Cajitas de Cristal

By _MichBlack_

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He pasado toda mi vida cuidando cada paso que debo dar, siempre pensando en qué será lo más aceptado por las... More

I N T R O D U C C I Ó N
P R I M E R O
S E G U N D O
T E R C E R O
C U A R T O
Q U I N T O
S E X T O
S É P T I M O
O C T A V O
N O V E N O
D É C I M O
D U O D É C I M O
D É C I M O T E R C E R O
D É C I M O C U A R T O
D É C I M O Q U I N T O
D E C I M O S E X T O
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D E C I M O O C T A V O
D E C I M O N O V E N O
V I G É S I M O
E P Í L O G O
F R A S E S

Ú N D E C I M O

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By _MichBlack_

Entre colores cálidos y oscuros,
nosotros tenemos
un sabor agridulce.

No hubo llamadas. Desde el día de la audición no he recibido ninguna llamada por parte de ellos, y ni siquiera sé si estuvieron interesados o no porque escapé del lugar cual corcho de botella. Pero supongo que tampoco importa mucho, aunque no haya figurado en la banda no me siento arrepentida, porque amé lo que hice.

Y tengo a los chicos a mi lado para seguir intentando.

Copio velozmente todo lo que aparece en la pizarra, la profesora de cálculo escribe muy rápido, si me descuido un segundo ya habrán puesto un ejercicio que yo no sabré resolver y ya de por sí cálculo es mi punto flojo. No quiero más horas extras de estudio en vano.

Una musiquilla interrumpe la clase sorprendiéndonos a todos, para preguntarnos quién será el valiente que no apagó su celular cuando entró la profesora Olga. Una vibración en el bolsillo de mi jean llama mi atención, abro los ojos tanto que casi se me salen, bajo mi mirada lentamente al teléfono sintiendo la respiración encolerizada de la docente. Oh, oh.

Santa Virgen de los tubérculos, tenme piedad.

-¡Fuera!

Cuando la cara de la alta mujer morena se torna roja sé que no quiero permanecer más en clase, tomo mis cosas y salgo del salón sin siquiera mirarle la cara. Parezco un ratón asustadizo. Una vez afuera suelto un suspiro de alivio. Casi muero en el intento. Bajo la mirada al celular en mi mano y contesto la incesante melodía.

-¿Sí?

Me masajeo la cien en un intento de aplacar mi creciente dolor de cabeza, más vale que esta llamada fuese algo importante.

-Buen día, ¿hablo con Mika Coleman? -pregunta una voz gruesa a través del aparato.

-Soy yo.

-Le llamamos por la audición, donde se representó la semana pasada, le notificamos que ha sido aceptada para ser una integrante en la nueva girl band. Le agradeceríamos que asistiera a la reunión que se efectuará el día Viernes 14 de Noviembre. Felicitaciones y buenas tardes.

Pestañeo con lentitud perpleja dejando la boca abierta de par en par, la mano en mi oído y la otra en mi pecho. Así persisto durante unos minutos procesando las noticias.

-Hola -Tyler quién pasa a mi lado con sus libros en mano, al ver que yo no devuelvo el saludo, sino que por el contrario permanezco inmóvil, se extraña- ¿Mika?, ¿estás bien?

Estoy en un claro estado de shock, y ¿tú preguntas eso?

Un aplauso para Tyler.

-¿Te sientes bien?

Por alguna razón, no puedo procesar muy bien lo que dice, sé que me habla, pero no sé exactamente de qué, algunas cosas las comprendo, pero hay otras que sinceramente no.

-Mika, ¿pasó algo? -pregunta tocando mi hombro y es como si de un botón se tratase, porque suelto el alegre grito atascado en mi garganta. El mismo que no me dejaba reaccionar. Tyler da un saltito alejándose, a su vez todos voltean a verlo.

Vuelvo a gritar y el tapa mi boca en una mueca.

-¿Qué te pasa? ¿te tragaste una bocina en el desayuno? -bromea, mientras doy saltitos con una gran sonrisa. O tal vez, Ava te dio más café del que es sano tomar -supone ante mi rareza.

-¿Escucharon esos gritos? -pregunta Ava saliendo del salón.

-¿Qué le diste a Mika? -cuestiona Tyler con los brazos en jarra.

-¿Yo? Nada.

Se encoge de hombros.

-¡Me aceptaron!

Exclamo causando dos reacciones. Ava por su lado, se une a mis gritos. Y Tyler bueno, se tapa los oídos rogando clemencia.

-¿Quisieran dejar de gritar? -Tapa nuestras bocas-. Todos pensarán que soy un maltrata locas -En seguida su cara se arruga en una mueca, alejando sus manos de nuestras caras con desagrado- ¡Asco Ava!

Ugh, Ava le baboseó la mano.

-No me gusta que me tapen la boca.

-Ahora solo díganme en qué aceptaron a Mika y ya -dice utilizando el diminutivo que él ha escogido para mí.

-Mika estuvo en una audición la semana pasada, para una girl band, y la acaban de aceptar.

Es como si Ava estuviese aún más feliz que yo.

-¡Increíble! ¡Felicitaciones!, no sabía que cantabas.

Me sonrojo.

No les había comentado nada a los chicos sobre mi talento, es que no me sentía muy segura de ello además hablo con ellos esporádicamente, casi siempre estoy con Ava o Maven. Pero ahora que Tyler se ha enterado, me doy cuenta de que no es tan penoso como creí que sería.

-Pues sí lo hace, y esto hay que celebrarlo. Hoy en la discoteca, ¿vienes Tyler?

-Chicas quisiera ir con ustedes, de verdad. Pero estoy casi ahogándome con los deberes, y tengo que irme ahora al trabajo por cierto.

Supuse que diría eso, él es muy responsable en todos los ámbitos de su vida. Como yo. Es lo agradable de Tyler, siempre me comprenderá.

Es como simplemente perfecto, Tyler es esa opción que sabes que es la correcta, es un buen chico. Nos despedimos del rubio en la universidad, el día pasa casi como un suspiro y antes de darme cuenta no solo he aceptado ir de fiesta para celebrar.

Ava me arrastra hasta la discoteca ignorando todo tipo de argumentos que yo dijese. Aunque por lo menos de todas las batallas, he logrado ganarle sobre la ropa que llevo puesta, y es que pretendía que me pusiese el mítico vestido rojo indecente, como el que usó la última vez que vinimos.

Ni soñando amiga.

Con una vestimenta casual, entro al local junto a la rubia, dónde la música hace retumbar sus paredes, las personas se restriegan unas con otras sin cautela o pudor alguno como es lo usual. Una mueca reprobatoria dice presente en mi rostro al instante. El olor a cigarro combinado con licor, me hace arrugar la nariz de manera que me parezco a la representación un puerco, además de que me incomodan las interminables parejas que necesitan de un cuarto y no lo buscan.

Ya recuerdo por qué no me gustaba este lugar.

Maven no quiso venir con nosotros porque tenía que entregar 2 canciones nuevas este mes para la productora para la que trabaja, está muy estresado con lo de ahorrar para poder pagar los gastos médicos de Alaska y además los parciales están cerca así que está parte su vida es un poco caótica.

Voy a sentarme en el mismo asiento escondido en una esquina donde me senté la última vez, pero mis intenciones se ven perturbadas, cuando Ava hala de mi brazo, y antes de darme cuenta, estoy nuevamente en el centro del círculo que tantas pesadillas me ha causado.

Miro a todos a mi alrededor aturdida. Es como revivir el terror e impotencia que sentí aquella vez, el aire se rehúsa a bajar por mis pulmones para dotarme de oxígeno, y mis piernas vibran en respuesta. Quiero huir antes de que todo empeore, antes de que suceda lo inevitable, me niego a encarnar esa humillación otra vez. Un brazo perteneciente a Ava detiene mi escape, cruzamos miradas.

Toda yo transmito desesperación y espero que ella lo comprenda, quizás lo hace. Pero eso no hará que me deje escapar de esto, en cambio recibo una sonrisa que puede comunicar muchas cosas, tanto buenas como malas. Yo decido que darle un enfoque positivo a su mensaje.

Yo puedo. Sí puedo. No he estado yendo a clases en la academia por nada.

Comienzo con pasos simples sin alzar mi cabeza, mi cara se siente caliente y mi extremidades temblorosas. Tengo miedo, ¿qué pensaran los demás cuando me vean equivocarme?, trato de despejar mi mente para centrarme en algo que me tranquilice, sea lo que sea. Mis ojos rebuscan en cada rincón encontrándose con miles de rostros desconocidos, sin importar a dónde mire solo hay extraños para mí, Ava me da la espalda decidiendo que tengo que lidiar yo sola con esto. Siento que el corazón me retumba y se acelera, tengo miedo.

La claridad llega a mi cabeza en forma de comprensión.

Solo hay algo familiar en todo esto, algo que jamás me dará la espalda. Cierro mis ojos para ser absorbida por la música que suena sobre mi cabeza, abrazándome con ternura mientras me susurra palabras de aliento. En un momento, no tengo muy claro cuando, Ava choca su hombro con el mío riendo, sonrío sintiéndome extrañamente cómoda, devuelvo el gesto para dar inicio a un paso de baile que jamás en mi vida he visto, pero que yo estoy haciendo.

Escucho la motivación de todos ante mi paso improvisado, ¿les gusta?

¡No puede ser les gusta!

Paso el resto de la noche creando movimientos nuevos, no solo dentro del círculo, porque en varios momentos de la noche me invitan a bailar, y aunque le piso los pies a tres chicos por los nervios en el intento, nadie se burla de mí. Ava se encapricha con hacerme beber alcohol con ella, para que vea lo "liberador" que es. Estoy orgullosa de decir que es una batalla de la que salgo victoriosa.

Suficientes saltos al vacío por hoy, y la abstinencia al alcohol es una parte de mí que me gustaría preservar.

Ya a las 4:38 am decidimos volver a casa con un cansancio monumental, Ava estaba un poco borracha, pero lo suficientemente cuerda como para llegar sola a su hogar. Entre risas nos detenemos en la entrada del antro, está lloviendo.

-No puede ser. -La escucho maldecir por lo bajo, tensándose por un largo momento de silencio por algo que parece realmente serio- Mi vestido se va a arruinar.

-¿En serio eso te preocupa?

Río.

-Claro, no tengo mucha ropa después de que, alguien, la botó casi toda a la basura por ser "indecente".

-Vamos Ava no seas llorona, solo es un poco de lluvia. -Camino fuera de la protección del techado-. ¿Qué? ¿llorarás por tu ropa?, pareces la recreación de bajo presupuesto de Barbie.

-¡¿Barbie?! -Se indigna-. Ah no eso jamás, soy una rubia con honor ya lo verás.

Corro lejos en la lluvia, cuando me volteo la veo meditar si seguirme o no por unos instantes hasta que decide que su vestido no es tan importante y termino siendo perseguida por ella. Sé que Ava jamás me alcanzará, tiene una condición física pésima y estaría igual yo, si mi padre no me hubiese obligado a ir con él a hacer ejercicios toda mi vida.

Ahora es una costumbre hacer deporte, me gusta incluso.

-Eres una tortuga.

-Cierra la boca idiota -insulta en un susurro.

No puedo evitar la risa que dejo salir. Esto se siente increíble, una vez más me siento viva realmente, aspiro un gran bocanada de aire sintiéndome maravillosa.

Qué bien se siente ser libre.

Llegar a la residencia fue una odisea considerando que Ava sigue tambaleándose, pero cuando ponemos la cabeza en la almohada es como si nos absorbiera toda la energía porque caemos rendidas en los brazos del sueño.

Lo primero que siento al despertar es el codo de Ava en mi cara, tiene un muy mal dormir normalmente hace que me levante un montón por las noches pero ayer estaba tan cansada que no la sentí para nada. El ringtone de mi teléfono suena estridente a mis oídos de recién levantada, como puedo me levanto resignada a que ya no podré dormir más busco el teléfono que encuentro adentro de uno de los zapatos de Ava.

-¿Sí?

Mi voz suena ronca.

-Buenos días Mika, ¿cómo estás? -La voz de un señor mayor me habla, tengo que concentrarme unos segundos para reconocer al señor Mason.

-Buen día sr. Mason, todo bien muchas gracias por preguntar.

Apenas logro articular, estoy en proceso de despertarme aún.

-¿Te has acostumbrado bien al departamento? ¿Todo en orden?

Echo un vistazo al suelo que tiene una semana sin ser limpiando, los zapatos regados, la ropa de ayer tira por doquier y la rubia babeando en la cama un posible coma etílico.

-Sí, por supuesto.

Es mejor omitir varios detalles.

-Me alegra oir eso, tu papá me habló muy bien de ti es bueno saber que todo lo que dijo sobre tu comportamiento impecable es verdad -dice sembrando un pinchazo de culpa en mi estómago-. En fin, no te llamaba para eso, disculpa que te moleste con estás cosas pero ¿Podría pedirte un favor.

-Sí claro, solo dígame.

-¿Podrías traer a Crescent un día de estos?

La pregunta me saca el aire, me hace observar a la gata que duerme junto a la puerta, aún a la espera de que su dueño vuelva para ocupar la casa.

No necesito ni pensarlo.

-Claro que sí sr. Mason, se la puedo llevar hoy en la tarde, ¿le parece que vaya con una amiga? Es que ya había quedado de salir con ella.

-Si por supuesto, no hay problema y muchas gracias por esto.

Cuelgo la llamada para ir a levantar a Ava quién sin exagerar tarda al menos una hora en espabilar, tiene el sueño pesado y después de su estado de ebriedad el día de ayer se siente fatal, camina dos pasos y ya está cansada, tiene un dolor de cabeza fatal también.

Pero de tanto insistir logro sacarla de casa para que me acompañe a paso de tortuga a llevar a la gata con el dueño de mi departamento, llegamos a una casa de paredes blancas con una linda fachada clásica como de los años 60 que está en una vereda de viviendas familiares.

-Buenas tardes chicas, gracias por venir el sr. Mason las está esperando arriba.

Saluda la enfermera doméstica dejándonos entrar, la casa es acogedora aunque casi todo es de colores marrones y blancos dándole un tono de cálido bastante marcado.

-¿Quién vive aquí? -Susurra Ava.

-Mi arrendatario, no digas nada impulsivo, solo me pidió traer a su gata para que la pudiese ver-le explico.

Ava asiente subiendo las escaleras de caoba con el aliento agitado por el malestar de anoche, seguimos a la enfermera hasta una de las habitaciones donde nos deja entrar y vemos al Sr. Mason.

Sus pulmones están conectados a una máquina, escuché que tiene una deficiencia respiratoria que le quedó como secuela de alguna enfermedad anteriormente, así que tiene muchos años siendo ayudado por diferentes enfermeras domésticas era casi demasiado solitario ya que su hija casi no lo visitaba.

Pero todo cambio un día, cuando tuvo una crisis y en un chequeo notaron que estaba desarrollando Alzheimer. El mundo de él y sus hijos se vino abajo, entonces se dio cuenta de que habían desperdiciado mucho tiempo para estar juntos y que ahora les quedaba poco tiempo para que él los recordara, así que decidieron reducir el tiempo en que la enfermera lo atendiera para hacerlo ella misma y llevarlo a su casa para compartir todo el tiempo posible juntos.

Los nietos del sr. Mason son alérgicos a los pelos de gato, por lo que no pudieron quedarse con Crescent.

El sr. Maven ve a la gata en mis brazos y se le llenan los ojos de lágrimas, ella salta de brazos hacia el hombre entre ronroneos. Ella estuvo esperándolo mucho tiempo, no había perdido la esperanza de volver a verlo.

Pasan unos minutos en los que ella se acurruca en su cuello, en los que me sorprende que Ava no diga nada impertinente.

-Crescent tiene 10 años conmigo, mi esposa la rescató un día de invierno en la autopista, es lo último que me queda de ella -explica con la voz quebrada.

-Puedo traerla más seguido si quiere -ofrezco.

Él niega.

-No, hacer esto no es lo mejor para ayudarla con su desapego, debe alejarse de mí para que pueda continuar su vida.

Explica acariciándola, es increíble que quería estar cerca de él, yo trato de darle cariño y solo se aleja.

-¿Entonces por qué quiso que la trajeramos? -cuestiona Ava con su usual falta de tacto.

Creo que incluso se ha incrementado su carencia de sutileza, tal vez tenga algo que ver con Maven.

-Porque ayer me levanté en la mañana y por más que veía las fotos del album no podía recordarla a ella -toma un poco de aire antes de confesar entre sollozos-, o a mi esposa.

Entonces se me estruja el corazón, este hombre tiene miedo, miedo de perder quién es, miedo de perder a las personas que ama y miedo de olvidar su camino en la vida.

Está perdido, aún a su edad tiene mucho miedo porque de pronto la vida parece perder su sentido.

Estamos perdidos, realmente todos lo estamos, a veces creemos conocer el camino y que todo irá según lo que esperamos pero al final del día, todos tenemos el mismo miedo.

Pasamos un rato con el sr. Mason en el que Ava conversa con él súper animada, Crescent parece más feliz que nunca y la enfermera nos sube galletas, la tarde pasa entre recuerdos melancólicos que él nos cuenta con cierta tristeza, le cuento un poco sobre mi incursión en la música y me sorprende que él lo encuentre positivo, esperaba una respuesta escandalosa como la de papá, pero al parecer él es el único que lo ve como algo malo.

Pero también es el único que verdaderamente me importa que lo apruebe.

Al final del día tenemos despedirnos y mi duele muchísimo tener que separar a Crescent del sr. Mason nuevamente, sobretodo al escuchar sus maullidos desesperados y al ver las lágrimas en el rostro del hombre.

Incluso dudo, quizás pueda dejarla acá, ellos podría encontrar una forma de hacer que viva con ellos, pero Ava me detiene antes de que cualquier idea se arraigue en mi cabeza.

-A veces amar también es dejar ir, saber entender cuando no somos lo mejor para alguien que amamos y obligarlo a alejarse -explica con los ojos llorosos.

Abro la puerta del taxi no sin antes despedirme sintiendo que quizás esta sea la última vez que él me recuerde.

Ava no suelta ni una sola lágrima aunque se siga sintiendo mal, yo en cambio soy un mar de lágrimas cuando llego a la casa y veo al minino sentarse frente a la puerta nuevamente, reanudando su espera.

Entonces entiendo que la vida a veces tiene colores tan cálidos y llenos de olores frutales, pero entonces hay fragmentos de la vida que son tan oscuros que duelen para siempre.

Es un matiz muy agridulce.

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