Ni tan bella ni tan bestia ©

By LunnaDF

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Leonardo acaba de descubrir algo muy importante, algo que ha cambiado su esencia y todo lo que él creía corre... More

Dedicatoria
Prólogo
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Epílogo
Aclaraciones

* 44 *

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By LunnaDF

Cuando Esme bajó del escenario, lágrimas gordas rodaban por su mejilla, Leo quiso abrazarla, pero ella no se dejó, ignoró todas las demostraciones de afecto y de admiración de todos quienes la esperaban ansiosos para estrecharle una mano o decirle algunas palabras, y fue directo al baño de damas del primer piso, uno que estaba alejado de todos. Tefi no necesitó que ella le dijera nada y se dedicó a distraer a las personas para que nadie la siguiera.

—Quiero hablarle, dime donde está —dijo Leo acercándose a ella.

—Déjala un rato, ya tendrán oportunidad de hablar —zanjó decidida.

—Necesita escucharme... —pidió.

—Necesita estar sola y asimilar todo lo que está viviendo, déjala un rato —respondió con seguridad.

Leo suspiró y fue al exterior donde buscó que alguien le diera un cigarrillo. Hacía mucho que no fumaba, pero se sentía mal, perdido y nervioso.

Esmeralda se miró al espejo y por primera vez vio a la nueva versión de sí misma que estaba empezando a surgir. Se veía bella y segura, y por más que el dolor y la melancolía empañaban sus facciones, sabía que todo estaría bien, solo era cuestión de tiempo. Extrañamente nunca se había sentido tan fuerte, y aun así no podía evitar temer que todo aquello fuera acabar con una sola palabra de alguien que intentara dañarla. Sin embargo, le gustaba aquello que veía, se sentía bien y se sentía a salvo, se sentía capaz.

Leo estaba nervioso y preocupado, no sabía cómo encarar a Esme después de lo sucedido, era obvio que aquello había pasado mucho tiempo atrás, pero era cierto que lo había hecho y no podía borrar aquel momento, solo podía esperar que su novia lo perdonara.

De pronto alguien tocó su hombro con suavidad.

—¿Estás bien? —Beatriz lo miraba con una sonrisa—. Han estado genial allá adentro.

—Así es... —asintió Leo, pero para su madre no fue suficiente.

—¿Quieres hablar? —inquirió.

Leo esperó unos minutos y luego le contó a grandes rasgos lo que había pasado. Beatriz solo lo escuchó y dejó que terminara.

—Dale su tiempo, Leonardo, y luego explícale... o más bien, pídele perdón por ser tan idiota, hijo —dijo la mujer abrazándolo.

—¿Crees que me perdone? —preguntó.

—Creo que ella tiene un corazón enorme y que te quiere mucho...

—¡Leo! ¡Ya van a dar los resultados! —Llamó un chico desde la puerta. Bea le sonrió y le dio unas palmaditas en el hombro antes de que ingresaran juntos al teatro de nuevo.

***

Cuando el presentador llamó a los chicos al escenario para que recibieran el cheque simbólico que se les otorgaba por ganar el concurso, todos subieron animados. Saltaban, se abrazaban y lloraban en un solo abrazo de grupo en medio del escenario. Esme también estaba allí, Tefi le había llamado cuando estaban por dar los resultados. En ese momento se sintió feliz, todos le abrazaban y le agradecían, todos querían acercarse a ella y regalarle unas palabras.

Luego de que la algarabía pasara, ella y Tefi decidieron salir de los camerinos para juntarse con los chicos del grupo que harían una fiesta en casa de Luli para celebrar el triunfo.

—Vas a ir... —decía Tefi mientras Esme negaba.

—Ya está, ya hice lo que debía, ya tienen lo que querían... No voy a ir —zanjó Esme una vez más.

—Vas a ir... Vamos a ir... —repitió Tefi girando los ojos.

—¡Chicas! ¡Las esperamos! —gritó entonces Camila que subía al auto de su padre junto con algunos chicos.

Tefi se encaramó al brazo de Esme como para guiarla y recostó su cabeza en el hombro de la misma.

—Estoy orgullosa de ti... —dijo y Esme sonrió.

—¿Esmeralda Mendieta? —Una voz masculina les habló desde atrás, ambas se giraron para ver al hombre canoso y trajeado acercarse sonriendo.

—¿Sí? —inquirió ella dudosa.

—Mi nombre es Manuel Franco, quería entregarte esto —dijo dándole una tarjeta—. Quisiera que me llamaras para concertar una entrevista si te interesa una beca para la Licenciatura en Música en una importante Universidad del extranjero.

—¿Cómo? —preguntó la muchacha sorprendida.

—Pues así como lo oyes, creemos que tienes mucho talento —sonrió.

El señor se marchó por el mismo sitio por donde había aparecido y dejó a ambas chicas con los ojos desorbitados. Tefi fue la primera en reaccionar abrazando a su compañera y amiga.

—¡Una beca en una universidad de otro país! —chilló sonriendo.

Cuando llegaron a la fiesta ya muchos chicos estaban por allí, la casa era grande y lujosa y ninguna de las dos había estado nunca por allí. Luli las recibió y les indicó hacia dónde ir. Pronto, un rostro conocido se acercó a ambas, Adrián había ido al concurso a pedido de Tefi y luego a esperarlas en la fiesta.

—Llegaron —sonrió.

—¿Qué haces por aquí? —preguntó Esme algo confundida.

—Ella me invitó —dijo señalando a Tefi.

—Ya le quedan pocos días por acá y pues, no podía irse sin ver tu gran triunfo —añadió la muchacha algo sonrojada.

—Has estado genial —dijo el chico abrazándola. Esme se dejó envolver por sus brazos y Tefi, sintiéndose algo incómoda dijo que iría a buscar algo para comer pues moría de hambre.

—¿Cómo has estado? —preguntó Esme mientras ambos caminaban buscando un sitio donde sentarse.

—Bien... aquí intentando organizar mi vida y definir qué es lo que debo hacer...

—Es complicado, ¿no? —preguntó Esme suspirando.

—¿Qué cosa?

—La vida... —sonrió encogiéndose de hombros.

—Pues... no lo sé, supongo... ¿Tú? ¿Cómo va todo? ¿Y Leonardo? —inquirió.

—Pues no lo sé... creo que hoy no ha sido uno de los mejores días para ambos —sonrió con tristeza.

—¿Me quieres contar?

Esme le contó todo lo que sucedió y cómo se había sentido y Adrián la escuchó atentamente.

—Pienso que debes escucharle, Esme, ha sido hace un tiempo y él te ha demostrado que no piensa ni siente de esa manera —añadió finalmente.

—Lo sé, solo que... tengo miedo... —susurró.

—El miedo siempre está presente, el caso es vencerlo... —dijo Adrián sonriendo a su amiga.

—Supongo que tienes razón. ¿Tú? ¿Qué cuentas? —inquirió la muchacha—. ¿Te vas? ¿No te vas?

—Pues, no lo sé... estoy que no me decido, supongo que también tengo miedo.

—¿De?

—¿Has temido alguna vez perder a alguien a quien quieres mucho? —inquirió y Esme asintió pensando que quizás eso era parte de su miedo en ese mismo instante, despertar un día y darse cuenta de que Leo no era quien siempre había sido o que simplemente se alejara—. No quiero volver a perder a alguien que me importa, pero tampoco sé si podré ser lo que esa persona espera que sea en este momento...

—¿Hablas de Tefi? —inquirió Esme decidida.

—¿Cómo es que me conoces tanto? —preguntó él con una sonrisa.

—Los conozco a ambos. Lo único que te puedo decir, Bam Bam, es que no la lastimes... no le des falsas esperanzas, por favor —pidió.

—No quiero hacerlo... De verdad estoy confundido, Esme... no sé si es solo el momento y haberla sentido tan cerca cuando más solo me sentía o... algo más.

—Pues, defínelo y si es algo más no la dejes ir... es genial, es la mejor del mundo —sonrió.

—Lo sé... —musitó Adrián mientras ambos miraban a la chica acercarse con bebidas en mano para los tres.

—Supongo que la idea de perder a quien queremos siempre asusta —añadió—, pero nunca tendremos esa certeza así que creo que es mejor pensar que si esa persona está destinada a ser parte de nuestra vida, pues allí se quedará...

—¿No es muy conformista eso? —inquirió Adrián.

—Sí y no... Puedes hacer lo que está en tus manos para que se quede, pero no puedes obligar a nadie que no quiere quedarse...

—Tienes razón... y, ¿por qué estamos hablando de esto? —inquirió divertido.

—No lo sé, supongo que estamos divagando un poco —respondió Esme sonriendo.

—Has estado brillante hoy —zanjó el muchacho.

—Gracias...

Leo se acercó a Tefi y la ayudó con las bebidas que traía, entonces ella le hizo un gesto para mostrarle a donde iba y él miró a los chicos. Adrián dio un pequeño empujoncito a Esme para que se diera cuenta que Leo se acercaba.

—Hora de encargarte de tus miedos —sonrió divertido.

—Y tú de los tuyos —respondió Esme al ver a su amiga avanzar algo avergonzada, era obvio que la presencia de Adrián la intimidaba en cierta manera.


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