Medio kilómetro de distancia

By iwillsaveyoutonight

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¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria, se topa con un demonio y cae? ¿Quién cambia a quién? Una mentir... More

Sinópsis
Relación tóxica
Epígrafe
Para ti
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
9. El comienzo
10. ¡Por un demonio...
11. ... lo que faltaba!
12. Nutella con fresa.
13. Diabólica tentación
14. Las rosas son rojas.
15. El juego de Victorious
16. ¿Por qué lanzas tus misiles?
17. Círculo vicioso | Parte I
18. Círculo vicioso | Parte II
19. Yo fui tuyo y tú mía
20. Sucesos inesperados.
21. Maritza Engel.
22. Perfume barato
23. Se cierra un capítulo
24. El primer día sin Katherine
25. Lluvia de espuma | Parte I
26. Lluvia de espuma | Parte II
27. El baúl de los sueños
28. Tres sobres de azúcar
29. Calle de ensueño
30. Solo quédate con él si...
31. Te sigo amando, Maritza.
32. La nostalgia es un perra
33. Elévame hasta tocar el cielo, Luca
34. ¿Y qué es lo que quieres, Luca?
35. Buena mierda
36. Triángulo amoroso
¿Dónde mierda está el sol?
37. Sal en la herida
38. ¿De dónde te conozco?
39. Chanaje
40. Y vuelve el perro arrepentimiento
41. Un cigarillo y dos corazones rotos.
42. Whisky y malas decisiones

Cien mentiras

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By iwillsaveyoutonight

Luca Andrews.

No me había tomado el tiempo de analizar lo que una mala decisión es capaz de dañar.

¿Alguna vez has mentido y creado una gran bola de mentiras que no sabes ni como retroceder?

¿Alguna vez has tomado una mala decisión que daña miles buenas?

Bueno, yo estaba en ese momento, en ese momento de mi vida donde no sabía cómo retroceder, no sabía cómo mirar a alguien a los ojos y decirle que mentí. Por partida doble.

Todo el tiempo estoy nervioso, me la paso tomando alcohol para liberar tensión y al pendiente del teléfono por si algo —como la verdad descubierta— pasa.

Supongo que ahora estoy más liado que antes.

El haber involucrado a Katherine en esto no fue una buena opción, y no sé porque mierda fue  que terminé accediendo en primer lugar.

No sé porque miento, no sé porque engaño, no sé porque mierda no soy capaz de enfrentar a Daniels. No sé porque soy un cobarde; pero ahora se porque ella lo quiere a él y no a mi.

Debí decirle a Nathan la verdad desde un principio, debí ser sincero como él tal cómo él siempre lo ha sido conmigo.

Pero, ¿cómo le dices a tu mejor amigo que no solo te gusta su chica sino que ya te la tiraste?

¿Como mierda voy a ver a Nathan a los ojos y decirle que me acosté con Maritza?

Y ahora, ¿Cómo voy a ver a la cara a Katherine y decirle que solo coqueteé con ella porque Maritza así me lo pidió? ¿Cómo voy a verla a la cara y decirle que soy un idiota que se dejó manipular por alguien que simplemente no lo quiere?

Mi cabeza sigue zumbando por la risa exagerada de Katherine al inhalar la cocaína. 

Otra cosa más para que Nathan me entierre vivo.

Traviesa y coqueta se sienta a horcajadas en mí. Sus dedos se pasen por mi rostro haciéndome sentir más culpable de lo que ya me siento.

Katherine es una buena chica, la mierda en la que Nathan la metió no se la merecía, mucho menos en la que la estoy metiendo yo. No obstante, quiero a Maritza más que a nadie en este mundo y si ella necesita en su vida a Nathan para ser feliz entonces haré todo lo que esté a mi alcance para que así sea, aunque eso implique ir contra todos mis principios o contra no tenerla a mi lado.

Antes de ella no existe nadie.

—Te queda bien mi camisa —le dije. Aunque eso era verdad, aunque estuviese drogado y de más no estaba ciego, Katherine tiene un cuerpo fenomenal, sin duda mi amigo tiene buenos gustos—, no te la lleves, quiero que sea mi recuerdo de ti.

—Quiero llevármela, quiero que sea mi recuerdo de ti —replicó insatisfecha por mi petición. 

Le sonreí. 

Poniendo mi mente en blanco y mentalizandome que esto es por el bien de Maritza, le retire la camisa seguido de sus sostén, sus firmes y voluminosos pechos quedaron expuestos ante mis ojos por segunda ocasión. Era fascinante verla desnuda, si bien no era Maritza, es una chica realmente hermosa y no solo físicamente me he dado cuenta que también internamente.

La miraba con fascinación, y aunque sabía que pecaba; recordé que nos caballeros no tiene memoria.

Llevé mis manos a sus firmes pechos y comencé a magrearlos con deleite, sus pezones​ pronto se endurecieron y la tentación de chuparlos se hizo muy presente. Gemidos brotaban de su garganta avivando la situación. 

Tatuaba en mi mente su cuerpo sin saber si después mi subconsciente lo usaría en mi contra como tortura o como recompensa.

Su cuerpo vibraba junto al mío.

Sonreí para mi por lo irónico de todo esto: ella pensando en Nathan y yo pensando en Maritza, y está a su vez, pensando en mi mejor amigo, también por lo más cómico; Katherine está conmigo en esta situación por venganza a lo mismo que yo estoy haciendo, por segunda vez. 

Tal vez , solo tal vez, el hijo de puta soy yo.

Y no sé si quiera serlo.

Desvíe mi visita hacía mi izquierda donde se encontraba una pequeña mesa con un flores, varios libros de la universidad, una cajetilla de cigarros y lo más importante; una fotografía de Sam, Nathan y yo.

Al verla, recordé la primera vez que sentí algo por Maritza, estaba lloviendo y ella estaba en el suelo llorando porque Nathan le había gritado —sino mal recuerdo—, se miraba tan frágil que cometí el error de bajar la guardia con ella.

Tambien recorde cuando la bese, cuando nos besamos, fue un impulso pero fue el impulso más agridulce que cometí en la vida, si bien sabía que Nathan no la merecía ni que ella merecía sus malos tratos, al momento de estar con Nathan era prohibida y no lo acepte, terminé enamorandome hasta los cojones de esa rubia y haciéndole el amor. Aunque a ciencia cierta lo único que hice fue defraudar a mi hermano.

Al principio siempre que lo miraba a los ojos recordaba los besos y el sexo que tuve con su chica, y cuando la miraba con ella y les sonreía ardiendo por dentro; me sienta la mierda más hipócrita del mundo. 

Lo peor de recordar a Nathan como tal, es que nunca recuerdas lo malo, siempre recuerdas lo bueno y cuando Maritza me lo hizo saber no lo comprendí; hasta hace uno año cuando la culpa me consumía vivo, recordé cuando él se metió a una pelea por mi culpa sin importar que fuera 6 contra nosotros dos, recordé cuando en una carrera me ganaron el coche y él me dio el suyo para no tener problemas con mi padre, cuando perdí el pago de mi carrera universitaria y él se ofreció a darme trabajo y de esa manera pagarla, cabe decir que el trabajo que me dio era insignificante y me pagaba como ejecutivo, cuando estuvo a mi lado en la muerte de mi madre, cuando siempre caía, él siempre estaba ahí; siendo un hijo de puta pero siempre estaba ahí.

Hice una lista de 156 cosas por las cuales no debería de sentirme mal por haberme enamorado de su, entonces, chica. Resalte las peores cosas que me hizo; jamás se opacaron las mejores.

Es mi hermano y lo apuñale por la espalda cuando él al menos tenía la decencia de hacerlo de frente.

Katherine beso mi cuello haciendo que mi piel se erizaba por inercia, yo me mantenía alejado de la realidad pensando en la mierda hipócrita que he sido con él, con Maritza, con Katherine, con todos.

Kathy movió sus caderas bruscamente un par de veces hasta que clavé mi mirada en la suya.

Mordió su labio inferior. 

—Luca, estoy bien de verdad quiero hacer esto —informo. Aún me encontraba algo aturdido por lo que me tomó un momento entender el porqué de su comentario. 

Sentí la opresión en el pecho al recordarla llorando cuando la tenía sobre la cama, ella no quería hacer esto y yo de cierta manera la estaba haciendo sentir comprometida, y ¿cómo no? sí la está ilusionando por algo que ni siquiera es para mi beneficio directo.

No les respondí y a ella no pareció importante obtener respuesta. Se inclinó un poco y se abalanzó sobre mi cuello, comenzó a chuparlo y morderlo de una forma tan sexual que mis hormonas comenzaron a desesperarse; luché con todo mi autocontrol para no dejarme llevar. 

Simplemente no puedo seguir jugando con Katherine, ni con Nathan. No sé lo merecen.

Al final del día no quiero ser mala persona; no quiero defraudar a nadie.

En un acto atrevido, bajó su mano por mi abdomen hasta introducirla en mi pantalón y boxer; tocando así mi pene. No me sorprendí al ver sus cara perpleja era consciente de que mi pene no estaba erecto.

—¿Te encuentras bien? ¿Hice algo mal? —preguntó desconcertada. Retuve mi respiración por varios segundos mientras susurraba para mí mismo «solo díselo»

Sí, tenía planeado decirle la verdad, decirle que Martiza me pidió que le coquetera un día después de la gala; dónde se conocieron, para así alejarla de Nathan pues la miraba como amenaza.

Suspiró frustrada por no tener respuesta alguna. Se inclinó un poco más besando mis labios a sobremanera mientras sus caderas se frotaban contra mi miembro.

Y fué allí cuando agradecí el haber ingerido tanto alcohol que haga más difícil el poder ponerme duro.

No obstante, no soy de piedra y tengo ante mí a una mujer fabulosas en todos su resplandor.

La sujeté con firmeza de sus brazos antes de que fuese tardé y la miré llena de vergüenza.

Necesitas decirle la puta verdad, Luca.

Tomé una gran boconada de aire armandome de valor. Iba a decirle todo.

Un segundo.

Dos segundos..

Tres segundos...

Mi garganta se secó y no podía decir nada; no tenía habla.

Sus ojos color esmeralda me miraba detenidamente; nunca me habían visto de tal manera. Era como si quisiera darme todo lo que yo deseara.

Entonces, entre en una especie de ataque de pánico.

—Soy gay —aseveré. Mi voz salió tan gélida que yo mismo me sorprendí al escuchar el impacto de mis palabras.

Me congele en el lugar, abrí mi boca un par de veces para retractarme y decir la verdad, pero sus ojos no dejaban de verme con una especie de ilusión; no quería que perdiera ese brillo que tenia por mi. Tal vez, quizás y si digo que soy gay, no lo perderé por completo.

Comenzó a reír pero al ver que yo no movia ni un minusculo musculo, su risas ceso.

—¿De qué me hablas, Luca? —pregunto incrédula. Se puso de pie colocándose de vuelta su ropa pero volviendo a preguntar:— ¿A qué te refieres con eso?

—A que me gustan los penes. ¿Es difícil de entender? —escupí arrogante. Necesitaba un trago a no ser de otra manera iba a explotar.

No me dejo ni avanzar unos cuantos pasos cuando hizo por jalar de mi antebrazo.

—No es verdad —escupió con rabia—, solo lo dices para no tener sexo y no ser mal amigo con Nathan. Pero ¿sabes? Nathan me vale mierda. Si no quieres tener sexo conmigo está bien, no hay necesidad de mentir.

Eso era cierto.

Se giró y avanzó hasta la habitación, antes de llegar por completo la hice girar y en un movimiento brusco abrí su camisa  

Su exquisito cuerpo quedó ante mis ojos robando la respiración, y queriendo en un bajo porcentaje, follarla como tanto anhela. Aun así tenía que mentir simplemente no podía dejarme llevar por mis instintos primitivos, no una vez más.

—No siento nada... por ti —declaré. Trague duro al llevar su mano a mi pene y hacer que apretara, su tibia mano hacia palpitar en el lugar pero me hice mi mayor esfuerzo para mantenerme tranquilo, no podía contener mas asi que repeti para que quedara claro:— Soy gay.

Quito su mano de mi cuerpo como si quemara.

Retrocedió varios pasos negando con su cabeza, después comenzó a reír sin explicación alguna.

—No, no, no —dijo entre risas secas, movió sus manos de izquierda a derecha negando todo—. Tú no puedes ser gay. ¡Joder, Luca, íbamos a tener sexo! —vociferó exasperada—. Y luego... tú, tú, tú coqueteabas conmigo —tartamudeo. Cerré los ojos un segundo; la culpa me consume.

Me sentía decepcionado conmigo mismo, asqueado y una escoria.

La ignore por completo avanzando hasta mi pequeña barra, me serví un trago doble y me lo bebí. Ni siquiera tenía el valor para verla a los ojos.

Ella me siguió. Me miraba suplicante por una explicación y sin mirarla a la cara intente dársela.

—Katherine, no confundas el ser cortés y tener educación con coquetear contigo. Yo jamás hice tal cosa —dije lo más bajo que pude tratando de ocultar mi vergüenza.

—¿Desde cuándo lo eres? —le pregunto con fastidio. Escupía veneno en cada una de sus palabras y ese hecho hizo que no me arrepintiera de decir que era gay; no me imagino qué hubiese pasado si le decía la verdadera verdad.

—Desde siempre, yo...—comencé pero me cortó de tajo.

—¡Entonces ¿por qué mierda ibas acostarte conmigo?! —gritó exigiendo una respuesta. En ese instante me sentí tan impotente.

Llevé mis manos a mi nuca y froté frustrado. Kathy se sentó sobre la mesita que estaba en medio de la sala y respiraba pausadamente. El silencio envolvió el lugar y lo agradecí ya que me ayudaba a pensar y no a colapsar. 

Quería ver a Maritza feliz y sé que Nathan es su felicidad pero también sé que es su perdición.

No tengo idea qué rol juega Katherine entre esos dos, solo se que Nate por primera vez a vuelto a poner sus ojos en alguien mas que no sea Maritza y lo hace feliz.

Iba a tomar una decisión y las dos en cierta manera afectan a Maritza; iba a tener que escoger entre la felicidad de ella, mi egoísmo y en la felicidad de mi amigo.

«Y el amor nos hace egoístas», escuché la voz de Maritza susurrar en mi oído.

—Tengo miedo, ¿sí? —masculle haciendo sangrar hasta mi alma—. La sociedad es una mierda; juzgan sin saber, sin conocer, apuntan con sus dedos como si ellos fueran perfectos y vivo asustado por eso, no quiero, no soporto el rechazo, no podría con el rechazo de mis propios padres...—mi voz era débil tenía un gran nudo en mi garganta y cada palabra, cada mentira, sangraba y sentía como todo lo que yo había sido, lo que la gente pensaba de mí, se había idiota la mierda y todo por una mujer—. Lamento haberte utilizado hoy, pero quería, no sé... quería pensar que soy una error de la naturaleza o tal vez, simplemente, no había llegado a mi vida la chica indicada; cuando te conocí he de admitir que sentí cosas por ti, pero ahora, viéndolo bien, es simple simpatía la que sentía por ti.

Lo irónico que es que la primera vez que mentí fue para cubrir solo una mentira hacia una sola persona, ahora, mirando hacia atrás; me doy cuenta que por esa mentira hizo que mintiera cien veces más a cien personas diferentes.

«Tal vez no era gay, pero era un completo hijo de puta»

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