Cajitas de Cristal

By _MichBlack_

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He pasado toda mi vida cuidando cada paso que debo dar, siempre pensando en qué será lo más aceptado por las... More

I N T R O D U C C I Ó N
P R I M E R O
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T E R C E R O
C U A R T O
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F R A S E S

Q U I N T O

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By _MichBlack_

La máscara de Jim Carrey pero

versión novela juvenil de Wattpad.


—Debes cantar. —Repite Ava por enésima vez en estas dos semanas— Mika tienes que cantarme una canción —canturrea con voz chillona, siendo tan exasperante como solo ella puede ser.

—¡Ya basta! —exclamo hastiada de su absurda insistencia.

¡Virgen de las voces, deja muda a esta loca!

—Vamos, solo será una vez y si no te gusta no lo harás más. Anda... —Insiste alargando la "A" como una niña caprichosa. Bueno, tal vez no hay mucha diferencia la verdad. Ava hala de mi mano impidiendo que camine a mi trabajo— Por favor, si no lo haces por ti, por lo menos hazlo por mí...

Otra vez con esas caras de perro mojado. Deja de hacer eso Ava, ¡no tiene ningún efecto en mí!

—No.

—Mika... —Vuelve a halar de mí cuando intento reanudar mi caminar.

—¡Está bien! ¡solo cállate de una vez! —exclamo soltándome definitivamente de su agarre en un movimiento brusco.

—¡Sí! —Celebra alargándo la "I".

Bendito sea el día en que decidí ser amiga de esta loca.

—Te prometo que te encantará —comenta Ava alegre, y cómo no, demostrando su gran sonrisa triunfante.

—Más te vale. Solo dime dónde es y ya —Espeto con una mirada molesta, ya estoy harta de su intensidad.

—En el bar de un amigo —responde fácil y rápidamente con un encogimiento de hombros.

—¿Bar? —Detengo mi andar inmediatamente, me encuentro pensando con miles de cosas que podrían salir mal en un lugar como ese, además de que ey me parece suficiente mal augurio—. ¡Ava!, ¡quedamos en que tendrías cuidado con quién te relacionas! ¡y de los lugares que vas!

—Y he estado teniendo cuidado, en especial después de que en estos días, vi una película donde la protagonista era raptada por un chico que conoció en la iglesia, ¡en la iglesia!, señor ya ni siquiera en tu casa se puede estar seguro. —Ava dramatiza charlando con el cielo, como si fuese a ser capaz de hablar con dios solo por eso— El punto es, que a él lo conozco de antes y sé que es muy confiable.

—¿Cómo lo sabes? —cuestiono suspicaz.

—Porque es amigo de mi hermano —explica ella orgullosa de su misterioso hermano.

—¿Tienes un hermano? —pregunto incrédula.

Yo jamás la he oído hablar de su dichoso hermano.

—No, pero sí un muy buen amigo.

Reprimo las crecientes ganas de matar a Ava, ¡Dios! pero ¿por qué es tan así?, me recuerdo que esto me pasa por tomar la absurda decisión de aguantar su presencia bajo el título de "amiga". Son cosas del karma, a fin de cuentas.

¡Pero es que se las trae!, lo hace a adrede yo sé que sí, sabe que me hace enojar su idiotez, y es como si le diera más razones para hacer estás cosas.

—En fin, Mika no juzgues un libro por su portada, no porque sea un bar será malo. —La oigo objetar— Así que ahora cierra el pico y escúchame. Es en la calle Kealsey, tenemos que estar a las 5 para una prueba de sonido, aunque conociéndote podrías escapar luego de la prueba vocal. Así que preferí mentirle y decirle que eres una experta, por lo que la prueba de sonido estará demás.

—Oh no puede ser, aparte de que queda en un barrio peligroso ahora a se le suma una estafa.

—Bah, no seas dramática.

¿Dramática? ¡¿Dramática?! ¡Sus mentiras podrían meternos en mi prisión! Sé que había prometido que no haría esto, pero mi papá me había dicho que a los mentirosos en las cárceles les hacen tatuajes del miembro reproductor masculino, lo hacen en algún lugar visible para que todos sepan que es un mentiroso. Y no sé si es verdad, pero tampoco lo quiero averiguar.

—Esto está mal, —Me llevo las manos a la cabeza— los mentirosos no le gustan a Diosito.

—Lo que no le va a gustar a Diosito es tu cobardía —Ava espeta con una mirada severa.

Suelto un grito ahogado mirándola horrorizada, Ava solo me ve aburrida alzando una ceja. Vale, está bien, quizás esté exagerando un poquito con lo de los pene-tatuajes.

—Claro, perfecto, ignoremos todo lo demás, junto a la creciente probabilidad de levantarnos al día siguiente secuestradas, o algo peor. —Ella vuelca los ojos en busca de paciencia—En fin, arreglaste todo con tu amigo, voy a cantar, tengo un espacio y hasta coinciden los horarios... —Repaso lo que me ha dicho con una serenidad anormal, que se corrompe en siguiente verso— Pero, ¡¿se puede saber?! ¡¿Qué demonios piensas hacer con mi pánico escénico?!

Ava deja de caminar, ella está adelante de mí por unos cuántos pasos así que no alcanzo a ver su cara. Pero sin duda esperaba cualquier reacción, menos que se volteara asombrada.

—¿Tienes pánico escénico?

Ay no, no, ¿Por qué?

En serio, siento que de ser sometida a más situaciones de estrés, mis ojos dispararán láseres como en la caricaturas. Me parece una habilidad genial, sobretodo porque viene con la oferta de que inmediatamente podré quitarme a esta chica de encima.

—No, Ava, no canto en público porque las personas no son merecedoras de mi melodiosa voz —Suelto una de mis frases sarcásticas como si fuera ácido.

—Oye, que arrogante eres. Eso está mal Mika, sé que te dije que debías de tener autoestima, pero hay una diferencia entre lo que todos debemos tener y el egocentrismo. Y éste último no le agrada a nadie —Opina Ava tomando mi comentario con seriedad.

Santa Virgen de los pubertos, alguien no habla idioma sarcasmo.

—¡Ava! —Grito perdiendo la paciencia, provocando que ella rompiese a carcajadas.

—Tranquila, ya lo sé, ¿quién me crees?, por eso tengo un plan, ¡uno infalible! —declara orgullosa cuando deja de reír.

Idiota + Loca + Estúpida = Una persona intratable.

Conclusión: huye antes de que sea muy tarde, no sigas mi ejemplo.

El tema muere justamente en el instante en que me resigno a qué con ella no se puede pelear, el acaba y antes de darme cuenta es el día de la presentación.

Y entonces, no lo puedo creer.

Miro la cochina máscara con la que Ava pretende hacerme subir al escenario con algo más que asco. Subo la vista devuelta a ella agotada, no pasé una semana y todo este día con la incertidumbre de ver cuál era el plan súper magnabuloso, ese del que tanto hablaba para solucionar mi pánico escénico, para encontrarme con esto. Confirmado: ella está loca. Porque sí, damas y caballeros, ese día cuando caminábamos al trabajo y le pregunté sobre su brillante plan no se dignó a responderme. En cambio, se excusó diciendo "será una sorpresa, para que sea un día memorable Mika".

—Ava, ya no juegues y dime cuál es tu plan —Resoplo cansada de sus juegos tontos.

—Es este —afirma confundida por mi reacción, analizando con orgullo a la horrenda cosa.

—Déjame ver, ¿tú me hiciste esperar una semana por un dichoso plan infalible, para mostrarme una asquerosa máscara de luchador? —cuestiono con una calma casi sobrenatural, que le advierte en seguida a Ava que se desataría, no digo una tormenta, un huracán.

—Sí...

—¡Maldita sea! ¡Ava!

Tapo mi boca en cuanto escucho semejante atrocidad salir de ella. ¡He dicho una grosería! ¡y la peor de todas! Ay no dios, perdóname por favor. Es todo culpa de ella lo juro.

Me siento tan furiosa, que creo que jamás volveré a reírme del papá de Alvin y las ardillas, ya saben el pobre David que tenía que soportar al incordio de Alvin. ¿Quién diría que tendría a mi propia Alvin en la vida real? Y que incluso gritaría igual que David perdiendo la paciencia.

—Pero dale una oportunidad, sé que no es muy bonita, pero hace la función, ¡di no a la discriminación de máscaras!

—¡Cállate! ¡esto no es un juego! —Me exaspero gruñendo—. ¿Sabes qué?, me voy.

—No, no y no, Mika sube allí y canta —ordena.

—No tengo por qué, y menos con esa ridícula cosa —Mascullo cruzándome de brazos.

—Claro que sí, sale en la lista, el punto 4 —dice Ava sacando la lista.

—No lo puedo creer, trajiste la lista.

No sé cómo me siento, si frustrada por no poder irme, al borde de la cólera por su inmadurez, o estresada porque tengo tarea qué hacer y estoy aquí perdiendo el tiempo.

—Hay que hablar con fundamento y evidencia en mano contigo, sino no me crees. —aclara encogiéndose de hombros— No tienes excusa Mika, hazlo, está en la lista.

—¿Cómo puedo estar segura de que no lo cambiaste? —interrogo con sospechando.

—Jamás haría una cosa así, y lo sabes, además, estoy muy segura de que te tomaste el trabajo de memorizar cada punto de la lista la última vez que la viste. Así que deja de buscar una excusa y revisa eso.

Resoplo entre gruñidos.

—Está bien —Me veo obligada a ceder.

No me conviene que Ava se la pase conmigo siempre, se le ha pegado el hablar con pruebas existentes a la mano. Es contraproducente para mí.

—Pero no usaré eso —condiciono rápidamente.

—Bien como tú quieras —Acepta Ava cruzada de brazos y demostrando su ya conocida sonrisa triunfal.

—Es tu turno —indica el presentador saliendo del escenario.

¡Ay no puede ser, ay no puede ser! ¡es mi turno aún y no estoy preparada mentalmente, porque mal gasté todo mi tiempo peleando con esta rubia oxigenada!

Me acerco al escenario intentando hacer mi camino para salir de detrás del telón, pero ¡Diablos!, odio ser tan cobarde. Una ola de frustración me revuelca junto con la sensación de mi orgullo siendo pisoteado, me regreso sobre mis pasos y le quito la máscara a Ava.

—Me la pagarás —amenazo mientras me pongo la máscara de colores rojo, verde y blanco.

—Me amas, lo sé —Es lo último que dice antes de salir para verme detrás de el escenario.

Me detengo justo antes de exponerme a aparecer en el escenario con esta fea máscara, me siento paralizada y toda duda que haya ocultado durante toda la semana se hace presente calando mis huesos con dedos maliciosos, me siento a punto de perder el control.

Tu puedes, tu puedes, sí vamos...

Pero...

¿Y si lo hago mal?, ¿y si se burlan?, ¿y si hacen igual que en la discoteca?, ¿qué haré entonces?

Mi respiración empieza a agitarse, mis pies inician su retroceso temblorosamente.

No puedo. No.

Pero es un impulso, mejor dicho, un empujón lo que me saca detrás del telón, llamando la atención de todos los que estaban frente al escenario. Miro sobre mi hombro aterrada a la persona que me empuja tan bruscamente. Ava. Ella me guiña el ojo en señal de apoyo y diversión.

Sí, al diablo la palabra de diosito, la voy a matar.

Volteo al público para no tener que ver su tonta cara. Error. Habrá unas doce personas en el recinto, pero para mí se siente como si fueran miles. Mi atemorizado instinto en seguida me dicta que me ponga de espaldas, a pesar de tener la máscara me siento tan indefensa y expuesta. Quiero incluso salir huyendo, pero me basta fijar mi visión en Ava quién formula un mudo: "Te apoyo".

Calor agradable me envuelve, puedo casi jurar que mi corazón se ablanda por unos instantes. Porque alguien me apoya. Alguien estará ahí si lo hago mal, y también tengo a alguien a quién culpar en ese caso. Trago saliva considerando mi situación, la música inicia complicando mi estado mental, creo que no puedo respirar. La desesperación se abre camino en mi sistema a pasos agigantados, y solo me queda mirarla nuevamente en busca de esa firmeza que ella parece rebosar: "Tu puedes", articula viéndome.

No estoy segura de sí puedo, pero... quiero intentarlo.

Cantar el primer verso de la canción con la voz un poco temblorosa y casi inaudible no fue jamás tan difícil. Mis manos tiemblan con frenesí, y el micrófono se tambalea como si tuviese en vez una ruidosa e inquieta licuadora. Desafino a la mitad de varias frases, olvido la letra en otras tantas, y casi salgo corriendo del escenario con mi sudada máscara de luchador en cuánto concluye la canción. Pero aun así, me encanta la sensación. Y si tuviese que hacerlo otra vez por alguna razón, lo haría.

Nunca me sentí tan completa como en esta noche.

Ava me apoya en todo momento, no me critica el haberme saltado un estribillo o el no haber respetado los tiempos. Solo está conmigo, como debería estarlo mi familia.

Vamos a mi casa y Ava se queda a dormir, hacemos una pijamada en celebración porque con ella siempre hay una excusa para divertirse. Me estoy volviendo adicta estas cosas. Es culpa de suya.

Estamos llegando a nuestro piso cuando Adrien va saliendo del suyo.

—Tiempo sin verte Pecas —saluda Ava.

—Oh sí Ava, te extrañé demasiado estos últimos dos días, —voltea los ojos un poco sarcástico— casi no respiro por tu ausencia.

—Lo sé, una vez que me conoces soy adictiva. —Asegura con vuelco de pelo rubio— Pero sorprendentemente, hoy no soy la protagonista porque nuestra amiga aquí, —Se voltea a señalarme— hoy se atrevió a dar un paso al frente para alcanzar su propósito de vida.

Adrien la mira curioso cruzándose de brazos antes de mirarme.

—¿En serio? —Sonríe cálidamente, como cada sonrisa que emite— ¿Y yo podría saber qué es eso?

Por un segundo dudo, sobretodo porque su mirada puede ser lo único que se necesita para intimidarme y hacerme olvidar las palabras. Casi me siento cohíbida de que le parezca tonto todo el asunto, pero me niego a ser cobarde hoy, al menos por el tiempo que me dure la adrenalina.

Ava se ha rendido a que yo no diré nada a Adrien cuando la interrumpo antes de que hable.

—Fui a cantar, —pronuncio viendo fijamente mis manos empuñando mi suéter— en un bar de por ahí, no fue genial, pero yo, creo que no sé... me sentí bien.

Me tiemblan un poco los hombros cuando termino de hablar.

—¿Te gusta la música? ¡Vaya eso es genial!, —Adrien celebra haciéndome mirarlo a los ojos que brillan como dos estrellas fugaces— yo soy cantante en un grupo musical, recientemente firmamos con una productora y esperamos tener nuestro primer sencillo dentro de poco. En serio me alegra escuchar que mi vecina también ama el arte, así que si necesitas algo, puedes pedírmelo.

Y es todo lo que necesito para que mi corazón lata como un loco, su cabello alborotado que lleva más largo de lo común no ayuda a atenuar la sincera alegría que destilan sus ojos. Es una vista casi dolorosa para mí, así que bajo la mirada de nuevo.

Ava solo ve de uno al otro con una sonrisa sospechosa en su rostro, Adrien termina por despedirse y solo ella tiene fuerzas para decirle cualquier cosa, yo solo puedo concentrarme en no deshacerme en un suspiro antes de entrar a casa. Entonces agradezco en serio que ella no me torture con preguntas sobre Adrien porque no sé si podría manejarlas, nos enfocamos en pasar el rato, abro un empaque de papitas fritas mientras Crescent se acuesta con nosotras antes de que decida que tuvo suficiente contacto físico por la semana.

—¿Ves? —Choca su hombro con el mío—. Sí pudiste.

—Sí, fue grandioso... —Musito con una sonrisa plasmada en cara, una evidente muestra de que estoy feliz.

—Y la máscara funcionó.

—Ya quisieras que esa basura hubiese funcionado.

La miro fulminante provocando una risotada en ella.

—Eres insufrible —Me quejo.

—¿Cómo es tu papá? —pregunta Ava sin venir al caso.

—¿Por qué? —pregunto extrañada.

—Es que siempre hablas de él con admiración, pero con cierto rencor a su vez. Me causa curiosidad ¿Sabes? —explica con su típica sonrisa.

—Bueno, mi padre es... complicado —declaro repentinamente cansada—. Él es un padre ejemplar, capaz de dejarlo todo por mí y lo sé porque así lo hizo. Cuando mi madre me dejó con él ella no preguntó si él estaba bien económicamente, si tenía trabajo o esposa. Ellos se separaron cuando yo tenía cuatro años, al inicio viví con ella pero solo duró unos meses. El siguió, sacrificó, y cuidó de mí, lo que mi mamá no estuvo dispuesta a hacer. Ella quería tener un trabajo con mayor ingreso económico, quería ser exitosa, y yo le era un estorbo, eso es todo. Pero así como él me daba todo, a veces era demasiado sobreprotector y no le gustaba que yo fuera diferente a lo que él es. Durante la secundaria él no me dejaba salir a fiestas, allí empezó el problema con mis amigos, alejaba a todos mis amigos varones, no salía de mi casa si él no me sacaba y no podía hablar de una manera que a él no le pareciera correcta. —Carraspeo la garganta anunciando el cambio de tema— ¿Y el tuyo?

Ava cambia su cara radicalmente, eso me hizo saber que no fue una pregunta muy inteligente.

—Él... falleció antes de que yo naciera —responde con un poco de pesadez.

Me asombro.

—¿En serio?

—Sí, él falleció y nunca lo conocí, por eso mamá cuidó de mí ella sola hasta ahora —comenta con simpleza y una sonrisa forzada.

Vaya, así que de ahí viene su rebeldía...

—Lo siento.

—No lo digas, porque en realidad no lo sientes —espeta alzando un poco la voz con cierto timbre molesto, pero suspira cuando se da cuenta de su brusquedad—. Perdón, pasó hace tiempo ¿sí?, ya no es tan relevante.

—¿Y tú mamá? —pregunto ignorando la hostilidad de su anterior comentario.

—Ella vive en otro país.

—¿Tú también eres extranjera? ¡No se te nota ningún acento!

Estoy impactada, ¿cuántas horas de estudio le habrá tomado eso?

—Sí, a ti se nota más que eres de otro país.

—Por supuesto, mi acento es difícil de ocultar —afirmo un poco avergonzada.

—¡Estoy aburrida!, —exclama Ava de pronto— ¿puedo poner música?

—La música siempre será bienvenida en mi hogar, eso no se pregunta Ava.

Ella enciende el estéreo conectando su celular a él, pone una canción alegre bastante movediza, como lo es ella. Ava se dedica a bailar pasos increíbles que me hacen sentir un poco incómoda.

—Ven, baila conmigo —invita Ava extendiéndome su mano.

—No, no puedo —niego atemorizada—. Es que... Yo no sé bailar —admito avergonzada.

—Sí, eso ya lo sé, ¿y?

—Que voy a hacer el ridículo y te burlarás...

—¿Otra vez con eso? —Se frustra—. Que no me voy a burlar, además eso no tiene que afectarte. Lo que otros piensen de ti no debe ser importante, incluso lo que yo opine, ¿bien?, así que levanta ese trasero y a bailar —Agarra mis manos parándome de la cama mientras ella va al ritmo de la música.

—Ava de verdad no puedo.

—Como digas otra vez esa palabra, te voy a meter una patada que te va a mandar a Júpiter si no te estrellas antes con la luna. —amenaza señalándome con un dedo— Sí puedes Mika, sí puedes. Quítate esa palabra de la boca, porque cuando alguien quiere, puede.

Trato moverme un poco después de un largo e incómodo silencio, estoy rígida y avergonzada, pero al final logro deshacerme de todos aquellos pensamientos negativos, disfrutando verdaderamente de la música. Y que bien se siente bailar y cantar a la vez, no sabía de lo que me perdía. Así pasamos el resto de la noche, hablando sobre lo primero que viene a nuestra mente. Y no me siento intimidada por decirle a Ava mis más tontos pensamientos.

La canción que cantó Mika está en multimedia

\(^o^)/

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