ANNA
La mañana estaba despejada, el Sol que salía por el horizonte era cálido y formaba distintos colores en el cielo. Anna decidió ir a ver si Elsa estaba despierta. Golpeó la puerta de su habitación como acostumbraba, solo que nadie le respondió. Entró sigilosamente, intentando no hacer ruido pues temía despertarla, pero la cama estaba vacía, las sábanas revueltas.
El nuevo cuarto de su hermana era inmenso y con forma de L, el que usaban los reyes antes de fallecer, su cama era gigante y celeste, con un una especie de carpa de escarcha que caía del techo, en el cual había una inmensa decoración hecha de hielo. En las paredes se podían ver diversos dibujos de nieve muy fina hechos por Elsa, de ambas juntas jugando, de Olaf e incluso Kristoff y Sven. El más grande de todos, era un retrato de sus padres, que ocupaba casi una pared entera. Incluso sus muebles blancos estaban adornados con escarcha y hielo, que por el reflejo de la luz del Sol cambiaban de color.
-¿Elsa? ¿Estás acá? - susurró extrañada, adentrándose un poco más. Nadie había visto a la reina salir de su cuarto y era demasiado temprano como para que se despierte por su cuenta.
Un ruido que venía del balcón la sobresaltó, avanzó hasta allí, rodeando la pared. Elsa apareció por ahí vestida con un camisón rojo y el cabello despeinado, cerró las puertas por las cuales acababa de entrar, con sumo cuidado. Antes de voltearse, saludó con la mano a... ¿El aire?
"¿A quién saluda? No hay nadie ahí"
Cuando se volvió hacia ella, Elsa pegó un salto, claramente asustada, después colocó una mano en su pecho, intentando calmarse.
-Anna, ¿qué hacés acá?
-Vine a despertarte. ¿A quién saludabas?- Preguntó mientras corría hasta el balcón, intentando ver a alguna persona escondida. Un pretendiente quizás. Pero no había nadie.
-A nadie, no sé de qué estás hablando.
-¿Dónde estuviste?
-¿Qué? Estuve aquí toda la noche.
Anna la miró con suspicacia, no le creía nada. Su pelo estaba demasiado despeinado como para haber estado sólo durmiendo, tenía los ojos hinchados, lo cual indicaba que había llorado.
"Lo averiguaré después" Decidió.
-Bueno, no importa. Tenemos muchas cosas que hacer, así que vístete. El baile no se organizará solo.
-¿Baile?
-Pues claro, si nuestra prima va a venir por lo menos la recibiremos como una futura reina merece- dijo guiñando un ojo- Cuando termines ve a buscarme a la cocina, Olaf y yo cocinamos esta vez y vos vas a ser la primera en probar nuestros pasteles.
Dicho esto se retiró dando brincos, sin poder dejar de pensar en que Elsa le estaba ocultando algo.
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Su hermana la alcanzó unos minutos más tarde. Usaba un vestido color crema con detalles en marrón que resaltaba su color de pelo y ojos.
-Buenos días, Elsa- dijo Olaf, con su pequeña nube privada flotando sobre su cabeza.
-Hola Olaf- saludó con una sonrisa- entonces, ¿dónde están esos pasteles que me prometieron? Más les vale que sean de...
-¿Chocolate?- completó su frase Anna mostrándole una torta enorme y marrón.- Acá están.
Elsa estaba a punto de tomar un trozo cuando Anna golpeó su mano.
-¡Maleducada! Tenemos que esperar a Kristoff y Sven
-Pero tengo hambre
-Señorita Elsa, les prometimos que no empezaríamos hasta que ellos llegaran, después de todo, Anna cocinó por un arreglo que tiene con Kristoff- explicó Olaf.
-¿Un acuerdo?- preguntó la reina con curiosidad.
-Bueno, es que él decía que yo no podría ni cortar bien la verdura, a lo que yo le dije que estaba equivocado ¡quién no sabe cortar verdura!, entonces intenté demostrárselo, pero cuando rebané la zanahoria terminé cortándome estos dos dedos- Anna levantó el mayor y el anular, que tenían pequeñas cicatrices.- Después, Kristoff, empezó a refregármelo en la cara, diciendo que era una niña mimada que había crecido en un castillo que no podía ni cortar verdura sin lastimarse ¿Puedes creerlo?
-¿La verdad? Sí.- Dijo riendo Elsa.
-Me alegra contar con tu apoyo- replicó Anna sacándole la lengua- Le dije que yo por lo menos sabía hacer unas tortas deliciosas, cosa que desmintió, yo le decía si, él no, yo sí, él no y así por un largo tiempo, por lo tanto me ofreció una apuesta: si yo podía hacer una torta de chocolate por mi cuenta él iba a dejarme conducir su trineo nuevo, al cual por cierto parece que quiere más que a mí, y si yo no podía, tenía que admitir su superioridad estando de rodillas y regalarle una dotación de un año de zanahorias a Sven
-¿Ustedes dos nunca se cansan de hacer esas cosas? Vos ya tuviste que limpiar ese trineo con un pequeño cepillo una vez y también vi a Kristoff usando vestido, todo por unas tontas apuestas.- Comentó Elsa. Aunque Anna sabía que en su interior su hermana ansiaba verla de rodillas diciéndole a su novio que era mejor cocinando.
-Elsa, ¿alguna vez te cansas de respirar?
-No- contestó riendo, divertida por la comparación
-Yo no necesito respirar- dijo Olaf, obviando el sarcasmo. Unos ruidos le hicieron reaccionar y corrió hasta la puerta- ¡Chicas! Ya llegaron- Anunció poniéndose nervioso y agitando esas ramas que tenía por brazos.
Anna agarró un pedazo de pastel, se escondió y, apenas cruzó Kristoff por la puerta, se lo metió por completo en la boca. Él empezó a toser del susto y la sorpresa, mientras se doblaba hacia abajo.
-Ups, lo siento, lo siento- se disculpó, luego de ver que él estaba bien, se irguió nuevamente, cruzando los brazos sobre su pecho- ¿Y? Está delicioso, ¿no es así?- preguntó.
-Debo admitir que está bastante bueno, pero sería mejor si no me lo hubieras empujado por la garganta- le reprochó Kristoff, su cara seguía roja por el esfuerzo. Luego saludó a Elsa con una leve inclinación de la cabeza acompañada con una sonrisa a la cual la reina acompañó.
-¡Eso significa que Anna gana!- exclamó Olaf y alzó la mano para que Anna la chocara con la suya.
-¿No soy la mejor Olaf?- preguntó la princesa.
-¡Claro que sí!
-Bueno, tampoco es para tanto, sólo se trata de un pastel de chócola...- Se vio interrumpido por Anna, que había vuelto a meterle más pastel en la boca.
-Te gané, acéptalo. ¡Ahora voy a poder conducir ese hermoso trineo!- saltó entusiasmada.
Escuchó a Elsa reír al ver que el rostro de Kristoff se volvió pálido del miedo.
-Lo lamento por vos, Kristoff- dijo la reina con una sonrisa y la mano llena de torta.
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-¿Te sucede algo, Anna?- preguntó Kristoff.
Habían pasado toda la mañana juntos caminando por el castillo, pero Anna no podía sacarse de la cabeza el hecho de que Elsa tenía un secreto. Su humor se había vuelto más serio a medida que el día pasaba y ella aún no descubría qué era lo que su hermana no le quería decir.
-Elsa me está ocultando algo.
-¿A qué te refieres?- le tomó la mano con un poco más de fuerza, cosa que Anna agradeció.
-Hoy, cuando fui a despertarla, no estaba en su cama. Cuando la empecé a buscar vi que salía del balcón y saludaba a alguien, pero al mirar no había nadie ahí. Ella me niega todo y no me responde con honestidad.
-¿Estás segura de que no te lo imaginaste? Es decir, puede que Elsa haya estado en el balcón, construyendo algo con nieve y lo que viste vos no fue un saludo sino que estaba derritiendo el material.
-Puede ser....- meditó Anna. Lo que dijo Kristoff podía ser cierto- Aún así, se mostró muy evasiva cuando le pregunté al respecto. Como si no quisiera hablar conmigo sobre ese tema, como si le avergonzara.
Con esta última frase su voz se quebró. Desde que su relación reanudó, Anna andaba con un constante miedo a que Elsa decidiera desaparecer de su vida otra vez. Ella no podría soportar volver a perderla. Kristoff pareció percibir su desánimo, puesto que se paró delante de ella y tomó su rostro con las manos para que lo mirara a los ojos.
-Elsa no va a abandonarte, ella te ama y sufriría tanto como vos otra separación. ¿Lo sabes, verdad?
Anna asintió levemente con la cabeza, antes de que Kristoff le diera un suave beso en los labios.
-Todo va a estar bien.- aseguró con una sonrisa.
La joven lo abrazó y se quedaron así por un buen rato, disfrutando de su cercanía.
-Es sólo que....- rompió el silencio la princesa- últimamente la he visto tan triste. No sé qué le sucede, ni tampoco quiere conversar acerca de ello. No me gusta que haya secretos entre nosotras. Si me ocultó por tanto tiempo la existencia de sus poderes yo no puedo ni imaginar qué otras cosas se está guardando.
-Creo que deberías hablar sobre esto con ella, decirle lo incómoda que te sientes. Después de todo son hermanas, ¿no?
Se besaron nuevamente.
"Lo quiero tanto" pensaba Anna mientras lo miraba atontada “Siempre sabe qué decir para animarme"
-Emmm... ¿Anna?- Kristoff miraba de la pared a los ojos de la muchacha alternativamente, alarmado- ¿Por qué me miras así?
Ella recobró la compostura adelante. "Bien hecho Anna" se castigó mentalmente.
-¿Mirarte? De qué estás hablando, yo no te miraba.- dijo apresuradamente. Kristoff sonrió. Pasó su peso de un pie a otro, claramente incómodo.
-Desembucha- le obligó Ann.
-Mi familia quiere que vayas a visitarla nuevamente, no es obligación si no quieres, entiendo que son un poco raros y...
Anna beso su mejilla.
-Me encantaría.
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Al día siguiente, el bosque estaba lleno de luz, el invierno empezaba a notarse en las copas de los árboles y el rocío congelado. Los parientes de Kristoff la recibieron con ímpetu y alegría. Estaba claro que él había hablado con ellos antes para que no armaran una escena como la primera vez que los vio. Kristoff no la había dejado volver hasta entonces
-Te extrañamos cariño- le dijo la madre de Kristoff mientras la abrazaba.
"Es un poco áspera, pero qué más da" pensó mientras le correspondía el abrazo.
Era la primera vez que se presentaba como novia oficial por lo que Anna se encontraba muy nerviosa. Es cierto, ya los conocía, y cuando lo hizo todos intentaron casarla con Kristoff, pero eso ya estaba olvidado. En esta ocasión todos fueron amables con ella y no intentaron nada raro, aunque se notaba en sus rostros que lo hacían en contra de su voluntad.
"Si fuera por ellos, ya nos habrían vestido con las ropas nupciales. No sé qué les dijo Kristoff pero se lo agradezco" Miró al muchacho que jugaba con un pequeño troll no más grande que la cabeza de un caballo pero muy pesado pues su cuerpo era una roca, literalmente. Al sentir la mirada de la joven sobre él, alzó la cabeza y sonrió, aquellos ojos color miel que tantos le gustaban brillaban encantados por verla aceptando a su familia, que era distinta a las demás, cosa que era una de las razones por la cual le agradaban a Anna.
El viejo abuelo que la había ayudado en tantas ocasiones se acercó rodando hasta ella.
-Anna.-Saludó, su cara seria, como siempre.- Lamento ser un aguafiestas pero debo hablar con vos. Es acerca de tu hermana.
-¿Elsa? ¿Qué sucede con ella?- Preguntó alarmada. Sintió a Kristoff detrás de ella, mostrándole su apoyo.- Se suponía que sus poderes están bajo control, creí que...
-Lo están, pequeña, lo están. Al menos por ahora. Tenemos un problema, hay alguien acechando a tu hermana, y a un amigo suyo.
"¿Amigo? ¿Elsa tenía un amigo?"
-¿Elsa tiene un amigo?
-Anna, creo que te estás desviando- Le comentó Kristoff.- ¿Quién tiene la mira fija en la reina, abuelo?
-¿El duque de Weselton?- Preguntó Anna visiblemente enojada
-Hay una fuerza mayor al duque, querida, aunque éste esté planeando algo muy grande contra el reino- continuó el troll tomando sus manos.- Adviértele a Elsa, dile que ella y su amigo deben unirse, su amistad debe progresar más rápido si quieren vencerlo, la cohesión de sus poderes debe ser perfecta si quieren ganar esta pelea.
-¿Quién es?- insistió el joven, colocando las manos en los hombros de la chica.
-No lo sé, Kristoff. Siento una gran maldad rodeando a la joven reina, una oscuridad tan intensa que sólo podría compararse con el brillo de la Luna.
-Pero Elsa ya está bien, todos lo saben- dijo Anna incrédula. El abuelo de su novio negó la cabeza, cansada de dar malas noticias.
-Sólo digo lo que la Luna me anunció. Tengan cuidado muchachos.
-¿Cómo se llama el amigo de mi hermana? Ese del cual, por cierto, nunca había escuchado hablar.- Dijo visiblemente ofendida. Kristoff la abrazó desde atrás brindándole el soporte que necesitaba.
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Al llegar al castillo Anna corrió directamente hasta donde Elsa se encontraba, en su habitación. Su hermana miró sorprendida su determinación.
-Sé tú secreto, Elsa. Sé acerca de Jack Frost.