Salgo golpeada de aquel local, siempre era lo mismo si no era mi padre eran mis hermanos y si al final no hacia lo que me pedían en el pequeño restaurante en donde trabajaba igual me golpeaban, no había rastro libre de golpes en ciertas situaciones mi padre me golpeaba con una bolsa llena de jabón, aunque se vea de lo más normal, no causa golpes superficiales sino internos y sin lugar a dudas esos son los peores que pueden existir, no tener marcas pero el dolor latente.
Llego a mi habitación rápidamente ocultado los gritos que existen en mi pequeño departamento que en si es como tal un pequeño infierno, siento como tocan a la puerta y antes de en realidad poder decir pasen ya está entrando mi padre.
Siento el primer golpe dar directo en mi estómago y caigo de rodillas, para luego sentir que alzan mi rostro y una bofetada estrella en mi mejilla dejándola seguramente más roja de lo que esta, no tengo escapatoria en mi corta vida nunca he podido hablar con nadie ni tener amigos, ya que si lo hago mi padre los espanta amenazándolos, quien quiere estar al lado de alguien que su padre amenaza de muerte, en su sano juicio nadie.
Siento el otro golpe aterrizar directo en mi nariz y comienzo a sentir las gotas de sangre volver a empapar mi nariz seguida de mi ceja, las gotas caen igual que mis sueños e ilusiones.
Siempre he sido cobarde para poder enfrentarme o incluso cortar más profundo en mis muñecas, tengo miedo a la muerte y con lo que ella trae, soy cobarde pero lo seré mas si me llego a matar, aunque sinceramente no suena una mala idea ahora mismo.
Siento a mi hermano entrar y darme una patada en la costilla que seguramente debe estar algo magullada por el golpe que recibí anteriormente y con una carcajada sale de mi pequeña habitación.
Me dispuse hacer lo que me había decidido no realizar, qué más da quitarme la vida aquí no hago nada sino su sufrir, escucho a mi madre llamarme sé que ha intentado que no me golpeen pero siempre que detiene a mi padre el golpe aterriza en ella y es por ello que prefiero morir hacerla sufrir a un más.
-Camila ¿A dónde vas pequeña perra?- escucho el tono alto de la voz de mi padre y sin hacerte caso salgo de casa con un portazo. Salí desesperada del departamento mirando hacia atrás para que nadie me siguiera.
Cuando Salí de la reja de mi edificio e intente cruzar un automóvil negro casi me atropella, siento el aire de los neumáticos quemados por frenarlo de golpe, veo salir a una chica unos centímetros mal alta que yo, se acerca como puede y yo me alejo rápidamente sin borrar de mi mente la forma en que frunció su ceño y sus ojos verdes me miraban intrigados cuando opte por decirle que todo estaba bien. Me mirada de arriba abajo quien no lo haría tenia sangre goteando en mi rostro, entonces cuando intento tocarme me aleje rápidamente.
Entre al gran edificio que estaba justo frente al pequeño mío, caminaba a paso rápido por el pasillo largo de camino a la azotea de aquel gran edificio, mis lágrimas bajaban rápidamente descontroladas por mis mejillas, llenándolas o inundándolas.
Casi no podía distinguir mis pasos con lo húmedo de mis ojos pero seguía caminando, si me golpeaba con alguna pared o algo, daba igual como todo en mi vida, un golpe más en mi cuerpo qué más da.
Tomo el camino a las escaleras rápidamente subo a la velocidad que mis tropiezos me lo permiten, puedo moverle bien pero tener la vista nublada y golpes no mejoran mi estado, siento unos pasos caminar detrás de mí, intento girar mi cabeza pero igualmente mis lágrimas me empañan los ojos dejando a un lado el pensamiento de que alguien puede estar detrás mío, intento subir más rápido y me encuentro con una puerta que tenía un letrero que avisaba que estaba en la azotea, como puedo y mis brazos me lo permiten la abro, aunque sigo sintiendo los pasos detrás de mí.
Camino a paso lento por las piedras que estaban regadas por toda la extensión, sin lugar a dudas un mejor edificio que el mío, camino directo hacia el borde y me sentí dejando que mis piernas dieran al vacío.
Mis lágrimas volvían a caer fuertemente lleve mis manos hacia mi rostro causando ardor en las heridas que estaban abiertas cuando las quite vi la sangre en mis manos, las limpie como pude con mis vaqueros desgastados, me levante como pude mirando hacia el vacío y lo que me esperaba, coloque mis manos en mis bolsillos y cuando estaba dispuesta a tirarme escuche una voz detrás de mí.
-¿Es necesario hacer lo que harás?- sonó calmada, sabía que era una chica por su tono de voz, pero de igual modo no gire a verla.
-Mi vida es el suficiente desastre para hacerlo- fue lo que respondí.
-No creo que algo pueda ser tan malo para lo que harás- respondió con la misma calma de antes pero la sentía más cerca de mí.
-Podrías alejarte- comente y deje de escuchar los leves ruidos que hacían las pequeñas piedras cuando caminaban.
-¿Te has enamorado alguna vez?- pregunto a la misma distancia.
-No, nunca he tenido la oportunidad de hacerlo sin que tenga una amenaza- hable entrecortadamente sintiendo los sentimientos que nunca pude sentir por miedo.
-¿Y no quieres hacerlo? Enamorarte- dijo con la voz ligeramente ronca, yo simplemente asentí –Yo me enamore una vez pero estoy dispuesta hacer de nuevo- comento mientras la siento subirse a mi lado.
-No deberías estar aquí- comente de nuevo pero ahora girando la mirada para encontrarme con la chica ojos verdes del auto. –Si me hubieras atropellado no estarías aquí sintiendo culpa por mí- dije tajante mirando al frente.
-No siento culpa, pero debo admitir que si te lanzas yo me lanzo- dijo con una seguridad sorprendente.
-¿Por qué lo harías tú?- pregunte esta vez.
-Porque no, Soy Lauren Jáuregui- dijo extendiendo la mano hacia mí.
-Camila Cabello ¿Por qué te presentas?- pregunte de nuevo.
-Si morimos espero encontrarte en la otra vida- fue su simple respuesta.
Tomo mi mano entrelazándola con la suya se sentía cálida y suave para parecer una chica ruda, la vi mejor traía un traje negro incluso su camisa lo era, se veía elegante y atractiva pero sin lugar a dudas honesta y sincera, nunca había sentido algo así por una persona ni mucho menos entrelazar mis manos en unas tan cálidas.
-Sabes Camila- comenzó mirando hacia la nada –Tengo la vida perfecta, el trabajo perfecto y aun así me siento vacía, esa es la razón por la cual quiero hacerlo contigo- comento mientras giraba su mirada y la clavaba en mí, por un instante me perdí en sus ojos verdes, eran preciosos chicas como ellas no se fijarían en alguien como yo –Además de que tengo un pene ¿Sabes? Siempre fui juzgada por eso y sufría innumerables torturas- comento con un tono algo afligido.
-No pareces del tipo de chica que sufría en su adolescencia y pre adultez- comente mientras apretaba su mano con la misma fuerza que ella a mí.
-No siempre debemos parecer lo que somos, a veces debemos superarnos a nosotros mismo ¿Has dado tu primer beso?- pregunto de repente tratando de alejar su conversación.
-No, nunca lo he hecho – dije mientras sentía de nuevo mis lágrimas caer, pero esta vez aterrizaron en su mano.
-Eres hermosa- comento girando aun en el borde de la azotea, quedamos frente a frente y sentí sus manos en mis mejillas. –Te creerías una locura grande- dijo con una sonrisa de lado, y con miedo desbordando.
-Puedo hacerlo- respondí apretando su mano.
-Te conozco, te llamas Camila Cabello, sé que tu padre y tu hermano te golpean al igual que tu jefe, siempre dejo propina de mas pero estoy segura que no gozas de ninguna que dejo- comento dejándome perpleja, la vi bajarse del borde y con mi estado de shock sentí sus manos en mi cintura bajándome al piso quedando casi a la altura que ella.
-¿Tu como sabes eso?- pregunte sin dejar de mirarla fijamente.
-Tu eres la única que chica que he amado- comento casi en susurro –Nunca fui valiente para acercarme hasta esta noche- continuo dejando un beso en mi frente -¿Quieres salir conmigo?- esa fue la pregunta más hermosa que me han hecho y la que me ha dejado en un estado mental fuera de este mundo. Era un persona hermosa enamorada de mi seguro debe ser un juego.
-No me gustan que jueguen conmigo- dije furiosa saltándome de sus brazos caminando de nuevo al borde.
-No es mentira- sentí sus labios en mi oído cuando había decidido tomarme por la cintura para que no me montara de nuevo.
-Te quiero Camila ¿Quieres tener una cita conmigo?- pregunto de nuevo, pero cuando iba a responder simplemente vi todo negro a mi alrededor.
****Espero les guste y disculpen si existe algún error****