Doctor Styles. La Sombra Del...

By MrAske

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Hijo de dos alfas dominantes, famosos y millonarios, deseado por una gama de alfas. Rebelde, inmaduro y arrog... More

šŸŒ»IMPORTANTEšŸŒ»
ą¼ŗResumeną¼»
CapĆ­tulo 01ā€.
CapĆ­tulo 02ā€.
CapĆ­tulo 03ā€.
CapĆ­tulo 04ā€. (Primera Parte)
CapĆ­tulo 04ā€. (Segunda Parte)
CapĆ­tulo 05.ā€
CapĆ­tulo 06 ā€.
CapĆ­tulo 07ā€.
CapĆ­tulo 08ā€.
CapĆ­tulo 09ā€.
CapĆ­tulo 09ā€.
CapĆ­tulo 10ā€.
CapĆ­tulo 11ā€.
CapĆ­tulo 12ā€.
CapĆ­tulo 13ā€.
CapĆ­tulo de relleno. šŸ™†
CapĆ­tulo 14ā€
CapĆ­tulo 15ā€.
CapĆ­tulo 16ā€.
CapĆ­tulo 17ā€.
CapĆ­tulo 18ā€.
CapĆ­tulo 19ā€.
CapĆ­tulo 20ā€.
CapĆ­tulo 21.ā€
CapĆ­tulo 22.ā€
CapĆ­tulo 23ā€.
CapĆ­tulo 24ā€.
Capitulo 25ā€.
Capitulo 26ā€.
ā€Extraā€
EpĆ­logo.āœæ

CapĆ­tulo 00ā€.

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By MrAske

•─•°•❀•°•─•

El reloj marcaba las 23:00 horas y la fiesta apenas había comenzado. En el exterior, el viento agitaba los árboles que adornaban las calles de aquel pequeño pueblo.

Crazy In Love sonaba de fondo mientras bailaba en compañía de su mejor amigo; ambos movían sus cuerpos al ritmo de la música, envueltos por las personas perdiéndose entre ellas. Estaban sudados y un poco cansados, aunque eso no les impediría seguir con la que, para Louis, sería su última noche.

Niall lo había convencido de ir a aquella fiesta, al principio se negó, conocía las consecuencias de lo que podía ocasionar, pero ¿qué más daba?

Su vida estaba a punto de cambiar y quizá, esa era la última oportunidad que tendría de poder explorar quién realmente era en realidad, así que, había accedido.

Y qué mejor que disfrutar las prohibiciones con su amigo.

Eran inseparables desde la infancia. Compartían secretos, risas, aventuras juntos, lo compartían todo.

«-Lou, ¿alguna vez te has preguntado qué se siente poder escapar de estas paredes y tener una noche de fiesta inolvidable?

Lo miró con curiosidad.

-Claro que sí, pero no podemos simplemente salir de casa y hacerlo.

Niall apoyó su barbilla en la palma de su mano y dijo con determinación.

-Será una aventura que recordaremos para siempre, y nadie se enterará.

Estaban recostados sobre sus estómagos, Niall tenía los pies doblado y los movía con suavidad de arriba hacia abajo.

-Es muy arriesgado, mi padre puede enterarse y...

-No va a enredarse. -hizo un puchero en sus labios. -Por favor, hazlo por mí.

-Niall...

-¿Qué acaso no me quieres?

-Claro que lo hago, pero sabes que esto me genera problemas.

-Ya, pero tú papá nunca te va a dejar salir de casa y yo quiero disfrutar una noche con mi mejor amigo.

-Me lo voy a pensar.

-Anda, dime que si. -se acercó a él para sacudirlo de los hombros. -Si llega tu presentación quizá ya no podremos salir.

La noche cayó y, con sus mochilas listas, ambos se deslizaron sigilosamente por la puerta trasera de la gran mansión Tomlinson. Caminaron por las sombras, sorteando los arbustos, intentando pasar desapercibidos para los guardias y los perros que custodiaban las casa, hasta llegar a la esquina, había un pequeño hueco que únicamente conocían ellos y daba la calle, donde ya un taxi los esperaba.

No sintieron lo largo de la trayectoria, pues las risas y la emoción los consumió.

No sintieron el temor que tenían

Al entrar, sintieron la música vibrando a través de sus cuerpos y las luces brillantes iluminando la pista de baile. Niall fue el primero en mezclarse con la multitud, disfrutando de la libertad de la noche."

Niall tenía razón, y por eso había accedió. Se aproximaba la fecha que, desde hacía mucho lo atormentaba, lo llevaba siempre a la misma sensación de preocupación, como si lo hubieran condenado.

Como si fuera un total error su existencia.

La música era perfecta, acompañada de los movimientos de cadera del castaño, haciendo a más de un alfa gruñir, sin embargo, ninguno se acercaba, mantenían suficiente respeto por el apellido y padre del portador de ojos azules. Al igual que por mantener «limpia» la imagen del hombrecillo.

No supo si fue el alcohol o todos los olores que podía percibir, lo que lo hizo extenderle uno de sus brazos a un beta que parecía tener casi su misma edad, este se acercó y tan pronto como pudo posicionó sus manos en la cintura del castaño, pegándolo más a él.

-¡Te mueves bien! -El aliento del beta chocó contra su rostro, llegando ruidosamente hasta su oído, haciendo su cuerpo estremecer. Su sonrisa jamás abandonó sus labios rosados.

-¿Qué tan bien? -se giró sobre sus talones. Dudó unos segundos antes de comenzar a restregarse contra el hombre quien soltó un jadeo y buscó los labios del castaño, este ladeo la cabeza y rio juguetón.

-Lo suficiente como para quererte en mi cama. -Negó y comenzó a apartarse del cuerpo del hombre.

Aunque el beta era atractivo, no era su tipo; había algo en sus ojos ámbares, en sus manos ásperas que no lo convencían, o su cabello rubio y piel morena, y mucho menos el cuerpo tan delgado que tenía.

Definitivamente, se merecía algo mejor. Esa noche se merecía algo mejor.

-Suena tentador, pero esta noche no será. -se alejó regalándole un guiño y comenzó a buscar a su amigo, quien parecía haber desaparecido mágicamente de su vista.

Se tambaleó un poco hasta la barra y se aferró a ella, no era un bebedor y eso se debía a que jamás había tenido contacto con el alcohol, hasta esa noche.

Cerró sus ojos y arrugó la nariz. De golpe todos los olores aparecieron, haciendo que se mareara un poco, su alrededor comenzó a moverse como si de un plástico frágil se tratara.

El color rojo resplandecía y de vez en cuando era interrumpida por flashes blancos y azules, de un momento a otro le fue imposible sostenerse en su propio peso. Se aferró con mucha más fuerza y por primera vez, en toda la noche le tomo importancia a su vida; buscó en el bolsillo de su pantalón su teléfono y después el número de Niall, marcó y al tercer timbre obtuvo respuesta.

-¡Lou Lou! ¿Dónde estás? -no lo dejó contestar -Sonaba ebrio, como si hubiera tomado más de la cuenta en el poco tiempo que llevaban ahí. No lo dejó contestar. -No me lo vas a creer, pero acabo de conocer a mi futuro esposo. Me dijo que yo era su omega ¿Suena loco, no? Cristo, te lo voy a presentar, pero no te vayas a poner como... -dejó de escucharlo cuando una oleada de calor le recorrió el cuerpo, sus ojos se abrieron a la par y su respiración se atascó.

Sentía un escurrimiento en sus muslos, una humedad en su zona íntima y un calor recorrerle todo el cuerpo.

Pronto los murmullos se hicieron presentes, sintió un cosquilleo en su estómago y se sintió asechado, como si los ojos de los alfas se hubieran posado en él, observándolo desde la oscuridad de la media noche.

La repentina sensación de que jamás podría volver a divertirse se le estaba escurriendo entre las piernas.

-Nini, me parece increíble todo lo que me estás contando, pero ahora mismo... ¡Tienes que venir por mí lo más rápido posible! -miró a su alrededor y se dispuso a caminar con apuro, necesitaba aire fresco y estar pronto en su casa. -Necesito que nos veamos, en verdad lo necesito. Ya estoy en la puerta principal.

-¿Qué pasa?

-Mi celo.

Su corazón comenzó a latir con fuerza y él se sintió temblar al ritmo de los latidos, el cosquilleo no abandono su estómago, sino que, le recorrió todo el cuerpo, como si aceptar lo que le ocurría, hubiera incrementado todo de golpe en su cuerpo.

-Tiene que ser una maldita broma, Lou... -la voz de su amigo era más preocupación que voz. -Sal del antro, voy enseguida. No me cuelgues, déjame llegar hasta ti. -al parecer, no solo a él se le bajó la borrachera.

Esa definitivamente no era la noche que se había imaginado. Él hubiese querido bailar y tomar hasta que no supiera ni cómo se llamaba y quizá, terminar en la cama de algún suertero. Su objetivo desde un principio había sido tener sexo con alguien antes de que su celo se presentara, pero se estuvo alcoholizado y no permitiría que nadie lo tocara en ese estado.

Las súplicas de Niall por acceder a ir a esa fiesta esa noche ahora lo hacían sentirse arrepentido, porque él mismo, estúpidamente, había adelantado su celo.

Niall era año más grande que él, alto, de piel clara y unos intensos ojos azules. Se pintaba el cabello de rubio para lucir mucho más adorable y era malditamente bueno.

Él tipo de chico que no mataría una mosca...

Aunque no era la primera vez que se metía en problemas por su insistencia.

Sabía que la fecha de su presentación estaba próxima y no le importó meterse a un lugar donde los olores a sexo, alcohol, alfas y omegas se juntaban...

Louis gritó asustado cuando unos brazos lo tomaron de sus hombros y lo empujaron hacia adelante, el pánico que recorrió su cuerpo casi lo hace desmayarse.

-¡Cállate! Solamente soy yo, tranquilo. -La voz de Niall lo hizo tranquilizarse, pero en el aire no lograba encontrar el olor del omega, sino el de un alfa.

-¿Niall? -susurró bajo, girando de poco hasta verlo por el rabillo del ojo.

Niall estaba frente a él, con la mirada más brillante que jamás le había visto, sus ojos resplandecían entre la noche, al igual que sus mejillas sonrojadas.

-Louis, este es Zayn, el alfa de quien te conté en la llamada. Nos va a ayudar a salir de aquí y no permitirán que te toquen. -asintió, demasiado abrumado como para oponerse y reclamar.

El transcurso fue silencioso desde un inicio, se sentía incómodo, no solo por el malestar físico, sino porque Niall lo miraba extraño, acusador.

Arruinó su gran noche.

Llegaron a salvo a la gran mansión. Sofía, la nana de Louis, los recibió en la entrada, al igual que dos guardaespaldas betas, que enseguida le informaron a su padre que se había escapado y acaba de presentarse en casa en mal estado.

La mujer les pidió de manera amable a Niall y a su acompañante que se fueran. Era su trabajo cuidar del omega, ella se haría cargo de todo.

Zayn y Niall se marcharon poco después de ver desaparecer a Tomlinson tras la puerta,

•─────•°•❀•°•─────•

Louis hecho un vistazo al reloj que estaba sobre el marco del pasillo que daba a su habitación, mordió su labio inferior mientras subía las escaleras, su piel comenzaba a brillar ante el sudor. Su nana le dijo que subiría con él en unos minutos, prepararía un té de laurel y manzanilla para que el calor se fuera templando en su cuerpo.

El recorrido que hizo del pasillo a las escaleras y de estas hasta su puerta le creo una lejanía que jamás había sentido, pero claro, eso era antes, cuando no estaba en celo, cuando podía controlarse; ahora era solo un bulto de carne dejándose guiar por sus instintos.

Una vez que tuvo la puerta frente a él, se tiró sobre ella y la cerró sin prender la luz, caminó a tientas hasta que sus rodillas chocaron con el borde de la cama y fue a recostarse.

Nunca había escuchado cómo era el celo, nadie le había regalado un consejo o recomendación, no estaba listo.

Las llamas incendiaron su ser, el calor reclamaba su cuerpo, quemándolo por dentro, tanto que temía quedar en cenizas. Había dolor en su estómago y una mezcla de sensaciones se comenzaba a generar y depositarse en su entrepierna, y en su zona más íntima.

No entendía si aquello era el placer que debía sentir.

-Mi niño, ¿puedo entrar?

-Ahora no. -suspiró con pesadez.

-¿Quiere que le marque a su padre?

-¿Y él cómo hará para que esto se detenga?

No obtuvo respuesta y no esperaba ninguna, en ese momento no importaba lo que le dieran o dijeran, aquello se sentía como si fuera el infierno.

Su madre lo había educado para ser un alfa, no se sentía listo para afrontar que no lo era.

Cuando la primera oleada de calor abandonó su cuerpo, aprovechó para bañarse y dormir un poco, pues los primeros pasos que dio para llegar al baño pesaban.

Todo su cuerpo lo hacía.

Durante las siguientes horas y al día siguiente, el celo fue mucho peor, más intenso, salvaje, feroz. Había una pequeña parte de él que le pedía más, le pedía algo en específico que él no sabía cómo saciar.

Y esa mañana cuando el celo ya no estaba presente, se levantó para ir a la escuela. Se estaba terminando de arreglar cuando escuchó dos toques en la puerta.

-Louis, ¿Cómo estás? -su padre apareció, tan elegante y sonriente como siempre. Se encogió de hombros y siguió comiendo el cereal de su plato.

Decirle que estaba bien era mentir y decir que estaba mal era exagerar. Estaba en un punto intermedio donde no le importaba nada en absoluto.

-Sé que es difícil para ti, p-

-¿Por ser un omega?

-No, eso no tiene nada de malo. -Mark se acercó a él. -Lo hemos hablado ya.

-Entonces, ¿a qué vienes? -lo miró con los ojos entrecerrados, haciendo que se oscurecieran.

-No uses tu arrogancia en mí, Louis. No soy tu amigo Niall.

El omega tiró su cabeza hacia atrás y soltó un suspiro. Su habitación quedó en silencio.

-Baja a desayunar antes de que te vayas.

Nana ordenó la mesa y les sirvió los platos con comida. Al terminar limpió la mesa; había dejado sus libretas y plumas sobre ella al bajar, las acomodó en su mochila, y se dispuso a irse a la escuela.

-Me iré a clases ya. -avisó, por si sus acciones anteriores no habían sido lo suficientes obvias.

-Espera, mi amigo Styles está aquí, Louis. Le pedí que viniera a revisar... -abrió la puerta e hizo una pequeña señal, dándole paso a un beta.

-¿Revisar el qué? ¿De qué? No estoy enfermo. -estaba confundido.

Un hombre de rostro familiar, un poco robusto, de lentes y piel blanca, entró por la puerta, saludó a Mark y le regaló a Louis una sonrisa para después hablar. Sus labios se movían poco acompañados de un encantador hoyuelo al costado de su mejilla.

¿Cuánto tenía ese hombre fuera?

-Tu celo, muchacho. Sabemos que no lo pasaste aquí las primeras horas. -explicó mientras empujaba sus lentes por el puente de su nariz.

-Lo pasé aquí.

-Estoy preocupado por ti, tengo miedo de que alguien se sobrepasara contigo y puedas quedar en estado, Louis, ¿Qué tal que no lo recuerdas por el alcohol? -hizo una pausa y suspiró. -Des es el mejor Dr., y le tengo mucha confianza, solo necesita revisarte y saldremos de duda.

-¿Tú...? ¿Ustedes quieren saber si sigo siendo virgen? - ambos asintieron y Mark quería retractarse de aquello al instante por la expresión en el rostro de su hijo, quien negó horrorizado.

-Pero claro que lo soy, confía en mí, papá. Recuerdo todo perfectamente; me sentí mal, le hable a Niall y me trajo a casa, aquí pase todo el celo...

-Confió en ti, pero no en los cabrones.

-Nada más es una pequeña revisión. -insistió Des. -Estuviste alcoholizado...

-¡Por favor, papá! -suplicó. Sus ojos azules se llenaron de lágrimas. Se estaba sintiendo doblemente humillado por aquella petición y desconfianza de parte de su padre.

-Louis -Mark lo miró con ojos de súplica y se acercó a besar su frente. -, lo hago por ti.

«No, esto es por ti». Pensó, alejándose del alfa.

Pequeñas y fugaces lágrimas se escaparon por sus ojos, inmediatamente las limpio. Soltó unas risitas sin poder creerlo mientras mantenía su mirada fija en su padre.

¿Por su bien? ¿Desde cuándo se preocupaba por él? Nunca estaba en casa, no recuerda una sola atención por parte de Mark desde hace años. Su padre no hacía otra cosa más que trabajar y mantener su imagen limpia.

No era algo que pudiera decir en voz alta, pero ahí de pie, con dos hombres frente a él esperando una respuesta, reflexionarlo era lo mejor que tenía.

Se quedó en silencio, atormentándose y culpándose, haciendo preguntas en sus pensamientos que jamás se atrevería a decir en voz alta, porque sabía que no tenían respuesta, no para él.

-Puedo agendarla para la próxima semana, pero tendrá que ser en mi consultorio. -Des pudo notar la incomodidad entre ambos, así que habló ocasionando que padre e hijo lo miraran. Mark asintió al instante.

-Sí, amigo. Discúlpalo, el cambio de hormonas lo debe estar afectando. - El beta le sonrió y asintió.

-Es parte de la primera etapa. - bromeó para alejar un poco la tensión y con la confianza que el Alfa le tenía, tomó asiento enseguida de él y comenzaron a platicar.

Los miró incrédulo, ¿acababan de bromear sobre su "condición" frente de él?

-Dile a Mario que voy fuera ya. -salió lejos de su vista.

Definitivamente, no dejaría que ese beta u otro hombre explorarán su cuerpo, fuera cual fuera la razón.

Jamás lo tocaría un hombre. Mucho menos si se trataba de comprobar aquello, ¿Su virginidad? ¿Quedar en estado? Era estúpido.

Tenía clara dos cosas; No volvería a tomar malas decisiones. No volvería a confiar en su papá.

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