—Hasta que apareces. —me reclama Jade molesta mientras se levanta desde donde estaba. Coge su bolso y me mira. Puedo ver qué está enfadada. Pero no tengo idea de porque.
—Lo siento. —me disculpo. Frunzo el ceño. —¿Ocurre algo?
—Claro, siempre ocurre algo, ¿no? —me pasa a llevar. ¿Estará en sus días?
Al caer la noche, Jade está a mi lado mientras revisa Instagram. Le retiro el celular y lo arrojo lejos. Me subo encima de ella mientras beso su cuello y mis manos pasean por su cintura.
—Justin, sal. —me reclama. Me aparto algo confundido, no entiendo qué ocurre.
—Dime que te ocurre el día de hoy. No entiendo porque has estado molesta todo el jodido día conmigo. ¡No te he hecho nada!
—¡Claro que sí! ¡Todavía sigues con lo de Sofia!
Me pero en seco, ¿todavía sigue con ese tema? ¡Eso es parte del pasado!
—Jade, ¿pero te estás oyendo? ¡Sofia y yo nunca tuvimos algo en concreto!
—Todavía no lo logro superar por completo, Justin. Por eso te pido que me dejes sola. Ella te manda indirectas y no eres capaz de decirme que se trae...
—¿Entonces por qué te casaste conmigo si no confías en mí? —ella me mira indignada.
—Hasta aquí llegamos, Bieber. —se levanta, se va y da un golpe en la puerta.
¿Otro divorcio? No, no lo permitiré. Haré a Jade confiar en mí. Aunque sea lo último que haga.
«Esto no es una película, cabeza de huevo.»
No me interesa.