Cajitas de Cristal

By _MichBlack_

2.6K 1K 302

He pasado toda mi vida cuidando cada paso que debo dar, siempre pensando en qué será lo más aceptado por las... More

I N T R O D U C C I Ó N
P R I M E R O
S E G U N D O
T E R C E R O
C U A R T O
Q U I N T O
S E X T O
S É P T I M O
O C T A V O
N O V E N O
Ú N D E C I M O
D U O D É C I M O
D É C I M O T E R C E R O
D É C I M O C U A R T O
D É C I M O Q U I N T O
D E C I M O S E X T O
D E C I M O S É P T I M O
D E C I M O O C T A V O
D E C I M O N O V E N O
V I G É S I M O
E P Í L O G O
F R A S E S

D É C I M O

78 51 6
By _MichBlack_

Hay amistades únicas,
como un pejelagarto
pero más bonito.


—¡Ya es tarde, te dije que no nos daría tiempo!

Bajo del autobús entre trompicones seguida de Ava y Maven.

—¿Para qué peleas con ella? Ava nunca escucha —se queja Maven.

—¿Y qué proponían?, ¿dejarla irse así cómo estaba?

Hace una mueca asqueada recordando mi atuendo anterior mientras nos desplazamos por la acera con rapidez.

—Sí, mi ropa no tenía nada de malo. Además ellos lo que quieren es escuchar mi voz, no verme desfilando.

—A ver, tu ropa tenía todo de malo, —acepta Maven— pero creo que lo horrible de tu atuendo podía ayudar a impactar visualmente a los jueces para que al menos no te olvidaran.

—Mika no escuches a este cerdo, la imagen personal es muy importante.

A veces pelear con ellos es como regalarle una lupa a un ciego que está borracho y es muy terco.

—Claro que no, los dos están equivocados.

—¿En serio? —Ava alza una ceja—. Vete a una entrevista de trabajo con tu pijama de Bob Esponja y combínala con tus pantuflas de Stitch, luego avísame si te contrataron.

¿Por qué estoy aquí discutiendo con ellos cuando debería preocuparme porque no se me olvide la letra de la canción en plena audición?

—¡Ah! -exclamo frustrada—. ¡Esto no tiene sentido!, ¡me voy a quedar sin números, solo apúrate!

Decido correr las últimas calles. El sudor hace que se me peguen los cabellos a la frente pero no pienso perder la audición solo por la idiotez de Ava, ¡ella es tan inmadura a veces!

Cruzo la esquina de un gran edificio dejándome apreciar el final de una larga fila de chicas, algunas tenían guitarras, otras saxófonos, bajos o violines, pero unas pocas como yo no tenían instrumento. Me tomo lugar al final de la fila para entrar al edificio de Kalioppe Recórds, la sede central de la productora que está organizando esta audición, luego de que Adrien me sugiriera venir estuve investigando y descubrí que es una de las mejores en la industria, ha formado a muchos artistas de renombre. Otra razón para estar nerviosa. Minutos después, que me parecen horas al estar sola en fila sin nada con qué entretenerme, una chica con la camisa de los organizadores sale a la calle para empezar a repartir los números para ser atendidos.

Veo fijamente la mano de la chica percatándome de los pocos tickets que le quedan. Tengo miedo, ¿y si no hay suficientes para que yo tenga mi oportunidad? No creo que nos atiendan a todas hoy, de seguro me tendré que venir mañana nuevamente, pero ya estoy de permiso en el trabajo hoy no puedo también faltar mañana. ¡Es culpa de Ava! Si no consigo un número hoy, juro que la busco, la enveneno, la mato, la revivo, le pego, la mato, y la vuelvo a revivir.

Cuando ya está dándole el último ticket a la chica en frente de mí la joven dice:-Lo siento a las demás, pero solo audicionarán las primeras 49 en la fila. Lleguen más temprano mañana.

Todas nos quejamos a viva voz. Genial, todo esto para nada, ¡incluso me obligaron a vestir un incómodo vestido floreado con sandalias!

Estoy a punto de irme para buscar a mi próximamente muerta amiga porque, después de todo, no tiene caso seguir aquí, entonces de pronto escucho:— ¡Elizabeth! —grita un señor canoso a la chica que había repartido los tickets—. Se te cayó uno —Le entrega el faltante.

Mis ojos casi brillan ante eso.

—Gracias, señor Andrew, que descuido de mi parte. —Agradece tomando el último papel, se voltea y me mira— Ten, creo que tú eres la siguiente.

Creo que el cielo me sonríe o soy muy suertuda, tengo unas ganas inmensas de gritar un sonoro "¡Sí!" que se escuche hasta en Plutón y en sus estrellas más cercanas. Todos los demás que están detrás de mí se dispersan, pasan otros minutos cuando llega a mí un papel dónde debes poner tu nacionalidad, nombre, redes sociales, contacto y edad. Sonrío nuevamente. Termino de escribir mus datos entregándoselo a un muchacho moreno de baja estatura, que hace un ademán amable de felicitación.

—¡Hey!

Saludan Ava y Maven relajados acercándose cada uno con una malteada en la mano.

—¿Dónde estaban?

—De camino para acá -responde Ava con obviedad.

—¿Sí?, ¿y se perdieron en el camino o qué?

No son tontos, saben muy bien que me refiero a su retraso, pero por si acaso, señalo la malteada en su mano.

—Pasamos por un refrigerio, ¿crees que está cara hermosa se mantiene a base de mala alimentación? —cuestiona Maven— Pues no, tengo que consetirme.

—Son un par de imbéciles de verdad.

—Oye oye, esa eres tú la que puedes correr 10 minutos seguidos y sigues como una lechuga, —Mueve su cabeza de forma graciosa, para luego cambiar sus gestos a un modo más... ¿fresa, sifrina, pija?, no sé cómo llamarlo. — Además, solo míralo como una recompensa por acompañarte.

—Por supuesto —canturreo sarcástica.

—Claro que sí, eso, y que vi a un chico por allá atrás que estaba tan rico como un queso.

—Ah sí eso también, tuve que hacerme pasar por su pareja porque el chico tenía novia y estuvo a un pelo de ano de revertirle la cara a Ava de un golpe.

Ya sabía yo que algo así había pasado, Ava no tiene remedio.

Pasa el tiempo y con él las participantes, algunas entran con valentía otras inseguras. Pero todos con la misma pasión: la música. Ava está conmigo hablando todo el rato, noto que está nerviosa igual que yo porque habla mucho más que de costumbre, incluso veo que una chica más adelante se hastía de la charla de la rubia y se tapa los oídos. La comprendo, así estoy yo en un día común. Llega mi turno y nos hacen pasar, entro a una recepción con los chicos detrás, cruzamos el pasillo según las indicaciones hasta llegar a una habitación de paredes amarillas con un escritorio largo donde están sentados cuatro hombres junto a la única mujer, la luz de la ciudad de Coldprince entra por el ventanal horizontal en la pared al fondo.

Ava y Maven por ser acompañantes se quedan en la puerta, mientras yo me coloco frente a ellos mirando mis zapatillas.

En un momento de osadía levanto mi cabeza para verlos, pero me retracto seguidamente porque los nervios terminan por tomar fuerza. Todos se ven tan intimidantes, me escanean de arriba abajo escrutando cada pequeño error en mi postura, cada fisura en mi apariencia que me hace sentir diminuta. Sé lo que ven en mí, solo una chica que dice saber cantar, con cuerpo de gelatina y cara colorada.

—Tu número y nombre —ordena un señor de cabellos tan blancos que deberían llamarlo Blancanieves, claro que sería un insulto pues el hombre está apto para ser un coronel del ejército con semejante porte.

—Cincuenta, Mika.

Tengo la voz temblorosa y tartamudeo como si mi vida dependiera de ello.

—Muéstranos qué tienes Mika —incentiva la mujer.

Abro mi boca con los ojos cerrados dejando salir una voz impostora de temblorosa composición. Ya que por mas que quiero no puedo emitir sonidos que no se pareciesen a las de una oveja enferma, mis manos tiemblan al igual que mis codos. Todo está saliendo definitivamente mal. Decidida a conservar mi poca dignidad, corto mi intento de canto.

Tengo tanto miedo, ya he fallado muchas veces y cada rechazo duele más que el anterior, solo tengo miedo de lo que puedan decir. No me atrevo a ver a los señores a la cara de nuevo porque a penas y me puedo mantener en pie ahí delante de ellos, pero sé que me miran como si todo fuese un juego.

Como si yo fuera una pérdida de tiempo.

Busco a Ava en necesidad de apoyo, pero la sorpresa cae cual concreto en mi cabeza al no conseguir nada más que el vacío de una puerta cerrada.

Los dejaron afuera.

¿Qué hago? Yo no puedo hacer esto sola. No puedo.

—Oye, si no vas a cantar puedes irte. Esto es un lugar serio, no queremos chistosas de mal gusto.

¿De mal gusto? Quizás no debí venir, ¿esto es correcto? ¿me voy? ¿tengo el talento que se necesita?

Esas frases incesantes se repiten en mi cabeza sin control alguno, quiero salir huyendo, pero hay algo que me detiene sellándome al piso con furor. Un sentimiento.

No, no es cualquier sentimiento, es ese sentimiento.

Viene a mi mente eso que sentí cuando canté en la propiedad de músicos, Elixir se hacen llamar, cuando solté todo y arriesgué.

Quiero sentirlo otra vez.

Quiero cantar otra vez.

Quiero demostrarles a todos que lo que ve Adrien no es una mentira.

Calma, respira. Recuerda tus clases, no pierdas el enfoque, no dejes que los nervios ganen.

Y no dejes que nadie, vuelva a dudar de tu voluntad.

Con un respiro profundo subo mi cabeza a ellos, tengo la determinación cristalizada en la mirada, lo sé por la expresión de ellos. Cantaré porque es lo que amo, porque he luchado por ello y porque quiero ser libre.

Demostraré a todos que puedo con esto.

Quiero que algún día papá pueda verme y decirme que aún está orgulloso aunque yo no sea lo que él quería que fuera, quiero ser quién deseo ser y espero que para él sea suficiente.

El hombre se dispone a hablar nuevamente, pero la señora lo detiene con ademán de mano. Ella me devuelve la mirada con una sonrisa divertida "muéstrame lo que tienes", anuncian sus ojos.

Relajo los hombros, para recomenzar mi canción. Aquella que compuse en aquel lugar maravilloso junto a Maven, el chico que se ha vuelto un buen amigo. Con la que me siento identificada en cada partícula de mi ser y que sin Ava jamás habría escrito.

Las notas de Determinación salen de mi garganta, la letra se desliza fuera de mí retratando la esencia de mi tema haciéndose sentir en la pequeña sala.

Mis rodillas dejan de vibrar y mis manos se relajan, dando paso a la entrega total. Aplico el movimiento en escena que tanto he practicado, para así introducirme en el baile. Siento cada nota, y cada acorde en mí como si Maven estuviese aquí. Es como si cada vez que canto esa canción, me hiciera una promesa a mi misma.

Y me encanta.

Culmino mi audición y salgo con los chicos cada uno a mi lado.

—Lamento no haber estado ahí para verte y apoyarte, es que un chico nos sacó —Ava se excusa, pero la interrumpo.

—No importa, ya —apaciguo.

—¿Estás bien? —Pregunta Maven cauteloso, casi un poco preocupado.

—Sí claro, hice lo que pude y eso es suficiente.

Estoy satisfecha con lo que hice, lo disfruté y así no me elijan estaré feliz porque pude sentir esa sensación otra vez. Siento una mirada en mí, la busco encontrándome con viéndome fijamente Ava.

—¿Qué?

Ella sonríe como si supiese algo que yo no. Algo positivo baila en sus ojos pero no sabría decir qué es.

—Nada —Se encoje de hombros mirando el camino.

Sin duda mi amiga está loca. Pero supongo que eso es lo que la hace ser especial.

Porque solo hay una Ava, tan solo una entre miles.

—En fin, vamos a celebrarlo —propone Maven con una sonrisa.

—Vamos a alocarnos —exclama Ava.

—Ay no, cualquier plan que los incluya a ustedes dos me da miedo ya de por sí.

Nunca se qué esperar de ellos.

—Tengo un lugar que me gustaría visitar, es una pastelería especial donde puedes hacer tus propios dulces y decorarlos como quieras.

Bueno, eso no suena tan loco para ser Ava debo admitir.

Nos dirigimos a la tienda llamada Delicookies posteriormente a que Maven y yo aceptaramos, es un lugar de colores rosas decorado como una coqueta casita de jengibre en la que nos reciben amables empleados, pagamos y es cuando podemos disfrutar de la experiencia pues resulta que podemos hacer incluso tortas.

—Esto es pan comido, además es un plan diferente no te puedes quejar —me dice Ava.

—¿Quieres agarrarte el cabello? Vas a terminar con harina hasta por detrás de las orejas, —reprocha Maven— las galletas no se endulzan con cabello.

Ella voltea los ojos hastiada.

—Ya lo sé estúpido, solo cálmate sé lo que hago.

—No empiecen a pelear por favor y Maven tiene razón mejor recogete el pelo.

—¿Pero por qué solo me lo dices a mi no le dices nada a este idiota? —Inquiere señalándolo.

Maven me empuja a un lado para discutir más de cerca con ella.

—Yo tengo el cabello considerablemente más corto —se excusa.

—¿Y eso a mí qué?

Casi se cae la cara de vergüenza cuando Ava codea el costal de la harina de trigo haciendo que se mezcle con la leche.

Virgen de los crímenes culinarios, los del local nos van a matar.

Y entonces, a causa de que una cantidad bastante considerable de harina se mezcló con leche tuvimos que pagar un adicional, ahora no nos podemos ir hasta hornear todo lo que salga de este desastre, qué buena forma de celebrar.

Ya para eso de las 3 de la tarde ya nos han enseñado a hacer tartaletas, donas, galletas, cupcakes y además hecho decorado al menos unos 80 dulces diferentes, resulta catártico aunque esté saliendo con azúcar en las uñas y el cabello un poco sudado.

—¿Ahora qué hacemos con todo esto?

Pregunta Ava porque claramente son demasiadas para dos días y la mitad se van a dañar antes de eso, ni siquiera tenemos dónde guardarlo.

A veces solo quiero donarla para la caridad, que las monjas se hagan cargo de esa penitencia porque yo no puedo.

—Ni idea, debieron pensarlo antes de empezar a pelear como un par de cerdos —Los regaño cargando una caja llena de galletas.

Caminamos un rato en silencio cada uno sumergido en sus pensamientos, solo disfrutando de la brisa de la tarde.

—Sé qué podemos hacer —dice Maven después de unos minutos.

—¿Qué?

Maven nos dice que es un lugar que suele visitar de vez en cuando, pero ya sabemos que cuando dice eso bien podría ser una alcantarilla, así que me subo al taxi preparándome mentalmente para cualquier escenario posible.

Me sorprende detenernos al frente de una institución grande de varios pisos, con paredes grises desprovistas de todo color menos del azul celeste que le da algunos detalles, una alta verja negra que probablemente impide el paso a la entrada por las noches nos da la bienvenida.

—¿Dónde estamos?

Ava se adelanta a preguntar, robándome las palabras de la boca.

Maven no responde, solo está sorprendentemente callado antes de entrar a la recepción hay una lámina dorada junto a la puerta grabada que declara:

"Orfanato Shakespeare, el hogar del amor y las segundas oportunidades"

Luego de leer eso Ava deja de hacer preguntas mientras la señora en recepción recibe a Maven.

—Mavis mi chico grande, estaba esperando tu visita esta semana —Le da un abrazo ayudándose de su bastón para caminar—, me pregunta dónde estarías.

—Esta semana estuve un poco ocupado Nana, entre la universidad y una amiga que necesitaba ayuda no me ha quedado mucho tiempo libre —Sonríe y es por mucho la sonrisa menos arrogante que le he visto.

—¿Estás chicas son tus amigas? —Se acomoda los lentes para vernos.

Tiene el pelo corto canoso, con un suéter tejido color menta acompañado de una larga falda rosa y pantuflas en los pies. A pesar de todo nos examina de pies a cabeza con cuidado, yo paso la prueba sin problemas pero en Ava pone más atención.

—Ellas son Ava y Mika, unas amigas de la universidad —nos presenta el castaño.

—Es un alivio que ya tengas amigos Mavis, me preocupaba que con lo maleducado que eres te quedaras solo para siempre —masculla.

—Por favor Nana, es una rareza que no peleen por ser mis amigos con la maravillosa persona que soy.

—Eres un dolor en el trasero, —Se rinde, señalando al pasillo a su lado—los chicos están por salir al recreo, ¿qué traes ahí?

—Hicimos galletas, —explica señalando la caja en sus manos para luego señalar la de Ava— las de ella quizás intoxiquen a los que las coman pero las demás están deliciosas.

—¿A ti qué te pasa cretino?

Me río porque probablemente mañana sí tengan una pelea a la hora de usar el baño.

—Mavis, sabes que no pueden comer demasiados dulces —le advierte.

—Tranquila Nana solo es un día, nunca lo hacen y son niños ¿les negarás eso?

Ella lo ve por unos segundos como decidiéndose, la entiendo, no creo que sea fácil controlar a un montón de mocosos con demasiada energía por exceso de azúcar.

—Está bien, pero que la directora Brooke no se entere —condiciona antes de que el chico le de un beso en la mejilla sonriente.

—Gracias eres la mejor.

Nos hace una seña para lo que sigamos y obedecemos, pasando por un pasillo de paredes color crema que nos lleva a dos caminos distintos, Maven toma uno de ellos llevándonos a un gran patio de sueño rústico asfaltado con algunas pelusas de césped indomable creciendo por aquí y por allá, delimitado únicamente por la gran verja negra que vimos al inicio.

No hay juegos ni nada con lo que puedan entretenerse, solo aire libre.

Maven se va por una de las esquinas escondiéndose de la entrada al patio y de las ventanas de los pisos superiores que dan a éste, nos quedamos en el lado del edificio que no tiene ventanas, tampoco hay nada para sentarnos o poner las cajas, así que solo nos sentamos con ellas en las piernas.

—¿Cuántos niños hay aquí? —Pregunto curiosa.

—Unos 200 como máximo, no hay muchos a comparación de otros orfanatos así que ayudar acá no es la prioridad del estado.

Se encoge de hombros recostado de la pared.

—Nunca creí que fueras del tipo que hace algún tipo de caridad y ahora resulta que vienes semanalmente. ¿Cómo conociste este lugar? —cuestiona Ava imprudente.

—Bueno, por azares del destino y la muerte de mis padres supongo que era inevitable —Se encoge hombros.

Entonces entiendo que él vivió aquí, por su es tan familiar con la señora que nos recibió, simplemente es diferente. Nunca lo habría esperado de él es decir, Maven resuma todo lo contrario a alguien que tuvo un pasado doloroso, siempre sonríe y es seguro de sí mismo como si no tuviera miedo de lo que sea que pueda pasar.

Un silencio se establece entre nosotros pero puedo identificar que no es incómodo, solo reflexivo.

Una campana suena dándole la señala a la manada de niños para entrar al patio, tardan unos minutos en darse cuenta de que Maven está ahí pero en cuanto uno lo ve es como si tuviera un magnetismo sobre ellos, porque vienen todos a nuestro encuentro y la forma en la que ve a estos niños...

Es la primera vez que lo veo sonreírle con dulzura a alguien.

Se siente como ver a otra persona y con una mirada a Ava entiendo que ella se siente igual, entendemos también que Maven se está abriendo a nosotros con este acto, nos está mostrando un pedacito de él que nadie conoce.

Lo aprecio muchísimo, de verdad lo hago porque cada paso que doy es importante para mí y ellos han estado en cada instante para mí, así que momentos como estos me hacen sentir menos sola, más comprendida.

Una chica en una silla de ruedas  acerca a nosotros, le falta una pierna pero basta ver los ojos de Maven para entender que eso no es importante en absoluto, le da un beso en la frente entregándole una magdalena de fresas.

— ¿Te has portado bien esta semana Mavis?

Él se encoge de hombros.

—Portarse bien no te hace feliz.

—Siempre eres muy problemático, sería mucho más fácil si dejaras que todos vieran el buen corazón que tienes.

Tiene una hermosa voz de pajarillo, con ojos color verde manzana que contrastan con su pelo color rojizo y labios rosados.

—¿Que habría de divertido en eso? —Se voltea hacia nosotras para presentarnos—. Además estoy siendo mucho más considerado, mira estas andrajosas son mis amigas, trato de no opacarlas constantemente con mi belleza aunque es una tarea imposible.

—Eres insoportable, ya entiendo por qué todos se asombran de por fin  haya alguien te aguante, —suspira exasperada— desafortunadamente fuimos nosotras.

—No te quejes que fue tu idea, te recuerdo que fue a ti a quien le cayó genial cuando se conocieron —la amonestó con una mirada de reproche.

—Me estoy arrepintiendo.

—Ni modo, ya no hay marcha atrás ahora soy como el sucio en tu ombligo Ava —dice Maven.

Ellos empiezan a pelear como siempre mientras yo solo veo la contienda en caso de que tenga que intervenir, pero me distraigo cuando la chica en silla de ruedas sonríe como verdaderamente feliz viéndolos pelear.

Ella en serio se sentía preocupada por Maven, ¿de verdad él había estado tan solo?

Pasan las horas mientras repartimos dulces a los niños, momentos en los que jugamos un poco con ellos, nos llegan de preguntas y como cosa rara terminan adorando a Ava, porque nadie puede evitar quererla aún con sus incoherencias. La chica en silla de ruedas se llama Alaska y solo me bastan estás horas de la tarde para compartir con ella y Maven en el mismo entorno para saber que él está profundamente enamorado de ella.

No sé cómo lo supe solo es una certeza, quizás fue el cariñoso gesto que tiene al verla, lo atento que es con ella o su forma de sonreír con solo darle una mirada. La verdad no tengo idea, pero sé que probablemente él acá mismo nos está enseñando su mayor tesoro.

La tarde culmina con nosotros caminando en el ocaso hasta la parada autobuses, luego de habernos despedido de todos y botado las cajas.

—Entonces, ¿qué hay con Alaska?

Pregunta Ava nuevamente y tengo que abrir mis ojos como mamá latinoamericana en un gesto "cállate o te hago la ortodoncia de un palazo", pero me ignora deliberadamente.

—¿Qué hay de qué?

Maven se hace el loco claro que sí.

—No me vengas con cosas ella te gusta, —Sonríe triunfal al verlo tensar los hombros— pero ¿qué edad tiene? Parece de 14 y tú claramente eres mayor.

—Tiene 17 años, llegó al orfanato hace un año, creció en un ambiente hostil donde no le daban de comer así que su cuerpo no se desarrolló bien, es un poco más pequeña de lo normal pero porque está en un proceso de recuperación en el que debe alimentarse muy bien —informa con el ceño fruncido.

—Oh entonces puedes contarnos, —Lo codea con cara pícara— ya sabes los detalles picantes, ¿ha pasado algo con ella? ¿has dado el paso?

—¿Qué? No, ¿estás loca? —Se escandaliza—. Ella ahora tiene que centrarse en estar sana, enfrentar a sus padres en audiencias desgastantes emocionalmente, aprender todo lo que no pudo en la escuela durante tantos años y apenas está descubriendo un mundo de posibilidades, lo que yo sienta no es importante.

Veo en Ava la intención de seguir siendo tan intrusiva pero la golpeo en el hombro con una mirada severa, suelta un suspiro entendiendo que Maven se está poniendo a la defensiva, claramente es un tema delicado para él.

—Entonces está por salir del orfanato, ¿cuando cumple la mayoría de edad? —Le pregunto tratando de cambiar el tema.

—En diciembre en su cumpleaños, entonces dejará de recibir ayuda del orfanato, no tendrá para comprar los medicamentos y vitaminas que debe conseguir, porque el estado quiere hacerle creer a todos que les interesan estos casos pero en realidad estará sola. Nosotros siempre estamos solos.

Hay un gruñido incipiente en su garganta, rascando para dejar salir su rabia. Ava se percata de algo en ese momento, por un instante creo que va a decir una burrada pero me sorprende con otra pregunta.

—¿Por eso es que estás intentado mejorar tanto como artista? ¿Vendes tus canciones a otros para poder ayudarla?

Él suspira cansado.

—Tengo que conseguir todo el dinero posible no la puedo abandonar, me necesita. —Respira hondo— Si eso significa que debo vender mi arte a otros y perder la oportunidad de ser reconocido, entonces vale cada segundo.

Se me calienta el corazón al escucharlo, de verdad nunca esperé escucharlo sonar tan... ¿poco Maven? En realidad él es de los que no dejan entrar a otros en su coraza, no es muy sentimental.

Sonrío tomándolo de la mano.

—Tranquilo, siempre puedes contar con nosotras si necesitan ayuda para algo.

—Sí, además seamos sinceros ¿Qué harías sin mi increíble capacidad para solucionar sus problemas? —dice Ava, porque su don es arruinar momentos bonitos.

Maven sonríe, pero esta vez no arrogante ni sarcástico sino agradecido.

Ese día regresamos cada uno a casa, me sentí afortunada, porque no solo tenía amigos sino que también tenía personas que iban a apoyar incondicionalmente, a veces duele que esas personas no fueran mi familia.

Pero a veces no podemos obligar a otros a querernos.

Pero sí puedo escoger darle mi amor a personas que lo merezcan y para mí en serio ellos se lo merecen, porque son únicos en su especie.

Maven y Ava.

Continue Reading

You'll Also Like

168K 5.6K 16
la infidelidad es la mentira más dolorosa de una relación y más aún si es una relación de años. Santiago y Lorena son una pareja estable, a pesar de...
281K 15.6K 68
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...
40.2K 1.2K 45
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
Corre By D.

Werewolf

200K 16K 53
La ultima vez que lo vi, ni siquiera tuve tiempo de despedirme. Todo sucedio tan rapido. Nunca se borrara ese recuerdo de mi memoria. El me protegio...