Lucky Love (LR #3)

By RollitodeSushii

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√Incendiar una propiedad "accidentalmente". √Estrellar el auto de tu jefe contra una tienda de artesanías. √I... More

Sinopsis
Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap 4
Cap 5
Cap 6
Cap 7
Cap 8
Cap 9
Cap 10
Cap 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 17
Cap 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
NOTA
Cap 25
Cap. 26
Cap 27
Cap 28
Cap 29
Cap 30
Cap 31
Cap 32
Cap 33
Cap 34
Cap 35
Cap 36
Cap 37
Cap 38
Cap 39
Reina del desastre EN PAPEL<3
Cap. 40
Nueva novela en Litnet
Cap. 41
Cap. 42
ACTIVIDAD
Cap. 43
Cap. 44
Cap. 45
Cap. 46
Cap. 47
Cap. 48
NOVA CASA EDITORIAL
Cap. 49
Cap. 50
Cap. 51
Cap. 52
Cap. 53
Cap. 54
Cap. 55
Cap. 56
Cap. 57
Cap. 58
Cap. 59
Cap. 60
Cap. 61
Cap. 62
Cap. 63
EPÍLOGO
ANUNCIOS
ESPECIAL DE NAVIDAD 2020

Cap. 16

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By RollitodeSushii

16.

—Adiós guapo —le guiñó el ojo antes de dar media vuelta y desaparecer entre los Woodgeth.

—Adiós, Annie —respondió Liam con una de sus sonrisas profident.

Fruncí el ceño a Liam quien únicamente respondió con un encogimiento de hombros indiferente.

—¿Cómo está tu familia? —pregunté para enfocarme en algo que no fuera el torso desnudo del hombre junto a mí. No quería ser pillada mirándole descaradamente.

Liam miró sobre mi hombro y suspiró.

—Bien, supongo. No esperaba encontrarlos aquí —aseguró pasándose una mano por la cabeza, despeinándose ligeramente.

Piensa en crustáceos, Luce, piensa en lo horribles que son los crustáceos.

—¿Qué hacen aquí?

—Cada año hacen un viaje familiar, cada año eligen un país diferente. Sabía que este año el viaje sería dentro de Estados Unidos pero no sabía que seria aquí, mucho menos en este hotel —explicó.

—Si es un viaje familiar ¿por qué no estás con ellos? —pregunté temerosa de tocar fibras sensibles, pero incapaz de dejar que mi curiosidad se carcomiera por si sola— ¿No te invitaron?

Bueno, tampoco se podía decir que era la reina de la sutileza, eso ya había quedado claro.

Liam sonrió y rosó mi mejilla con el pulgar sin quitarme la mirada de encima.

Ahora mi nuevo reto era no enrojecer bajo la intensidad de su mirada.

—Lo hicieron, pero no me apetecía estar ahí. La única razón por la que siempre iba era mi padre, además tengo bastante tiempo planeando este viaje. Aunque ahora que los tengo de frente habría deseado haber escuchado a mí madre, así al menos habríamos podido correr al Comfort Inn, cualquier cosa habría sido mejor.

Reí. —Liam, son tu familia.

—Exacto, sé de lo que hablo —sonrió antes de ponerse serio nuevamente— ¿sabes que pasará si doy la vuelta y voy ahí en plan vacacional? —negué— Comenzaran a hablar sobre mi padre, sobre la herencia, comenzaran a tomar decisiones sobre la editorial, decisiones que no les conciernen y que siendo sincero les importan una mierda —reí— y no creo que pueda ser muy amistoso en esas condiciones.

Su pulgar comenzó a descender desde mi mejilla hasta mi hombro con lentitud mientras hablaba.

Tuve que invocar toda la fuerza de voluntad de mis ancestros para no echarle los brazos al cuello... Otra vez.

—Tengo que llamar a Axel —explicó— y tengo que salir esta tarde porque la junta con los inversionistas fue adelantada.

Mientras lo hacia sus ojos recorrían el camino que trazaba su pulgar.

Estoy segura de que dijo un par de cosas más pero mi cerebro se desconectó cuando su pulgar se acercó a mi pierna derecha.

Su respiración se aceleró igual que la mía, estaba tan perdida que lo único que pude rescatar de sus palabras fue:

—¿Alguna vez te he dicho que tienes unas piernas para morirse?

Bueno, esa era mi señal.

Después de sonreír era incapaz de hacer otra cosa que no fuera atraerle a mí echándole (como siempre) los brazos al cuello.

Sus labios entraron sin ningún problema, era como si mi territorio ya le perteneciera. Su mano sobre mi cintura nunca era una mala idea, mucho menos cuando tiraba de ella hacia él con deseo. Su mano libre sostenía mi cuello como si buscara más de mi, quería creer que él necesitaba aquello casi tanto como yo.

El calor de su piel desnuda debajo de mis manos era insoportable. Necesitaba más, necesitaba tenerle con urgencia.

Entonces cometí el error (o quizá no tanto) de abrir los ojos y mirar hacia la cabaña elegante de los Woodgeth. Descubrí que todos nos miraban con un odio inexplicable.

Me aparté de él, reposando mi frente sobre la suya y recuperé un poco del aire que había perdido.

—Tu familia nos está viendo —advertí en un susurro. Casi con temor de que pudieran escucharme.

Liam sonrió. —¿De verdad?

Asentí.

—Bien, entonces vamos a darles algo bueno de que hablar.

Dicho lo anterior, sin ninguna culpa, me tomó con ambas manos y caminó a paso decisivo a la orilla de la alberca principal.

—¿Qué estas haciendo Liam? —pregunté sosteniéndose con fuerza de su cuello.

Por primera vez en la vida le echaba los brazos al cuello para algo más importante que comerle la boca. Salvar mi vida, por ejemplo.

—¿Quieres entrar a la piscina?

—¡No! ¿Estás loco? ¡Nos van a sacar! ¡Estoy usando ropa civil!

—Nadie se atreverá a decir una palabra, créeme —aseguró con una sonrisa gigante.

—Liam, te lo advierto: si caigo yo haré que tu caída no sea mucho mejor...

—¿Quien dijo que ibas a caer sola?

Dicho lo anterior, brincó a la alberca sin mas preámbulos.

Lo próximo que supe es que Liam estaba riendo frente a mí.

Una parte de mi quería golpearle la cara, pero la otra parte de mi todavía me recordaba que yo amaba esa cara.

Así que le atesté el puño en el hombro.

—¡Auh!

—Te dije que vendrían a sacarnos —dije señalando al hombre de traje que se dirigía hacia nosotros.

Cuando Liam giró le sonrió y le saludó con la palma en extensión.

—¡Hola Robert!

El hombre se detuvo cuando le reconoció y le devolvió el gesto sin rechistar. Hecho lo anterior, dio media vuelta hacia su sitio.

—¿Qué demonios...? ¿Cómo lo haces?

Necesitaba un poco de esa magia.

Él se encogió de hombros. —Conocen a la familia. Somos buenos ingresos.

Buenos ingresos.

¡Y un cuerno con eso!

Saltarme las reglas no estaba en mis venas. A menos que fueran las reglas de etiqueta de la señora Woodgeth.

A regañadientes me deshice de la blusa amarilla y el short blanco dejando al descubierto el bonito traje de baño azul en dos piezas.

No me sentía cómoda, pero tampoco quería iniciar una discusión entre guardias y salvavidas del hotel.

Liam sonrió y se acercó a través del agua, tomándome de la cintura para acercarme una vez más.

—Luce, mírame —ordenó sosteniendo mi mentón—. No vuelvas a decir que no tienes nada de especial —pidió—, no quiero volver a escucharlo, mucho menos de ti.

—Es que yo —negué con la cabeza— no entiendo como es que tú y James...

—Yo tampoco entiendo como es que sigues aquí —declaró firme—, después de todo lo que ha hecho mi familia, después de la forma en la que te he tratado yo mismo... Sigues aquí. Si hay alguien que no entiende porque el otro sigue aquí de frente, ese tengo que ser yo, nunca tú ¿entiendes?

Tuve que morderme el labio para que mi mentón no temblara como el de Katy cada vez que le venia el periodo y se ponía sensiblera.

Asentí.

Al instante, el cuerpo de Quentin cayó junto a nosotros, seguido de Dorian, Katy y Joel.

A la distancia Annie Woodgeth levantaba el pulgar y una copa de champán en mi dirección con aprobación.

****

Liam llamaba a Axel mientras escribía números en una libreta. Katy hablaba animadamente con Joel mientras Dorian y Quentin se disputaban cinco verdes en un partido de ajedrez.

Yo había decidido sentarme a la orilla a leer un poco de Jennifer L. Armentrout.

Al poco tiempo se terminó mi piña colada. Busqué al mayordomo y luego me di cuenta de que estaba comportándome como toda una Woodgeth y sentí escalofríos. Entonces decidí que era buen momento para ir a la barra.

Afortunadamente la ropa seca que Katy había echado en la bolsa de playa, me había quedado a la perfección, así que podía moverme a mi antojo por los alrededores sin sentirme pequeña bajo la mirada de los Woodgeth.

Caminé hacia la barra y pedí una piña colada especial. El barman asintió y se apresuró a preparar la orden.

—Una copa de champán —le ordenó una voz conocida detrás de mí.

Todavía no me giraba y ya podía comenzar a darme de topes con tras la pared.

Era Pamela Woodgeth, no estaba muy segura, pero creo que era prima de Liam.

—¡Qué sorpresa! Tu debes ser Luce, ¿cierto?

Simplemente asentí.

Estaba segura de que aquello ni era una sorpresa ni buscaba una copa de champán. Había visto como se habían pasado la mañana entera volviendo locos a los mayordomos, pedir sin agradecer y obtener sin esfuerzo era uno de sus muchos talentos.

—Soy Pamela Woodgeth, prima de Liam. Creo que no nos han presentado.

No me caía. No la tragaba. Había algo en ella que no me agradaba. Quizá era la forma en la que había visto a mis amigos durante el desayuno, quizá era esa actitud desdeñosa con la que había perdido retirarse de inmediato, o quizá era simplemente su veneno natural.

Asentí.

—¿La estás pasando bien? —intentó otra vez.

—¿Qué quieres Pamela? —pregunté sin ánimos de darle largas al asunto.

Su copa de champán llegó antes que mi piña colada.

Que raro.

Rodé los ojos.

Ella sonrió ignorando por completo la copa junto a ella.

—Directo al grano. Me gusta.

Al ver que no respondía, continuó:

—Mira Lucy, somos mujeres ¿cierto?

Iba a dedicarle un comentario sarcástico, de esos que me salían solos, pero ni siquiera para eso tenía humor.

—Bien, como mujeres debemos... Apoyarnos, ayudarnos. Sólo quiero advertirte sobre Liam —indicó—, mira, disfrutarlo ¿sí? Pasa un buen rato con él, pero no te hagas ilusiones, alguien como él nunca se atasca, no es un hombre de compromisos.

Asentí y agradecí por el consejo. Estaba dispuesta a retirarme cediéndole la jugada pero ella no me dejó honrar la paz.

Me detuvo del brazo clavando con fuerza sus falsas uñas.

Tuve que reprimir una mueca de dolor para no mostrarme débil. No sé porqué lo hacía, no necesitaba impresionar a nadie, pero creo que tantos años en la militar me programaron para no mostrarme debilidad, nunca, ni siquiera cuando lo que mas quería era gritar un fuerte «aayyy» y escurrirme de su agarre.

—Escúchame bien niñata —ordenó mirándome a los ojos con odio—. No eres nadie para él, no tienes nada además del dinero de mi tío, es esa la razón por la que Liam sigue contigo, busca recuperar nuestro dinero, en cuanto lo haga te botará de vuelta al basurero de donde saliste, así que haznos un favor y deja de manchar el nombre de nuestra familia.

La miré incapaz de contener toda la ira que comenzaba a calentarme la sangre en todo el cuerpo. Quería arrancarle las extensiones, pero iniciar una pelea en un hotel como ese no habría sido una buena idea. Así que actué por impulso.

Tomé la copa de champán que esperaba en la barra y se la arrojé de lleno a la cara.

Si no hubiera llegado Liam a apartarme de inmediato, seguro le habría arrancado las extensiones.

—¡Liam! —llamó la mujer con deliberada ira proyectada en la mirada y la voz.

Creo que si no hubiera llegado Liam, ella también me habría arrancado un par de cabellos.

Como Liam estaba de espaldas a ella, tuvo que voltearse con violencia a decirle lo siguiente.

—Pamela, cállate —ordenó mordaz.

No podía ver la expresión de Liam, pero podía ver la cara furiosa de Pamela.

No opuse resistencia cuando Liam me condujo hacia el otro lado de la barra.

Liam tomó mi cara entre sus manos y me acercó a la suya, pero mi mirada furiosa seguía clavada en la mujer que bufaba varios metros por detrás de Liam.

—Luce, mírame.

¡Y un cuerno con eso!

Hacia años que no tenia tantas ganas de golpear a alguien hasta hacerle perder la conciencia.

—Luce...

—¡¿Qué?! —se me escapó gritarle proyectándole todo él todo el odio que era para ella.

—Te amo —dijo sin apartar la mirada de las dagas en las que se habían convertido mis ojos—. Lo sabes, ¿cierto? Nada de lo que te haya dicho ella es verdad.

Lo miré.

—No se que haya dicho, pero quiero que me creas a mí, necesito que me creas a mí —pidió firme.

¿Y cómo decirle que no? Si ahí mismo habría podido pedirme que me arrojara del techo del Fontainebleau y probablemente lo habría hecho sin rechistar.

Podía sentir como poco a poco todos los deseos de hacerle cosas ilegales a la morena grosera se evaporaban.

Asentí.

—Lo siento... Lo de la copa, sé que es tu familia pero tu prima es una... —tuve que llamarme al orden antes de continuar— una bruja.

Liam sonrió con diversión.

—No puedo creer que le hayas arrojado el champán a la cara.

—No puedo creer que no le haya sacado los ojos con el tenedor que tenía el coctel de al lado —rectifiqué.

Hice el intento por girar el brazo, pero el ardor me obligó a soltar una mueca que hizo que Liam clavara la mirada en la zona al instante y se tensara en respuesta mientras le pedía al mayordomo junto a la barra que trajera un botiquín de primeros auxilios.

—Cicatrizará, Liam, estaré bien, no necesito un botiquín —aseguré girando el brazo para ver mejor las heridas.

Cinco medias lunas de sangre se extendían a lo largo de mi brazo izquierdo. Lucían peor de lo que se sentían.

—¿Así que seguiste mi consejo? —preguntó Annie acercándose con una sonrisa radiante.

Sonreí por cortesía, pero al parecer Liam no tenía ninguna intención de ser amable.

—Annie...

—¡Ni lo digas! No me iré, traigo un botiquín que cuesta lo mismo que un auto, mucho mejor que cualquier baratija que traigan esos mayordomos incompetentes —aseguró empujándolo hacia un lado con una mano.

Annie comenzó a sacar el botiquín de su enorme bolsa Chanel y sin piedad comenzó a aplicar el alcohol sobre las heridas.

Liam se tensó al verme saltar y abrió la boca para intervenir, pero al parecer Annie le conocía bien, pues antes de que emitiera una sola silaba ella ya había respondidos levantando una mano al aire.

—Yo sé lo que hago, ni se te ocurra intervenir porque me llevaré este alcohol etílico de 3,000 dólares ¿sabes que hace este alcohol?

—¿Vuela? —sugerí. Con ese precio no me habría sorprendido si me respondía que curaba la gripe.

—Elimina el 99.9% de las bacterias —presumió sin escucharme— y con lo rara que es tu prima más vale que le hagas a tu novia el anti doping.

—¿Qué ese no es el de las drogas?

Annie rodó los ojos y continuó aplicando el alcohol. —Lo que sea. Ve y revisate la sangre, yo en tu lugar hasta me haría un perfil genético.

Sonreí.

Parecía ser que la única de los Woodgeth que podía agradarme (además de Lia, de quien no estaba muy segura de que no me odiara porque había hablado con ella muy poco... Hacia un año y medio de eso), parecía ser la única persona amable en aquella familia.

En fin ¿quien era yo para quejarme? Si mi familia eran igual de extraña.

—Ya está —dijo apreciando su obra maestra.

Había colocado cinco benditas horizontales e insistía en colocar un vendaje con gasas pero me negué, a ese paso seguro me colocaba una férula o un cabestrillo.

****

—¿Libros o música? —preguntó irguiéndose de lado y sosteniendo su cabeza con una mano.

Me mordí el labio y esperé a que mi cerebro pudiera elegir entre dos deseos vitales.

—Es una pregunta difícil —respondí mirándolo hacia arriba—, pero creo que me quedó con los libros.

Liam sonrió con la mirada fija en la mía.

Dios, las cosas entre nosotros habían cambiado tan rápido que me dejaban mareada, meses atrás yo era la dama de honor de su boda con una modelo australiana, meses atrás yo viajaba con él a Amsterdam, meses atrás nos quedamos atascados dentro de una cabala en Minnesota y ahora estábamos ahí, recostados sobre una pequeña silla de playa en el balcón de mi habitación en el Fontainebleau.

La lluvia que se avecinó de pronto nos obligó a volver al hotel, llegamos completamente mojados pero Katy insistió en bajar al pub con Dorian y Joel siguiéndole, mientras Quentin e Irina volvían a sus habitaciones a cambiarse antes de bajar.

Yo iba a cambiarme, Liam me acompañó pero finalmente (y juro que no sé cómo) terminamos los dos recostados sobre una bonita silla de playa blanca en el balcón, donde las gotas de lluvia violenta seguían pegándonos de lleno en los pies y el aire fresco nos despeinaba a cada segundo.

Pero no importaba, porque con Liam siempre había algo de que hablar.

—Mi turno: ¿Amsterdam o Londres?

Sabía que elegía entre dos casas, pero el tampoco se había esforzado en ponérmelo fácil con los libros y la música.

Liam lo pensó un par de segundos antes de responder.

—Amsterdam.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Vivía en Londres, pero los mejores recuerdos de mi vida están en Amsterdam, incluso los de mi padre —explicó antes de tomar un mechón de mi cabello para inspeccionarlo con cuidado.

El color me subió a la cara sólo de pensar que podía descubrir las puntas abiertas en los mechones llenos de orzuela.

—¿Te has puesto roja? —preguntó con una mezcla de sorpresa, escepticismo y curiosidad.

—No —respondí tomando el mechón que tenía entre sus manos de regreso con sus enfermos hermanos cabellos.

—Luce...

—Tengo orzuela —confesé cubriéndome los ojos con un mechón mientras el viento me ayudaba con el resto.

Como Liam no respondía, me vi en la penosa necesidad de apartar un poco el mechón.

Su cara era un poema.

Carraspeó. —Yo... Siento mucho oír eso...

—No tienes ni idea —entendí incapaz de ocultar mi diversión.

—No, la verdad no. Pero suena terrible.

Reí incapaz de contenerme un poco más. Aunque perdió el 80% de la gracia cuando descubrí a Liam mirándome fijamente con una sonrisa en los labios.

Aquí y en china eso se llamaba acoso.

¡Me encantaba!

_____________________

N/A: Hola! Espero que el capítulo les haya gustado! Yo vengo a actualizar rápido, así que seré breve....

En instagram stories (me encuentran como alexw_rs) ya está el avance del próximo capítulo! y agregaré un adelanto de la novela que se viene en Noviembre.... Por cierto, todavía no tiene nombre... Se les ocurre alguno para una novela de chefs, comedia y algo de romance.... ? les agredeceria las ideas! 

En Facebook me encuentran como ¨RollitodeSushii¨ y en twitter con el mismo nombre :D en ambos lados publico cosas de la novela... (y la nueva) Espero contar con su apoyo! 

No se olviden de votar! 

Gracias por seguir aquí!

=] Alex

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