Amando A Olivia

By MCRomances

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Nico Durant está viviendo una vida solitaria como el miembro restante de su casa. No solamente se mudaron su... More

Introducción
1 | El Lobo Solitario
2 | Un Golpe Inesperado
3 | Abrazos y Helado
4 | Soy el Capitán Ahora
5 | La Gatinha
6 | La Emergencia de Peluche
7 | Cambio de Planes
8 | El Padrote de Niñera
9 | Oh Hermano
10 | Estoy Aquí Ahora
12 | Respira
13 | El Pasado te Encuentra
14 | Estoy Contigo
15 | Conociendo a los Padres
16 | Playa Nico
17 | Cicatrices
18 | La Oscuridad de la Mañana
19 | No es Suficiente
20 | En la Banca
21 | Viernes que Entra
22 | De Regreso a Nosotros
23 | Haz el Amor, No la Guerra
24 | Siéntelo
25 | ¿Podemos Regresar a Casa Ahora?
26 | Se Mejora
27 | ¿Qué de Nosotros?
28 | No te Puedo Perder
29 | La Decisión
Epílogo
Agradecimientos
¡Entrevista con Olivia y Nico!
Otros Libros

11 | Jugando a Casa

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By MCRomances

Nico

"¿Está contigo?" Andrés pregunta en cuanto contesto el teléfono, con voz preocupada.

"Sí, está aquí," contesto calmadamente.

"¿Puedo hablar con ella?" pregunta amablemente, y me pone sospechoso. Nunca ha sido amable conmigo antes.

"No quiere hablar contigo. Está muy molesta."

"¿La puedes traer de regreso entonces? Iría por ella, pero estoy seguro que no vendría conmigo voluntariamente."

"Se quiere quedar aquí. La llevaré a la universidad mañana. Puedes hablar con ella entonces."

"¿Estás demente, Durant? De ninguna manera."

"Creo que no te toca decidir eso. Es lo que ella quiere."

Él suspira fuertemente por el teléfono. "Mira hombre, ya no sé qué hacer."

¿Realmente me está pidiendo consejos?

"Bueno, podrías empezar por tener una conversación con ella cuando te lo pide. Además, no dejes a un idiota con el que no quiere hablar entrar a tu apartamento."

"¿Te dijo eso?"

"Sí. Me dijo lo que le hizo también. Fue muy jodido de tu parte dejarlo entrar."

"No sé de qué estás hablando, pero él es su ex novio. ¿Por qué no lo dejaría entrar?"

"No me importa quién diablos sea. Lastimó a Olivia, así que no lo dejes entrar la próxima vez. Deberías estar pateando su culo por lo que le hizo."

"¿De qué estás hablando, Durant? ¿Crees que sabes mejor que yo?"

"No es mi lugar decirte. Sólo habla con ella mañana. Prometo que la cuidaré."

"¿Así que ahora no soy suficiente bueno para cuidarla pero tú sí?" dice enojado.

"Sé lo suficiente para no tomar decisiones por ella."

No responde por un tiempo y la línea se vuelve silenciosa. "Más vale que duerma en su propio cuarto o patearé tu culo mañana," dice eventualmente.

"Está bien," digo torciendo los ojos.

"Jódete, Durant."

Estoy por responder cuando me doy cuenta que colgó. Bueno, al menos es una mejoría desde esta mañana.

Me dirijo hacia la cocina y agarro una compresa fría del congelador para la muñeca de Olivia. También recojo su bolsa en el camino de vuelta a mi habitación.

Todavía estoy en shock que está aquí. Que sólo se apareció en mi puerta como lo hizo. En todo el tiempo que salí con Ana, creo que nunca hizo eso. Yo era él que siempre iba a ella. Sí, sus padres eran estrictos en aquel entonces, pero no recuerdo ni una vez que viniera a mi casa sin previo anuncio sólo porque me quería ver.

La mirada en la cara de Olivia al abrirle la puerta me dejó sin aliento. Ella me quería ver. Estaba emocionada de verme. Quería que la abrazara y estar conmigo. Si alguna vez necesitaba alguna confirmación, fue en ese momento.

Cuando regreso a mi habitación, su cara se ilumina de la misma manera que antes. Casi es demasiado para manejar. Ella sonríe con aprecio mientras le entrego la compresa.

"Bueno, tengo buenas y malas noticias," le digo, sentándome junto a ella en mi cama.

"Las malas primero," responde enseguida.

"Hay una probabilidad definitiva que tu hermano me va a patear el culo mañana."

"¿Eso significa que me puedo quedar? ¿Esas son las buenas noticias?" pregunta emocionada.

"Sí."

"¡Gracias, gracias, gracias!" ella dice, besando mi mejilla repetidamente. "Ves, por eso es mucho mejor recibir las malas noticias primero. Pero no te preocupes, yo te protegeré mañana."

"¿Este cuerpecito me va a proteger?" le pregunto juguetonamente, sujetándola contra mi cama.

Ella se ríe. "Sí. No lo subestimes."

"No lo estoy planeando," respondo besándola en los labios. Quiero devorarla a besos ahora que me toca quedármela por la noche. Hay tantas cosas que quiero hacer con ella, pero sé que me la tengo que llevar tranquilo. Retrocedo de ella y la miro a los ojos.

"Bueno, como mi huésped oficial por la noche, tengo unas órdenes de negocio que discutir contigo."

"Sí señor," ella me sonríe.

"Antes que nada, ¿tienes tarea que hacer?"

"No. Lo terminé esta tarde mientras esperaba a mi hermano. ¿Tú?"

"Muy lista. Yo también. Sabía que venías, así que me la quité de encima," bromeo.

"Responsable. Me gusta," dice, sonando impresionada.

"Lo tienes que ser cuando estás por tu cuenta, pero probablemente ya sabes eso," respondo, y ella asiente en acuerdo. "Bueno la segunda orden es, ¿qué te gustaría cenar? Puedo pedir una pizza o algo así."

Ella inmediatamente sacude la cabeza.

"Por favor no me digas que eres parte del un por ciento de la población que no le gusta la pizza," digo fingiendo horror.

"No, me encanta la pizza. Sólo estaba pensando que tal vez podría cocinar algo ... si te parece bien," ella dice tentativamente.

"¿En serio? ¿Quieres cocinar aquí?" pregunto sorprendido.

"¿No has visto tu cocina?" responde coquetamente.

Le sonrío. "No quisiera ponerte a trabajar. Eres mi invitada, ¿recuerdas?"

"No es trabajo. Me gusta. Me relaja," dice saliéndose de mi cama.

"¿Y tu muñeca?"

"Está bien. Sólo me duele cuando la giro, y es la izquierda de todas maneras."

La sigo a la cocina, impresionado que prefiere cocinar en vez de pedir algo de afuera. Nunca deja de sorprenderme. La miro mientras busca por la despensa con asombro, de la manera que las mujeres típicamente reaccionan cuando van a comprar bolsas o zapatos de lujo. Ella me mira con emoción, y luego hace lo mismo mientras busca en el refrigerador.

"Bueno, definitivamente puedo hacer un par de cosas diferentes. ¿Qué se te antoja?"

"Lo que sea más fácil para ti."

"¿Qué te parece una pasta? Puedo hacer un orecchiette de cordero."

"No sé qué significa eso, pero de acuerdo."

Olivia se ríe y empieza a sacar ingredientes del refrigerador. "Orecchiette es un tipo de pasta. Se llama así en italiano porque tiene forma como de una oreja pequeña. Como orejita en español. ¿Me puedes pasar una caja de la despensa? ¿Y tienes parlantes o algo similar? Normalmente me gusta cocinar con música."

Vaya, ¿sabe palabras en italiano también? Miro en la despensa sintiéndome estupefacto. Nunca había escuchado de este tipo de pasta antes, mucho menos haberlo visto en la despensa. Cuando regreso a ella con la caja, ya está hirviendo agua y está feliz cortando una cebolla con todos los ingredientes en orden. Su cabello largo está sujeto en un moño suelto y se ve increíblemente sexy. Siento que estoy en un mundo de fantasía.

Antes que me dé cuenta de lo que estoy haciendo, me cuelo detrás de ella y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. Necesito asegurarme que es real. Ella se ríe mientras me inclino hacia ella y beso su cuello. No puedo evitar hacerlo de nuevo y la beso justo debajo de la oreja. Suelta una respiración profunda y termina empujándome fuera.

"Nico, no puedes hacerle eso a una chica cuando está cocinando. Es peligroso," dice sonrojándose.

"¿No puedo besar a la chef? Quiero mostrar mi aprecio," bromeo.

Ella me sonríe. "Ni siquiera sabes si está rico todavía."

"Está rico. Ya lo puedo notar," digo antes de robarle otro beso de los labios.

Ella me echa fuera, pero la veo sonriendo mientras voy a poner la música. Escojo una playlist acústica en mi celular y lo conecto al sistema de audio. Mientras estoy en ello, decido poner la mesa en la terraza. Hace un poco de frío, pero por suerte tenemos un calentador afuera para tales ocasiones, y a ella pareció gustarle la última vez que estuvimos aquí. Me aseguro que las luces se vean bien, y también prendo una vela. Nunca me he considerado ser un tipo romántico, pero es lo menos que puedo hacer después de que ella está cocinando.

Ayudo a Olivia lo más que puedo mientras prepara la cena, mayormente a encontrar cosas en la cocina como una coladera y taza de medir. Ella no lo puede creer cuando se da cuenta que no sé dónde están la mitad de las cosas. Me encojo de hombros como si no fuera gran cosa que soy totalmente inepto en la cocina, y luego la distraigo al abrir una botella de vino tinto.

"Creo que necesita más sal," Olivia dice una vez que mezcla la pasta dentro de la salsa. Ella coloca una cucharada de la salsa en su mano y está por probarla, pero agarro su mano y la pruebo en su lugar.

"Vaya, está muy buena."

Ella me mira aturdida, pero me sonríe a la vez.

"¿Puedo besar a la chef ahora?" pregunto, acercándola a mí.

"Pensé que ya lo habías hecho," ella dice tímidamente.

"No. No contó," susurro antes de capturar sus labios dulces. Sabe a vino y perfección. Y estoy totalmente ido.

"Realmente no es justo lo que me estás haciendo, Olivia. Eres increíblemente lista, absolutamente hermosa, y realmente sabes cocinar. Me vas a obligar a proponerte matrimonio pronto."

"Realmente no es justo que seas tan encantador," ella responde. "Algunas de las cosas que dices deberían ser ilegales."

"Los digo porque son verdad," contesto, dándole un último beso. "Ven, puse la mesa en la terraza."

Olivia se ve sorprendida, pero me sigue afuera después de servir dos platos. Ella se queda boquiabierta una vez que ha visto lo que preparé y me mira con asombro. Es exactamente lo que quería.

"Definitivamente encantador," ella dice mientras le jalo una silla. "Gracias por hacer esto."

"Gracias por cocinar. Esto es genial. ¿Siempre te ha gustado cocinar?"

"Sí, cocinaba mucho con mi mamá. Ella hace los mejores platillos peruanos."

"Ah sí, se me olvidó que es peruana. Debe ser de dónde lo sacas. Me tienes que invitar a la próxima."

"Sí, aunque ya no cocinamos juntas muy seguido. Solía ser un evento familiar, pero desde que mi papá se enfermó, paramos de hacerlo. Tenemos diferentes horarios ahora así que es difícil juntarnos para cocinar."

Frunzo el ceño al escuchar eso. "¿Entonces normalmente cocinas sola?"

"Eh, en realidad no. No me gusta cocinar cuando estoy sola, así que normalmente hago algo fácil como una ensalada o sándwich. Lo mantengo simple."

Mi corazón se encoge. Con razón estaba tan emocionada de cocinar. Odio que algo que le encantaba hacer ha perdido su significado para ella.

"Por lo que vale, puedes cocinar aquí cuando quieras. Comeré cualquier cosa que cocines felizmente."

"Gracias, Nico. Me gustó mucho. El fin de semana entero ha sido increíble," dice.

"Lo sé. Si alguien me hubiera dicho que tú caminarías por mi puerta el viernes en la noche y pondrías mi mundo de cabeza, nunca les hubiera creído."

"Sí, yo tampoco."

"Hablando de ello, ¿estás lista para nuestra tercera orden de negocios?"

"No sabía que había una tercera."

"Claro que la hay. Tenemos que terminar de ver Silver Linings Playbook."

"Ah, cierto."

Agarro nuestros platos vacíos y los tiro en el fregadero. Olivia empieza a ordenar pero rápidamente la paro. "Déjalo. Carmen viene mañana."

"¿Tu ama de llaves? Se va a poner loca cuando vea la sala de juegos."

"Lo sé. Limpié un poco ayer, pero igual probablemente me va a matar."

Nos ponemos cómodos una vez en mi habitación. Ella se acuesta sobre mi pecho mientras miramos el resto de la película, y mantengo mi brazo firmemente alrededor de ella. Se siente como si hubiésemos hecho esto un millón de veces cuando apenas hace dos noches tenía miedo que no quisiera que la tocara. Realmente no puedo creer cuánto puede cambiar todo en un fin de semana.

Olivia me sonríe cuando termina la película. "Me encantan los finales felices. Sabía que él quería con ella desde el principio. ¿Sabes, cuando hicieron esas tomas de cerca cuando primero se conocieron?"

"Nunca tuvo una oportunidad," digo, inclinándome para besarla.

Corro mis dedos por su cabello, pensando que nunca me he sentido tan feliz en mi vida. Quiero quedarme dormido con ella en mi cama, pero recuerdo lo que me dijo su hermano. "Olivia, yo me iré al cuarto de huéspedes otra vez, y tú te puedes dormir aquí."

"¿No quieres dormir aquí?" pregunta, la misma decepción que yo siento escrita en su cara.

"Claro que sí, pero le prometí a tu hermano que no lo haría."

"¿Qué?" ella dice, poniéndose derecha. "Nico, ¿qué importa lo que piense? No es como si se enteraría de cualquier forma."

"A mí me importa. Le di mi palabra. Además, él sabrá."

"¿Cómo va a saber?"

"Porque no voy a poder contener la sonrisa en mi cara cuando lo vea mañana."

Ella parece afectada por mi comentario, pero su frustración sigue ahí. "Ya estás sonriendo ahora."

"Sí, entonces imagínate cómo se vería mañana," me río, y me salgo de la cama antes de que haga que cambie de opinión. Es muy difícil decirle que no. "¿Necesitas algo antes de que me vaya?"

Ella frunce el ceño ante mi pregunta. "En verdad, sí. ¿Me prestas una playera o algo para dormir? No traje nada."

Gimo al instante, imaginándola durmiendo en mi ropa. No está haciendo esto fácil para mí. Me dirijo al clóset y le busco una, junto con unos shorts de gimnasio.

"Con la playera está bien," ella dice cuando le entrego la ropa.

Maldición, tiene que estar haciendo esto a propósito. Me imagino lo sexy que se vería en nada más que mi playera y sus piernas largas. No creo que podré dormir pensando en ello.

"Por favor toma las dos cosas," básicamente suplico.

Ella me mira confusa, pero termina tomando los shorts también.

"Gracias," digo después de aclarar la garganta. "¿Algo más?" pregunto, rezando que no pida ahora una máscara para dormir.

"No, estoy bien," dice entretenida.

"Bueno," digo aliviado. "Te veo en la mañana entonces."

"Buenas noche, Nico," se ríe.

La beso en la frente rápidamente y prácticamente me salgo corriendo de mi habitación, de otra manera no alcanzaré hasta mañana. Te juro que esta chica me está matando lentamente.

Trato de calmarme una vez que llego al cuarto de huéspedes, pero mi mente todavía está dando vueltas. Prendo la tele, esperando que pueda ver un juego de la NBA para aclarar la cabeza. Pero luego me acuerdo que se me olvidó preguntarle a Olivia si necesita algo para la mañana ya que probablemente se levante antes que yo. Decido llamarla porque no hay manera que regrese a mi habitación ahora.

"Hola," ella contesta en voz baja, y la palabra singular casi me deshace.

"Eh, sólo quería saber si necesitas algo para la mañana. Normalmente me despierto tarde para que sepas."

"Nada en qué pueda pensar. ¿A qué hora te despiertas?"

"A las ocho. ¿Tú?"

"¿En verdad? ¿Cómo llegas a la universidad a tiempo? Yo me despierto a las seis y media."

"Vaya, ¿seis y media? Me toma quince minutos alistarme, y otros quince para llegar a la universidad de aquí."

"Sí. Normalmente me tarda una hora alistarme, y luego una hora para llegar a la universidad," ella responde.

"Bueno, entonces puedes dormir un poco más mañana. Y si no estoy despierto después de las ocho, siéntete libre de darme una cachetada o si no puede ser que no me despierte."

Ella se ríe de mi comentario, y hasta por el teléfono el sonido retumba por mi cuerpo. "Espero que no llegue a eso."

"Bueno gatinha, te dejo dormir."

"Gracias, gatão," responde. "Ese es el equivalente masculino en portugués. Un poco como galán."

Sonrío como un idiota. "Hm, me gusta eso. Buenas noches, guapa."

"Buenas noches."

Trato de ver el partido después de eso, pero es virtualmente imposible. Ni siquiera puedo seguir el maldito marcador. Ella me tiene completamente y ni siquiera lo sabe.

Entro y salgo de la consciencia durante la noche, pero creo que nunca duermo apropiadamente sólo pensando en ella. Es cuarto para las siete cuando oficialmente me rindo. Ya no puedo dormir, y me estoy muriendo por verla.

Me baño en el cuarto de huéspedes, y cuando salgo me doy cuenta que me olvidé en traer un cambio de ropa de mi clóset. Hice exactamente lo mismo la vez pasada. Tonto.

Toco en la puerta de mi habitación pensando que Olivia debe estar despierta. Abre la puerta y se ve completamente asombrada de verme, especialmente porque tiene una toalla envuelta alrededor de ella. Vaya. Es una vista espectacular para esta hora de la mañana. Sus piernas largas se ven hasta más sexy de lo que había imaginado.

"Parece que pudimos haber conservado agua otra vez," le sonrío.

Ella se sonroja y agarra su toalla un poco más fuerte. Como si eso fuera a prevenir que la mire. "¿Por qué estás despierto tan temprano?"

"Pensé que vería de qué se trata todo el revuelo. Valió la pena totalmente." Me inclino para darle un beso casto en los labios, y luego susurro en su oreja, "Buenos días."

Ella inhala fuertemente. "Buenos días," responde calladamente.

"Sabes, pensé que serías más animada en la mañana," bromeo. "Déjame agarrar unas cosas, y te dejo para que te cambies."

Ella asiente con la cabeza y no dice nada. Agarro un cambio de ropa y un par de cosas del baño. Ella no se mueve de lugar el tiempo entero. "Tómate tu tiempo. Encuéntrame en la cocina cuando ya estés."

"Bueno, lo haré," responde, aparentemente recuperándose.

Cierro la puerta detrás de mí, y me termino de arreglar en el cuarto de huéspedes antes de dirigirme a la cocina. Carmen ya está ahí con su ceño fruncido. Sin embargo, revisa la hora y me mira confundida.

Le pido disculpas inmediatamente por la sala de juegos y le pregunto si puede preparar otro plato para el desayuno. No puedo evitar sonreír cuando lo hago.

Su confusión rápidamente se vuelve en una sonrisa completa. "Ay Nico, ya sabía," dice, dándome un abrazo maternal.

La levanto dándole un giro, y de inmediato empieza a gritar que la baje. Me río, y ella sacude la cabeza. "Te debe gustar mucho."

"No tienes idea."

Tomo asiento en mi banquillo usual en la cocina y le empiezo a contar a Carmen sobre Olivia. Debí haber sabido que lo averiguaría en dos segundos. Me escucha como una mamá orgullosa mientras prepara el desayuno, y sonrío cuando coloca otro mantel junto al mío.

Olivia entra diez minutos más tarde, y mi corazón se para de lo hermosa que se ve. Creo que ni siquiera trae puesto maquillaje, pero sus ojos azul grisáceos me hechizan cada vez.

Me levanto y le presento a Carmen. Olivia me sorprende al saludarla de beso y le agradece por el desayuno.

Carmen levanta dos pulgares en aprobación cuando Olivia se voltea para sentarse junto a mí, y casi suelto la risa. Creo que Carmen es la única otra persona en el mundo que posiblemente esté tan emocionada como yo.

"Esto se ve buenísimo," Olivia me dice entusiasmada. No sé por qué ya que no tuve nada que ver con ello.

Hago la mayoría de la plática durante el desayuno. Ella está más callada de lo normal esta mañana. Parece estar bien, pero no igual de platicadora que los últimos días. Me recuerda a cuando la conocí y pensé que no le gustaba hablar mucho. Ha demostrado que estaba muy equivocado, aunque definitivamente no habla tanto como la mayoría de chicas que conozco que pueden hablar por horas sin parar. Creo que tal vez sólo sea tímida con gente nueva.

Olivia le agradece a Carmen de nuevo una vez que terminamos, y su mandíbula cae abierta cuando Carmen nos entrega a los dos bolsas de almuerzo y nos desea un buen día.

Me río y le suplico a Carmen que no me deje por la sala de juegos. Ella sacude su mano descartándome como si estuviera loco.

"Nico, no lo puedo creer. ¿Todavía te dan bolsas de almuerzo?" Olivia dice una vez que estamos en la camioneta.

Sonrío a su comentario. "Sólo no le digas a nadie," digo al manejar hacia la universidad.

"¿Sabes que tu vida no está nada mal, cierto?"

"Lo sé. Pero normalmente no tiene mucho significado si no hay nadie con quién compartirla," digo, alcanzando sobre la consola para agarrar su mano.

Ella sonríe y empieza a cantar una canción que está tocando en la radio. Es la misma canción de pop que tocan cada cinco minutos que normalmente me vuelve loco, pero escuchar a ella cantarla suena hermoso.

Llegamos a la universidad con tiempo de sobra. Nos quedamos en la camioneta, y le cuento a Olivia historias de cuando Carmen se ha enojado conmigo a través de los años. Como la vez que la encerré afuera de la terraza, o cuando corría desnudo alrededor de la casa de pequeño. Ella se ríe a cada una de ellas.

"Pobre Carmen. Debes haber sido tremendo," Olivia dice.

"Era peor cuando conseguía que Sofía conspirara conmigo. Siempre era tan bien portada que nadie la veía venir."

"Dios, doble peligro. Lo puedo imaginar totalmente."

"Me gusta pensar que he madurado un poco desde entonces," sonrío.

"Vas a tener que parar de sonreír una vez que entremos o mi hermano va a pensar que dormimos juntos," Olivia me dice mientras caminamos por el estacionamiento.

"Tienes razón. No me hagas sonreír entonces," respondo.

"¡Tú eres él que me está haciendo reír!" ella protesta.

"Sí, pero tu risa me hace sonreír," señalo.

"Entonces no me hagas reír."

"Está bien. Sólo podemos pensar en cosas tristes de ahora en adelante," trato de decir seriamente.

Agarro su mano al caminar hacia su salón. Pensé que a lo mejor protestaría por la exhibición pública, pero enreda los dedos con los míos, y es increíblemente difícil no sonreír. Las miradas que la gente me da de vez en cuando al verme con ella lo hace hasta más difícil.

Le digo que la recogeré para almorzar cuando llegamos a su salón, y toma todo dentro de mí para no besarla antes que me vaya. No sé donde estamos con eso todavía. Claro que la quiero besar, pero ella parece ser una persona muy privada y es claro que no le gusta la atención.

Le mando un mensaje a Ruiz dejándole saber que dejé a Olivia en su salón. Es la única manera que puedo pensar de extender algún tipo de ofrecimiento de paz. Me responde una hora después con un mensaje que dice, Jódete Durant. Me burlo de su creatividad. Creo que el infierno se congelará antes de que lleguemos a ser remotamente amistosos.

Cuento los segundos hasta la hora de almuerzo. No puede llegar suficiente rápido. Me siento con ella en una mesa vacía en vez de con los del equipo. Todavía estoy enojado con ellos por destrozar mi casa el viernes, y prefiero pasar este tiempo solo con ella.

Gael eventualmente se nos une, al igual que Benja. Estoy lo más enojado con él, pero también es la única persona que me ha pedido perdón repetidamente durante el fin de semana.

Los trato de ignorar y me enfoco en Olivia. "¿Qué planes tienes para después?" le pregunto.

"Voy a pasar tiempo con mi mamá esta noche. Siento que no la he visto en años."

"¿Y mañana o el resto de la semana?"

"Bueno, martes, jueves y viernes tengo tutoría. Normalmente voy a ver a mi papá los miércoles y durante el fin de semana," dice calladamente.

"¿Te impedí verlo este fin de semana?" pregunto preocupado.

"No. Digo, probablemente lo hubiera ido a ver ayer en la mañana, pero luego pasó todo el ajetreo con mi hermano."

Asiento con la cabeza, sintiéndome mal que no lo fue a ver. Le quiero ofrecer llevarla el miércoles, pero no sé si me quiera ahí. También me olvidé que tenía un horario tan ocupado, y me doy cuenta que probablemente no la veré mucho el resto de la semana.

"¿Crees que saben que estamos aquí sentados?" escucho a Benja preguntarle a Gael enfrente de nosotros.

Me volteo hacia ellos y tuerzo los ojos. "Cállate, Benja."

"Espera, ¿tú eres Benjamin?" Olivia pregunta asombrada.

"Eh, sí. Lo siento por el viernes. O más bien, el sábado en la mañana."

"¿Son amigos?" ella pregunta, sonando molesta.

"Sí," Benja contesta al mismo tiempo que yo digo, "No."

"Vamos, hombre. ¿Cuántas veces te tengo que pedir perdón?" Benja me pregunta.

"Sólo ignóralo," le digo a Olivia. "Gael, ¿cómo estuvo tu fin de semana?" pregunto, cambiando el tema.

"Aparentemente no tan interesante como el tuyo," responde, sonriéndole a Olivia. "Por cierto, estoy tomando crédito por esto," él dice, señalando entre nosotros dos. "Yo hice que sucediera," le informa a Benja orgullosamente.

Me río, recordando cómo Gael se fue corriendo después de decir que Olivia quería agua cuando llegaron a mi casa. "Supongo que te debo entonces," digo, acercando a Olivia hacia mí. Ella se sonroja, y no puedo resistir darle un beso en la frente.

"Olivia, necesito hablar contigo," de repente escucho la voz de Ruiz estallar atrás de nosotros.

Suelto mi brazo alrededor de ella, no queriendo incentivarlo más.

"No, gracias," ella responde sin mirarlo.

"Olivia, por favor. Ahora no. Es importante."

Ella se levanta al instante. "¿Está bien?" pregunta alarmada, y de inmediato sé que se trata sobre su papá.

"Vamos. Te diré en el camino," Ruiz responde.

Ella asiente con la cabeza, y me levanto para ofrecerle ayuda. Se voltea y sacude la cabeza, poniendo una mano temblorosa sobre mi pecho para pararme. Ella evita mi mirada, pero por un breve segundo puedo ver que le falta toda la luz de sus ojos.

"Te llamo después," susurra rápidamente, y sin más se va.


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