Cajitas de Cristal

By _MichBlack_

2.6K 1K 302

He pasado toda mi vida cuidando cada paso que debo dar, siempre pensando en qué será lo más aceptado por las... More

I N T R O D U C C I Ó N
P R I M E R O
S E G U N D O
T E R C E R O
Q U I N T O
S E X T O
S É P T I M O
O C T A V O
N O V E N O
D É C I M O
Ú N D E C I M O
D U O D É C I M O
D É C I M O T E R C E R O
D É C I M O C U A R T O
D É C I M O Q U I N T O
D E C I M O S E X T O
D E C I M O S É P T I M O
D E C I M O O C T A V O
D E C I M O N O V E N O
V I G É S I M O
E P Í L O G O
F R A S E S

C U A R T O

129 62 23
By _MichBlack_

Por dentro puritana y

por fuera lo mismo pero sin las sílabas "ri" y "na".


Con un armario mixto, nuevo, y ahora de este siglo, entro con un outfit diferente a la universidad. Pero cualquier rastro de valentía se desvanece, e intento salir corriendo posteriormente de haber dado tres pasos dentro de la institución y digo "intento" porque Ava me hala del brazo truncando mi escapada.

-Yo tampoco me siento muy segura de esto, y no estoy huyendo -Masculla Ava caminando conmigo a rastras.

-Pero, ¿y si se burlan?, ¿O piensan que soy patética? -replico escondiéndome de las miradas curiosas e interesadas de los demás.

Santa Virgen de las chanclas, despeja mi camino al salón a chancletazos.

-¿Y qué? Quien lo lleva puesto eres tú, no ellos, no es su problema. Además, si te gusta no tienes que dejar de usarlo o dejar de ser tú, solo porque a otros no les parece. -Ava se voltea y me mira severa- No eres perfecta para que le agrades a todos, ¿y entonces qué harás?, ¿le huirás a todos?

Por unos segundos un reflejo de madurez pasa por los ojos de Ava, claro que luego todo destello de seriedad es masacrado por la frase a continuación.

-A menos que seas Michael Jackson, a ese hombre todos lo amaban, aunque no podrías porque tú eres una chica, bueno, a menos que seas transexual... ¿eres transgénero?

¿Qué tiene está chica en la cabeza?

Auxilio, posible caso severo de retraso anal-mental no diagnósticado.

Trato de regañarla por su falta de concentración, pero percibo a un grupo de chicos que me ven fijamente. Yo les devuelvo la mirada decidida a demostrar que no soy una miedosa, pero ¿a quién quiero engañar?, ¡sí soy una cobarde! Y eso se confirma en el instante en que uno de ellos -un muchacho de grandes ojos verdes que decido llamar Trébol- frunce el ceño en mi dirección. Inmediatamente volteo hacia Ava escondiendo mi cara, podría apostar que estoy del color de la vergüenza.

Si mi papá me dejara apostar claro.

-Ava no estoy segura de esto, no puedo hacerlo -Me quejo queriendo huir.

-No, ¿por qué quieres irte?, ¿es porque te están viendo? -cuestiona enviando una mirada inquisidora al grupo surtido de jóvenes.

-Es que... se están burlando -Aseguro sin verlos, en cambio, bajo la mirada con las mejillas rojas como un bosque en llamas.

-¿Cómo puedes estar tan segura? -interroga con cierto reproche-, ¿es esto lo que haces siempre?, ¿huyes?

-Yo, yo no lo sé -respondo tartamudeando.

-Mika me prometiste cambiar, y te quiero ayudar, pero si no me dejas todo esto no tiene caso -Reprende duramente.

-Pero... -Cierro mis ojos tomando una respiración profunda, en un intento de calmar mis nervios-. Está bien, pero vámonos rápido.

Ava sonríe triunfante a la vez en que nos dirigimos a la sala de clases justo a tiempo, para mí es un tabú el no llegar minutos antes, como lo es para Ava no llegar tarde. Y aunque protestó por sus minutos de sueño extra antes de salir, he logrado traerla en contra de su voluntad a tiempo para la primera clase. La asignatura pasa rápidamente, mientras me adapto a las miradas de los demás compañeros.

A la hora del almuerzo no es diferente, y las palabras: "De seguro estarán burlándose por la ropa que llevo puesta, porque soy una fea queriendo lucir bonita" no paraban de circular por mi mente. E incluso, mi nivel de acomplejamiento y nerviosismo llega a tal extremo, que no noto cuando Ava se levanta del incómodo asiento para buscar su comida.

-¿Hola?

Una voz se cuela en sistema auditivo provocando que de un respingo. Levanto mi vista de la mesa de madera por la sorpresa, ¡alguien que no es Ava me está hablando!, me encuentro profundamente emocionada y aterrada por ello, creo que se nota en mis ojos. Pero en cuanto me percato del muchacho ante mí, deseo enfocar los ojos otra vez donde estaban para fingir que estoy trágicamente sorda. ¡Es Trébol! Y viene con su grupo de amigos que esta mañana me habían estado taladrando la nuca con los ojos.

Oh, Virgen de los lagartos, ¿esto es un castigo por vestirme así? ¡Pero no es justo! Todo es culpa de Ava, sí, eso es.

-Hola -Tartamudeo, resignada a que por más que quiera, igualmente no se irán.

Tengo las mejillas rebosantes en rojo, debería intentar audicionar para ser la Reina Roja de Alicia en el País de las Maravillas, de seguro la interpretación me saldrá natural. No espera, si hago eso tendré que actuar delante de muchas personas, ¿y si llegase a equivocarme? Oh eso sería un desastre, sería un hazmerreír, me sacarían fotos para subirlas a vídeos de bromas en internet entonces me haría famosa, me llamarían para hacerme una entrevista, la presión social me haría enloquecer y terminaría matando al animador empezando una revolución en ciudad Gotham.

O bueno, quizás estoy confundiendo la realidad con otra historia.

-¿Te importa que nos sentemos contigo? -pregunta una chica de mirada afable y cabellos castaños. La cual a falta de un nombre apodaré Bellota.

-Bueno, en segundos viene mi amiga, pero si gustan sentarse... -Musito estrujando mis manos.

¿En serio?, ¿eso es lo mejor qué tienes Mika?, ¡torpe, torpe, torpe! Ahora Bellota creerá que eres una perdedora, y sí lo eres, ¡pero no tenía que saberlo!

Ay no, Ava, ¿dónde estás cuando te necesito?

-Qué bien, entonces dejaremos este asiento desocupado -Notifica siendo agradable, sin borrar su sonrisa incluso al señalar la silla a mi izquierda.

El grupo de cinco toma asiento, siendo Bellota la que estuvo a mi lado.

-Soy Ashley, ¿cómo te llamas? -pregunta abriendo su hamburguesa.

Bien. Recuerda eso Michelle, es Ashley, nada de Bellota.

-Mika -Me presento para toda la mesa con una sonrisa que debería ser valiente y firme, pero en vez de eso solo emito una tímida e insegura.

-¿Entraste recientemente? -pregunta Trébol sentado delante de mí.

Tiene el cabello rizado color caramelo, creo que incluso hubiese sido más simpático apodarle Candy. Mi cara arde haciéndome saber que el rubor aún no se ha ido de mi tez.

-No, es decir, sí. -Balbuceo por los nervios. Dios, ¿Ava cuándo vas a llegar?- Es que estoy empezando mi carrera, comencé en la uni hace dos semanas -explico un poco más serena.

Mentira, sigo siendo la digievolución del color carmín.

-Lo sabía -Celebra un chico moreno.

-No puede ser -Se queja un rubio a su lado.

-¡A pagar! -Canturrea mofándose el otro en respuesta.

Espera un momento, ¿apostaron?

-Perdónalos, es que esta mañana te vimos y nos debatíamos entre si eras o no nueva, es que nos parecía haberte visto antes -comenta una muchacha de piel oscura y largos cabellos ondulados-. Soy Gabriela, por cierto.

-Yo me llamo Tyler, bueno a mí me parecía que antes de verdad te había visto, quizás tal vez en el supermercado, ¿vives cerca? -cuestiona mientras cuenta el dinero que pronto va a parar al moreno de nombre desconocido.

Tyler es un chico rubio digno de apodarse ricitos de oro, con ojos verdes tan oscuros que podrías confundirlos con negro, que son enmarcados por unos lentes azul oscuro. Un cerebrito, sin duda alguna. En poco tiempo termino habituándome a ellos a sus personalidades, preguntas y respuestas, pero aún no puedo despedir a mis mejillas sonrojadas, para ello hará falta tiempo, y muchas conversaciones más.

Pero sin duda, es un grupo interesante que me hacen sentir cómoda con sus ocurrencias.

-Vaya, veo que hiciste amigos en mi ausencia -Llegó Ava colocando el ambiente alegre.

Vaya, miren quién resucitó de entre los muertos. Le envío una mirada de reproche a lo que ella responde con una sonrisa traviesa, y es ahí cuando entiendo que todo lo hizo a propósito.

¡Es una tonta rubia descerebrada!

Seguimos hablando por lo que queda del descanso, para ir nuevamente a las clases, donde descubro que dos de mis asignaturas las comparto con Tyler y Josh, el chico moreno. Al ir de camino al trabajo, Ava y yo no pudimos evitar tocar el tema de que, en realidad, es más fácil de lo que pensábamos el reto de cambiar y ser mejor. Ella está dispuesta a ser más recatada, y yo deseo con todo mi ser salir de mi caja para ser libre finalmente.

Podemos hacerlo, si estamos juntas, haremos las cosas bien.

El día pasa como de costumbre, hasta llegar la tarde cuando estoy esperando a Ava en el salón de dibujo técnico, mientras ella va a arreglar algunas cosas sobre los semestres con el coordinador, el aula está sola, así que sin nada más qué hacer, aprovecho de ver algunos planos que diversos alumnos han garabateado, para dejar sus diseños arquitectónicos plasmados en las paredes en grandes papeles.

Hay de todos los tonos, tamaños y diseños, es increíble como el arte puede hacer tantas maravillas, para estas personas el diseño de estructuras debe ser algo singular que los hace sentir completos y felices, así como la música para mí. Ava y yo hemos estado vistiéndonos como habíamos acordado, aún no me acostumbro y me siento un poco expuesta, pero por lo menos ahora mis mejillas no parecen un par de tomates atados a mi cara.

Una melodía se cuela en mi cabeza cuando veo el plano de un recibidor, de lo que podría ser un hotel quizás, en el suelo hay una extensa alfombra de terciopelo rojo bordeada por hilos dorados en un espacio decorado por palmeras, en medio de ello hay una gran fuente donde se levanta un escenario con un piano de cola.

Oh, cuánto amaría presentarme en un lugar así, la música fluyendo, las personas escuchando, y... y por fin viviendo.

Me sumerjo en la escena que se plantea en mi visión, viajando hasta aquel lugar tan lejano, tal vez de Europa, América o quizás Asia. O incluso, pueda que se ubique en algún profundo lugar del fantástico mundo de los sueños. No me percato de cuando empiezo a cantar poseída por un anhelo que sobrepasa mi raciocinio. Está bien, puedo permitírmelo. Apágate cerebro solo por unos instantes, y deja al corazón tomar las riendas.

Me siento más ligera, con una suavidad digna de las esponjosas nubes. Cada sonido que escapa de mí me hace sentir viva de alguna manera, como si estuviese esperando horas solo por algo. Y no comprendo qué es ese algo, pero sin dudas quiero encontrarlo.

Pero eso no es posible.

En seguida los pies que tan ligeros me parecían se vuelven pesados cual plomo, las notas me parecen de pronto tan melosas que incluso me daría diabetes. Supongo que ese es el efecto de la realidad, pero da igual tengo que madurar, soy una adulta y no debo tener tiempo para sueños imposibles. Es mejor detenerme, no vaya a ser que alguien me escuche, ¡sería una vergüenza si eso pasara!

Me volteo un poco derrotada, llevando conmigo el peso de la decepción, mas no puedo deprimirme a gusto pues me quedo fría en mi sitio debido a la sorpresa.

-Ava... -murmuro con un creciente pánico.

¿Desde cuándo está ahí?, ¿qué tanto escuchó?, ¿qué está pensando?

Sabía que esto tarde o temprano me traería problemas, eso me pasa por ser una tonta ilusa. Ahora enfrenta los comentarios hirientes Mika porque se burlará, seguro que lo hará.

Soñar que alguien como yo podría llegar más lejos, claro que es un

Y no será nada más que mi culpa.

-Mika... -Ahí viene, prepárate para recibir sus críticas Mika. Nunca aprendes de tus errores, no dejes que nadie te escuche, no naciste para cantar- eso fue... -¿Horrible?, lo sé, no eres la única que piensa eso- ¡Increíble!

¿Cómo...?

Ah, ya lo veo. No puedo Creer que a alguien le gusta algo tan mío como la música, realmente no puedo, porque las cosas que eso implicaría duelen tanto que me arden de solo pensarlo, así que solo hay una explicación que me satisfaga: Lástima. Ava no quiere describir lo mediocre que soy cantando porque le da lástima, eso es lo que pienso y me aferro a ello.

Aunque me haga sentir aún peor.

-Me encantó, ¿dónde aprendiste a cantar así? -Comienza a parlotear haciéndose la asombrada- Wow, tú, te lo tenías muy bien guardado.

-Ava no hagas esto. -ruego- Sé que parezco un gato en celo cuando canto, no tienes que fingir.

Tú no finjas conmigo, por favor. Se supone que somos amigas, la única que he tenido.

-¿Fingir?, Mika eres grandiosa, deberías ser cantante -Sugiere sonriente.

-No -declino apretando los labios en una fina línea.

-¿Por qué?, ¿no te gusta? -interroga incrédula.

-Sí, algo así, pero... -balbuceo un poco, mis ideas están comenzando a revolverse- ¿Y si se burlan? Yo, no sé qué haría. Ava, tú dices que canto bien porque soy tu amiga, pero, si fuese un extraño diría totalmente lo contrario. Las personas en ocasiones confunden sinceridad con crueldad, y no creo poder manejar eso.

-¿Y si se burlan?, ¡¿qué más da que se burlen?! ¡Y no lo digo porque soy tu amiga, lo digo porque tienes talento! Quién sea que te haya dicho eso, es un envidioso. Ya te lo había dicho antes, ¿no? Mika, no puedes agradarles a todos, si te bañas demasiado es porque gastas agua, si no te bañas es porque eres sucia, si no sales a fiestas eres una perdedora y si sales a muchas eres una zorra. Entonces... ¡¿Qué más da?! Has lo que quieras ¡es tu vida, a fin de cuentas! Eres tú, quién no hace lo que quiere, no los demás, porque tampoco les interesa lo que piensen otros de ellos.

-Pero, ya estoy haciendo esta carrera no hay vuelta atrás, qué dirán si abandono nada más empezar...

Digo, pero entonces mi cabeza no está aquí en Coldprince, está allá en casa con mi familia, con mi padre controlador y estricto, con mi madre desinteresada, y con todos los demás.

-¡No!, sí hay vuelta atrás, Mika aún estás a tiempo de mandar todo al diablo y hacer tu vida, hay otros que no tienen elección. -Reflexiona Ava viéndome a los ojos- Yo sí la tengo, y la aprovecho.

-Pero esta profesión es muy bien pagada, y la música es como sacar una lotería, no hay nada seguro en un futuro ¿qué haría si no triunfo?, la arquitectura me ofrece un empleo más fiable.

- ¿Y te gusta?

Miro mis manos con los ojos cubiertos por lágrimas, pero eso no hace que Ava afloje su postura autoritaria o sus ojos inquisidores. ¿Me gusta estudiar esto? No lo sé, nunca le dije a mi padre lo que quería hacer porque tenía miedo de que se burlara, nunca le dije a nadie lo que de verdad quería porque temía que fuese lo incorrecto. Así que elegí algo que a todos les parecería bien e inteligente. Y así fue, todos me felicitaron por mi elección, pero todo quedó ahí, en cumplidos vacíos. Porque hoy más que nunca me siento tan sola, encerrada, y sofocada.

¿Qué si me gusta la Arquitectura?, no, no me gusta.

-¿No te parece que canto mal? -respondo demostrando la inseguridad presente en mí.

-Por supuesto que no. -Ava no duda en asegurar con un timbre que no da espacio a dudas. Pero entonces su voz se suaviza en la siguiente oración- ¿Por qué tanta inseguridad?

-No lo sé.

No quiero responder, no quiero recordar, prefiero pensar que solo soy así y ya.

-No, debe haber un por qué.

No lo hay Ava, ya deja de preguntar. Sea cual sea la razón, tengo miedo de recordar. Pero el destino es caprichoso, y si tiene que lastimarte haciéndote recordar momentos que te esforzaste en enterrar, entonces lo hará. Es tarde para mí, pues termino por atraer esos días nuevamente a mi memoria. Aprieto las manos en puños tratando de ser fuerte, es algo estúpido, de seguro pensará que estoy haciendo un drama.

Pero, aun así, decido arriesgarme. Porque, aunque no sepa mucho de amistad, supongo que de esto se trata, de arriesgar, confiar y preocuparte por otros.

-Cuando tenía cinco años... -Sollozo, todo esto hace que mi cabeza se ponga sensible, estoy conmocionada- Yo no me importaba si otros pensaban mal de mí, era y hacía lo que quería y amaba, era solo una niña. No me daba miedo decirle al mundo que quería cantar. La familia de mi madre es devota a dios, a mí me gustaba la religión, en esos momentos yo no vivía con ella, ya estaba bajo la tutela de mi papá y él no creía en nada de esas cosas. -Sorbo por la nariz tomando un respiro- Recuerdo que un día estaba en una reunión familiares, siempre nos reuníamos hasta con nuestros primos más lejanos una vez al año y era costumbre siempre al finalizar la noche que cada uno pidiera un deseo, cuando llegó mi turno yo dije: "Quiero ser cristiana". -Suspiro- Ava, ojalá jamás se me hubiese pasado por la cabeza decir eso. Ellos se burlaron de mí usando una variedad de frases tontas que no quiero recordar. Así que, molesta porque se habían tomado como un chiste mi deseo de aquel momento, fui y le dije a mi papá.

Las lágrimas caen por mi cara, este tema era un poco difícil. Sé que a muchos les parecerá estúpido, una situación sin relevancia, pero justamente son sucesos así los que marcan el carácter de una persona. Si esto me hubiese sucedido siendo mayor, tal vez lo hubiese sabido afrontar y no fuese dejado que me afectara algo tan simple. Pero para una niña de 4 años no era algo fácil.

Y las palabras hieren, lastiman más de lo que todos creen.

» Yo esperaba no lo sé, algo. -Me encojo de hombros- Yo esperaba que él me protegiera, que me defendiera o demostrara algún interés. Aún no sé por qué espere algo como eso. -Suelto una risa amarga- Me sentí muy traicionada, cuándo él también se sumó a ellos. Cuando se burló de mí... Él más que mi padre, siempre fue mi ejemplo a seguir. Mi héroe. Quién se suponía debía apoyarme cuando nadie lo hiciera. Pudo haber parado ahí, pero mi familia tiene fama de ser "bromistas", así que siguieron molestándome con ello hasta que tuve unos 8 años. No me sacaban con mis primos porque decían que no era un lugar para adorar a Dios, me hacían arrodillarme durante horas para que pidiera perdón a Dios por cualquier mínimo error, no me compraban la ropa que yo quisiera y muchos casos más. Las burlas iban directo a mi autoestima y por más fuerte que sea una persona, cuando tantos a su alrededor le repiten siempre lo mismo, eso en algún momento terminan por abrir un hoyo en su fortaleza. Sentía que me destruían día a día, yo solo quería un refugio, quería que alguien me ayudara, que me escucharan. Pero como nunca sucedió... Por eso yo, -Dudo- por eso me cuesta decir lo que quiero, hacer lo que deseo... Ser yo.

Mi voz se quiebra esperando comentarios degradantes, porque lo entiendo quizás no es una situación tan grave, no es como otras personas que han estado realmente peor. Pero a mí me afecta y para mí no es un problema pequeño. Ava me abraza de pronto, siento los pedacitos de mi alma quebrase para luego juntarse en segundos. Eso me hace sentir que una brisa ligera sopla en mi alma.

Es duro cuando tu propia familia te hace excluye, no es algo lindo ni divertido el burlarse a costa del otro y su autoestima.

-Lo siento, esto te debe parecer estúpido -Intento reír entre las gotas que resbalan de mis ojos, aunque mi voz salga quebrada.

-Mika, fue un error que cometió tu familia, eras una niña, no debieron haberte tratado así, los niños aunque no lo parezcan son muy frágiles, debieron apoyarte por más loco que fuese tu sueño. -dijo con un atisbo de sonrisa comprensiva- Pero tienes a la mejor amiga del mundo para eso, y te prometo que yo sí te apoyaré.

Después de eso salimos de la universidad para ir a nuestros respectivos trabajos, dónde Ava me convence de comer Pizza del local de la señora June, como acto de rebeldía hacia la dieta implantada por mi padre.

Y no me siento mal en el acto, ni nerviosa al hacerlo aunque esté rompiendo una de las reglas, porque alguien me apoya. Y eso es más de lo que podría pedir, incluso más importante que tener éxito.

Continue Reading

You'll Also Like

71 80 11
Ella no se quiere casar con él y él no se quiere casar con ella. Así que ambos deciden abandonar su reino; sin saber que esto los iba a unir. ¿ Qué p...
282K 15.7K 68
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...
335K 16.5K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
140K 10.5K 40
"No me escondo para sobrevivir, lo hago para proteger a los míos" Cuando desperté, ya sabía lo que tenía que hacer... Huir. No podía dejar que me enc...