Era 24 de diciembre y Rukia miraba el cielo del Sereitei. Había una fiesta en el mundo de los humanos a la cual llamaban Navidad, en la que se celebrara, para los creyentes, el nacimiento de Jesús, y para otros, una fiesta en la que la familia se reunía para celebrar. A los shinigamis le pareció una buena idea el celebrar "navidad" en la sociedad de almas, era como un respiro después de tanto sufrimiento y tantas batallas. Así que Rukia se encontraba en las afueras de la mansión Kuchiki donde adentro los capitanes y tenientes hacían el conteo (si, hasta Yamamoto quedó sorprendido cuando Byakuya, tan serio como siempre, ofreció su mansión para que se festeje navidad allí) esperando a que el 24 desapareciera y el 25 se presentara como un nuevo día siendo anunciado por fuegos artificiales.
-Rukia-
Ella se volteo para ver a Renji detrás de ella con un kimono negro con detalles azules. Ella vestía uno blanco con detalles rosas.
-Feliz navidad Rukia- dijo él extendiendo un regalo –en el mundo humano se acostumbra a regalar cosas en esta fecha-
-ohh, gracias- contesto ella apenada. No sabía de esta tradición, sino le hubiera dado un obsequio a Renji también –Gracias Renji-
-no te lamentes, si me hiciste un regalo Rukia- le dijo él sonriéndole.
-¿estás tomado?- le preguntó ella confusa haciendo una mueca que a Renji le pareció graciosa.
-no- le contestó él –mira, me lo estás por dar ahora- se inclinó y le robo un beso
-baka!- le dijo ella separándose mientras se le escapaba una risita nerviosa – nos verán
-que importa, mañana hablaré con el capitán para pedir tu mano. Me importa un bledo si se opone, en un mes serás mi esposa- le dijo él acariciándole la mejilla.
Ella puso su mano sobre la gran mano de Renji acariciándola- Feliz navidad Renji- le dijo sonriendo.
-feliz navidad Rukia ¿me das otro regalo por favor?-