— Tened un buen viaje—. Se despidió Simeone.— Gio ya llegó a Italia y todo bien.—Anunció.— Cuidamela—. Se dirigió a Paulo y este asintió.
— Nos vemos en unas semanas—. Comentó Carla.
—Chauuu—. Dijimos Paulo y yo para después dirigirnos a la terminal que nos tocaba.
Después de esperar unos 30 minutos a que nos abrieran la puerta de embarque nos montamos al avión.
— España allá vamos—. Anunció Paulo.
Nos esperaba un viaje un tanto largo, y más a Paulo, ya que dos días después de su estancia en Madrid se iría a Turín.
Las primeras horas las pasamos hablando, hasta que el sueño pudo con nosotros y después de cenar nos acostamos unas horas. Para cuando nos despertamos, ya estábamos en territorio español.
— Paulo—. Lo llamé, él se levantó un tanto cansado. — Estamos en España.
—¿Cuánto queda?
— Mmm... Unas 2 horas.
— Genial, pues ale, a dormir—. Acto seguido me besó.
— Paulo. No. Arriba—. Gruñó.
— Es verdad. Tenés que contarme lo que quedamos—. Bufé y me eché para atrás, sabía que esto iba a pasar.
— Paulo lo nuestro... Es complicado, me encanta lo que tenemos, y si no fuese a trabajar en Madrid... Pero tú ya vas a empezar a entrenar, y yo la pretemporada... Pero estas semanas han sido lo mejor contigo, me has hecho olvidar a personas por momentos—. Lo besé.
— Tenés razón. Carla... yo te quiero. Y estas semanas han sido... Espero tener algo contigo más adelante. No me olvides.
— Disfrutemos de estos días. ¿Vale? Después, ya veremos—. El asintió y volvió a unir nuestros labios.
Me dolía tanto hacer eso... Pero era lo mejor, al fin y al cabo, no había olvidado a Antoine, no quería hacer daño a Paulo ni a mí y había mucha dificultad.
(...)
— He aquí, mi humilde morada...
— Es muy bonita—. Confesó Paulo entrando por la puerta de mi piso.
— Espero que te parezca bonita, es donde te vas a quedar por tres días.— Reí.— No es como tu casa, pero para dormir dos días te vale.
— Es perfecta, Carla—. Me besó.
— Anda, vete a deshacer la maleta.
Paulo se iba a quedar en mi casa los pocos días que iba a estar. Ya que era más cómodo para él y para mí. Mientras que Paulo deshacía la maleta, yo le mandé un mensaje a mi padre, Carla, mis hermanos y las chicas para avisar de que ya estábamos en Madrid.
Había quedado en ir a tomar algo con las chicas y les presentaría a Paulo.
Una vez que Paulo acabó de arreglar y ordenar sus cosas, nos fuimos a la cafetería en la que habíamos quedado con las chicas, estaban todas menos Sara y María, las cuales estaban de vacaciones con sus respectivas parejas.
La cafetería que habíamos elegido estaba un poco apartada ya que no queríamos que hubiese mucha gente por Paulo.
— Es aquí—. Le dije a Paulo entrando al local. — Allí están, vente—. Le di la mano y le llevé a la mesa donde estaban mis amigas.
— ¡Carla!
— ¡Lucía! — La abracé.
— ¡Carla!
— ¡Noa! — Hice lo mismo con Noa y con las demás.
— ¡Carla!
— ¡Amil!
— ¡Carla!
— ¡Luna!
Una vez saludé a todas y Paulo también nos sentamos y pedimos algo de beber.
— Con que Paulo Dybala, ehh...— Comentó Luna antes de darle un sorbo a su cocacola.
— El mismo.
— ¿Cuánto te vas a quedar?
— Esta vez estoy dos días sólo, Noa. Bueno tres si cuento hoy—. Rió.
— Pues... A ver qué hacéis vosotros durante dos noches en la casa de Carla ehh...
— ¡Amil!
— Amil tiene razón.
— Lucia no me esperaba esto de ti—. Reí.
— ¿Pero tú eres Mrs. Dybala o no?
— Si lo que te preguntas es que si somos novios es que no—. Contestó Paulo y pude notar un poco de desanimación en su voz.
— Es algo raro—. Dije. Vi que la cara de Luna y Noa era un poema. — ¿Qué pasa chicas?
— Emm... ¡Nada! — Dijeron al unísono.
— Es que no se pegáis mucho...
— Luna, no me la pegáis. ¿Qué pasa?
— Ha entrado Antoine Con Dennise—. Dijo Noa.
— ¿Aquí? — Pregunté poniéndome nerviosa, Paulo lo notó y me dio la mano, él no sabía nada de lo de Antoine.
— Si.
— Y viene hacia aquí.
— Mierda.
— ¿Qué pasa?— Preguntó Paulo.
— ¿No se lo has dicho?
— ¿Decirme el qué?
— Tampoco era como para decirle, Lucia—. Pero me callé al ver a Antoine y su supuesta novia al lado mía.
— Hola chicas.
— Hola Antoine—. Dijeron todas.
— Hola—. Comenté casi sin mirarle a los ojos. No podía, no todavía.
— Carla... Esto... Te presento a Dennise, Dennise te presento a Carla.
— Ya nos conocemos—. Comenté.
El ambiente se había vuelto tenso, bastante.
— Emm... Antoine, Paulo, Paulo, Antoine. Aunque puede que ya os conozcáis.
— Sí.
Mientras todos tomaban asientos otra vez, pues, Antoine y Dennise se quedarían con nosotros, Antoine me agarró del brazo.
— Tenemos que hablar.
— No es el momento ni el lugar—. Le dejé con la palabra en la boca. No quería hablar ahí, y mucho menos delante de todos y menos de Paulo, el no tenía por qué saber nada.
Estuvimos manteniendo una conversación, o más bien estuvieron, yo me mantuve ausente durante casi toda la charla, intentaba estar lo más distante de Antoine.
— ¿ Y qué haces aquí Paulo? ¿Fichas por el Real? — Preguntó Antoine y Paulo rió.
— Qué va, no. He venido a acompañar a Carla unos días y luego voy a Turín. Nos conocimos en Argentina y me ha convencido para quedarme unos días en Madrid.
— No sabía que estuvieseis saliendo.
— No lo estamos—. Dije metiéndome en la conversación ya que me estaba enervando. — Hay ciertas cosas que nos lo prohíben, tenemos algo raro—. Sonreí falsamente.
— Pues Antoine y yo estamos genial, llevamos ya... un tiempecito...con algo raro.
— Ya. Se ve que a él lo de tener una relación no le va—. Comenté recordando.
— Carla...
— Pues no le iría contigo, porque...
— ¿Pedimos algo más? — Preguntó Antoine cortando la conversación.
— Mejor nos vamos—. Dije cogiendo de la mano a Paulo. — Ya veo que sobramos. Adiós chicas, quedamos otro día—. Me despedí de las chicas y salí de la cafetería.
Al llegar a casa, Paulo no tardó en preguntar por Antoine, nos sentamos en el sofá y se lo conté todo, acabé llorando en su hombro y el me daba besos en la cabeza y me acariciaba la espalda.
— Me Tenés acá para todo—. Decía el de Turin.
— Lo sé Paulo, gracias por todo. Te quiero. Pero creo que todavía no le he olvidado.
— Me tenés acá para todo—. Repitió.
Más tarde nos fuimos a acostar, cuando ya estaba en mi cama tumbada y a punto de dormirme, sonó un mensaje.
Antoine
Escúchame Carla por favor, tenemos que hablar.🙏🏽
Quedamos mañana y me explicas las cosas, pero no sé si cambiaré de opinión.