Medio kilómetro de distancia

By iwillsaveyoutonight

1.4M 109K 52.4K

¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria, se topa con un demonio y cae? ¿Quién cambia a quién? Una mentir... More

Sinópsis
Relación tóxica
Epígrafe
Para ti
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
9. El comienzo
10. ¡Por un demonio...
11. ... lo que faltaba!
12. Nutella con fresa.
13. Diabólica tentación
14. Las rosas son rojas.
15. El juego de Victorious
16. ¿Por qué lanzas tus misiles?
17. Círculo vicioso | Parte I
18. Círculo vicioso | Parte II
19. Yo fui tuyo y tú mía
20. Sucesos inesperados.
21. Maritza Engel.
22. Perfume barato
23. Se cierra un capítulo
24. El primer día sin Katherine
25. Lluvia de espuma | Parte I
26. Lluvia de espuma | Parte II
27. El baúl de los sueños
28. Tres sobres de azúcar
29. Calle de ensueño
30. Solo quédate con él si...
31. Te sigo amando, Maritza.
32. La nostalgia es un perra
33. Elévame hasta tocar el cielo, Luca
34. ¿Y qué es lo que quieres, Luca?
35. Buena mierda
36. Triángulo amoroso
Cien mentiras
37. Sal en la herida
38. ¿De dónde te conozco?
39. Chanaje
40. Y vuelve el perro arrepentimiento
41. Un cigarillo y dos corazones rotos.
42. Whisky y malas decisiones

¿Dónde mierda está el sol?

18.3K 1.6K 750
By iwillsaveyoutonight

Luca Andrews

Una vez leí en algún sitio algo como «el mentir una vez te hace mentir veinte veces más solo para sostener la certeza de la primera», creo que es verdad.

Solo tenía que decir: "Nathan, lo siento, me acosté con Maritza" y evitaba un sinfín de crueles mentiras que afectaron a más de dos personas, porque esto ya no era solo de Maritza, Nathan y yo; fui tan imbécil de contárselo a Sam, y lo manche con mi cobardía.

Ahora no solo él es partícipe de mi mentira sino también Katherine, al decirle que soy gay y no quiero ni pensar todo lo que eso va a traerme; más putas mentiras.

—¿Gay? —repitió mis palabras con incógnita. Sabía que no iba a creerme a la primera pero contaba con los efectos de la droga y el alcohol para burlar su subconsciente—. Luca, no quiero ser egoísta, quiero comprender lo que estás diciendo y creerte para poder apoyarte y no cortarte las bolas por toda esta mierda, pero si no me ayudas a entenderlo voy a quedar lunática y no queremos que eso pase, así que de manera lenta... explícame... ¡¿Cómo está esa mierda de que eres gay?!

Abrí mis ojos de par a par por el estruendo en su voz; estaba enojada y alterada.

Me mantuve callado ya que me era difícil mirarla a la cara y volverle a mentir, pero no podía retroceder.

Me miraba exigiendo respuestas.

—Ya te dije... tengo miedo —susurré con un hilo de voz. No sabía que mierda decir, el único amigo gay que tengo es Heissen y él no exactamente un chico tímido con respecto a su sexualidad. No sabía que mentira decir que fuera convincente.

Negó con su cabeza.

—Esta bien, esta bien —dijo de manera sutil y templada, quitándose el cabello rebelde de su rostro—. Comprendo que hayas tenido miedo... todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido miedo —cortó la frase en el aire viéndose conmovida, de manera repentina. Abría y cerraba la boca un par de veces antes de por fin animarse a añadir:—, incluso yo vivo aterrada todo el tiempo.

Katherine se sentó sobre el sofá con sus piernas cruzadas y la mirada perdida.

—Vivo aterrada —dijo, más para ella que para mí. No pude creer como rápidamente cambio su tono de voz y compostura, pasando de una agresiva a una tranquila—, vivo asustada de la vida y vivía aterrada de no encajar en ningún lado... hasta que conocí a Nathan, encajaba con él tan perfectamente que me sorprendía, por primera vez en mucho tiempo no le tenía miedo a la soledad y... ¡Y sí, joder, sí!, Ya sé que es un idiota y no debería de pensar en él pero no puedo dejar de hacerlo, ¿está bien?, no puedo por más que lo intento; no lo sacó de mi sistema y es estúpido porqué en todo este poco tiempo que lo he conocido de diez cosas que hace once me decepcionan.

Quise hablar, apelar, decir algo, lo que fuese pero comprendí que esto ya no se trataba de mi sino de ella; Katherine quería sacar esa espina que Nathan enterró.

Comprendí que ella quería un amigo; alguien que la escuchará, pero lo disfrazó con simple sexo, por despecho.

Lamió sus labios y seguido sonrió con fastidio.

—¿Sabes qué es lo más irónico de todo esto?, Es que desde el inicio sabía que esto acabaría mal y no era por algo que él hubiera dicho o hecho, era la sensación que traía consigo; esa maldad que traía en sus ojos combinada con esa sonrisa de ángel, aquello no era normal. —Su mirada no estaba conmigo, no estaba en esta habitación y no tenía que psíquico para saber que su mente estaba sumergida en sus recuerdos con Nathaniel—. Irónicamente me hacía sentir protegida a la vez que aterrorizada y se sentía tan bien, aunque sabía que la caída iba a ser dura. Cuando caí en cuenta quise apartarme, lo juro, pero simplemente pensé: ¿Cómo puede el diablo empujarte a los brazos de alguien que luce lo más parecido a un ángel cuando te sonríe?, no había lógica por lo que supuse que nadie puede ser tan malvado.

Lágrimas crudas salían de ella y ni siquiera hizo por apartarlas simplemente las dejo fluir.

No sabía si abrazarla, hablar o quedarme callado pero ni siquiera me dio tiempo de actuar pues ella ya había vuelto hablar.

—... Me equivoqué; alguien si puede ser tan malvado. Y ni siquiera puedo odiarlo porque es mi culpa, él fue sincero conmigo todo el tiempo me dijo sobre Maritza y lo que sentía por ella... sin embargo al mismo tiempo estaba conmigo y esa era una clara señal de que no era menos que un perro traicionero. ¿Cómo puede creer que iba a encontrar amor con él si lo conocí siendo infiel? porque aunque no eran novios se pertenecían, y yo lo sabía.

—No puedes culparte por eso, no puedes culparte porque tú corazón quiere a la persona incorrecta —le dije aunque en el fondo hablaba mi subconsciente conmigo—. ¿Sabes lo que es el destino?... es conocer a alguien lo maravillosamente grandiosa que se roba cada aliento de tu alma y la amas sin pensarlo. Es entonces cuando todo inicia; la vida te escupe en la cara diciéndote que esa cosa maravillosa no es para ti que tienes que dejarla ir porque no es tuya, y nunca lo fué. Pero el destino hace lo que tú no puedes; le escupe a la vida porque esa cosa maravillosa si es tuya y siempre fue destinado así, tal vez no en ese momento ni en éste pero si está destinado va suceder; nada pasa porque sí... ella no es una piedra en el camino es un destino.

—¿Ella? —preguntó aturdida—. ¿De qué hablas?

—Eh... —carraspeé. No me había percatado de el sentido de mis palabras—, hablaba en plural, eso es un decir, no me hagas mucho caso.

Asintió conforme, aunque más bien tus expresiones me decía que te importaba una mierda.

—Como sea, creo que tienes razón; hasta cierto punto. Tal vez mi destino era conocer a Nathan pero no estar con él...

—Tal vez no es su momento —repliqué. Sabía que estaba empujando a Katherine con Nathan poniendo en jaque a Maritza, y aunque también se viese como mi beneficio no era así, de verdad le hablaba de corazón y le decía mi real pensar.

—Solo soy una piedra en el camino de ellos dos... A veces creo que ni siquiera estaba en la jugada, ya sabes, nunca tuve futuro con Nathan; el destino solo se reía en mi cara porque es el mejor amigo de la vida; esa que me escupe cada que puede recordándome que yo no merezco ser feliz.

Me puse en cuclillas ante ella y cogí su mano.

—Solo debes darle tiempo al tiempo.

Rió con ironía y tirándome a un lado, se puso de pie.

Se miraba tan alterada, tan inquieta, tan destrozada.

—¿Tiempo? Cada vez que le dio tiempo o está con Maritza o follando con mi mejor amiga —replicó. Verdaderamente no sabía si eso era verdad Maritza me dijo que la última vez que lo vio fue tres meses, en el departamento de Nathan y la razón por la cual el dejo a Katherine para "cerrar ciclos" y sobre lo otro, tampoco se nada, Nathan no me platico y el siempre me cuenta todo, tal vez no era verdad.

—Deberían sentarse a platicar, hablar sobre cómo se sienten y dejar a Maritza de lado —aconseje. Tanto ella como Mary sufren mucho porque el otro idiota no puede decir realmente que quiere, es tan egoísta que quieres a ambas.

—Maritza, Maritza, Maritza —soltó con furia—. ¿Que tiene esa mujer que es tan deseable e inolvidable para todos?

Si tan solo supieras.

Es la típica chica que te roba el aliento con solo una mirada, y no por su belleza, sino por la luz que siempre la acompaña. Te hace sentir libre y seguro de ti mismo.

—No lo sé —respondí, limitándome. Sabía mejor que nadie todo lo que la hacía especial pero no podía decírselo.

—Quisiera que Nathan tampoco lo supiera.

Katherine se cubrió el rostro y podía escuchar sutiles sollozos.

—Me siento tan estúpida —bufó después de un rotundo silencio, pronto comenzó a reír secamente—. Este día ha sido todo una locura; primero me enteré que mi mejor amiga se acostó con el chico que me gusta, después éste lo acepto y me humilló en medio de la calle, después me asaltaron y terminé en una fiesta tirándome al mejor amigo del chico que me gusta, que para mí sorpresa, le gustan los Heissen, y todo eso sin sumar que estoy alcoholizada y drogada y hasta creo que loca porque desde hace media hora escucho la risa de un niño detrás de mí —farfulló, exasperada—. ¿Acaso esto no es una mierda?

—Katherine yo...

—No —dijo con la voz firme, cortando lo que iba a decirle, y mirándome de manera seria—. No lo digas; no sientas lastima por mí.

Fruncí mi ceño.

No sentía lástima por ella, para nada.

Sabía de antemano lo que era iniciar un mal día, que todas tus expectativas se fueran a la mierda y no supieras cómo remediarlo, que quisieras recoger cada una de esas expectativas y ponerles un parche fingiendo que nunca se quebraron, que trataras de calentar aunque fuese un poco el frío del día, aunque fuese absurdo, que llevarás ese día lo mejor posible para que al caer la noche notarás que no todo fue tan malo; pero entonces, justo cuando llega ese momento, te das cuenta de que todo se tornó peor y no entiendes cómo fue que paso. Sin embargo, lo realmente malo es la mañana siguiente, cuando te despiertas pero el rayo de sol no pega directo en tu rostro y te preguntas «¿dónde mierda está el sol?»; el día sigue nublado y con índices de tormenta eléctrica así que te das cuenta que el dicho «después de la tormenta siempre llega el sol», se fue a la mierda.

Entonces, conocía perfectamente su sentir y verla justo así me recuerda tanto a mí cada vez que veía al amor de mi vida besándose con el suyo.

Solo deseo que Katherine pueda ser más fuerte, más hija de puta, más como Nathan y luché por lo que realmente quiere o sepa cuando retirarse.

—Voy por agua —hable, desviando el tema. Me estaba sofocado, necesitaba pensar con claridad y planear como deshacer las bola de mentiras que he dicho—, debes de tener mucha sed por la droga. Si consumes más alcohol te puede dar una sobredosis; así que no lo hagas.

Una parte de mí tambien se sentía culpable por haberle dado pero otra piensas que no soy quien para meterme en las decisiones de los demás; aunque con tantas decisiones malas que he tomado, ya no se ni que pensar.

No respondió, solo asintió acostándose en el sofá y mirando hacía el techo, sumergida en sus pensamientos.

Caminé hasta la cocina y serví un poco de agua en un vaso grande.

Centre mi vista en el vaso; en el agua transparente, lo que yo nunca he sido.

Y volví a mentirle a Katherine; nadie tiene un destino escrito, todos lo escriben y lo arman a su manera. Son dueños del rumbo hacía dónde va su vida debido a las acciones que hacen, somos nosotros quienes decidimos si chocamos contra el iceberg o le sacamos la vuelta.

Con este pensamiento, sacó mi celular y marcó el número de Maritza.

El timbre de desespera un poco pero al cuarto finalmente responde.

—¿Aló? ¿Luca? ¿Qué sucede? —preguntó al instante. Hace semanas que no escucha su voz y me quemaba por dentro.

Tragué duro.

—Sí, todo bien —le respondí. Aunque lo cierto era que nada está bien pero aún no quería preocuparla—. ¿Qué tal tú, cómo has estado?

La escuché susperar y juro que si la tuviera de frente vería como frunce sus labios.

—Me voy...—dijo en un susurro. Abrí mis ojos un poco por el desconcierto no entendía a que se refería en concreto hasta que volvió hablar:—, me iré unos meses a Europa.

—¿Qué?

—Luca escucha, no tenía el valor de verte a la cara y decírtelo, no sabría cómo despedirme de por sí fue muy duro para mí despedirme de Nathaniel...

—¿Te despediste de él y no de mí?, ¿Lo volviste a ver? —la interrumpí destrozado. Sentía como clava un cuchillo en mí después de que yo esquivé mil por ella—. ¿Cuándo pensabas decírmelo?

—Necesitaba hablar con él, sabes que lo amo y a ti..

—Me quieres —terminé por ella. Apreté el celular contra mi oreja con tanta fuerza que hasta dolía.

—Eres un gran chico Luca, lo juro, pero sabes que no puedo estar con nadie que no sea él; lo amo tanto —escuchaba como sollozaba a través de la línea, no faltaba mucho para que yo hiciera lo mismo.

—¿Qué pasara con Katherine y con lo que me pediste que hiciera? —le pregunté tajante. Reprimí mis intentos por suplicar que se quedará conmigo; iban a ser fallidos tal como los anteriores.

—¿Lograste algo con ella? —contra preguntó. Sabía a lo que se refería y aunque no quería mentir más, cayé en busca de mi beneficio.

—¿Acaso cambia algo? —repliqué, enojado. Me enojaba que se fuera sin ver atrás, porque detrás de Nathan estaba yo pero ella nunca podía verlo.

—¡Lo cambia todo! Sí tú llegaste a acostarte con ella o a enamorarla aunque fuese un poco, habría una pequeña esperanza para él y para mí... para mí felicidad —musitó con súplica y desesperación en sus palabras. Pronto escuché a través de la línea como vociferaban un vuelo con destino a Francia; entre en pánico—. Tú silencio lo dice todo. Ya tengo que abordar.

No quería y no podía dejar que se fuera.

—Voy a recordarte cada día Luca, eres de las pocas personas que jamás voy a olvidar, y no te culpes nunca por esto; me voy porque yo no soy tan fuerte como tú, yo no puedo ver cómo la persona que más amo quiere estar con otra, simplemente no puedo.

Su palabras que amaban pero siempre son así, referentes a Nathan, porque todo gira en torno a él.

—¿Me quieres? —pregunté ansiado de saber.

—Con cada latido.

Y entonces, nuevamente pasó; la elegí a ella.

—Sí me acosté con Katherine —mentí—, no te vayas, no lo hagas.

—¡¿Qué?! —exclamó, y su grito de felicidad con desconcierto me hizo sonreír—. ¿Es en serio?

—Sí.

—Eso es genial y no sólo porque Nathan la a mandar a la mierda sino porque ella realmente no lo quiere. Sigo amandolo yo por encima de todas y entonces él tiene que amarme también.

Fruncí mi nariz al oírla hablar, jamás me a gustado cuando habla así; su rara forma de amar y de recibir amor me da escalofrío.

—Ajá —me límite a decirle, no quería entrar en una discusión telefónica. Lo único que quería era verla y jamás dejarla ir, aunque no sabía cómo iba a sostener mi nueva mentira—. ¿Sabes que al hacer que Nathan se enteré me estaré jugando su amistad?

—Pero, me tendrás a mí. ¿Eso no te basta?

Esa es la peor pregunta.

No saber si Maritza me bastaba lo suficiente como para hacer a un lado al único hermano que tengo, porque esto sería de por vida, vivir a las espaldas de él enamorado de su novia.

Sería apuñalar su espalda día con día cuando él puso la suya para sostener mi caída.

—Vuelve a casa —fue lo que respondí—, voy para allá en un rato.

—¡Sí!, Te quiero Luca, gracias por ayudarme a ser feliz —dijo, calmada y llena de esperanza. Finalizó la llamada y me quedé como idiota mirando la pantalla de mi teléfono.

«No puedes hacer esto a un amigo»

Me estremecí cuando me llegó un mensaje de Sam diciendo que Heissen y Nathan vienen para la casa.

He ahí el destino; queriendo saber si voy a decidir estrellarme contra el iceberg o voy a sacarle la vuelta.

«El destino es el puente que construyes hacía la persona que amas»

La cuestión es... que no se a quién amo mas; sí a una chica o a mí mejor amigo.

Tenía dos opciones: sacaba a Katherine de la casa para pensar con claridad todo y no cometer un grave error, o quedarnos aquí y qué pase lo que tenga que pasar.

***

—Toma tu agua —le tendí el vaso, ella lo tomó y se bebido todo el líquido con desesperación que hasta lo derramó por su cuerpo—, sí que tenías sed.

—No —dijo pasando el dorso de su mano por la boca—. ¿Sabes de lo que tengo ganas? —negué con mi cabeza. Me senté sobre el sofá y encendí un cigarrillo, observándola—. Tengo ganas de no pensar en nada; ni en tu sexualidad —inconscientemente sonreír al escucharla decir eso—, ni con cuántas se a acostado Nate, ni cuántas veces mi amiga se burló de mí, ni en mi madre, en fin, en nada. Solo quiero bailar, bailar mucho, hasta que me duelen los pies.

Katherine daba vueltas por todo el lugar sonriendo feliz, seguramente la droga ya comenzaba hacerle efecto y sin lugar a dudado supo como sincronizar sus sentimientos en unos mejores que a solo llorar y sentirse miserable.

Ayude al momento poniendo algo de música de fondo.

Me mantuve callado solo admirando su belleza, se veía realmente hermosa así tan natural y siendo ella misma.

Entonces, en aquel momento, vi mi oportunidad de liberación; no iba a escoger entre Maritza o Nathan porque de esa forma jamás tomaría una buena decisión y si lo hiciera sería una egoísta y no quería eso.

Así que decidí escoger a Katherine.

Decidí verla feliz siempre y ayudarla a encontrar su felicidad; y Nathaniel no la era.

Desvíe mi vista de Katherine cuando ví a la puerta de la entrada abrirse.

***

Nota de autora: Sé que este capítulo es corto pero sigue siendo paréntesis del anterior, so.

El próximo ya es narrado por Kath; sé que la extrañan al igual que ir shoo😎😂

Continue Reading

You'll Also Like

820K 42K 35
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
112K 21.4K 22
Intrépida. Atrevida. Fascinante. Emocionante. Seductora.
59.6M 1.1M 13
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
1M 46.3K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...