JiMin miraba atento por la ventana de su cuarto, deteniéndose por un segundo y dirigiendo su mirada al reloj de la pared.
"14:44"
— El joven ya debería de haber pasado como siempre, pero esta vez se retrasó. — dijo el rubio dirigiéndose a su hermana mayor.
Su hermana rió y negó.
— Loquito por el, eh. — Dijo ella coqueta.
El suspiro y apoyó la cabeza en el cristal mientras miraba al fondo de la calle.
— Llevo observándole desde hace años. — susurró para si mismo.
Mientras se acordó de la única vez que sus ojos se encontraron cuando eran pequeños, un día que él omega estaba en el salón de su casa viendo la tele y su padre no era tan estricto, tocaron la puerta y con prisa se dirigió a abrirla encontrándose con un joven mayor que el de ojos azules.
Su olor lo atrajo de tal manera que se mareó y sentía como sus pupilas se dilataban. Lo próximo que recuerda es estar en su cama con su primer celo a los siete años.
Desde entonces siempre observa desde su ventana al joven el cual parecía no acordarse de lo ocurrido.
— Estoy deseando ver esta noche a Jeon. — dijo mientras miraba el techo con una sonrisa.
— ¿Quién? — Dijo despistado mirando al final de la calle.
— Es el hijo del lider de la manada, tiene veinticuatro años, es de cabello azabache, ojos azulados, alto y uno de los más fuertes de la manada dicen que su lobo es enorme aún más que el de su padre, es una obra de arte. — Desde que nombró los ojos azulados el rubio ya tenía toda la atención puesta en su hermana. — Los padres están buscándole un omega ya que pronto tendrá que tomar el puesto de Alfa, el chico no encuentra aún a su omega por más que ha estado buscando entre las otras mandas del país, el chico estaba y aún está desesperado en busca de su omega, ya que un alfa nacido nace enlazado a su omega y no reconoce a nadie como su pareja solo a su destinado. — El rubio asintió. — ¿Te imaginas que me reconozca a mi como su omega? Sería un honor. — Dijo la chica feliz.
— ¿Tiene los ojos azules? — La chica asintió. — ¿Hay muchas personas en la manda con los ojos azules? — la chica momentáneamente contestó.
— Para nada, solo el los tiene azules en la manada, es porque es un alfa nacido. — El chico sintió su lobo mover la cola. — Al igual que tú que tienes los ojos verde claro, el los tiene azules por ser nacido. — JiMin asintió y sonrió al saber que el apellido del chico.
— El joven del que te hablo tiene los ojos azules, Rose. — Dije mirando por la ventana.
Hubo un silencio hasta que la madre de los omegas entró.
— ¿Rose, ya tienes el vestido para mañana? — La omega se levanto desilusionada y incómoda por el comentario de su hermano pero igual se puso alegre.
— ¡Si, mamá! ¡Es de un miel parecido al de mis ojos! Los hace resaltar y se ven aún más grandes. — JiMin miraba a su hermana envidiándola.
— Estoy muy feliz por ti, ahí conocí yo a tu padre. — la mujer abrazo a Rose y miró a su hijo el cual tenía la mirada perdida notablemente triste.
La mujer dejó de abrazar a su hija y fue hacia JiMin. Primero hizo una señal para que los dejara solos y la mayor salió sin tapujos.
— He hablado con papá, también inténtalo tu. — la mujer hizo una pausa mientras colocaba las hebras rubias del pequeño.
Los ojos verde cían observaron a la mujer.
— Cualquier alfa, beta o omega estaría encantado de cortejarte. Eres hermoso, delicado, con un buen corazón, cariñoso... — La mujer no mentía, el chico era increíblemente hermoso. Su cabello era rubio dorado, sus pequeños ojos eran unos únicos y extraordinarios ojos verdes con motas azules, sus labios podían ser comparados con cerezas, su piel era de porcelana, delgado, pequeño... El chico era el reflejo más puro de un omega hombre.
— Mamá, sabes que el no quiere. — Su padre la mano derecha del líder de la manada era un hombre de desiciones fijas.
Amaba a su hijo y no dejaría que sufriera.
— ¿Qué es vida sin vivirla? — Preguntó la madre.
El ojierde levantó la mirada y se encontró con dos ojos miel observándole.
— No es vida. — Susurró el.
Se quedaron en silencio y la mente de la mujer empezó a maquinar un plan.
— Te dejaré la puerta de atrás abierta, tu hermana te esperará delante. Llévate supresores por si acaso, prepara un conjunto bonito y si alguien te pregunta quien eres diles la verdad. — La mujer suspiro. — Tienes un olor muy fuerte todos van a saber que eres un omega se preguntarán porque no sabían de tu existencia. Es decisión tuya que decir. — El chico se puso de pie y se abrazó de su madre mientras sus ojos de rallaban de lágrimas.
— Gracias, mamá. — la mujer sonrío y correspondió al abrazo de su hijo.
Se metería en problemas pero todo era por la felicidad de su pequeño.
...
Todo estaba planeado minuciosamente, nada podía fallar.
JiMin corría despavorido guiado de la mano con su hermana dirigiéndose a la plaza principal del pueblo donde se organizaría la quedada de elección, en donde jóvenes salían a buscar su pareja destinada, unos con más suerte que otros.
Nada más llegar el rubio queda fascinado por la decoración del lugar, tan colorido con adornos que caían de las farolas, también pinturas en el suelo de la plaza donde se podían ver a lobos. Lo que más sorprendió a JiMin fue la luna en lo alto del cielo, la luna llena que hacía sentir sus sentidos lobunos a flor de piel.
Al revés de lo que intento el chico al vestirse sencillo para pasar desapercibido, llamó la atención.
Todos miraban con ojos abiertos al ser que desprendía aquel olor tan dulzón a fresas y melocotón, claramente a omega. Los omegas escaseaban y ver a un chico omega era algo casi imposible ya que se pensaba que estaban extinguidos.
— Tenemos que ir allí según me dijo mamá y tenemos que coger un posit con nuestro nombre escrito. — Dijo rose mientras tiraba de su hermano de la camisa y lo llevaba al puesto.
Mientras caminaba torpemente por sus fosas nasales entro un olor realmente exquisito hacia sus sentidos.
Pino y lluvia.
El chico se detuvo y miró a su alrededor en busca de ese olor.
— Es el. — Susurró. Miró a su hermana. — ¿Lo hueles? — Su hermana negó.
— Apesta a Feromas. — El chico negó.
Siguió caminando hasta que unos chicos que pasaron por su lado claramente embriagados lo empujarán y se chocará contra alguien.
— Lo siento hermoso... — Balbuceo uno de los chicos. — Oye... Eres un Omegaaa? — El chico asintió y el contrario sonrió. — No tienes marca, es un desperdicio que un omega no tenga pareja. ¿Te muerdo? — El omega se encogió y camino hacia atrás nuevamente chocando contra la misma persona, la cual gruñó fuertemente.
Sus sentidos se agudizaron al percibir el olor de nuevo.
— Mmmm... Yo.. no-
— Fuera. — una voz firme y profunda mientras interrumpía al rubio.
Los chicos sin decir palabra bajaron la cabeza y siguieron caminando.
El rubio estaba aturdido.
Su cuerpo estaba empezando a calentarse.
— Pequeño. — El rubio se dio la vuelta para observar quien se encontraba detrás de él y sus ojos verdes cían chocaron contra unos ojos oceánicos.
Ninguno dijo nada, solo se miraron y respiraron los olores del contrario.
"Es el." Pensaron.
— JiMin... — Susurró su hermana.
Los ojos verdes del chico se quedaron aún en los del contrario.
Sus cuerpos ardían y pedían a gritos reclamar al otro, su celo se había manifestado al encontrar a su pareja, sus lobos aullaban y arañaban para salir. Los ojos del alfa se empezaron a transformar de un azul profundo a un rojo intenso. Los del omega cambiaron de un verde a un gris plateado. Todos miraban la escena sorprendidos.
— ¿Destinados? — Susurró alguien en la multitud.
— Jeon es un alfa nacido. ¿el omega lo será? — otra persona Susurró.
— ¡JiMin! — Grito un hombre grande mientras se adentraba en la multitud en busca de su hijo.
El rubio apartó la mirada y miró de donde provenía el grito.
— No. — Susurró el pequeño mientras era abrazado por el contrario.
El hombre llegó hacia donde estaba el olor de su hijo y miró la escena.
— JiMin, no te he dado permiso para salir. — dijo mientras evaluaba la situación. — Vamos a casa. — El padre lo intentó agarrar de la mano pero Jungkook soltó un gruñido poniéndolo detrás de su espalda.
— No Woo, el es mi omega. — Dijo para después soltar un gruñido. Le había costado encontrar a su omega, no lo dejaría ir de ninguna forma.
— Soy su padre, yo soy el que decide sobre el. — Dijo mientras se acercaba y se preparaban para luchar.
— Sabía que aquello había pasado de verdad, me dejaste como un mentiroso delante de mi familia, tenías a un hijo omega. Mi destinado, me lo ocultaste Woo. — El alfa gruñó al otro.— Sabes todo lo que le he buscado, lo sabes. — Estuvo a punto de tirarse al mayor cuando JiMin se interpuso y miró a su padre.
— No voy a volver, no para estar encerrado y viendo la vida pasar desde una ventana. No voy a volver si llevo esa vida. — Dijo el omega temblando al sentir su celo.
El padre miraba la escena negando varias veces y se percató de las miradas de los alfas encimas del delicado cuerpo de su hijo. Miró a Jeon y suspiro, buscó unas llaves en su bolsillo y se las tiro al joven.
— Llévalo a mi casa de las afueras, se cuidadoso es su primer celo acompañado. Hablaremos después. — al terminar de decirlo el rubio se tambaleó al sentir el calor abrazarle. Jungkook lo agarro de la cintura y seguido lo cogió en brazos para empezar el rumbo y llegar a la casa antes de poseer al omega allí mismo.
— No puedo más. — Susurro el omega soltando un quejido.
— Cariño, ya llegamos tranquilo. — El omega asintió con sus mejillas sonrosadas, ojos cerrados y boca entreabierta. — Oh, joder. Hueles delicioso. — Gruñó el alfa ya sintiendo como el celo le quitaba la poca cordura que le quedaba. — Te llevo buscando mucho tiempo, amor. — Gruñó mientras subía al omega en su camioneta y daba la vuelta al lado del conductor.
— jeon... — Jungkook tragó en seco y cerró los ojos contando hasta tres para relajarse.
El omega se encontraba retorciéndose en el sillón copiloto sin saber que hacer ante ese calor. Había pasado por celos desde temprana edad pero no tan fuertes como ahora.
Jungkook arrancó el coche y se dirigió hacia la casa del señor Park en donde se solían hacer las juntas de la manada.
Después de un corto viaje de quince minutos llegaron a la casa, el alfa salió lo más rápido que pudo rodeando el coche y abriendo la puerta para sacar al omega de allí.
JiMin cuando el cuerpo de Jungkook lo recibió se aferró a él y abrió sus ojos para observar el perfil del alfa el cual tenía gotas de sudor bajando por su frente las cuales el omega retiró con pequeños toques.
Jungkook abrió la puerta, de un puntapié la cerró y con paso rápido se dirigió a la primera habitación que encontró y dejó reposar al omega en la cama.
— ¿Cariño, tienes supresores? — El omega negó.
— Quiero cachorros, quiero tener tus cachorros en mi vientre. — Los ojos del omega se aguaron.
Al alfa se le rompió el corazón.
— JiMin, eres muy joven aún no tienes la edad. — Susurro jungkook quitándose la camisa y acostándose al lado del omega mientras besaba su cara. — Quiero darte muchos cachorros, pero no es el momento, cariño.
El omega se puso de horcajadas encima de el sin hacer caso omiso al alfa y empezó a repartir besos por su cuello mientras ronroneaba.
El alfa posó sus manos en la silueta del omega y metió las manos dentro de la camisa quitándola mientras tocaba su lechosa piel.
— Alfa. — El mayor tragó en seco y sintió como su lobo empezaba a tomar el control de su cuerpo.
— Omega. — dijo en un gruñido.
Jimin de un momento a otro estaba debajo del cuerpo del mayor siendo presionado por todo su cuerpo enterrándolo en el colchón.
La mirada roja del alfa hacia qué él omega temblara.
— Poséeme por favor. — El alfa se levantó de encima de él.
— ¿Tienes supresores? — Dijo con voluntad el alfa.
El omega jadeo y se negó a responder.
— Me voy JiMin. — amenazó. El omega se levantó con prisa buscando entre sus pantalones y le entregó con manos temblorosas la pequeña tableta de píldoras que había llevado.
El alfa las agarro y asegurándose que eran, sacó una y le dio una para que él omega la tragara.
— Ya está, por favor. Me arde el cuerpo. — Sollozó él omega y el alfa se recostó encima de él.
— Lento amor. — Susurró.
Con sus brazos apoyados a cada lateral de la cabeza del menos y entre sus piernas empezó a dejar pequeños pero lentos besos en la boca del omega, bajando hacia su barbilla y seguido de su cuello en donde se dedicó a dejar pequeñas mordidas que volvían loco al omega.
— Márcame, soy tuyo. — Jadeó desesperado moliendo su erección contra la de JungKook.
El alfa soltó un jadeo y ayudó al omega a frotarse sobre sus ropas. Cuando él omega estuvo a punto de llegar al orgasmo el alfa se separó.
— Dios, no, no, no, no.... — Sollozó él omega.
El alfa quitó su ropa y la que quedaba de JiMin, acarició el cuerpo del contrario con fascinación mientras el otro temblaba al sentir las caricias del alfa sobre su cuerpo.
— Te voy a sentir bien, hoy y siempre. — susurró en la oreja del otro y él omega asintió ya delirando por el calor.
El alfa abrió las piernas del contrario encontrándose con su miembro erecto y la empapada rosada entrada del omega.
El alfa casi pierde la cabeza al sentir el olor del lubricante temporal, pero se centró en acercar su cara al orificio y lamerlo de una con lentitud.
Él omega sólo pudo jadear y temblar.
El alfa empezó rodeando su entrada lentamente, para después empezar a hundir su lengua en el aro rosado.
— No-o pue-edo. — él omega soltó como pudo antes de correrse y soltar un pequeño grito mientras temblaba ante el orgasmo.
Gimió cuando sintió dos dedos de JungKook penetrandolo con prisa y estirándolo dolorosamente.
JiMin empezó a soltar incoherencias mientras el alfa sólo lo miraba con fascinación y deseo acumulado, observó uno de sus pezones y apresurado fue a morderlo y lamerlo haciendo que el menor se arqueara. Un segundo orgasmo sacudió el cuerpo del omega.
— Metete, por favor. — jadeo él omega extasiado.
El alfa sacó los dos dedos lubricados y lo pasó por toda su gruesa erección. Él omega vio la acción y sintió satisfacción al sentir su olor mezclándose con el del alfa.
El mayor metió la punta de su miembro en la entrada del omega y jadeo al sentirse tan apretado.
Él omega tuvo que contenerse al casi tener otro orgasmo por la extensión.
— Oh dios, tan grande. — Gritó él omega ido. — Metete todo, hasta el fondo, por favor. — Soltó un jadeo al sentir como el miembro de una introduciendo aún más. — ¡Alfa! — Gritó.
El mayor sin poder contenerse más empezó a machacar la pequeña entrada. Las estocadas eras suaves, certeras, haciendo al omega derretirse bajo él.
JiMin me agarro a la gran espalda del contrario clavando sus uñas en ella haciendo que al alfa eso le encendiera más.
Cogió las mis piernas del menos gruñendo y las puso encima de sus hombros para que las estocadas fueran más profundas.
La prostata del menor era forzada en cada introducción del gran miembro del alfa.
— Dios, perfecto. — Casi gritó JungKook, al sentir como él omega se volvía a venir esta vez arqueando su espalda, tembloroso, con los ojos en blanco sin poder soltar palabra alguna.
El alfa a punto de llegar al éxtasis aumentó aún más la velocidad de las estocadas haciendo que el sonido del choque entre sus cuerpos se hiciera más fuerte.
A a punto de llegar y con él omega debajo de él jadeando ido de ubicó en el cuello del menor y dejando una mordida profunda en el cuello.
Se corrió dentro del menor haciendo que su nido creciera y el menor volviera a tener por cuarta vez consecutiva un orgasmo.
Él omega quedó rendido para cuando el alfa entró en razón y su cuerpo dejó de temblar. Agarró al omega en su. Pecho en posición cucharita y espero ansioso y con una pequeña sonrisa en su boca a que él pequeño de despertara.
Observó sus pómulos marcados, sus gruesos labios, su delicado cuerpo al lado de él y sintió una ola de paz en su cuerpo.
Por fin había encontrado al supuesto chico de su sueño.
Su amor.
Su omega.
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Perdón si ven algún fallo.
Me he venido arriba con el insomnio y los nervios de vuelta a clase y me he puesto a terminar one shots que tenía en borradores.
Este es mi regalo de Reyes magos. :3