JACK
Era una clara noche de Luna llena en Arendelle, los grillos cantaban mientras las lechuzas cazaban, silenciosas como siempre. Jack estaba holgazaneando en el bosque, esperando a que algo ocurriese. No sabía bien por qué, pero tenía la sensación de que en esa noche él debía permanecer ahí, sentado en la mitad del lago.
La luz lunar lo bañaba por completo, y, para Jack, esto era lo más cerca que podría estar jamás de ella, puesto que el hombre de la luna no parecía notarlo desde que nació. Después de unos minutos, no soportaba sentir la luz en sus ojos, puesto que le recordaba que era ignorado incluso por el que le dio la vida, por lo que se puso la capucha de su capa mientras dibujaba sobre el hielo.
"¿Por qué no me fui todavía?" Se preguntó Jack.
Su respuesta llegó varios minutos más tarde, pero consistió básicamente en sentir a su capucha ser arrojada hacia atrás, darse vuelta y encontrarse con Elsa parada junto a él, sorprendiéndole tanto que su mandíbula cayó, dejándolo boquiabierto.
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-Hola, Jack.
"¿Hola Jack? ¡¿Hola Jack?! Todos estos años ignorándome y ahora sólo venía y decía ¿hola Jack?"
Elsa debió de notar el disgusto en la cara del chico porque continuó antes de que él pudiera decir una palabra.
-Lo siento, lo siento mucho Jack, en serio, yo...- Sus ojos se habían puesto llorosos y su boca formado un puchero, estaba al borde del llanto. Jack empezó a sentirse mal- No... No debería estar acá.
La reina miró hacia varios lados y por último a Jack antes de salir corriendo hacia el bosque.
"¿Qué acaba de pasar?" Fue el único pensamiento que él pudo mantener durante unos segundos, tal era el estado de shock en el que se hallaba. Luego reaccionó y corrió tras Elsa. "Está completamente loca si piensa que la voy a dejar escapar otra vez"
Salió disparado a toda velocidad, pidiéndole ayuda a los vientos. La encontró rápidamente poder volar sobre las copas de los árboles era una gran ventaja. Sus cabellos platinados resaltaban entre las hojas y troncos oscuros. Bajó en picado hacia donde ella estaba y usó su bastón para amarrarla por la cintura.
-¡¿Qué está..?!- Gritó Elsa antes de darse cuenta de lo que sucedía. Miró a Jack alarmada. Este la ignoró.
Volaron así un par de minutos por el frío aire hasta que llegaron a una montaña llena de nieve, alejada de todo y todos, sin poder ser interrumpidos como pasó la última vez. La arrojó sobre el suave manto blanco sin ningún cuidado, visiblemente molesto.
-'¿Hola Jack?'- La imitó, luego frunció el ceño, indignado- ¿En serio? ¿Tanto tiempo sin que me dirigieras la palabra, ignorándome, y lo primero que se te ocurre decir es eso?
Elsa se levantó del suelo y se quitó la nieve con un simple movimiento de la mano. Estaba vestida con un camisón simple rojo de cortas mangas con un pronunciado escote y adornado con un encaje bordó, pero ella no parecía notar el frío que se arremolinaba a su alrededor. Tenía los ojos llenos de lágrimas que caían por sus mejillas sonrosadas. Jack la miró de arriba a abajo con curiosidad y se podría decir que con... ¿diversión?
-No me mires así- dijo ella ofendida cruzando los brazos sobre su pecho.- ¿Qué querías que te dijera? Se supone que cuando dos personas se encuentran deben saludar primero. ¿No es así? De todas maneras yo solo vine a disculparme con vos. Todo... cambió desde que te fuiste. Al otro día de haberte dicho adiós ya te extrañaba Jack, extrañaba a mi compañero de juegos, pero estaba asustada...
-Yo ya sabía que todo había cambiado, Elsa- pronunciar su nombre frente a ella le hizo sentir raro. Parecía tan frágil y arrepentida parada ahí sola, que le daban ganas de abrazarla- Por eso...por eso te dejé el mensaje en tu habitación. Para serte honesto, creía que ya te habías olvidado de mí, que no creías en Jack Frost.
-Nunca te olvidé, Jack- Elsa negó con la cabeza y sonrió. Tenía unos dientes tan blancos como los de él.
"Que linda sonrisa" Pensó Jack atontado. "¿Qué estoy diciendo? La conozco desde que era solo una niña" Se preguntó, sorprendido de haberse encontrado admirando el físico de Elsa.
-Yo nunca dejé de creer en vos- Continuó la reina.
-¿Ves? En eso ya sé que estás mintiendo. Nunca antes intentaste contactarme. No me veías, Elsa, Yo...- Jack luchaba por encontrar las palabras exactas sin pareces un acosador obsesionado con ella- yo te estuve visitando cada invierno, entraba a tu habitación y no me veías. Intentaba hablar con vos, no soportaba verte tan sola y llena de miedo, pero para vos yo ya era invisible.
Después de esta declaración Elsa estalló en lágrimas. Jack ya no pudo seguir actuando frío y herido y corrió a abrazar a su amiga, porque, apenas la vio en el lago, se dio cuenta de que nada de la relación entre ellos había cambiado mucho, a excepción de la repentina admiración de él por el cuerpo de la joven.
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-Shh, ya está, perón, no debería haber dicho eso- intentó consolarla.
-No, tenés razón- dijo entre hipidos, sorbiendo la nariz de vez en cuando- Yo...dejé de creer. Lo lamento tanto Jack, lamento haberte dicho esas cosas horribles la última vez que nos vimos, estaba asustada, no sabía lo que decía. Casi mato a mi hermana.
Elsa estaba clavando sus uñas en la ropa de Jack, como si no quisiera dejarlo que desaparecer otra vez.
-Lo sé pequeña.
"¿Está bien decirle pequeña?" Porque, aunque Jack tenía casi 100 años, Elsa tenía una edad física mayor, rondando los 22 años cuando él creía que su cuerpo pálido apenas llegaba a los 17.
-Ahora soy una reina Jack, no puedes tratarme como si tuviera 8 años otra vez.
-Sh - la calló- déjeme hablar señorita. Sé lo que le pasó a tu hermana, sé cómo te distanciaste de ella, y también tengo conocimiento del accidente de tus padres. Siempre estuve ahí Elsa, aunque vos no pudieras verme. Fui yo quien hizo esa escultura de tus papás, no vos como creo que sostenías. Nunca te dejé sola.- Elsa lloraba cada vez menos, sus hombros dejaron de temblar y su respiración se normalizó.- Lo que no entiendo es qué fue lo que hizo que todo cambiara.
-Bueno... es una historia un poco larga- La reina se enderezó y miró a Jack a los ojos, sonriendo- debo estar horrible.
-No- dijo el muchacho sonriente negando con la cabeza, aunque la joven tuviera los ojos y boca hinchados, junto con unos cachetes rojos e irritados por el paso de las lágrimas.- Vamos, quiero escuchar esa historia un poco larga.
Permanecieron sentados largo rato mientras Elsa le explicaba lo sucedido el día de su coronación, cómo congeló a Arendelle y escapó a las montañas y creó un castillo de hielo inmenso para ella sola. En este punto de la historia Jack la interrumpió con un silbido, impresionado.
-¿Fuiste vos quien hizo eso? ¿VOS?
-Cállate- le respondió Elsa riendo mientras lo golpeaba juguetonamente- Para que sepas, mejoré mucho desde que nos vimos.
-¿El alumno superó al maestro?- Preguntó Jack, incrédulo, entre risas.
-¿Superarte? Querido, si nuestro nivel se pudiera medir en una escala del 1 al 10, siendo 10 súper experto, yo sería un 9 y vos un 4.
-¿A sí?- Mientras Elsa respondía, Jack tomó un poco de nieve, formando una pequeña bola y se la arrojo a la cara.
Elsa no tardó mucho en contraatacar, envió una avalancha hacia él impidiéndole alzar vuelo, lo que le dio tiempo para esconderse detrás de una roca. Pero Jack no se dio por vencido, utilizó una corriente de aire para obligar a la reina a acostarse y creó esposas de hielo firme y duro en sus manos y pies forzándola a permanecer atada al helado suelo. Luego se arrojó sobre ella, reforzando a las esposas inmovilizándola al colocar sos dos codos a cada lado de su cabeza, ya que sabía que ella podría llibrarse de las esposas con la mayor de las facilidades. Sus rostros estaban tan cerca que sus narices llegaban a chocar cuando respiraban. Jack se apartó enseguida, avergonzado. Las mejillas de Elsa estaban al rojo vivo, no podía mirarlo a los ojos.
-Lo siento... ¿qué decías que pasó después?- la apresuró a continuar.
"No entiendo lo que acaba de pasar"- se repetía Jack completamente atontado "Sus ojos...son tan bonitos a la luz de la Luna." Se alegró al darse cuenta de que el vacío que había visto años atrás en los ojos de Elsa había sido reemplazado por el mismo brillo de esperanza que él conocía.
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La reina no tardó mucho en terminar la historia, ninguno de los dos se atrevió a volver a interrumpir por miedo a que se repita otra situación tan incómoda como la anterior. Al finalizar, luego de un largo silencio que Jack aprovechó para reflexionar acerca de la historia, Elsa lo miró a los ojos.
-Jack, ¿por qué no me odias? ¿Por qué me dejaste explicarme?
Él se encogió de hombros, realmente no lo sabía.
-No tengo idea- sonrió- Siempre creí que cuando te dignaras a mirarme iba a tener que ponerte en tu lugar, enfadarme con vos y esas cosas, pero... cuando te vi en el lago yo... no lo sé, simplemente supe que nuestra amistad seguía siendo fuerte aunque yo estaba ofendido.
Elsa apoyó su mano sobre la de él, mostrándole que ella estaba totalmente de acuerdo con lo que decía y le sonrió de una manera tan tierna, que Jack no pudo evitar recordar a cuando ella era una pequeña princesa y le dijo, como respuesta a todas sus preguntas, que creía en la nieve. Ambos se miraron a los ojos y el silencio los envolvió.
"Genial" pensó Jack "Otro momento cargado de tensión"
Se levantó con ayuda de su bastón, más por costumbre que por necesidad, se agacho hacia Elsa, y, tendiéndole la mano le dijo:
-¿Lista para partir, su majestad?
Ella tomó su mano agradecido, con una sonrisa tonta en el rostro, que se desvaneció al darse cuenta de que estaba amaneciendo y cambió por unas arrugas de preocupación.
-¿Cuánto tiempo estuve acá afuera? Todos deben estar buscándome. Voy a tardar horas en volver. Todavía no di respuesta a la carta de Corona, ni empecé con los preparativos para su llegad¡...!
Se vio interrumpida por la mano de Jack, que le cubría la boca. Él se posicionó detrás de ella, rodeándole la cintura con el brazo que sostenía el báculo.
"Sus labios son suaves"
-Calladita la boca, no es divertido si vivís pensando en tus tareas. Sólo déjate llevar.
A continuación, Jack llamó a una corriente de aire para que los eleve y empuje hacia Arendelle. Y así bajaron de la montaña, volando abrazados sobre los árboles del bosque, mientras el amanecer teñía el cielo de colores pastel.