Allá en algún sitio, perdido, extraviado,
Proclamas tu rezo,
Al viento, a las sombras,
A algún Dios lejano,
Les ruegas que el mundo, no te haya olvidado.
No tienes certeza de dónde te hallas,
Nadie te lo ha dicho,
Así es el sistema,
Un plan intrincado,
Donde la ignorancia, gana las batallas.
Intentan romperte, hundirte, quebrarte,
El cuerpo sucumbe,
La mente resiste,
Se rehúsa a ceder,
Frente a la opresión, buscas rebelarte.
Dicen que no existes, que ya no eres "alguien",
Tu nombre mancillan,
Tu identidad asolan,
Sepultan tu esencia,
En tumbas sin marca, que te vuelven nadie.
Pero ellos no saben, que aún en esa fosa,
Tú sigues la lucha,
Clamas a la vida,
Desde sus entrañas,
La nueva semilla, flora majestuosa.
Y te alzas invicto, en ignoto aspecto,
En tierras revueltas,
Tu torso leñoso,
Con sangre de salvia,
Se yergue hacia el cielo, en camino recto.
Han pasado años y aunque no te encuentran,
Abrazan tu cuerpo,
Respiran tu oxígeno,
Comen de tus frutos,
Buscan tu refugio, en días de tormenta.
Tal vez algún día, alguien vea más lejos,
Y noten que existes,
Y adviertan tu ruego,
Y encuentren tu rostro,
Difuso en los nudos, de un árbol añejo.