Medio kilómetro de distancia

By iwillsaveyoutonight

1.4M 109K 52.4K

¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria, se topa con un demonio y cae? ¿Quién cambia a quién? Una mentir... More

Sinópsis
Relación tóxica
Epígrafe
Para ti
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
9. El comienzo
10. ¡Por un demonio...
11. ... lo que faltaba!
12. Nutella con fresa.
13. Diabólica tentación
14. Las rosas son rojas.
15. El juego de Victorious
16. ¿Por qué lanzas tus misiles?
17. Círculo vicioso | Parte I
18. Círculo vicioso | Parte II
19. Yo fui tuyo y tú mía
20. Sucesos inesperados.
21. Maritza Engel.
22. Perfume barato
23. Se cierra un capítulo
24. El primer día sin Katherine
25. Lluvia de espuma | Parte I
26. Lluvia de espuma | Parte II
27. El baúl de los sueños
28. Tres sobres de azúcar
29. Calle de ensueño
30. Solo quédate con él si...
31. Te sigo amando, Maritza.
32. La nostalgia es un perra
33. Elévame hasta tocar el cielo, Luca
34. ¿Y qué es lo que quieres, Luca?
35. Buena mierda
36. Triángulo amoroso
Cien mentiras
¿Dónde mierda está el sol?
38. ¿De dónde te conozco?
39. Chanaje
40. Y vuelve el perro arrepentimiento
41. Un cigarillo y dos corazones rotos.
42. Whisky y malas decisiones

37. Sal en la herida

19.9K 1.7K 976
By iwillsaveyoutonight


Katherine Geisler

Nathan me sacude tan fuerte que por un momento me siento abrumada.

El recuerdo de lo que hice con Luca hace apenas unos largos minutos atrás se esfuma de mi mente, atrayendome al presente.

Es sorprendente como terminé en esta posición en mi vida; semidesnuda en la recámara del mejor amigo del chico que me gusta, con el mismo, enojado porque piensa que sí terminé follando con su amigo.

Puedo sentir toda su furia concentrada en mí, así como la desesperación y la ansiedad de saber las razones que me llevaron a traicionarlo de está manera, lo sé tan bien porque es lo mismo que yo sentí al pensar que se acostó con mi mejor amiga.

No obstante, aún no he dejado de lado lo que Heissen dijo hace apenas unos minutos: "Bambi mintió", esas dos palabras soltaron en mí un gran pesar y un alivio inminente, creo que aún llevo conmigo esa esperanza de que entre ellos no haya pasado nada.

—¡Te hice una puta pregunta! —espeta, molesto—. ¡¿Por qué mierda te acostaste con mi mejor amigo, Katherine?! ¡Dímelo!

—Porque creí que tú habías tenido sexo con la mía —explico. Soy conciente de que aún no he aclaro el hecho de no haber tenido sexo con Luca pero hasta no saber la verdad absoluta no voy a decir más—, además, no solo lo creí, Bambi me lo confesó y tú lo confirmaste. ¿Que creías que pensara?

Nathan me observa con el ceño fruncido, y la indignación está presente en su mirada.

—¿Qué?, ¿Yo cuando confirme eso?

Ruedo los ojos y suspiro con brusquedad.

—Ayer. Cuando fui a tu oficina y te lo pregunté, tú lo confirmaste y hasta dijiste algo de lo más estúpido: "Katherine, fue algo sin importancia no sé porque haces un drama" —farfullo, imitando exageradamente su voz—. Imbécil.

Nathan vuelve a fruncir su ceño, pero esta​ vez, a los pocos segundos su rostro parece iluminarse por completo.

—¿O sea que tú pensaste a que yo me refería sobre tener sexo con ella? —pregunta, incrédulo. Asiento con mi cabeza y me libero de su agarre poniendo de pie y avanzando hasta la salida—. ¡Por Dios Katherine! ¿Que te piensas?, Yo no me refería a eso.

—¿Entonces qué mierda fue lo que pasó entre ustedes realmente? —inquiero, exasperada. No logro comprender nada y solo sé que esto se está saliendo de control; por la manera tan brusca en la cual nos hablamos—. ¿Qué fue esa «consecuencia» que les trajo el alcohol?

Sé que mi agresividad es más por el alcohol que mía, pero en este momento no me importa, solo quiero saber la verdad de todo.

Nathan recarga su cuerpo en una pared cercana, pasa su mano por su boca y frunce sus labios; mostrándose irritado.

Suspira con abrupto.

—Hace como cuatro meses, conocí a Bambi en una fiesta, de un amigo en común que teníamos William y yo —explica relajo, pero sé que su humor es solo momentaneo y de hecho fingido; tiene la mandíbula tensa y sus puños apretados a sus costados—, cabe aclarar que en ese entonces a ti todavía no te conocía y a ella tampoco; yo solo la miré, me gustó, me pegué, la invité y bailamos.

—Eso suena a un hit de reggaeton; no te creo.

Nathan hace un movimiento de cabeza tronando el músculo del mismo.

Una mueca desagradable se dibuja en su rostro al centrar su vista en mí.

—No me importa si me crees, no te estoy pidiendo que en creas. —Dice con la voz temblorosa, pero no por miedo, sino por el enojo frustrado—. Eso fue lo único que pasó; la ví en la fiesta, me gustó, bailamos un poco y hubo coqueteó pero nada más. Ella tuvo que irse y jamás volví a verla hasta que la ví contigo en el Starbucks... después ella contacto conmigo y me dijo que no te dijera nada porque tal vez tú no ibas a querer salir conmigo por ese motivo pero que ella no le importaba; que yo iba a ser su «por una noche» y ella sería la mía. No valía la pena decirte si ninguno fue importante para el otro.

Me cruzo de brazos y arqueo una ceja.

Lo que dice tiene sentido en cierto modo pero aún no aclara mis dudas sobre porque Bambi mintió, y ni siquiera sé porque tengo que creerle a Nathan, tal vez sea él quien miente y no mi mejor amiga.

—¿De verdad fue por eso? Porqué pensaron que si me decían ya no saldría contigo —él rueda los ojos asintiendo, hostil—. Entonces, ¿Por qué cuándo te lo pregunté lo confirmaste?

Nathaniel suelta un bufido irónico y sonríe seco.

—A ver Katherine, yo soy responsable de lo que digo, no de lo que tú entiendas. ¿Okay?, Yo jamás te dije que tuve sexo con ella.

Desvío mi vista de la suya porque parte de lo que dice en cierto y estoy tan ebria que no puedo buscar ninguna excusa que sea buena para poder apelar; aunque no haya nada que apelar.

Puedo ver por el rabillo de mi ojo cómo es que camina hacía a mí de manera lenta pero con tanta fuerza que por un momento me siento intimidada.

—Sin embargo, esto ya no se trata de mí, sino de ti... —dice llegando a mi encuentro. Una de sus manos quita el cabello de mi hombro izquierdo, y con solo sus dedos rozando la piel de mi cuello; mi cuerpo se electrifica. Baja ligeramente la manga de mi camisa y seguido deposita un escaso beso en mi hombro desnudo haciendo que cierre mis ojos y suspire de placer. Continúa besando mi cuello mandando alertas de peligro al celebro que mi cuerpo se rehúsa a responder. Sus húmedos labios recorren todo mi cuello hasta llegar a la orilla de mi oreja donde muerde de manera excitante mientras susurra con voz enronquecida:—, y de lo zorra que has sido esta noche.

Abro mis ojos de golpe por el asombro de sus palabras y trato apartarme de él lo más rápido que puedo pero su mano sujeta mi cintura con firmeza.

 —¡Suéltame, maldito idiota! —grito con veneno en mis palabras.

Nathan me gira hacía él haciendo que mi pecho golpee el suyo.

Su mano toma con firmeza mi mandíbula obligándome a verlo a los ojos. Su mirada inyecta odio mientras que su boca ya saborea su venganza.

Iba a decirle la verdad que todo era mentira entre Luca y yo... que él deberia saberlo siendo su amigo homosexual.

Sin embargo, él tomo la palabra antes.

—No, no te suelto. Quiero que me supliques como seguramente le suplicaste a Luca que te follara.

—¡Escucha lo que me estás diciendo! —grito, en mi defensa. Nathan me mira enfurecido y sujeta con fuerza mis brazos haciendo que se sienta un calor diferente en esa parte; me está lastimando. Su respiración es superficial y me sorprende ver que aún en este punto se esté conteniendo. ¿Cuál sería su peor etapa de enojo?

—¡Por Dios! No te hagas la indignada o finga que te ofendo, porqué sabes que lo que digo es cierto... ¿O por qué estás semi desnuda en casa de mi amigo? —susurra entre dientes, sus manos sueltan su agarre solo para abrir mi camisa por completo y verme solo con ropa interior; expuesta, frágil y humillada ante él—. Y podría jurar que también estás drogada... yo te estaba cuidando de eso y tú vienes aquí, no creyendo en mí, y terminas haciendo todo lo que yo dejé de hacer por ti.

Aunque no quiera aceptarlo sus palabras me lastiman al igual que sus acciones, sin embargo mi cabeza da tantas vueltas que no sé que hacer más que actuar a la defensiva.

—Yo no te pedí que me cuidaras; no quiero que lo hagas. Yo solo quería estar a tu lado y compartir momentos contigo, si son malos pasos o buenos la decisión es mía de tomarla, no debías decidir por mí —susurro, cautelosa—. Y no creí en ti porque siempre escoges a Maritza...

Nathan me interrumpe sacando un bufido, camina hacía a mí de manera rápida haciendo que por inercia yo retroceda tal punto que mi espalda choca contra la pared, y ni siquiera lo veo venir hasta que escucho como a centimetros de mi rostros, sus nudillos truenan contra el concreto de la pared; la golpeó.

Un grito ahogado muere entre mis labios.

—¿Me estás jodiendo, cierto? —pregunta, incrédulo—. Siempre te he elegido a ti, incluso se lo hice saber a ella y justo ahora ella debe estar tomando un vuelo que la pone a kilómetros de distancia de mí; porque decidí quedarme contigo.

—No, no, no, tú decidiste quedarte conmigo porque no te quedó opción ella se iba a ir de cualquier forma —replico. La sangre sube a mis mejillas y la cabeza me comienza a punzar por los fuertes gritos que retumban en la habitación—. No me elegiste a mí; ella decidió por ti.

Nathan suelta un carcajada seca mientras se gira de forma brusca y avanza hasta la puerta; pero no se va, tensa su cuerpo y de forma cautelosa hace por voltear a verme de manera penetrante.

—¿Sabes? De haber querido la follaba ahí mismo y evitaba que se fuera, pero no lo hice...

—Porque no quieres lastimarla y ahora entiendo el motivo; eres una persona tóxica —interrumpo, irritando más su estado emocional.

Frunce sus labios.

—No lo hice porque te quiero follar a ti. Solo a ti —farfulla. Una corriente eléctrica pasa por mi columna vertebral al escuchar su palabra—, pero se nota que tú no piensas igual que yo.

El sonido de su voz cambia de manera radical al decir su última frase lo que produce que mi cuerpo se estremece por la vaga ilusión de decepción y tristeza.

—N-Nathan yo... —comienzo intentando decir la verdad de lo que pasó entre estas paredes—, no es lo que crees.

—No, tú no eres lo que yo creía que eras.

Bajo la cabeza un poco porque sea lo que sea sus palabras llegan a lastimarme a tal punto que siento hasta vergüenza conmigo misma, otra vez.

Y eso es lo que más odio de él; como manipula todas mis emociones.

Era eso por lo que amaba estar a su lado porque de alguna manera me hacía sentir bien conmigo misma; mis demonios estaban tranquilos porque supongo él los domaba.

Sin embargo, esa misma razón se peleaba con la sensata, esa que se hacía presente cada vez que Nathan me hacía sentir mal; como si no valiera nada, como si no fuera nada.

Es una verdad tortura querer a una persona tan tóxica.

Mi ángel interno pelean cada madrugada entre elegir amarme a mí o amarlo a él; amarme a mí significa aceptarme tal cual soy, sin embargo, el problema radica en que no me amo tal cual, de hecho creo que soy la persona que más me odia: irónico, pero cierto. Y, amarlo a él, con lleva aceptar que en momentos me va hacer sentir amada y en otros, cuando él quiera, la persona más odiada.

Así que al final de cuentas... estoy en jaque.

Nathan me mira furioso y decepcionado. Su respiración es brusca al igual que la mía.

—Eres una idiota —espeta, molesto y hostil.

Cierra sus ojos e inclina un poco la cabeza hacia abajo y niega con la misma mientras que una sonrisa seca y llena de amargura se dibuja en su rostro.

—Idiota, eres idiota —repite, y aunque sé con claridad lo que dice una parte de mí sabe que no lo hace de forma ofensiva, y creo que ni siquiera me lo dice a mí sino a él.

El sonido de sus pasos avanzando hacia a mí hacen eco en las paredes del cuarto; lo que hace que de cierta forma me intimide.

—¿Cómo pude haber caído ante ti? —pregunta, la irritación se filtra en su voz. En mi ser se siembra la decepción ante su pregunta; un pozo oscuro y profundo se instala en mi estómago.

—¿Te arrepientes de haber estado conmigo? —contra pregunto, en susurro cauteloso. Sé que mi pregunta es estúpida y se perfectamente su respuesta; por la situación en la cual nos encontramos, pero necesito saberlo de sus propios labios.

Nathaniel me acorrala contra la pared. Una de sus manos se apoya en la pared que está detrás de mí; se mira tan intimidante que todas mis entrañas se encogen.

—Dime Katherine, ¿Qué fue exactamente lo que sentiste tu cuando de manera estúpida pensaste que me había acostado con tu mejor amiga? —inquiere a regañadientes. Todos sus músculos se contraen en ese instante y su respiración se torna un poco más brusca de lo normal—. ¿Que debería de sentir yo... al saber que tú sí te acostaste con el mío?

Un gran nudo de emociones se hace presente en mi garganta, y de pronto, las ganas de querer vomitar y querer tomar un trago de whisky; todo al mismo tiempo, se dan paso de manera sobrenatural.

Se que no ocurrió y no debería sentirme así pero esa parte sensata en mí que dice que debo decir la verdad se ve opacada por esa que dice que me quede callada; ya que haciendo que él me deteste es la única manera de alejarlo... y yo realmente no sé si quiero eso aunque soy conciente que nuestra "relación" se esta haciendo tóxica.

—Yo.. yo... yo —balbuceo sin poder encontrar las palabras correctas a su pregunta devastadora. El problema no es que no encuentre las palabras sino que son una completa mierda que decirselas me avergonzaría porque aunque no tuve sexo con Luca, la intención de estar aquí era esa—. Nathan, yo...

—¡Tú, una puta mierda! —grita. El estallido de su voz me toma por sorpresa haciendo que brinque del susto al mismo tiempo que una corriente eléctrica que recorre el cuerpo—. Nada de lo que digas justifica lo que esta noche has hecho.

Algo tímida alzo mi mirada y me desconcierto al ver lo rojo de sus ojos. De pronto un voz en mi cabeza me dice que inhale con fuerza y eso hago.

El olor a marihuana se filtra por mis fosas nasales.

—¿Fumaste marihuana? —suena a pregunta pero lo cierto es que lo estoy confirmando en voz alta. Él hace una mueca mostrando cuán poco le importa que yo lo sepa, y la verdad no algo que me sorprenda pues anteriormente ya lo había hasta visto drogándose; solo que ahora no me lo esperaba.

—E inhale cocaína —escupe con desdén llevándose uno de sus dedos a su nariz y aspira la misma. Trato de abrirme paso para alejarme de el porque no lo puedo creer, pero su gran brazo me empujan nuevamente contra la pared—. No te hagas la ofendida; sé perfectamente que tú también estas drogada. 

Frunzo mi ceño desconcertada.

—No te hagas idiota, tienes los ojos igual de irritados que yo —dice, entre dientes—, y te esta sangrando la nariz.

Llevo de manera cautelosa mi mano hacia mi nariz y al instante un líquido hace contacto con la yema de mis dedos. El miedo se filtra en mi sistema cuando confirmo lo dicho por Nathan: tengo sangre saliendo de mi nariz.

Nunca me había drogado antes y no tengo ni puta idea si esto es normal, pero mi lógica me dice que nadie sangra de manera normal al menos que esté con Andrés.

Observo a Nathan; asustada hasta la mierda. Él me mira como si quiera ahorcarme.

—Te dije que no quería que tú lo hicieras —reprocha con dos tonos más bajo—, supongo que todo lo que yo digo te da igual.

—Tú no decides por mí —replico, molesta. Limpio con mi dedos la sangre que no deja de salir de mi nariz—, ni me dices lo que tengo que hacer.

—Cierto. —Concuerda con un hilo de voz tan hostil que me asusta más que ver sangre salir de mi cuerpo. Me toma de la muñeca para retirar mis dedos de mi nariz para seguido sustituirlos por los suyos: limpia de manera cautelosa las sangre, sus ojos color miel opacados por lo rojo de su irritación me miran fijamente, después fija la vista a sus dedos manchados de mi putrefacta sangre y hace una mueca de asco—. Ya que tanto te gusta follar con mi mejor amigo, creo, deberías decirle a él que te ayude —seguido se limpia en la parte derecha de mi pecho y se gira bruscamente caminando rumbo a la salida.

Su frialdad me congela al instante, tanto, que no sé si tirarme al piso o golpearlo por maldito.

Me quedo parada como idiota en mi lugar esperando que mi cerebro reaccione pero no lo hace, aunque mi boca si.

—No me deje aquí —pido, pero mas bien me sale de manera brusca como si fuera exigencia, así que añado:—, por favor.

Se para en seco y gira a verme, por un momento creo que volverá o me dirá que lo siga, pero no: —Aquí es donde tu decidiste estar —asevera.

Su mirada congela cualquier sol, sus mandíbula esta tensa y todos sus músculos estan contraídos por el coraje que trata de calmar; parece que es una bomba a punto de explotar. 

—No, Nathan, escucha, yo no me acost.. —intento decirle la verdad para parar toda esta mierda, pero hace una seña para que me quede callada, y eso hago. El miedo que me transmite no es normal, jamás lo había sentido, ni siquiera cuando mi mamá me quería golpear con un chancla.

—Me importa una mierda lo que quieras decirme, puedes decírselo a Luca mientras gimes en su oído o mientras te pasa la cocaína, me da igual. 

—Nathan, no me acos..

—¡Basta, Katherine! —grita exasperado, interrumpiendo—.

—No seas así, no merezco que me trates así —cambio de tema concentrandome en lo que de verdad me preocupa ahora mismo: el sangrado de mi nariz—. Podría pasarme algo, no me dejes aquí, por favor —alcanzo articular.

Una carcajada sin humor brota de su garganta. Camina de manera peligrosa hacía a mí, y sin saber porque, vuelvo a retroceder dos pasos pegandome yo misma contra la pared.

Lleva una de sus mano a mi mentón y lo alza haciendo que tenga que ponerme de puntitas para que no me lastime. Llevo mi mano a su brazo y forcejeo un poco para que me suelte pero su agarre es firme.

—Ahora mismo puedes morirte y no va importarme en lo más mínimo. Entérate.

Antes de que yo pueda replicar a eso me suelta de forma violenta haciendo que tenga que sostenerme yo misma de la pared para no caer. Él como si nada avanza a la salida y azotando la puerta sale del cuarto.

Me deslizo de forma brusca por la pared hasta que mi trasero toca la parte trasera de mis tobillos, llevo mis manos a mi boca tratando de esconder un jadeo de dolor mezclado con el asombro.

Me siento estúpida, muy estúpida.

Me enferma la manera de ser de Nathan pero al mismo tiempo se que es mi única cura. Hace minutos quería que se fuera y no me mirara más, ahora solo quiero que venga y me abrace.

Paso mis manos por mi cara porque no se donde más esconder mi vergüenza y mi desesperación por gritarle tantas cosas a Nathan, tantas que me quede callada y necesitan salir.

Escondo mi cabeza entre mis rodillas y me pregunto una y otra vez como fue que fui tan estúpida para venir a casa de Luca a intentar si quiera tener relación con él. Me grito sinfín de veces como es que deje que el imbécil de Nathaniel me dijera cosas tan horribles. Me grito porque soy una tonta y por más veces que caiga vuelvo a caer una más.

Tiro mi cabeza hacia atrás para que esta impacte con la pared pero dejó la azaña medio paso cuando escucho gritos y cosas romperse en la sala. Me incorporo tambaleando un poco pero pudiendo avanzar, a centímetros de la puerta puedo ver como el niño de mis pesadillas que me mira de forma neutra: el escalofrío que me recorre en ese momento debe de ser de otro mundo, la piel se me pone de gallina y ya no sé mi corazon late a mil por hora por la cocaína o por él. Un quejido de dolor hace que no piense más y corra en dirección al emisor despejando cualquier alucinación.

Al llegar a la sala puedo ver, sobre el suelo, vidrios de cerveza totalmente destrozados, un sillón volteado y a Nathan sobre el cuerpo de Luca quien cubre su rostro para no recibir directamente los golpes.

Heissen intenta apartarlo de Luca pero este se aferra más a él como un perro roñoso; se ve peligrosamente letal.

Mi respiración se corta y me quedo congelada ahí, frente a ellos, sin saber que hacer.

Lo está golpeando por mi puñetera culpa; yo provoqué esto, y ahora no sé cómo ayudarle.

Luca golpea su mandíbula mientras que Heissen tirando de su torso para que Nathan desista pero no, en su lugar, le tira un codazo haciendo que el crujido me sobresalte, mi mejor amigo sin más cae al suelo como un saco de papas; Nathan aprovecha que Heissen cayó suelo para llenar de fuertes puñetazos el abdomen de Luca sacándole jadeos de dolor.

Luca se defiende como puede pero no es rival para la furia cegada que domina a Nathaniel; está totalmente perdido.

Camino hasta donde Heissen y me arrodillado a su lado; tiene sangre saliendo de su nariz y por lo que murmura parece estar rota.

Desvío mi vista hacía los otros dos y observo como en un movimiento rápido Nathan deja de golpearlo y toma a Luca por el cuello de su camisa acercándolo peligrosamente a su rostro enrojecido por la rabia.

—Vamos, perro traicionero, repite lo que has dicho —exige Nathaniel, impactando su puño en el rostro de su mejor amigo, una y otra vez; ni siquiera puede responder.

La cara de Luca está bañada en sangre y aún así una suave sonrisa burlona aparece en su rostro.

—Parece una gatita ronroneando cuando está debajo de mí —contesta, desafiante. Y ahora sé porque son mejores amigos; es que ni en los peores momentos pueden mantener la puta boca cerrada.

No me pasa desapercibido la mentira que dijo pero justamente cuando mi mente se conecta con mi habla e intento mandar a la mierda a todos diciendo la verdad de una vez por todas; Nathan coge un cenicero —que estaba sobre una mesita a centímetros de ellos— y hace por querer golpear Luca con eso, corro lo más rápido que puedo para quitarle eso de sus manos y que no comenta una tontería.

Nathan está de espaldas a mí así que me apoyo en su espalda para alcanzar el cenicero que está en su mano izquierda, cuando Luca lo golpea en el rostro un par de veces provocando más su enojo; Nathan comienza a forcejear conmigo, y de pronto todo sucede tan rápido que apenas puedo analizarlo.

Giró su cuerpo tan rápido que me impactó de golpe contra el suelo; mi brazo recibió todo el peso de mi cuerpo haciendo que un intenso dolor se sembrara en esa zona. Los oscuros ojos de Nathan me miran directamente; quemando mi alma. El odio y las ganas de enterrarme viva son lo que a primera vista puedo apreciar, y en cuestión de microsegundos, el asombro y el arrepentimiento cursan sus facciones, y es cuando comprendo todo; Nathan iba a golpearme.

Lo confirmo cuando al desviar mi vista de sus ojos a su mano, veo como sostiene en el aire —y en mi dirección— el cenicero en modo de ataque.

Él de verdad iba a golpearme.

El entorno se vuelve tenso, nadie dice nada pero dejan de hacer cualquier cosa; solo se observan unos a otros.

Por mi parte solo me concentro en Nathan y en lo que pudo haberme hecho. Baja el cenicero y se pone de pie algo desconcertado, ni siquiera me mira a los ojos a mí o a sus amigos, ni dice absolutamente nada, mi vista no se aparta de él ni un segundo, ni cuando toma una botella de whisky y sale por la puerta principal sin decir algo. Me quedo idiota observando la puerta por segundos que parecen horas; esperando que él vuelva, pero no lo hace.

Dejo caer mi cuerpo al suelo y cubriendo mi rostro con mis manos, aspiro profundo.

«Mierda»

Continue Reading

You'll Also Like

889K 46.5K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
45.9K 7.6K 31
Que pasaría si tienes 17 años y de quién pensabas estar enamorada no lo estás y sin embargo te sientes atraída por una mujer 8 años mayor que ella...
49K 2.4K 60
Enamorarse fue fácil. Lo que viene después es el verdadero desafío...
1.8M 125K 88
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...