Confianza

By AreysYSajyn

12 1 0

Un pokémon que quiere obtenerlo todo sin ayuda de nadie y sin confiar en nadie. More

Parte Única:

12 1 0
By AreysYSajyn


Antiguamente, era de esos pokémon que no sacrificaban nada por los demás... Creía que solo esos pokémon eran estúpidos por hacer tal acto, ¿llamada amor? Jamás lo entendí... Ven, te invito a conocer mi historia.

Hace mucho tiempo, cuando yo era un pequeño Noibat, habitaba con mi familia felizmente en las cuevas, protegido del mundo exterior. En mi familia me sentía feliz, cálido, y tranquilo. Un día, de curiosidad me asome fuera de la cueva. El sol estaba en todo lo alto, mientras que mi familia descansaba. Mi familia siempre nos advertía a mí y a mis hermanos que no saliéramos de la cueva hasta que no fuese lo suficientemente fuertes como para defendernos. Yo, era un simple pokémon curioso. Salí, y al ver el hermoso paisaje pokémon, salí volando felizmente. Todo era colorido, no como mi cueva que era obscura. Allí, había muchos pokémon que volaban y estaban por allí felizmente. Me aleje de lo que sería mi seguridad, y fui a explorar tan maravilloso mundo. Al estar viendo nuevas cosas para mí, conocí a muchos pokémon. Reía y disfrutaba sin parar junto a ellos. Mientras lo pasaba muy bien, una pequeña luz rojiza, a lo lejos, capturo mi atención. Fui donde ella. Era extraño. Me quede embobado viéndolo. Al estar en ese estado no me percate que tres seres, con ropa obscura y una letra R roja en su pecho, me atraparían. Quería escapar de allí. Ahora entendía porque no debía salir de esta cueva. Mientras gritaba con todas mis fuerzas esperando ayuda, escuche a estos seres diciendo: este es un pokémon raro de ver, será un buen botín.

Pedía ayuda a todo aquel que pudiese escucharme... pero nadie, nadie, ni siquiera los pokémons que había conocido antes, vinieron en mi ayuda. Nadie.

Me echaron en una jaula, bastante resistente pues no podía destrozarla. Me arrojaron dentro de una camioneta y me llevaron lejos de mi hogar.

Pensaba dentro de mí fuertemente que alguien me ayudaría. Pasaban días así, meses... hasta que perdí la esperanza. En aquel lugar donde me tenían en cautiverio, aquellos seres, llamados humanos, hacían experimentos conmigo. Me hacían batallar hasta más no poder. Me inyectaban cosas extrañas, y no me alimentaban. Con mucha suerte tenia agua para poder beber.

Odiaba a esas personas. Me trataban peor que un objeto, y a su líder... aquel líder con mirada fría que odiaba más que a nadie. Que querían de mí. No tenía nada, absolutamente nada.

En aquella jaula obscura que siempre estaba, comencé a perder toda esperanza de que alguien me ayudara. Cuando trataba de pedir ayuda a otros pokémon en mí mismo estado, se les notaba aquella resignación... aquellos solo esperaban la muerte como alivio de todo ese calvario. No quería todo eso para mí. Quería irme de allí y cobrar venganza por todo lo que me habían hecho.

Mientras pensaba en cómo salir de allí, una nueva humana llego hasta mi jaula. Todos se habían ganado mi desconfianza, pero ella era nueva. Ella se acercó hacia a mí, con aquella mirada llena de calidez en sus ojos. Allí pensé que la esperanza perdida en todo esos años, volvería. Me acerque a ella, pensando que me sacaría de ese calvario... pero no, fui un estúpido.

Me hizo creer que me sacaría, pero solo me llevo a otra habitación, donde me pondrían a batallar hasta el cansancio. Al darme cuenta trate de zafarme, pero era inútil. En mi descuido, me inyectó algo que debilitó mi cuerpo, solo mi mente estaría despierta, para admirar todo. Me dejo en medio del campo de batalla. Yo sin poder moverme deseaba con toda mi mente salir de allí. Salieron varios Pokémon de diferentes compuertas y todos iban a donde mí. ¿Qué querían con esto?

A todos los que se iban acercando los miraba con odio, pero cuando ya estaban cerca de mí, se escuchó una gran explosión desde la parte más alta, echando humo, distrayendo a todos los del lugar. Aproveche ese momento para intentar escapar.

Intente moverme, a pesar de todo, estaba empezando a recuperar mi control sobre mí.

Al mirar de reojo lo que estaba pasando, me percate que era una joven que estaba luchando contra esta gentuza que sólo dañaba a los Pokémon. Se le veía con una gran determinación en esos ojos, mientras peleaba con un venusaur.

Seguí mi camino escapando, saliendo a la superficie, y escondiéndome de todo para poder recuperarme. Pasaron unas horas hasta que por fin logré el control total de todo mi cuerpo. Salí del tronco en el que estaba y mire al cielo. Hacía tiempo que no miraba una noche de estrellas en paz. Mire a mi alrededor y me di cuenta que no conocía esos lados. Fui en busca de bayas para fortalecerme. Mientras iba en la búsqueda, encontré un pequeño lago donde tomar agua. Allí, pude ver mi reflejo. Tenía mi cuerpo con cicatrices, unas aún abiertas y otras que jamás desaparecerían. Aún recordaba mi cuerpo intacto. Me entro una rabia inmensa y esa misma noche, jure vengarme de todos los humanos responsables, por haber hecho actos tan crueles con nosotros los Pokémon.

Desde ese día comí recuperando todas mis fuerzas, y también comencé un arduo entrenamiento.

Enfrentaba a muchos Pokémon subiendo de nivel y aprendiendo nuevas técnicas de combate.

Al pasar unos meses, me encontré con unos humanos que querían atraparme. Vencí a sus Pokémon fácilmente, y me fui de allí. No dejaría que ningún humano me atrapara. Había visto que incluso los humanos de ojos cálidos eran malas personas. No volvería a caer otra vez. Aparte, tenía una misión que cumplir. No me acercaba a ningún humano en particular, pues a todos ellos les tenía rencor.

Un día, mientras buscaba alimento cerca de las montañas, me topé con Pokémon muy fuertes. Pensaba que les podría ganar, pero me dieron una paliza que no olvidaría. Me dejaron moribundo, sin poder moverme ni alimentarme. Creía que hasta allí llegaría. Comenzó a llover fuertemente. Me empezó a dar fiebre. Trataba de arrastrarme para encontrar un refugio, pero todo mí cuerpo me dolía y ardía. Perdí el conocimiento allí mismo.

Al cabo de unas horas sentía mi cuerpo muy cálido, no sabía el porqué, suponía que ya estaba muerto y no sentía dolor. Abrí mis ojos y mí vista se iba aclarando de apoco, mire a mi alrededor y me encontraba envuelto en frazadas, con un paño húmedo en mi frente. Estaba muy cálido allí, y a mi lado había un par de bayas para comer. Seguí mirando a mí alrededor, me encontraba en una cueva con una fogata en medio. De la entrada de esta apareció un golduck, mirándome y haciendo mucho ruido, como si estuviera llamando a alguien. De repente apareció una joven con pelo largo, la mire bien y era aquella humana que había visto cuando habían irrumpido en la corporación. Se me acercó directamente hacia mí a verme como estaba. Instintivamente la ataque. Ella se alejó y su Pokémon se acercó para protegerla. Ella me miró y decía: tranquilo, estas bien aquí. Debes descansar, aún te encuentras débil. Cierto era eso, pues al moverme del lugar donde estaba, empecé a ver todo borroso. Mis piernas tiritaban. Con suerte podía estar de pie. Ella se acercó un poco y me dijo: tranquilo, estás bien aquí.

Seguía desconfiando en los humanos, pensaba que esos ojos cálidos eran una esperanza, pero ya había aprendido la lección. Me escabullí de donde estaba. La humana solo me llamaba para que regresará a recuperarme, la ignore. No caería otra vez en la trampa de antes, ya no.

Llegue a un bosque, y allí, sin mis fuerzas, con mis piernas tiritando, y mi cuerpo hirviendo, volví a perder el conocimiento. Buscaría mi propio camino sin ayuda de nadie. Nadie me ayudó a escapar, nadie me ayudó cuando más lo necesite. Todo lo iba a hacer yo.

Desperté a las horas después, me sentía ya mejor, solo necesitaba descansar. Fui en busca de bayas para recuperarme.

Pasó el tiempo, alrededor de un año, me sentía lo suficientemente fuerte.

Mi misión ahora era vengarme principalmente de las personas que lastimaban a los Pokémon, que tanto odio les tenía.

Me acerqué a la corporación, y pues, no me sorprendí en que aún después de todo, siguiera en pie y funcionando.

Me escabullí silenciosamente por las tuberías hasta llegar donde mi gran premio. Aquel líder de ojos fríos y que odio, el sería mi gran premio. Quería liberar a esos Pokémon de la injusticia y tortura que vivían.

A medida que más me adentraba, me encontraba con Pokémon que eran torturados. Veía en sus ojos aquella desesperanza que yo mismo había experimentado. Mientras buscaba una forma para poder bajar, a los Pokémon presentes allí, le empezaron a agredir físicamente, me entró una rabia tremenda, que, con tajo aéreo, rompí las tuberías y fui en ayuda de este. Ataque a los humanos de allí, y libere a los pokémon, les dije que huyeran y así lo hicieron. Seguí por las habitaciones derrotando a los Pokémon y lastimando a los humanos. El líder debía sufrir todo mi odio, pero a los demás no los dejaría intactos. Seguí abriéndome pasó hasta el líder.

Allí, no me percaté que mi cuerpo estaba agotado. Solo seguía hasta cobrar venganza de todo. Llegue allí, y sentí como la adrenalina recorría todo mi cuerpo, estaba dispuesto a todo. El líder me miró y sonrió. Saco una pokeball. De ella salió un nidoqueen. Empecé con tajo aéreo, pero mis ataques no le hacían nada. Seguí atacando con tajo aéreo, pero no se mostraba dañado. Intente probar con mordisco. En ese momento el nidoqueen me atrapó, me sujeto frente a su boca, y de esta salió un rayo hielo disparado para mí. Una gran explosión salió de allí. Mi cuerpo salió disparado contra la pared. Ese ataque me dejó muy débil, casi era un golpe crítico. Me levanté y use respiro, para sanar mis heridas. Volví al combate con más tajo aéreo. No sabía qué hacer. Si volvía a darme sabía que no la contaría. Así que mantuve mi distancia. Me siguió lanzando rayos hielos, pero los esquivaba por muy poco. En un momento, me sentí acorralado. Sabía que tiraría otra vez un rayo hielo, y mi único escape era hacia arriba. Pero no intuí ese ataque. Cuando eleve el vuelo, uso avalancha contra mí, dándome de lleno. Ahora fui derrotado. Pensé que hasta allí llegaría y que me volverían a encerrar, pero, cuando mire al nidoqueen, tenía preparado otro ataque; un hiperrayo. Abrí mis ojos a más no poder. La explosión contra mi cuerpo hizo que hubiera mucho humo, y que mi cuerpo fuese disparado contra la pared, atravesándola, y llegar al exterior. No supe nada más.

Abrí mis ojos y alrededor mío estaba todo oscuro, solo me encontraba yo. Delante de mí apareció otra vez el líder. Me acerqué a atacarlo, pero apareció su nidoqueen. Ni siquiera derrote a unos de sus Pokémon, y él me derrotó fácilmente. Sentía impotencia, pues ese Pokémon era mi gran muro, uno que debía superar. Mire a mi alrededor y habían muchos pokémon siendo torturados, fui en ayuda de estos, pero volvió a aparecer ese Pokémon, con su hiperrayo dirigido a mí.

Desperté asustado. Sentí todo mi cuerpo arder como si tuviese fuego en él.

"No te muevas, tu cuerpo está muy dañado. Debes recuperarte". Mire de quien era esa voz. Si, otra vez esa humana. Otra vez la volvía a ver. Mire mi cuerpo vendado. Aún no sabía lo que había pasado. Lo único que tenía claro era que después de la batalla contra nidoqueen, perdí el conocimiento.

Me miró y pareció entender mi confusión, y me dijo: te encontré en medio del bosque todo ensangrentado. Estabas muy mal herido. Debes de haber tenido una gran batalla para haber quedado así. Pero no te preocupes, estas bien aquí, solo espero que no te vuelvas a escapar otra vez.

La mire fijamente. Era la tercera vez que la veía, y la segunda vez que me ayudaba. ¿Qué quería esa humana de mí? ¿Porque siempre me terminaba ayudando aun cuando yo esperaba morir?

Me seguía preguntando cosas en la cabeza, cuando la vi pararse yendo a donde estaba su venusaur. Se notaba su amor de entrenador y Pokémon, había confianza allí.

También estaba su golduck, el Pokémon que había visto anteriormente. De sus pokeballs saco a un luxray y finalmente, un piroar. Ese era su equipo completo. Sus Pokémon la adoraban. En sus ojos se veían aquel cariño. De cierto modo, me recordó a mi familia la cual ya no veía años atrás. No sé qué habrá pasado con ellos, pero no volvería hasta después de acabar con aquella gentuza.

Miraba su unidad entre sí. Pasó el tiempo, me tuve que quedar hasta recuperarme por completo de mis heridas. Allí, vi como entrenaba y luchaba con sus Pokémon. Unidos como uno solo. Siempre juzgue a todas las personas por igual, pero desde que la vi, sentí que en ella había algo diferente, algo que capturó mi atención.

Cada vez que me cambiaba las vendas me ponía tenso, pero después al tiempo me acostumbre, hasta relajarme. Ya alrededor de un mes, mi cuerpo lo sentía fuerte y sano. Me sorprendí al ver que con sus cuidados, las cicatrices anteriores hubiesen sanado, aunque algunas aún estaban allí. Comencé a entrar en calor para ver si mi cuerpo aún sabía pelear. Cuando termine, la mire y ella me dijo: espero que te sientas mejor, no vuelvas a pelear de esa manera, cuídate y no te arriesgues tanto. Yo la quedé mirando, asentí y me marché.

No iba a estar con ningún humano. Tenía un objetivo que cumplir, no iba a volver a caer. No otra vez.

Pasó el tiempo, decidí volver a entrenarme, a pesar que derrotaba a gran parte de los Pokémon, a ese, no le pude derrotar. Fue entonces, que de los Pokémon de las praderas, escuche de un Pokémon legendario, con un gran poder. Yveltal, el Pokémon de la destrucción. Decían que si lo derrotaba, iba a ser merecedor de un gran poder.

Fui en busca de aquel Pokémon. Ese era quizás el único método para poder derrotar al team que tanto odiaba.

Me demoré alrededor de un año en encontrarlo. Pero cuando lo encontré, mis esperanzas volvieron a surgir.

Su crisálida era imponente, pero debía ser valiente y enfrentar aquella prueba.

Invoque a aquel Pokémon, pero no pasaba nada. No sabía qué hacer, así que comencé a atacarlo para ver si reaccionaba. Y así lo hizo. Pero de mala manera.

Despertó aquel Pokémon que había oído escuchar, yveltal, el Pokémon de la destrucción. Su apariencia era majestuosa y maravillosa. Su poder se veía en todo su cuerpo, mi mayor ejemplo a seguir. Sin darme cuenta comenzó a atacarme. Empecé a esquivar sus ataques, pero algunos me daban de lleno. Era increíble ese poder y velocidad que poseía. Le lance mi mejor ataque, vendaval, mi ataque más poderoso y que me había costado aprender. Pero no le hizo mucho daño. Trate de seguir esquivando y dándole vendaval, pero cada vez estaba más cansado, ya no podría seguir luchando. Gran error había cometido. Si ni siquiera era capaz de derrotar a un Pokémon normal, menos podría derrotar a un legendario.

Estaba tan agotado que baje al suelo. Allí, trate de usar respiro, pero me pillo desprevenido lanzándome una ala mortífera, su movimiento característico. Cerré mis ojos ante el ataque. Pero... Sentí unos brazos rodearme y protegerme de tal impacto. No supe que fue lo que pasó hasta que abrí mis ojos.

Otra vez esa muchacha, ¿porque venía a mí siempre? ¿Porque venía ayudarme sin que yo se lo pidiera? me miró y me sonrió. Su cara se le veía lastimada, había ella recibido el ataque en vez de mí. Me dijo: que bueno que estés bien, he llegado a tiempo para salvarte. Te dije que no fueses imprudente. Y perdió el conocimiento. Sus Pokémon que estaban en las pokeballs salieron de allí y vieron a su entrenadora. Se miraron entre ellos y fueron a por yveltal. Comenzaron una pelea increíble, explosiones por todos lados, todos dando lo mejor que podían.

Deje de mirarlos para ayudar a esa chica. Ví su espalda, estaba gravemente lastimada por el ataque. Trate de llamarla, pero no respondía. Mientras los demás combatían, intente darle bayas para que se recuperará, pero no había nada. Intente pedir ayuda, pero no había ningún Pokémon que pudiese ayudarme. La seguí mirando sin poder creer que un humano fuese quien me salvará. Lágrimas empezaron a caer de mis ojos. Sentí una explosión detrás de mí, me di la vuelta, y fue cuando me percaté que cada uno de sus Pokémon había sido derrotado por yveltal. No sabía qué hacer. Había tratado de enfrentarme, pero perdí, si ellos que eran muy fuertes y no pudieron, ¿qué iba a hacer yo?

Aun así, debía hacerlo por ella, por la única que le debía todo. A la única que me dio esperanza de que no todos los humanos eran iguales. La única que siempre me salvó cuando más peor estaba. A ella le debía todo. Yveltal comenzó a apuntar con ala mortífera hacia nosotros. Debía interponerme en medio. Debía salvarlos a todos. Era mi culpa y saldría adelante como fuese. Por sus Pokémon, por mí. Por ella.

Determinación y valor había en mis ojos. Dispuestos a todo. Lanzó el ataque, debía recibirlo y aguantar. Me lance contra él. Fue entonces que de mí una luz blanca apareció, iluminando todo a mi alrededor. Una nueva forma. Un nuevo poder. Pulso dragón.

Lo use para contrarrestar ala mortífera. El choque de ambos provocó una gran explosión. Sin más tiempo que perder, use vendaval. Aquel ataque ya era mucho más potente y le comenzaba a hacer daño. Le empecé a dar de lleno con mis ataques. Tratando que no contra atacará. Seguí así hasta agotarme en mi nueva forma. Yveltal aún seguía de pie, dando pelea. No sabía qué hacer. Por más que intentará derrotarlo no podía.

Me tome unos minutos para poder respirar y recuperarme, fue en ese momento que yveltal apareció nuevamente, y me lanzo un pulso umbrío. Trate de esquivarlo, pero me dañó un ala, causando que cayera al suelo recibiendo otro golpe.

Trate de levantarme para seguir peleando, pero ya estaba exhausto de tanto luchar. Mire a yveltal y este preparaba otro movimiento: vendaval.

En ese momento, creí que de verdad todo terminaría, pero un ataque desde otro lado, apareció, para distraerlo. Eso hizo que yveltal se fuera de donde estábamos.

Me di la vuelta, para ayudar a la chica. Fue entonces que me di cuenta que me había estado observando, no sabía desde cuándo, pero me alegraba de que estuviese bien. La chica ya había devuelto a sus Pokémon dentro de las pokeballs. La tome de los brazos y partí el vuelo hacia alguna ciudad. Al llegar a una, las personas salieron a socorrerla, mientras que yo, solo miraba como la atendían.

Cuando se la llevaron, me marché, debería seguir con mi camino como debiese ser. Solo me quedaba derrotar aquella corporación, ese era mi último propósito. Pero antes, debía recuperarme. Luego de varios días, recobre mis fuerzas.

Partí hacia aquella corporación otra vez, está vez, si destruiría todo. Dejando a los Pokémon libres. Entre. Comencé otra vez a batallar con los secuaces del líder. No tenía que hacer mucho esfuerzo, pues los derrotaba con un solo ataque. Llegue hasta al líder que se encontraba en una especie de gimnasio. Allí parecía esperarme. Me sonrió otra vez y me dijo: ¿tú no te rindes verdad? ¡Espero que seas capaz de dar una buena batalla! Saco a su nidoqueen. Al parecer todavía me recordaba ese Pokémon, pues al verme, sonrió sabiendo como si él fuese a ganar. Eleve el vuelo, acercándome hacia ella. Esta empezó con rayos hielos, cuales yo esquivaba gracias a mi velocidad. Me acerqué lo suficiente como para darle de lleno un pulso dragón. Hubo una explosión. Aquel Pokémon resistió mi ataque, pero le había hecho daño. Deje que ella atacará está vez, lanzándome una avalancha, lo cual tuve que hacer maniobras en el aire, para poder deshacerme de ellas. Desde el lugar que me encontraba, le lance un vendaval que le dio de lleno. Nidoqueen apenas se podía levantar, por fin le estaba ganando. Se levantó a penas, para mirarme enfadada y preparar su último ataque: hiperrayo. Sabía que lanzaría ese ataque, así que prepare un pulso dragón para contraatacar. Los dos poderes chocaron, provocando una gran explosión. Al final, le lance un tajo aéreo para poder dar el fin a la batalla. El líder me miró sonriente, como si para el todo fuese un chiste, saco a un nidoking. Parecía más fuerte que nidoqueen, pero le tendría que ganar de cualquier forma. Luego de unos pulsos dragón y vendaval, cayó bajo mis pies.

Al parecer, solo le quedaban dos Pokémon. Solo me faltaba ganarles a esos y por fin cobraría mi venganza. Saco a un rhyorhn, un Pokémon tipo roca tierra. Un nuevo desafío. Vendaval y taje aéreo iban a ser inútiles con él, así que sólo podía usar pulso dragón. Fue una dura pelea contra ese Pokémon. A pesar que no era tan inteligente, si contaba con un gran poder. Después de una ardua batalla, pude ganarle. Solo me faltaba el último, el líder me miró sonriente y me dijo: este es mi último Pokémon, es el más fuerte de todos. Espero que le des un buen combate. Saco a un rhydon. La evolución de rhyorhn. Ese sería una gran batalla, puesto que mis ataques no eran efectivos contra los de roca. Aun así, me preparé para un combate.//

Comenzó nuestro combate. Ataques iban y venían. Yo me encontraba muy agotado, mis fuerzas se estaban yendo. Mientras que aquel pokémon estaba tranquilo, mis ataques no le hacían daño, mi único ataque que le podía lastimar, no le dañaba mucho. Fue entonces que sentí hablar al líder: ¡vah! Pensé que me darías una gran pelea, justo ahora que se estaba comenzando a poner bueno, pero veo que sigues igual, jamás aprendes. Nunca darás toda tu fuerza. Pero terminaras mal, como las anteriores veces.

Al escuchar esas palabras, me entro una rabia. Rabia porque a pesar de haberme esforzado tanto, aun no podía ganarle. Fui y ataque al pokémon. Esperaba terminar con esto lo antes posible. No quería ver a otros pokémon pasar por lo mismo, ya no. Cuando ya me encontraba lo bastante cerca del pokémon para atacarlo, me pilló desprevenido con un ataque súper eficaz contra mí: cola dragón.

Me lanzo contra la pared, dejándome más débil. El pokémon se acercó a mí despreciándome, mientras que el líder se quedó al lado de este diciendo: ves? Te lo dije. Sigues siendo esa escoria que me mirabas con desprecio. Rhydon, hiperrayo. Justo en ese momento salió un rayo desde donde yo había entrado. Haciendo que el líder y el pokémon se corrieran de donde estaba y lanzara contra la pared aquel ataque. No lo trates como la basura que eres tú, Giovanni. Pensé que ya habías dejado todo esto, pero veo que sigues con lo mismo. No sabía que estaba pasando, pero como si fuese un deja vu, volvió a aparecer esa chica. La mire sorprendido, ella me miro y fue a ayudarme, detrás de ella venia su luxray. Colmillo hielo, dijo ella, y su pokémon ataco al instante. Al parecer, durante el tiempo en que no nos habíamos visto, se fortaleció demasiado.

Al mirarme me dijo: ahh... ¿tú no aprendes verdad? Bueno, después curare tus heridas, pero, por ahora, hay algo de lo que te debes encargar, ¿verdad? .asentí, me levante de donde me encontraba. Su rhydon se encontraba débil. Giovanni se encontraba impresionado de lo que estaba pasando. Quería eliminarme, que desapareciera de la faz de la tierra, pero esa chica volvió a ayudarme, otra vez... los dos juntos atacamos, yo con pulso dragon y ella con su luxray un voltio cruel.

Al salir de ese lugar destrozado y cubierto en llamas y explosiones, la chica curo mis heridas. Ella era una humana diferente de los demás. Ya lo sabía, pero, me gustaba que esos pokémon de ella tuviesen tal destreza en combate, y que fuesen tan unidos, que un sentimiento me embargo.

Después de terminar de curarme, se despidió y se dio media vuelta, pero la detuve. Quería empezar una nueva vida al lado de ella, quien me salvo varias veces, hasta el último momento. Sabía que al lado de ella sería aún más fuerte, ya que así me lo demostró la vida. Al mirarme directamente entendió. Saco una pokeball y me la ofreció. La toque al instante, y a los segundos, quedé adentro. Ahora seriamos un equipo entre todos. Sabía que había hecho una buena decisión, ella gano mi confianza y me dio ánimos para seguir adelante, aun cuando no creía obtenerla, ella me dio su confianza, y con eso, me haré aún más fuerte he invencible. Ahora entendía a esos pokémon que daban todo por sus entrenadores.

Al año después, luego de mucho entrenamiento, aprendí estruendo, uno de mis ataques más poderosos. Y mientras continuaba el viaje junto a esta chica, recibimos un huevo de parte de una señora de una guardería, y al tiempo después, de el salió una pequeña Ralts.

Continue Reading

You'll Also Like

281K 6K 33
WATTPAD BOOKS EDITION You do magic once, and it sticks to you like glitter glue... When Johnny and his best friend, Alison, pass their summer holid...