Poco a poco se adentra el alma en un oscuro vació, se sumerge en las densas aguas de una oscuridad hacia su profundidad por un camino sin sentido
Bajo la luz tenue de una luna llena el cosmo conspira con su silencio, y en aquel viaje de oscura profundidad el alma llega a un punto del camino.
Ya el alma no escucha ya el alma no ve, no siente y tampoco lucha. Frente a una gran puerta en el camino su esencia solo percibe una duda, difusa por el oscuro camino.
Aquella imponente puerta de par en par se abre y con sorpresa, tan solo el alma siente, siente con pasión un encarnizado placer que sin prisa alguna la envuelve.
Luego de un paso adentro ya lejos del principio, el alma entrega todos sus sentidos; al deleitante placer que controla su esencia.
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