistema no hacían nada bueno a la conducta inquieta -Por decir algo amable- de éste, pues si en su estado normal se le acusaba de hiperactividad, impulsado por la energía extra, era lo que se conocía como un niño demonio. -No puedo hacer eso Tae, mamá no me dejó dicho tu permiso así que voy a asumir que mientes. No soy tonta niño. -Dijo intentando sonar autoritaria para que él le tomara en serio.
-¡Si lo eres, y si tengo permiso! -Replicó alterado el menor pues en serio quería su recompensa y ninguna hermana mayor podía meterse entre el y sus hojuelas de azúcar con forma de dragones. -¡Dame mi cereal noona!
-Taehyung, hazle caso a tu hermana, no se puede desobedecer a quien dejan a cargo. -Dijo amable Tiffany, quién sabía lo tímido que a veces se ponía el niño al hablar con ella y en consecuencia, solía hacerle más caso que a su familia. Por desgracia para la tarde tranquila que habían planeado, ese día el menor no tenía planeado escuchar a nadie hasta no tener su merienda. Sin decir nada le volteó el rostro a la castaña joven y chocó sin querer a la de menor estatura en su camino para recoger su tazón e irse a la cocina para subirse a los muebles y servirse él mismo si era necesario.
Taeyeon ahora enojada por lo grosero que había sido su consanguíneo, se acercó a éste tomando el tazón con sus manos para arrebatárselo, entrando en una riña de jalones al mismo que terminó en desastre cuando el niño con maldad lo soltó derramando todo el contenido en la blusa azul de la mayor. -Ahora si estás muerto mocoso malcriado. -Anunció la chica con una mirada furiosa dedicada al niño que le sonreía triunfante antes de sacarle la lengua e intentar escapar del cuarto. -¡Atrapenlo! -Gritó a sus amigas quienes se volverían sus cómplices en la misión para vengar a su ahora estropeada blusa favorita.
[~*~]
-¡Noonaaaaa! ¡Lo lamento! ¡Seré un buen niño! ¡Juro que no le diré nada a mamá! ¡También prometo que nunca más te molestaré cuando traigas a ese niño feo a casa! -Chillaba el menor con la mejilla pegada al frío suelo de la sala luego de que las tres muchachas le atraparan cerrando sus escapes y la mayor de todas le recostara sentándose sobre su espalda pero sin lastimarle.
-¡Baekhyun no es feo! -Defendió Taeyeon. -Y no lo volveré a traer, no después de que lo empujaste al lodo durante la lluvia... -Murmuró bajito, recordando nuevamente el enojo y la vergüenza de ese día.
-¿Qué harás ahora Tae? -Inquirió Tiffany. -No creo que tu mamá se ponga feliz si sabe que ayudamos a hacerle algo malo a tu hermanito...
-¿Qué tal si le damos una lección que no olvide pero que no sea cruel? -Propuso Sunny mientras observaba divertida la situación. -Creo que yo tengo una idea muy buena y divertida~
-TaeTae~ ¿Qué opinas? -Un bufido mezclado con un lloriqueo infantil fue la única respuesta que obtuvieron. -¿Volverás a portarte mal y desobedecer a tu noona? -Preguntó entre risas Sunny acomodando los rizos castaños que descendían sobre el rostro sonrojado del niño detrás de la oreja del mismo. Él negó. -Eso creí. -Añadió. Tras difuminar un poco la sombra de ojos y arreglar la peluca que se había torcido, dio por concluida su obra conjunta con sus amigas.
-Debo admitir que aunque estaba en contra de ésto, se ve adorable y... ¡Preciosa! -Dijo con una sonrisa brillante en su rostro. -Desearía tener una hermanita menor para vestirla así... ¿Tae, me prestas a tu hermano algún día? -Preguntó esperanzada la castaña.
-No creo que se deje vestir de princesa nunca más. -Rió Taeyeon. -Aunque ya que aprendió su lección tampoco lo veo necesario así que diré que no Tiff. -La nombrada hizo un mohín frustrada. -Lo bueno es que Sunny ya pudo ver que tal lucen los vestidos. -Comentó tranquila.
-¡Eso no es cierto! Está sentado y atado con la cuerda de brincar, no se puede apreciar bien los detalles del bordado ni mucho menos el tul esponjado de la falda. -Se quejó la más bajita. -Hay que soltarlo y ponerlo a dar vueltas para poder verlo. -Añadió sonriente.
-Realmente estás disfrutando ésto. Aunque no se puede. -Concluyó seria. -Si lo sueltas saldrá corriendo a hacer desastres para vengarse y que me culpen de no cuidarlo bien.
-No lo haré, ya me portaré bien. -Acotó con una sonrisa que enseñaba todos sus dientecitos blancos. -Si desean hasta haré unas volteretas y moveré las pestañas súper rápido como Tae noona hace cuando ve a ese chico feo. -Añadió cerrando sus ojos fuerte en una sonrisa compradora a la que la pelinegra rodó los ojos acercándose para desatar el nudo que ella misma había hecho. Apenas se vio libre camino unos cuantos pasos hasta poder subirse a la silla frente a la cómoda para verse. En un inicio se sintió asqueado por lo que veía; en sus ojos las sombra colores difuminadas cargaban todo de un color azul verdoso acompañando y contrastando el delineado profesional que hacían a sus orbes asemejarse en demasía a los de un felino, sus labios de un rosado suave relucían brillantes y sus mejillas rojizas debido al rubor, casi no se reconocía, más teniendo en cuenta la peluca de largos bucles que le habían colocado. -E-Esto es... horrible.
-Ay niño, no sabes nada. -Dijo Sunny ofendida por el hecho de que sus habilidades con el maquillaje -Desarrolladas gracias a la ayuda que aportaba a su madre en el salón de belleza del que ella era dueña- no hubieran sido valoradas. -Ahora sé bueno y baja para que podamos ver a ese vestido girando.
Poniendo mala cara, Taehyung, obedeció pero a paso lento, más, a mitad de camino se detuvo para levantar la mirada cruzándola con la de su consanguínea, sonriendo con una mueca que comunicaba la travesura que planeaba hacer. Aunque la picardía en sus ojos fue advertencia suficiente, Taeyeon no llegó a reaccionar a tiempo para evitar el empujón que recibió cuando el menor salió corriendo hacia ella quitándola del camino a la puerta para correr escaleras abajo y encerrarse en el baño, girando la llave en la cerradura para impedir el ingreso de su hermana o sus amigas. Pasados varios minutos de oír los golpeteos y suplicas de las señoritas al otro lado, decidió que era momento de darles él una lección.
Por esa misma razón, sin prisa alguna tomó el pequeño banquito que solía usar para alcanzar el lavabo y lo llevó hasta al lado del mueble de artículos de belleza de las féminas de su familia, empujando las cremas, jabones y demás con suavidad para no hacer ruido, parándose en el banco para usarlo de escalón pasando luego al mueble y finalmente a su objetivo.
La ventana que llevaba al patio.
Hola de nuevo~ Espero les haya gustado el primer capítulo y le den mucho amor a ésta nueva historia -Les hace ojitos-