Within Hate (Español)

By champagnexsupernova

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"Jamás hubiera pensado que me enamoraría de una nerd, menos siendo el 'popular'. Pero ella me probó que estab... More

Within Hate
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31

Capítulo 6

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By champagnexsupernova

Me desperté cansada, ya que había tenido una noche bastante agitada. No podía aguantar a que fuera lunes para ver a todas las nenas preguntándome qué me dijo Jason y para que después me maten. Además, tampoco podía esperar a tener que leer en voz alta el poema que nos pidieron para la clase de literatura, el cual todavía ni había empezado. ¿Sobre qué podía ser? Si era sobre Jason iba a ser muy obvio, pero de esta manera le diría indirectamente lo que siento y podría dejar mis sentimientos en paz. Cuando terminara de desayunar lo haría. 

Bajé a prepararme unas tostadas con jugo y ya estaba mi mamá esperándome en la mesa con su café. Me miraba fijo, esperando a que le contara lo que pasó ayer y porqué llegué tan tarde. La miré con cara preocupada, ya me estaba asustando. 

–Mamá, basta, no me mires así. Ya te cuento qué pasó. 

–Bueno, entonces empezá.

Suspiré. 

–Fue así, ayer, eh... Summer estaba muy en pedo y pensé que se le iba a ir tipo 12, pero no: siguió así hasta las 2 o capaz más y entonces le tuve que pedir a Jason que me trajera porque me estaba viniendo caminando y me ofreció y accedí. Ojalá no te enojes. 

–No, mi amor, jamás –dijo mientras se acercaba y me abrazaba –. En esas ocasiones me llamás y yo te busco, ¿sí? 

–Sí, ya sé, es que pensé que capaz te iba a molestar y no quería. Perdón, de verdad, la próxima te llamo. 

–Muy bien, ahora desayuná tranquila que nos vamos al supermercado. 

Cuando ya terminamos nuestro desayuno, me cambié y nos fuimos directo al supermercado. Estábamos en el sector de carnes, cuando mi madre me dice: 

–D, ¿por qué no vas y buscás pan?

Asentí y di toda la vuelta para poder llegar a la panadería. ¿Adivinen quién estaba ahí? No, Jason no, Julia y sus secuaces. Estaban todas mirándome de pies a cabeza, y yo hacía lo mismo con cada una de ellas. 

–¿Qué? ¿Todavía no saben que tienen que tener un permiso para mirarme? –me hacía la mala pero estaba temblando.

–¿Y vos no sabés que tenés que ser propiedad de Jason para hablarle? –la secuaz número 1 de Julia me contestó. 

–Ahre.

–Decime, ¿quién te llevó a casa? 

–Bueno, Jason. Hacía 12 grados y se ofreció para llevarme, vos habrías hecho lo mismo. 

–No, porque es propiedad de Julia –qué paja pelearme con pendejas con el razonamiento de nenas de diez años.

–Mirá, Jason no es de nadie, ¿estamos? Es un humano, no un objeto. Él puede salir con quien quiere y con quién no, y dejame decirte que soy una de ellas. Nos llevamos bastante mal, si eso te deja tranquila. Ahora, si tienen algo mejor que hacer, ¿me podrían dejar en paz?

–Bueno, pero te advierto una sola vez más, Wolff –me amenazó Julia mientras daba un paso adelante, levantando su índice –te volvés a meter con Jason, y no sabés de lo que soy capaz de hacer –la miré fijamente con mi cara de "¿en serio?"

–Oki.

–No te hagás la capa. Ya vas a ver. 

Rodé mis ojos y les di la espalda, siguiendo con las compras. Compré el pan que me pidió mi mamá y me volví al carrito. 

–¿Quiénes eran esas chicas? –levanté la vista, no sabía qué decir. 

–Unas... amigas del colegio. 

–Parecían mirarte feo.

–Lo hacían.

–¿Qué pasó?

–Nada, está bien. No me importan. 



–¡Mentira! –exclamó Claire por teléfono

–Verdad –dije dejando soltar una risita. 

–Ay, por Dios, seguro te estabas tentando a muerte, y además, como si te importase el imbécil de Jason –la verdad es que sí me importaba.

–Algo así, piensan que me importan, por Dios... –acoté mientras agarraba un Dorito y lo untaba en queso cheddar. Escuché a mi mamá llamarme para la cena y entonces le dije a Claire: –Escuchame, tengo que ir a comer, nos vemos el lunes –corté antes de que pudiera contestar. 

Cuando terminé mi silenciosa cena, me dirigí a mi cuarto para empezar el poema. Usualmente no estoy inspirada, así que era ahora o nunca. Después de mi charla deprimente –si así podía decirle– estaba con muchas ganas de escribir. Solo dependía de mis sentimientos, un cuaderno y un lápiz.

Cerré mis ojos y me dejé llevar. Escribía sin pensar sobre la hoja lo que mi mano creyera mejor, no sabía ni lo que hacía. Esto fue lo primero que salió de mí: 

"Odio que me hables

Y tu forma de conducir.

Odio tu corte de cabello

Y lo que llegue a sentir." 

Abrí los ojos para ver lo que ya tenía escrito. Sí, un poco corrida mi letra, pero no estaba nada mal. Continué. 

"Odio tu espantosa sonrisa,

Y que me conozcas bien.

Te odio hasta vomitar, 

qué bien va a rimar. 

Odio que sepas pensar

Y que me hagas reír.

Pero más odio todavía

que no te pueda odiar, 

aunque estés tan loco,

ni siquiera un poco

lo he de intentar" 

Nuevamente abrí mis ojos. Me tomó nada más que 5 minutos escribirlo. Era una obra maestra, podría decirse que es un poema de Shakespeare escrito en el castellano actual. Lo alcé mientras sonreía, era perfecto, era exactamente lo que quería que Jason oyera. No podía esperar a que lo leyera y se sintiera tocado, y además sacarme un 10. 

Me quedé un rato más con la computadora y me fui a dormir, quería despertarme el domingo tarde así se me pasaba el fin de semana rápido. 


Llegué al colegio y me encontré a Jason apoyado contra su locker. Le sonreí, y él empezó a reírse, como si tuviera algo vergonzoso en mi cara.

–¿Qué te pasa?

–Decime vos, chorra –salió Summer caminando de la clase con los brazos cruzados, antes de apoyarse al lado de Jason contra el locker

–¿Qué te pasa, Summer?

–¡A vos qué te pasa, pelotuda! Si tanto te querías quedar me hubieras dicho, no hacía falta que te lleves mis llaves. –¡¿Qué?! ¿Cómo se había enterado? El único que lo sabía era... no, Jason no... no es capaz –Dejame revisar tu bolso –dijo, mientras buscaba entre mis cosas hasta que sacó sus llaves –decime, ¿qué es esto?

–Me las llevé porque estabas muy ebria, Summer, no quería que te pasara algo.

–Claro, entonces le pediste a Jason que te llevara.

–¿Tenía opción? –lo miré, parecía que estaba por estallar a carcajadas. 

–Hubieras llamado a tus papis. Uh, no, ya sé, me había olvidado que ellos son unos viejos ochenteros que se duermen temprano

No iba a permitir darles el placer de hacerme sentir mal así que di media vuelta, pero cuando la idea de enfrentarla para demostrarle que no me importaba se me vino a la cabeza, volteé a ella y le dije:

–¿Sabes qué? La próxima vez, voy a dejar tus llaves en tu cartera y  voy a ver cómo te matás, así que cuando estés en el hospital no te sorprendas si nadie te visita –se escuchaban a todos bucheando. Me volví para la clase y saqué mis cosas de literatura. 

Mientras esperábamos a que Phillip acomodara sus cosas, yo saqué mi poema. Lo admiraba, era mi primer buen trabajo.

–Parece que te metiste en un lindo quilombo, Wolff.

–¿Por qué te gusta hacer mi vida imposible?

–Ya ves lo que se siente cuando te rechazan.

–¿Este es tu objetivo, Trace? ¿Hacerle la vida imposible a la gente que no hace lo que querés?

Cuando Phil terminó, preguntó por voluntarios. 

–¡Diamond Wolff quiere leer el suyo! –exclamó Jason, mientras me apuntaba. 

–Diamond, ¿querés leerlo? –asentí y pasé al frente orgullosa.

Comencé a leerlo mientras miraba fijamente a los ojos de Jason. Estaba harta de que jugara conmigo, iba y venía. Me peleé con una de mis mejores amigas por su culpa, y no solo eso, le conté algo para que no dijera nada. Este caso, fue una estupidez pero, ¿qué si era algo más grave? Ahora le iba a dar su venganza con este poema, ya sea avergonzándolo en frente de toda la clase, o haciéndolo sentir culpable por lo que hizo. Noté como la sonrisa malvada que tenía cuando dijo que pasara al frente se le fue desvaneciendo a medida que leía el poema. Pensé, otra vez, que había cambiado. Me demostró lo contrario, y esta vez se me va a hacer muy difícil de creerle de nuevo. 

Cuando terminé de leerlo, le pedí a Phillip de ir al baño, y me dijo que sí. Tiré mi poema a la basura y me fui corriendo hacia el lado lateral de los lockers, donde ellos no me podían ver por la ventana. Escuché que la puerta de mi clase se abrió, así que me alarmé y me fui directo al baño, pensando que era Phil. Pero me había equivocado, era Jason. 

–¿Qué querés? Leí mi poema de mierda como querías, ahora dejame en paz. 

–Escuchame, yo...

–¡Basta! Basta, basta de esto. Me hacés líos y después de que los haya sufrido me vienes a pedir perdón a solas donde nadie nos puede ver. Dejame sola –me disparé hacia el baño, pero antes de que pudiera escapar Jason tomó de mi codo y me acercó a él. 

–¿Me podés escuchar?

–Primero, soltame. Segundo, ¿vos me podés entender? 

–La verdad es que no, pero capaz vos me vas a entender cuando te explique. 

–Entonces, empezá. 

–Mirá, yo... ah, solo me interesaba saber sobre qué era tu poema.

–Claro. ¿Me ves la cara de boluda? ¿Cómo puedo creerte, Trace? –rió –¿Qué te pasa?

–Nada, nada.

–Decime. 

–Sabés que odio que me digan Trace, ¿no?

–Sí, por eso te llamo así.

–Bueno, por eso, la única persona que no me importa que me llame así sos vos.

–Waw, ¿tan poco te importo?

–La verdad no, amaría que me digas Trace cada vez que me llamás. 

¿Qué le pasa a este chico?

–Bárbaro, dejame ir ahora –solté mi codo y me apoyé contra la pared de adentro del baño. ¿Por qué le gustaba tanto confundirme? Seguro lo hacía con todas. Capaz el inseguro, al final, era él. Por un segundo, creí que estaba sola en el baño, pero no: estaba Julia adentro de uno.

–¿Qué pasó? ¿Recibiste tu merecido?

–Qué te importa.

–La verdad es que me importa poco y nada –dijo mientras se iba. Podía escuchar cómo le hablaba despacio a Jason y cómo él la mandaba a la mierda. Me lave la cara y salí, pero Jason no estaba más ahí. Es como si los tres lo hubieran organizado todo... Y así fue, porque los vi a ellos dos hablando a susurros, pero Jason verdaderamente estaba mal, le decía que no podía creer que había hecho tal cosa por una chica tan inútil como ella. Sonreí disimuladamente y me dirigí de nuevo a la clase. 

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