Cuando Yura encontró a Jayden, ésta se hallaba temblando de frío.
─Acaso, ¿estás loca?
Ella levantó la mirada, había estado llorando, su rostro colorado y sus ojos hinchados lo evidenciaban. Se sintió mal por ella, pero era lo mejor que le podría haber pasado.
─¡Me dejó en la calle! ─dijo gimoteando.
─¿Por qué no te quedaste con una amiga mientras tanto?
─Me daba vergüenza que lo supieran, que Yunho me cortó.
Yura se sentó a su lado.
─Jayden, eres muy joven, hermosa, aun puedes conocer a otro hombre más adelante, cuando termines la universidad. El mundo no tiene por qué girar alrededor de Yunho. Entiende que él es un mal hombre, se metió contigo estando casado. Si dejara a su mujer por ti, tarde o temprano te haría lo mismo. Aprovecha esta oportunidad y aléjate de él para siempre.
Jayden negó con la cabeza.
─¡No puedo, Yura, no puedo! ─se abrazó desconsolada, a los brazos de su hermana─. Cuando te la pasabas fuera por tu trabajo, me sentía sola, sin nadie que se interesara en mí. Entonces lo conocí, y sentí que le importaba a alguien. Finalmente tenía a alguien que me daba el cariño que necesitaba ─se alejó para secarse las lágrimas─. Él estaba loco por mí, ¿sabes? No podía estar sin mí, del mismo modo en que yo no puedo estar sin él. Pero es ella, esa maldita mujer la que se interpone, si ella no existiera, si tan solo no existiera...
─No es ella Jayden, es él...
─No Yura, es culpa de ella, de esa maldita.
─Jayden no hables así, me duele verte llena de odio ─Yura realmente estaba preocupada─. Tú no eras así, siempre fuiste una niña dulce, tierna.
Yura acarició los cabellos de su hermanita, a su mente vino la imagen de aquella niña tierna que siempre fue. Se secó sus propias lágrimas, si sus padres no hubiesen muerto, si hubiesen crecido rodeadas de amor y afecto, nunca hubiesen tenido que mendigarle amor a nadie.
16 años antes
─¡Mami...! ─lloraba Jayden con tan solo cuatro añitos. Ya había pasado un año desde la muerte de sus padres, pero aun despertaba en medio de la noche preguntando por ellos─. ¡Quiero a mi mami...! ¡Quiero a mi mami...!
Yura tenía once.
─Mamá está en el cielo ─le recordó, acostándose a su lado.
─¿En el cielo?
─Sí, en el cielo, mirándonos desde allá.
─¡Pero yo quiero que esté aquí!
─Pero entonces papá se quedará solo. ¿No quieres que papá se quede solo verdad?
Jayden negó con la cabeza.
─No, no quiero que papi esté solo... Pero, podemos Yura, ¿podemos ir al cielo con ellos?
¿Podemos Yura, podemos ir al cielo con ellos?
Aun después de tantos años, Yura podía recordar la mirada inocente de su hermana, cuando le hiciera esa pregunta. La impotencia que sintió en ese momento, era tan similar a la que sentía ahora.
─Vamos ─le dijo poniéndose de pie─, hace demasiado frío aquí.
Yunho observaba la escena desde su auto, había sido él quien llamara a Yura. Por más enojado que estuviese con Jayden, iba a tener un hijo suyo y no podía abandonarla a su suerte. Después que las vio tomar un taxi, puso su auto en marcha y se dirigió hacia el trabajo de BoA. No tuvo que esperar mucho que esta saliera, conocía bien su itinerario. Dejó que se despidiera de sus compañeros y la abordó en el estacionamiento, cuando estaba por abrir la puerta de su auto.
Ella se dio la vuelta de repente.
─¿Qué haces aquí? ─preguntó llevándose una mano al pecho─. Debes dejar de hacer esto Yunho, un día me vas a matar del susto.
─Lo siento ─se disculpó apenado─, pero... quería invitarte a cenar.
─Se supone que ya hablamos de esto.
─Esta vez no voy a rogar que me perdones, ni nada, solo cenemos como dos amigos.
BoA exhaló un profundo suspiro.
─De verdad, debes dejar de hacer esto, no sirve de nada.
─Por favor ─suplicó él, tomando una de sus manos─, me haces mucha falta BoA.
Una expresión de angustia se dibujó en el rostro de ella.
─¿Vas a empezar de nuevo? ─Apartó su mano─. Ya te lo he dicho, nada de lo que digas o hagas me hará cambiar de opinión. En lo que a mí respecta, eres libre de seguir con Jayden o con quien quieras. No me interesa.
─Pero yo solo te quiero a ti.
─No es lo que parecía cuando estábamos juntos ─dijo indignada─. Así que no vengas a hacer todo este teatro, porque no te creo.
─No quiero que discutamos ─dijo dando un paso atrás─. De verdad no sé qué hacer para remediar esto, no sé qué hacer...
─Ese es el problema, no hay remedio Yunho, no hay remedio ─dijo ella fría y cortante─. Y respecto a la cena igual no puedo, tengo otros planes.
Yunho la vio subir a su auto y alejarse, se quedó algunos minutos inmóvil, impotente.
En ese momento recibió un mensaje en su móvil.
<<No me dejes>>
Era de ella, de Jayden.
Eliminó el mensaje y bloqueó su número. Le había prometido a Yura, antes de llevarla al parque donde se encontraba su hermana, que saldría de su vida para siempre. Excepto, de la vida de su hijo. No quería que creciera preguntándose quien era su padre, por lo que pediría custodia compartida. Una vez más condujo su auto, esta vez hacia su casa, necesitaba verificar cuales eran los planes de su esposa.
Cuando BoA llegó a casa, su madre le esperaba con la cena lista.
─Date una ducha tibia y baja a comer ─le ordenó como cuando era niña y llegaba de la escuela.
─Sí, mamá ─dijo BoA dándole un beso─. ¿Sabes quien estuvo de nuevo fuera del trabajo?
─Yunho supongo.
─Sí, no importa como se lo diga, no me dejará en paz a menos que me vaya.
─Ese chico me da tanta pena.
─Es un sin vergüenza, no merece tu pena.
─Lo sé, lo sé, pero quiero a ese muchacho.
─Sí, te comprendo, yo siento mucho cariño por sus padres, ellos siempre fueron buenos conmigo. Esta semana iré a verles para explicarles como están las cosas, porque Yunho les está ocultando la verdad. Tiene la esperanza que le perdone, pero eso no pasará.
Su madre suspiró, ella también estaba sufriendo con todo esto.
─Y les dirás que...
─¡No! ─le interrumpió BoA─. ¡Por supuesto que no!
Yunho se estacionó a cierta distancia y apagó las luces de su auto. Le tocó esperar poco más de una hora, mientras ella se duchaba, vestía y cenaba con su madre. Recordó cuando eran adolescentes, y pasaba a buscarla para ir a bailar o cenar, su suegro le hacía mil amenazas antes de dejarla salir. Aunque su primera cita fue justo a la salida de la escuela, que le invitó un helado. Estaba tan nervioso que sus manos temblaban, estaba seguro que ella iba a rechazarlo, pero sorpresivamente le dijo que sí.
─Sí, está bien ─dijo con tranquilidad.
─¿Estás segura?
─Claro que estoy segura, ¿acaso tú no quieres?
─¡No, sí, sí, sí...! ─respondió él enseguida─. ¡Claro que quiero!
Ella se separó de sus amigas y caminó a su lado, rumbo a la heladería.
Tenían tantos recuerdos y todo lo había tirado a la basura, se llevó las manos a la cabeza, desesperado. Fue en ese momento que la vio salir de casa, se veía hermosa, elegante, sofisticada, vestía un ajustado pantalón negro, zapatos altos, una blusa dorada y encima una chaqueta negra. Se despidió de su suegra y salió en su auto. Esperó que avanzara algunos metros antes de ir tras ella. Fue un trayecto largo, veinte minutos hasta que llegaron al centro. La casa la habían comprado en las afueras, donde pudiesen tener un patio más grande. Así que ese era el tiempo que les tomaba llegar a la ciudad. Ella se estacionó frente a un exclusivo bar.
Cuando BoA salió del auto se quitó la chaqueta negra y la dejó en el asiento del conductor, Yunho sintió que todos los colores le subían al rostro, la blusa que dejaba sus brazos al descubierto, además tenía un escote en la espalda. Era un escote discreto, pero le daba un toque de sensualidad. Una fría ráfaga de viento le hizo estremecerse, cruzó los brazos para darse algo de calor y se dirigió hacia el bar. Antes de llegar a este, alguien más le llamó desde el estacionamiento, era un hombre joven, ella se dio la vuelta y le sonrió. Les vio saludarse de besos en la mejilla, y no lo pensó más, se dirigió hacia ellos dando largas zancadas. Pero justo cuando estaba por agarrar a BoA por el brazo, cuatro o cinco personas más se unieron a ellos. Les dio la espalda y se ocultó detrás de otro grupo que charlaba fuera del local.
Yunho se planteó si debía hacerle o no, una escena de celos, pero al final descartó la idea. Aquella parecía ser una salida con sus compañeros de trabajo. Si se le ocurría montarle una escena por eso, solo parecería un chiflado. Así que esperó durante algunos minutos, que ingresaran al bar, para entonces entrar y pedir una mesa en un sitio discreto, desde donde pudiese observarlos sin ser descubierto. Su mesa estaba ubicada en el segundo piso, dio una buena propina por ello. BoA y su grupo se situaron en la planta baja, en una mesa cercana a la barra. En el fondo, no muy lejos, había una pista de baile, donde los más jóvenes bailaban y bebían al mismo tiempo.
Pasada una hora, no vio nada extraño en la actitud del grupo, solo eran colegas que bebían y conversaban en un buen ambiente. Tampoco notó a ninguno de sus compañeros especialmente interesado en su mujer, así que se relajó y sirvió una copa. En ese momento, uno de los camareros se le acercó, un grupo de chicas, le invitaba a sentarse a su mesa.
─¿Cómo dice? ─preguntó confuso al camarero, toda su atención había estado centrada en BoA.
─Las señoritas ─repitió el camarero, señalando hacia la mesa cercana─ le invitan a su mesa.
Yunho giró la cabeza en su dirección, eran tres chicas jóvenes y guapas, las tres sonreían.
Él les devolvió la sonrisa.
─Por favor, discúlpeme con ellas por no poder aceptar ─se dirigió al camarero─ y por favor agregue el consumo de su mesa a mi cuenta ─dicho aquello, volvió a dirigir su atención a la mesa de su mujer, pero ella ya no estaba.
Se puso de pie, buscándola con la mirada, pero el bar estaba a reventar y le fue imposible encontrarla desde su ángulo. Volvió a dirigir su atención a la mesa, no faltaba nadie en el grupo, solo su mujer. Acaso, ¿se habría marchado o estaría en el baño? Canceló la cuenta y bajó las escaleras lo más aprisa que pudo, pero se le dificultaba abrirse paso.
Allí está su auto, se dijo más calmado, al salir al estacionamiento; pero cuando estaba por regresar al bar, la divisó fuera de este, conversando animadamente con...
¿Joo Won? ¿Qué demonios hacía él ahí?
Normalmente no era un hombre celoso, pero más que todo porque ella no le daba motivos para serlo. Sin embargo, ahora que se hallaban en proceso de divorcio, la idea de saberla con otro le volvía loco. Y es que una vez que fuese una mujer libre, existía esa posibilidad.
Así que ver a Joo Won allí, coqueteándole, le despertó unos celos infernales.
─¡Aléjate de mi mujer ─gruñó, jalándola por un brazo.
La sonrisa de BoA se borró al instante, y se puso roja como un tomate.
─No es lo que crees ─intervino Joo Won, intentando apaciguar los ánimos.
─¿Crees que soy estúpido?
─Yunho, por favor ─BoA le habló en voz baja─, no hagas un escándalo. La gente nos está mirando.
─¿Y a mí que demonios me importa que nos miren?
─Aquí no pasa nada ─dijo Joo Won bastante serio─, así que cálmate.
─¡Mira tú, maldito hijo de puta! ─BoA retrocedió atónita, nunca le había escuchado hablar así─. Jamás vuelvas a acercarte a mi mujer, o verás de lo que soy capaz.
Su expresión era realmente intimidante.
─Estás haciendo el ridículo ─continuó BoA, ahora en un tono más alto─, y de paso me estás haciendo quedar en ridículo a mí también.
─¿Y qué quieres que haga? ─gritó Yunho fuera de sí─. ¿Qué me quede observando cómo coqueteas con otro hombre? Eso no va a ocurrir, nadie aparte de mí te va a tocar.
─¡Joo Won solo me estaba saludando! ─BoA se llevó una mano a la frente, avergonzada.
─Lo siento, BoA ─se disculpó Joon Won con la intención de retirarse─, no quise ocasionarte problemas ─luego se dirigió a Yunho─. Espero que podamos aclarar esto cuando estés más calmado, porque aquí no pasa nada.
─¡Realmente crees que soy estúpido! ¿Verdad?
─¡Ya basta por favor! ─intervino una joven, que se hallaba a pocos pasos de Joo Won y en la cual Yunho no había reparado hasta ese momento─. Mi novio solo saludaba a su esposa, nada más.
─¿Su novio?
La joven asintió aferrándose al brazo de Joo Won, era una chica rubia, de pelo lacio, bastante guapa. Trabajaba como pasante en otra firma de abogados, así le había conocido Joo Woon.
─¡Lo siento mucho! ─se disculpó BoA con la pareja─, de verdad siento toda esta escena ─luego se retiró, sin dedicarle una sola mirada a Yunho.
Él se quedó allí, de pie, solo.
Jamás se había sentido más estúpido en toda su vida.
CONTINUARÁ
NOTA DE AUTOR
Hola de nuevo, esta semana que pasó estuve en casa por conjuntivitis por eso pude publicar seguido. Pero ahora que regreso al trabajo me esperan toneladas de cosas atrasadas, así que dudo que pueda escribir mucho, esperemos que sí.
Y como siempre, espero sus comentarios, son mi fuente de inspiración.