Neko corporation | 饾殔饾殧饾殬饾殬饾殧

By LarryIsRealPerras

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芦Neko Corporation es una organizaci贸n creadora de los mejores juguetes sexuales del mundo, pero una vez se vi... More

Pr贸logo.
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By LarryIsRealPerras


¿Cómo había terminado así? Bueno, si este chico normal llamado Jeon Jungkook se dedicaba a recapitular cada momento de su vida desde la llegada del pequeño minino, todo había sido muy fácil de explicar, claro, si estás metido en una película de ciencia ficción en donde es posible que los cerdos vuelen y que las jirafas conduzcan autos, cosas bastante irreales incluso para su realidad con un niño-gato.

Realmente le parecía muy fascinante como ahora podía decir que sentía una especie de adoración por aquel gato, sí, porque le era imposible tomar a Taehyung como una persona normal cuando en ese preciso instante lo tenía durmiendo sobre él hecho un ovillo, con su larga y afelpada cola enredada en la parte superior de la pierna del susodicho. El minino respiraba pacíficamente, calmado, clara señal de la gran confianza depositada en Jungkook a pesar de haber estado ahí poco más de una semana. ¿No se supone que los perros eran los fieles? ¿por qué Tae no se iba después de haber arrasado casi con toda la leche que tenía en casa como un gato interesado normal?

Volviendo a la pose incomoda a la vista del mayor pero cómoda para el pequeño minino, el mayor había intentado hacer dormir al pequeño gatito en su cama mientras él dormía en el sofá aquella primera noche juntos, pero después de menos de media hora sintió a Tae venir a paso suave y sigiloso mientras se aseguraba de que el mayor estuviese dormido para acostarse con cuidado sobre su torso, justo como ahora lo hacía. El castaño tuvo que levantarse y llevarlos a ambos a la cama porque era ilógico el terminar durmiendo ambos en ese estrecho sofá. Y fue así como Jeon Jungkook, aquel don nadie que estaba sintiendo cosas raras por el gatito de ojitos miel, pasó su primera noche entre ronroneos y preguntas existenciales, cosa que se siguió repitiendo por los días siguientes hasta el actual.

Una sonrisa llena de calidez se hizo notar sobre sus labios al enfocar la nariz del minino, posando una mano sobre los suaves mechones canela del más pequeño para empezar a acariciarlos, admirando lo bien que se veía desde ese ángulo. Taehyung al instante comenzó a ronronear, clara señal de que estaba despertando. Abrió sus hermosos ojos color miel y subió la vista, encontrándose con ese par marrón cálido-salvación, los ojos de aquel por quién su corazón latía con tanta felicidad.

—Kookie —saludó el pequeño híbrido mientras movía sus orejitas a la par.

Actos como este hacían sorprender a Jeon por los repentinos pensamientos de comerse a besos al pequeño sobre él.

—Buenos días, TaeTae —Jungkook continuó acariciando su cabello un poco más, mientras Taehyung estiraba su cabeza para hundir más la suave mano de su salvador entre su gran cantidad de cabello.

Luego de eso no pasó gran cosa que no haya ocurrido ya desde el primer encuentro entre ellos, y eso era tener a Tae acercándose a su rostro, uniendo sus labios con el mayor que le correspondió al instante mientras pasaban del aliento mañanero porque, ¿a quién mierda le importa eso? Hace apenas una noche Jungkook se había atrevido a subir la intensidad de los besos para que dejasen de ser simples picos; el pequeño había aprendido rápidamente a separar sus labios para recibir la juguetona lengua de su mayor y aunque al comienzo se sentía desfallecer, poco después ya le correspondía y permitía que sus lenguas jugaran de ese modo, causándole esa conocida sensación de mariposas en el estómago, aunque según Tae, era hambre.

Sí, él tenía hambre siempre que Jungkook y él se besaban.

Soltó un pequeño quejido cuando sus labios se separaron, pero no duró mucho porque otro largo y profundo beso se inició. Jungkook no comprendía cómo, pero ya había volteado las cosas, teniendo el cuerpo de Tae tumbado en la cama con él casi encima, acariciando su cuello, sintiendo la suavidad de su piel sobre el dorso de su mano y teniendo las pequeñas manos del niño aferrándose a su espalda a causa de esos deliciosos espasmos en su cuerpo.

Taehyung no sabía qué era excitarse, de hecho, él seguía creyendo que era hambre, pero comenzaba a dudar cuando su cuerpo se sentía caliente y su pequeño miembro empezaba a ponerse duro: jamás se había puesto así por el hambre. Eso era algo que sólo le causaba Jungkook.

—Ahh —un pequeño gemido salió de su boca cuando, sin preverlo, su entrepierna rozó con una de las piernas de Jungkook en lo que terminaban de acomodarse en esa nueva posición. Se separó de los labios del mayor y un diminuto puchero apareció en sus, ahora, enrojecidos labios. —Kookie —murmuró en un quejido suplicante.

Jungkook levantó la vista, tomando una gran bocanada de aire mientras intentaba procesar qué estaba pasando porque entre cada beso de Tae su mente viajaba fuera de sí, algo que solo causaba el pequeño minino.

—Tranquilo, bebé —susurró sobre sus labios, acariciando dulcemente una de las mejillas sonrosadas del más bajo—, ¿qué pasa?

Taehyung mordió su labio con impotencia porque no solo no sabía cómo explicar lo que tenía, sino que tampoco podía hacerlo gracias a su nula capacidad de hablar, ¿cómo decirle a Jungkook que le estaba empezando a molestar su entrepierna? Entonces, en su inocente mente, se le ocurrió: el pequeño minino tomó la mano de Jungkook, apartándola de su mejilla para guiarla a la molestia entre sus delgadas piernas, dejando al mayor con los ojos abiertos como platos ante la sorpresa; bajo su tacto se encontraba el despierto miembro del minino, listo para ser atendido por él. Casi atragantándose, Jungkook se vio obligado a pasar saliva pesadamente mientras intentaba reaccionar.

—Kookie —Tae insistió, frotándose contra la palma del mencionado, queriendo volver a sentir esa corriente sobre su abdomen, cerrando los ojitos al lograrlo.

En tan sólo segundos y gracias a esa pequeña imagen del minino que inundaba su mente hasta nublarla, Jungkook no puedo perderse más al fondo del abismo, atrapando los delicados labios del pequeño con hambre, con ansias, con deseo, distrayendo al minino de su pequeña tarea autoasignada para poder corresponderle lo mejor que podía. Taehyung tenía la ligera sospecha de que esta vez las cosas iban a ser algo diferentes ya que el beso no era igual de delicado que otras veces, esta vez habiendo pequeñas mordidas en sus labios, Jungkook explorando cada espacio de su boca con insistencia, demandante, controlándolo en todo sentido, y Tae no tenía ningún problema con eso.

La traviesa mano del mayor empezó entonces a delinear el delgado cuerpo del de ojos miel, una figura tan tierna con una piel tan suave y tersa que algún lado profundo de su ser deseaba marcar, llenarlo de mordidas, dejar en claro que le pertenecía a pesar de no hacerlo, ansiándolo; su mano llegó al fin hasta la costura del pantalón que usaba Taehyung, bajándolo con una lentitud impresionante con tal de disfrutar el momento, volviendo pesadamente a la realidad al escuchar el molesto sonido campaneante del timbre resonar por toda la casa.

—Mierda —gruño entre dientes, separando las manos de su pequeño pecado para cerrar los ojos y respirar.

¿Qué demonios estás haciendo, Jungkook?, pensó mientras se reprochaba mentalmente el desliz, tranquilizándose lo suficiente para separar el rostro de la cama y dejar un beso en la frente del menor, susurrándole un cálido "baja cuando respires tranquilo, ¿sí, bebé?" antes de alejarse con cuidado y arreglar su aspecto para bajar a regañadientes cuando el timbre sonó por segunda vez.

Al llegar al primer piso se miró por última vez en el reflejo de las puertas de cristal del mueble a pie de las escaleras, tratando de arreglar el desastre que tenía por cabello. Cuando se vio lo más decente que podía se acercó a la puerta, abriéndola antes de soltar un gruñido por la infortunada visita.

— ¿En serio? ¿Justo ahora? —refunfuño al dueño del cuerpo ligeramente más pequeño frente a él, el más bajo sonriendo tan brillante como siempre.

—Oh, a mí también me da gusto verte, Jeongukiee~

—Pasa —se hizo a un lado con cara de pocos amigos para dejar pasar a él pelinegro, este aceptando la invitación con gusto, esperando al castaño para seguirlo al sofá.

Jungkook se sentó con pereza, dejando que el idiota de Jiminie -como le gustaba llamarlo- se sentara justo a su lado. Viéndolo de esa manera, pereciera que el más alto odiara al chico a su lado pero eso no era ni de chiste lo que pasaba en realidad; a decir verdad, Park era una de sus amistades más cercanas junto con Junhui, amistades a las que amaba y valoraba con toda su vida, tanto así que no sabría que hacer sin ese par: ellos eran los únicos que se habían quedado con él cuando su vida dio un giro abismal al revelar sus gustos, ellos siendo los únicos en comprenderlo en su totalidad y quererlo tal cuál era.

Pero quererlo de esa manera no le daba derecho a venir sin avisar, es decir, ¿por qué llegar justo cuando estaba tan entretenido con su pequeño gatito? Esperen, ¿su pequeño? Sí, suyo: había aceptado ya la atracción magnética que tenía por aquel minino, decidiendo mentalmente hablar con Taehyung para pedirle que no se fuera, que se quedase a vivir con él, cuidándolo cómo a su novio... si es que se le puede llamar novio a un pequeño con cola y orejitas que no sabe decir más de cinco palabras y maullar de una manera excesivamente tierna, claro.

—Realmente te ves muy feliz de verme Jungkookie~ —sonrió Jimin, molestando a Jungkook como sólo a él le gustaba hacerlo. —¿Te arruiné alguna conquista o porque esa mirada afilada?

—Alucinas, Park —gruñó Jungkook, tirando su cabeza hacía atrás, recargándola en el respaldo del sofá, cerrando sus ojos mientras soltaba un aburrido suspiro de resignación.

—¿Entonces?

Jungkook separó los labios y justo cuando estaba a nada de responder, a lo lejos se escuchó un pequeño maullido junto con unos pasitos que lentamente bajaban las escaleras de la casa. Jeon se estiró casi al instante, observando tiernamente como Tae bajaba pegando sus manos a la pared para tener más cuidado, notándolo en una especie de posición defensiva mientras miraba fijamente al intruso, o mejor dicho, a Jimin.

Park también volteó, pensando que quizás su mejor amigo había descubierto que ser soltero no era bueno para su salud mental y que al fin se había adoptado un gato, pero lo que vio le respondió otra cosa completamente distinta.

—¿Pero qué...? —se atragantó con sus palabras al ver al... ¿niño? ¿Jungkook tenía un niño? No, no era cualquier niño: ese era uno de esos juguetes sexuales que salieron a la venta algún tiempo, ¿cómo no recordarlo si todas las noticias estaban plagadas de aquellos niños mientras que las calles se llenaron de marchas?

Jimin no sabía bien que decir, volteó su cabeza hacía Jungkook y este le dio una mirada de reproche indicándole que se callara, aunque tampoco es que el pelinegro fuera del tipo de persona que hablara mucho. Jungkook se levantó del sofá y caminó hasta el pequeño minino mientras el tercero los observaba sin poder creerlo. ¿Jungkook se había follado a ese gato? ¿era por eso que se le veía agitado? Igual no era que Jimin fuera un juzgón de primera pero pocas opciones le quedaban para pensar con las pistas demasiado obvias que tenía a su alcance.

Por su parte, Taehyung estaba igual o más confundido que Jimin: él no era bueno con las personas, siempre le habían dado miedo gracias a la cantidad de cosas que estas le habían hecho a él y a sus demás amigos allá de dónde venía, creando en si una desconfianza enorme de cualquiera, desconfianza que no ocurrió con Jungkook ya que él era diferente; el castaño era un rayito de luz cómo el que se colaba entre las grietas de las paredes donde dormía. Incluso su corazón lo sentía, sentía paz al estar cerca de su salvador, lo amaba y se sentía profundamente agradecido ya que él había sido la única persona que lo había recibido sin peros, que lo había alimentado y lo hacía sentir bonito cada que sus labios se unían en un dulce beso.

—¿Estás mejor, bebé? —el castaño envolvió en un protector abrazo al pequeño y éste asintió con la cabeza, abrazándolo también a la par que empezaba a ronronear contra su pecho, causándole a Jungkook una agradable sonrisa. — Ven, tengo que presentarte a alguien, ¿de acuerdo? —intentó romper el abrazo para guiar al de cabellos canela, pero este lo presionó más fuerte hacía sí mismo, dejándole en claro que no se quería separar de él, ni mucho menos moverse de ese lugar.

Otro pequeño maullido escapó de sus labios y subió la vista para mirar a mayor a los ojos, negando lentamente con la cabeza. Jungkook en aquel instante empezó a debatirse entre que era más tierno, si la carita del gato con botas en esa rara película de Dreamworks o el rostro de Taehyung en ese momento. Y como antes, no le costó nada decidir.

—Oye, está bien —se inclinó para quedar a la altura del más pequeño y le sonrió tiernamente. — Estás conmigo, no voy a dejar que nadie te haga daño nunca, ¿confías en mí? —inquirió dulcemente antes de tomar sus manos para besarlas cerca de los nudillos, dejándose guiar por Jungkook con confianza hasta el sofá, sentando a su minino en sus piernas. Jimin, quién hasta aquel instante ya empezaba a cuestionarse si se había equivocado de casa, sonrió tiernamente hacía el pequeño oculto en el pecho del castaño. — Bueno Jimin, él es Taehyung. Tae, él es Jimin, es mi amigo así que no te hará nada, ¿de acuerdo? —le habló tiernamente al oído y éste, tras un pequeño estremecimiento asintió con la cabeza, manteniendo siempre su mirada en el desconocido de ojos pequeños.

La curiosidad del pelinegro no tardó en hacerse presente, estirando su mano lentamente hasta Taehyung. Jimin nunca fue malo con los animales, de hecho, era muy fan de ellos, tanto así que en casa tenía un pequeño cachorro llamado Yeontan al que había rescatado de la calle: ese pequeño alegraba los días de aburrimiento de su vida.

Tae entrecerró los ojos y acercó su rostro a la mano de Jimin para olfatearla un poco, después se inclinó al lado de ésta y dejó que el pelinegro paseara su mano por sus hebras onduladas, causándole esas pequeñas cosquillas que tanto le encantaban. Una sonrisa de tranquilidad se hizo presente en Jungkook cuando vio que su mejor amigo se llevaba bien con el pequeño minino, pero eso no pudo evitar que una punzada de celos golpeara su corazón y automáticamente terminara por abrazar con algo más de fuerza a Taehyung por la cintura, logrando captar de nuevo la atención de su pequeño gatito.

—¿Meow? —volteó el minino, preguntándole a Jungkook qué había ocurrido. Jungkook le sonrió y besó tiernamente su mejilla, causándole una sonrisa llena de felicidad y un movimiento alegre de su cola que logró caer sobre el sofá, sorprendiendo a Jimin por lo larga que era.

—Y... —habló Park, concentrado en la longitud de la cola afelpada sobre el sofá—, ¿me piensas explicar o seguiré admirando lo tierno que es ese pequeño?

Jungkook lo miró arqueando una ceja y Jimin le mandó una de sus miradas prepotentes, logrando que el castaño dejara su sesión de mimos a un lado y se volviera a concentrar en su mejor amigo.

—Vino a casa hace unos días pidiendo comida y cómo no tenía donde ir, durmió aquí. El resto es historia, se va a quedar conmigo, ya lo decidí —habló Jungkook, volviendo su mirada a Taehyung quién ahora tomaba su cola y empezaba a peinarla, logrando que otra sincera sonrisa apareciera en su rostro.

—Jungkook —Jimin carraspeo, tirándose levemente hacía enfrente para demandar seriedad—, si sabes que no es tuyo, ¿verdad? Además, ¿tienes idea de lo caros que se volvieron después de que la empresa esa se fue al carajo? Él debe tener un dueño y pueden estarlo buscando por ahí, tal vez ofreciendo una recompensa o una multa por haberlo resguardado sin avisar —ambos miraron un segundo al pequeño en su burbuja, devolviendo su vista a ellos mismos—. Sé que es tierno a tal grado de hipnotizar al mismísimo Chuck Norris pero algún día alguien lo pedirá y tendrás que devolverlo, Kookie.

Diablos, ¿por qué Jimin tenía que ser un amigo tan realista? Era verdad, sí, pero, ¿por qué bajarlo de su nube de esa manera? Jungkook quería que Taehyung se quedase a su lado el mayor tiempo posible, ¿era tan difícil aceptar eso? No pensaba devolverlo, primero porque le encantaba su compañía y segundo porque algo le hacía pensar que su Tae no era feliz en el antiguo lugar de donde venía.

—Bueno, pero, ¿lo has visto? Desde que llegó siento que tenemos una conexión... algo así como lo que dicen de las almas gemelas, Jimin y...

—No, Jeon —le habló por su apellido, esto haciéndolo cuando estaba siendo totalmente serio y sincero—. ¿Acaso ya olvidaste el trabajo de literatura por el que investigaste meses? Nos habías contado a Jun y a mi que los niños así estaban modificados de tan manera que el dueño sintiera que les pertenecía con solo aspirar las hormonas que éstos segregaban, volviéndolos locos cómo... como gatos en celo —asintió Jimin cuando recordó mejor—. No sientes nada parecido a lo que las almas gemelas, Jungkook: son las hormonas.

Jungkook suspiro, exasperado de la dureza de su amigo—. Yo estoy seguro de lo que estoy diciendo —dijo firme, viniéndosele a la mente aquel desliz en la cama, ¿serían las hormonas de las que habla el pelinegro? Negó, tratando de dispersar el tema—. Ya no quiero hablar del tema, ¿bien? Se va a quedar conmigo, al menos el tiempo que tenga que hacerlo, ¿bien? Además, apenas me visitas en días y vienes a ser un aguafiestas: deja de ser un envidioso.

El último comentario fue sin dejes de hacerlo enojar, simplemente deseaba ya cambiar de tema y hablar de otra cosa. Jimin asintió con la cabeza sin estar realmente convencido de la respuesta—. Bueno, bueno, señor exigente —sonrió, aligerando el ambiente denso que recién se había formado.

Tae levantó la vista de su cola y les sonrió a ambos, aunque no había prestado ni la más mínima atención a la plática. Jungkook le sonreía tan dulce cómo siempre así que sabía que todo estaba bien. En aquel instante, aprovechando la calma, se acercó un poco más al castaño y capturó sus labios en un suave beso, logrando sorprender a los dos mayores, mientras el gatito comenzaba a menear suavemente la punta de su cola.

Cuando se separaron, Tae se acurrucó en su pecho mientras Jeon lo abrazaba. Jungkook miró a Jimin y quiso matarlo por la sonrisa burlona de sus labios, pero ese era el menor de sus problemas: el castaño apenas notaba el peso del menor sobre sus piernas, precisamente porque todo el peso se encontraba más exactamente sobre su entrepierna, el beso siendo un recordatorio de las imágenes vividas en el piso de arriba.

Jungkook suspiró y, tomando el valor suficiente antes de que Jimin o quizás Tae notaran el bulto entre sus piernas, cargo al pequeño minino para sentarlo a su lado, levantándose con rapidez con el propósito de que su pelinegro amigo no notara nada y camino a la cocina, anunciando que serviría algo para comer justo antes de que el tercero soltara una carcajada, achinando sus ojos porque sí, sabía que su mejor amigo tenía uno de esos episodios de frustración sexual que lo avergonzaban a tope, episodios que había visto repetidas veces al crecer juntos por lo cual no era nada del otro mundo.

Pero para Taehyung eso era nuevo, y el pequeño creyó que quizás había hecho algo malo.



Ah, realmente ansiaba publicar este capítulo ya que contiene un punto (de varios) que le dará forma a esta historia y su trasfondo, recordándonos algo bastante importante: los neko son experimentos hechos con un propósito.

Por ahora, lo único que les puedo explicar es que de ahí parte el hecho de que las personas no aceptaran a Tae en sus casas y lo sacaran, literal, a patadas: la gente tiene miedo de caer "presos" en aquellas hormonas que suelen tener enamorados a los dueños, razón por la que le cerraban la puerta apenas notaban que era uno de esos "niños prostitutos"  (claro, sumando que a la mayoría de la gente le da asco las personas ligadas con la prostitución, nada alejado de la realidad) que encantaban a cualquiera que los mirase aún así no tuviera esos fetiches extraños o fuera precisamente un pedófilo. Por eso también, Jimin está algo renuente con aceptar que lo que tiene su amigo con aquel "niño gato" es realmente aquella conexión mística a la que llamamos amor verdadero o hilo rojo... ¿será?


¡Gracias por leer, pimpollos! (~ ̄▽ ̄)~♡

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