Marinette y Chat Noir, una re...

By mari1000001

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Durante una larga semana, los akumas atacaron a diario. El agotamiento de Marinette empezó a ser importante... More

1. Preocupado por Marinette
2. Conociendo a Marinette
4. Acercándose a Marinette
5. El dilema de Chat Noir.
6. El dilema de Ladybug
7. La lucha contra Le Fleuriste
8. El tormento de Marinette
9. Acercándose a la verdad.
10. La confianza de Marinette
11. El principio del fin.
12. Confesiones

3. Descubriendo los sentimientos de Adrien

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By mari1000001

Adrien despertó con una energía increíble. No recordaba qué había soñado, pero lo que hubiera sido, le había dejado muy buena sensación.

-Buenos días, Plagg! Hoy tiene pinta que será un día genial, fíjate que Sol tan brillante y qué despejado está el cielo!- dijo Adrien con entusiasmo, estirándose y saltando de la cama para ir corriendo a la ducha.

Plagg se quedó mirando la escena y, como era costumbre en él, pensó en voz alta:

-Qué raro está este chico...no se ha dado cuenta de las vistas de su ventaba hasta hoy? Ayer hacía el mismo día y no dijo absolutamente nada...en fin, me alegra verle tan contento, él sabrá por qué...mmm...huelo queso...- y se dirigió a la cocina siguiendo el rastro de su alimento favorito, que era más bien una auténtica obsesión.

Adrien se dió una ducha rápida y bajó a desayunar saltando las escaleras de dos en dos. Nathalie estaba en el salón, hablando por teléfono:

-No hay ninguna posibilidad de que pueda venir esta mañana?- Decía con insistencia.- Sí, claro...entiendo que uno no escoge ponerse enfermo...de acuerdo, no se preocupe. Que se mejore...

Nathalie colgó el teléfono y se percató entonces de la presencia de Adrien.

-Señorito Adrien, el repartidor de comida no puede traernos hoy el pedido, se ha puesto enfermo esta noche. No puedo ofrecerle su desayuno habitual. Intentaré solucionar el tema de las comidas del resto del día, hoy su padre tiene invitados y tendré mucho trabajo que no me esperaba...lo siento Adrien...

Nathalie era una asistenta extremadamente eficaz, realmente sentía cualquier contratiempo.

Adrien tuvo una idea...Sonriendo, le dijo a Nathalie:

-No te preocupes! Me apetece acercarme yo mismo a la panadería de los Dupain-Cheng, no está muy lejos. Además, tienen los mejores croissants de París!- dijo entusiasmado. -Dile a mi padre que estaré aquí para la comida- Y salió de la mansión, con una maravillosa sensación de libertad que le ensanchaba el pecho.

-Vamos, Plagg, quizás tenga suerte y Marinette esté ayudando a sus padres en la tienda, creo que los Sábados lo suele hacer...

Plagg puso sus gatunos ojos en blanco y dijo:

-Adrien...cuando hablas de Marinette, me estás empezando a recordar a mí mismo cuando hablo del Camembert...

Adrien rió.

-Qué tonterías dices, Plagg!- Y siguió caminando hacia la panadería Dupain-Cheng.

Al llegar a la tienda, se paró ante la puerta y notó que el corazón se le aceleraba. Se sorprendió ante esa reacción de su cuerpo, que no podía controlar. Sólo deseaba encontrar a Marinette dentro cuando abriera la puerta...

Al entrar, sonó una campana, avisando de la llegada de un nuevo cliente. Adrien sintió una punzada de decepción al encontrar a Sabine, la madre de Marinette, atendiendo a los clientes. Esperó su turno y cuando finalmente iba a acercarse al mostrador, vió a Marinette entrando a la tienda desde el obrador, llevando con cuidado una bandeja de galletas recién horneadas.

La chica estaba tan concentrada en lo que hacía que no se percató de la presencia de Adrien hasta que hubo colocado las galletas en su sitio y se giró...

Marinette dió un salto, al verlo delante suyo, y al instante notó cómo sus mejillas ardían.

-Ho-hola, A-Adrien....- tartamudeó, saludándolo con una mano, un largo lapso de tiempo, hasta que con la otra decidió detener el movimiento de la primera, que era como si estuviera funcionando automáticamente y no pudiera parar...

Adrien sonrió al verla tan nerviosa, sabía perfectamente el por qué de su reacción, qué claro era todo ahora.

-Hola Marinette!- dijo, rascándose la nuca algo nervioso también...- Hoy hemos tenido un problemilla con el proveedor de alimentos, y he decidido acercarme a por un delicioso croissant de los tuyos...no querría quedarme sin desayunar...jejeje!

¿Por qué estaba él también nervioso? ¿Acaso se había contagiado la timidez de Marinette?

-Cla-claro, Adrien, te pongo ahora mismo uno de los mejores que hace mi padre, son de mantequilla, esos de ahí...-señaló Marinette hacia el expositor. - Están recién hechos, jejeje...

Marinette cogió el croissant más bien horneado de los que había en el aparador y se lo puso en una bolsa de papel.

-Genial, Marinette, ¿qué te debo?- dijo Adrien rebuscando en su bolsillo unas monedas.

-Nooo, Adrien, te lo regalo...somos a-amigos, n-noo?- dijo con una sonrisa tímida, pero encantadora.

Marinette le acercó la bolsa a Adrién.

Adrién estiró su mano para recibir la bolsa con el croissant, cuando sus dedos tuvieron un breve contacto. En ese momento, Adrien sintió cómo una corriente recorría todo su cuerpo. Se apartaron rápidamente, ruborizados los dos.

-Gra-gracias, Marinette...Nos vemos el Lunes en clase, ¿no?- Dijo algo nervioso Adrien, saliendo de la tienda.

Una vez en la calle, Adrien se paró un momento a mirarse la mano ...¿Qué le había sucedido? ¿Por qué estaba sudando? ¿Acaso no fue esa la misma sensación que le describió Marinette? Recordó la confesión a Chat de lo que sintió con el roce de sus dedos, al pasarle Adrien su paraguas... ¿Era exactamente esto lo que le había sucedido a Marinette...?

-Plagg, ¿qué me está pasando?- preguntó retóricamente Adrien.

-Creo que ya lo sabes, amigo...te gustaba esta chica, sólo que acabas de descubrirlo ahora.- sentenció Plagg con seguridad.

-Creo que no te equivocas, Plagg...- Suspiró Adrien.- Pero...quiero a mi Lady desde el primer día que la vi. Yo....yo pensaba....no sé qué pensar, Plagg. Estoy hecho un lío...- dijo, atormentado, con las manos en la cabeza. - Plagg, ¿crees que pueden gustarte dos chicas a la vez, con la misma intensidad? ¿Qué clase de chico sería, Plagg?-.

Sin pensar, Adrien se dirigió a la Torre Eiffel de manera automática, era sin duda su rincón favorito de la ciudad.

Se paró en un banco con intención de desayunar el fantástico croissant de Marinette.

-No lo sé, Adrien, no sé si se puede querer a la vez a dos personas. Y no es que no haya visto gente enamorada antes...pero yo entiendo más de queso que de sentimientos...-dijo Plagg. -Prueba a comer, Adrien, lo verás todo con más claridad.-

Adrien sonrió y siguió su consejo.

-Dios, es absolutamente delicioso, ¡¡Plagg!! Mmm...- Adrien saboreaba con devoción cada bocado, era sin duda el mejor croissant que había probado jamás.

Justo al terminar de comer, unas sirenas de policía se oyeron cerca de allí. La gente corría gritando, huyendo de algo. Era un Akuma, y Adrien sabía qué debía hacer.

-Vamos, Plagg, ¡encontremos un lugar discreto para transformarnos!-. Y, una vez lo encontraron, invocó: -Plagg, ¡garras fuera!-.

El Akuma no parecía muy peligroso, y Chat Noir ya lo tenía todo bajo control cuando apareció Ladybug en la acción.

-Hola, Chat, ¿necesitas ayuda?- preguntó Ladybug rodando su yo-yo.

-Siempre es un placer verte, M'Lady, pero está tooodo controlado.- le guiñó un ojo a la heroína. -El akuma está en su sombrero, ya sabes qué tienes que hacer, adelante, Princesa...

Chat no se dió cuenta del desliz que habían tenido sus labios, hasta que Ladybug se lo hizo notar:

-¿¿Princesa??- repitió Ladybug, con el ceño fruncido, pero divertida por la confusión tan curiosa que, sin saberlo, había tenido su compañero.

Chat se tensó al darse cuenta de qué había dicho sin querer.

-¿Por qué demonios habré dicho eso? ¿En qué estaba pensando, otra vez...? Concéntrate Chat, no es buen momento para estar en las nubes...- pensó Chat, reprochándose con rabia no estar más centrado ante Ladybug.

Ladybug finalmente pudo purificar el Akuma y felicitó a Chat por su actuación antes de que ella pudiera estar allí.

-Ha sido fácil porque estabas allí desde el primer momento. Bien hecho, ¡ Chat!-. Ladybug guiñó un ojo a su compañero y se despidió con un gesto con la cabeza.

Chat se quedó un instante más, viendo cómo su compañera se alejaba entre los edificios. Al oir el pitido de su miraculous, reaccionó y se alejó de allí, pero se dirigió a casa de Marinette, casi siguiendo su instinto.

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