Volteé a ver a Harry aún seguía allí. Niall me miro desconcertado y luego vio a Harry.
-Oye hermano—Dijo Niall en su tono ebrio pero feliz—Estamos ocupados, ¿Podrías irte?
-No—Contestó Harry.
-¿Eres gracioso?—Niall le preguntó y al instante se puso de pie. Yo igual.
-No—Dijo Harry, su voz era grave, intensa y grave. Podía notar que estaba algo molesto.
-Tio, por las buenas, retírate. Mi novia y yo te lo pedimos.
-¿Tu novia?—Harry me miró, sentí un miedo agudo que me paralizó. Harry caminó hasta Niall, lo miraba con odio y Niall no parecía temerle, pronto se acercó a mí un calambre nunca antes sentido. Las botas de Harry hacían un ruido tétrico con el suelo de madera.
-Harry—Dije. Sonó como su le suplicara.
-¿Lo conoces?—Niall giró su cabeza para verme.
-Claro que me conoce—Dijo Harry Styles, quién seguía mirando a Niall—Preciosa—Su cuello giró para verme— ¿Recuerdas lo que pasaría, si este se acercaba?—Mi garganta se cerró. Lo miré fijamente e intenté pedirle con los ojos que no le haga nada. Negué con la cabeza y Harry hizo una sonrisa de costado. Ahora mis piernas respondían al cerebro y no me quedé quieta como una estúpida. A pasos largos y apresurados, me aventé hacia Harry y caímos al suelo. Encima suyo lo miré y él seguía con su sonrisa de costado.
-Aléjate de mi vida, Harry.
-Quería tenerte en esta posición pero en otro momento.
Rió y lo miré a la defensiva, sonreí y él se volvió serio. Tomé rápido el cuchillo que traía y lo apunté hacia su garganta. Mantenía una sonrisa como la de él hace segundos.
-Janis..., no querrás ser una asesina como yo ¿Cierto?—Había confesado por fin, lo que era.
-No eres un asesino—Le creía de todos modos.
-Sí, uno verdadero—Sonrió
-De-ja-me en paz ¡Harry!—Exclamé y lancé el cuchillo lejos. Me paré y tomé a Niall del brazo y corrimos hasta la pista de baile. No sé si fue lo mejor que hice, pero ahora estaba al cien por ciento segura de que quería alejarme.
A la hora Niall me pedía insistente explicaciones, y yo suplicaba porque olvide todo a la mañana siguiente. Lo llevé hasta su casa en su convertible Pontiac GTO. Tenía miedo de dejarlo sólo, comenzaba a tenerle un afecto profundo así que decidí quedarme con él en su casa, y aseguré la misma con todos los métodos que tenía.
Él se durmió como un bebé a los minutos, y yo seguía exaltada y estresada por la peligrosa noche que vivimos y aún no termina, pedía que salga el Sol pronto y eso tampoco me garantizaba que todo se iba a aliviar. Odiaba a Harry Styles.
*
-Janis—Un susurró que se trasladó de mi sueño, a la realidad—Despierta linda.
-Niall—Me desperecé.
-¿Cómo te encuentras?
-Bien. Agotada.
-¿Qué haces aquí? No es que no me guste, me encanta. Pero no me vayas a decir que lo hicimos y no recuerdo nada—Sonreí sin mostrar los dientes, él no recordaba a Harry.
-Estaba cansada para seguir hasta mi casa.
-Puedes quedarte las veces que quiera, pero trata de que no esté alcoholizado y te dé una buena bienvenida—Reí y volví a cerrar los ojos, abrazando la almohada, necesitaba desquitarme pero suavemente.
Al rato Niall trajo el desayuno a la cama y observé como acomodaba todo en su lugar, sonreí. Se acercó y levantó las cejas “Estás despierta del todo” dijo lentamente y asentí. Se aproximó y me besó los labios con delicadeza, me gustaba su boca. Me acercó el desayuno y hablamos de cosas sin coherencia. Una servilleta que pedía ser escrita por mí. Niall se alejó para irse al baño y con mis ojos busqué un bolígrafo. La mesa de noche de Niall, tenía una color dorado pero sospechaba que la tinta era azul, reí por mis absurdas teorías.
“Aléjate y déjame volver a Janis. Te lo imploro” suspiré luego de que la tinta no se corría. Las letras desaparecieron, y creí haberlas no escrito. Volví a trazar lo mismo y allí se quedaron, dudé de si era una oportunidad para no escribir eso, pero la oportunidad era ser Janis.
En la tarde ya estaba en casa. Tengo que admitir lo pesado que se siente mantener la memoria, la memoria en un ojo que no parpadea, como anoche, cuando no me dediqué a cerrar los ojos mientras observé en fusión la actitud de Harry.
Ordené la habitación y ya ansiaba empezar la universidad. Phil me acompañó en el aseo y Barbara quería hablar conmigo, pero me encontraba tan ocupada que no tuve tiempo. Cuando por fin tuve uno, baje por una bebida y Barbara me sonrió algo raro.
-Encontré a la escritora de <Obsesión por lo desconocido>—Me dijo y me quedé sorprendida. Suspiré hacia adentro, fue en reversa y el aire se quedó en mi pecho hasta que baje y sonreí a Barbara, me devolvió el gesto
Tendríamos que hacer un viaje al Este de Nueva Orleáns, ella estaba allí, alejada de la costa y en el centro del Este. Un viaje de largos treinta minutos por el pasaje que nos acoplaba el camino. Barbara se anticipó a conducir, lo dejé en sus manos y con un mapa digital, o como diría Barbara, GPS, nos fuimos al Este de Nueva Orleáns.
-Que coincidencia de que esté en la ciudad más grande de Luisiana, como tú.
-Comienzo a creer que mi destino me descolocó y así debe ser.
-¿Odias a la tía?
-Ahora no. La entiendo.
-Luego hablamos de Harry—Me dijo, la miré seria y no entendió, pero siguió con su vista al volante—Ayer estuvo en la disco y le cayó muy bien a Louis. Pensaba en llamarte pero te vi a los besos con Niall.
-No pudieron seguir los besos cuando Harry se apareció—Ella exaltada, gritó “¿Qué?”
-¿Cuándo lo hizo?
-Cuando Niall quería ir más lejos.
-Fuiste más lejos que Niall, nena. Se fueron de la mano a su casa, te vi en tu recorrido mientras Harry robaba de mi tiempo. Harry ni te vio.
-Harry se apareció con un cuchillo, Barbara, por eso me fui.
-Te fuiste con Niall, y Harry nunca se movió de nuestro lado—Estaba totalmente perdida, mi punto a casa se había borrado, ¿Quién soy?
-No es posible. Ahora quiero visitar más que nunca a Juliet.
-Algo raro pasa, ya te nombro a Harry y no siento que te guste.
-Me confesó que es un asesino.
-Puedo creerte amiga, pero, Harry nunca se alejó de nosotros y tú ya te habías ido—Dijo y no decidí hablar más. La ruta aún no marcaba indicios del Este de Luisiana, hasta después de un rato.
Recorrimos el centro y una casa acogedora por fuera, tenía tallada en la cera, el número de la casa de Juliet. Con curiosidad y timidez, nos acercamos con Barbara, y llamamos a la puerta.
Un señor alto y delgado, que colgaba anteojos, sostenidos por su nariz, nos miró amigable pero sorprendido.
-Hola—Dije
-Señor—Dijo Barbara seguido, creo que los modales hoy me faltan.
-Buscamos a Juliet—Le dije.
-Aguarden aquí—
El tipo nos hizo esperar quince minutos, no podía llegar hasta el comienzo de mi uña porque ya con lo que mordí de ellas, mañana dolería.
Una mujer, de algunos treinta y pico, nos miró seria y nos preguntó quienes éramos, hasta que le mencioné que leí su libro y estaba interesada en saber algo más que en el momento no podía decirle, menos en la puerta de su casa. Ella asintió y dijo “¿Ya conociste a Harry?” miré a Barbara quién levantó los hombros y yo contesté un “Si” desconfiado. Nos hizo pasar.
-Harry es... el amor que no olvidas—Dijo susurrando a lo último, Juliet, escritora de <Obsesión por lo desconocido>
-Juliet. Harry es alguien extraño—Le dijo Barbara y yo asentí, aunque su oración fue pobre y yo la seguí.
-Harry me invade la vida, señorita. Y estoy confundida—Solté
-Confundida de si es bueno, o si es malo—Asentía Juliet mientras lo decía, bebió un sorbo de té y se paró mirando por la ventana—Él no es malo—El Sol, aclaraba el cabello de Juliet, era como el mío de longitud y de color. Sus ojos eran rasguñados hasta arriba y tenían un color verde esmeralda, una nariz pequeña y puntiaguda, y unos labios gruesos y coloridos naturalmente.
-En su libro parecía ser un sujeto siniestro.
-Es un sujeto siniestro, Harry te aterra profundamente—Dijo Juliet—Pero te enamora y eso pesa más.
-Es un asesino—Finalicé. Juliet se hecho a reír aunque quiso hacerlo discreto.
-No es un asesino—Reía.
-A mi amiga le confesó eso—Dijo Barbara, sosteniendo su taza de té.
-¿Aún no sabes qué es Harry?—Me miró suavemente, Juliet. Entiendo porqué la fijación en ella, de parte de Harry.
-Con exactitud no. Pero como ocurren cosas malas desde que llegue a Nueva Orleáns, supongo que algo malo trae.
-Algo pesado, algo que rota sobre ti y sientes que pierdes la cordura—Asentí anonadada, y procedí a beberme el té.
-¿Por qué publicó su libro?
-Para no olvidarlo.
-Harry, ¿No volvió?—Cuestioné, ella negó—Harry la ama a usted.
-Sospecho que nunca amó a nadie—Dijo y sonrió, y parecía decirlo sincera para ella misma.
-Juega—Dije y tosí.
-Tampoco sé lo que es Harry, y por eso no lo dije en el libro. Tengo mis teorías, pero van más allá.
-Dígalas—Le supliqué, porque creía tener las mismas.
-Harry es una metáfora.
-¿Una metáfora?—Dijo Barbara y Juliet la miró.
-Una metáfora—Volvió a decir.
-Es de carne y hueso, y usted nos propone que es una metáfora—Contestó Barbara y Juliet me miró, la entendí, Bárbara no llegaba a lo profundo del asunto.
-Lo es—Dije segura.
-¿Por qué busca a Janis?—Dijo Barbara.
-Porque le gusta Janis—Dijo Juliet y me sonrió.
-¿No está celosa?—Dijo Barbara.
-No. Harry para mí fue la experiencia de las cosas malas y buenas del amor, y creo que él no puede seguir enseñándome, creo que él cayó por alguien—Me miró otra vez, luego de ver a Barbara. Tenía una voz serena, tranquila, muy dulce, me hacía sentir cómoda.
-Gracias por su tiempo, Juliet—Dije y me puse de pie. No quería oír más sobre el asunto.
-¿Nos vamos?—Me miró Barbara—Pero, aún quedan cosas sueltas. Señorita—Miró a Juliet luego de verme a mí— ¿Por qué quiere dañar a Janis?
-Harry no es dañino.
-Quiere deshacerse del chico con el que está Janis. La hace volverse loca, le cambia los pensamientos, la noto deprimida y la noto estresada, Harry se aparece como un fantasma, Harry es un buen tipo pero no para ella, y sólo la lleva a la locura y nunca le dice la verdad, ¿Qué mierda es Harry?—Dijo exaltada Barbara.
-¡Barbara!—Grité y la jalé del brazo. Ella me miró pero no me prestó atención, miró a la escritora.
-Janis sabrá que hacer. Es inteligente.
-No me ha contestado—Dijo calmaba, Barbara.
-Harry existe—Juliet me miró y guiñó un ojo. Impulsé desde la espalda a Barbara, y nos fuimos hasta la puerta. La obligué a salir.
-Gracias, Juliet—Le dije cuando ella seguía en la sala, otra vez me guiñó el ojo y de allí me fue, me esfumé de la casa de mi primer ídola, y ya no más competencia. Me dejó el terreno para encontrarme yo y encontrarme con Harry, aunque se equivocó, yo no sabía que hacer.
Camino de regreso al original Nueva Orleáns, Barbara estaba enfadada y no me dirigió la palabra. Llegamos a nuestra casa y decidí a beber de un delicioso café que Olivia había preparado. Phil y yo conversábamos de Stars Wars mientras Teban daba sus opiniones acerca de la ficción. Barbara no había salido de su habitación, y yo me sentí algo inquieta porque no baje a disfrutar de la reunión familiar, la cual ya me sentía algo "demás".
Subí y llegué hasta su lugar. Ingresé sin pedir permiso, y allí estaba mi amiga leyendo una revista de cosméticos, me vio y volvió a la lectura o variación. Cerré la puerta y me senté al final de su cómoda.
-¿Seguirás enojada todo el resto del día?
-Sí
-¿Por qué?—Toqué su pie sin calzado y dejó la revista a un lado.
-Porque... Janis, quiero que estés bien, que duermas tranquila. Ese Harry no tiene permitido entrar aquí y lo hará. No quiero que lo veas más. Esa Juliet está loca, no piensa en que te puedes morir, sinceramente, le tengo miedo a Harry o como sea que se llame el tío.
-¿Puedes confiar en mí?
-Confío, pero temo de que te suceda algo feo.
-Barbara—Sonreí y ella seguía con su rostro de preocupación—Valoro tu interés en mi bien, por eso quiero asegurarte de que estaré bien, sólo confía en lo que digo, no debes temerle. Esto debía pasarme quizás, y tengo que admitirlo—Tragué saliva y me miró con atención—Me gusta Harry Styles.
Barbara se acercó a abrazarme, y recordé a mi vieja amiga la cual le gustaba abrazarme y decirme que era su mejor amiga. La sujeté y la sentí mi hermana, dejamos la situación de afecto allí y la miré, ella confiaba ahora en mí.
La mamá de Barbara, Olivia, apareció en la habitación y me dijo que alguien me buscaba. Pensé en Niall al instante, Barbara dijo “Louis y Niall”, nos pusimos de pies y bajamos. Pero allí estaba parado en el marco de la puerta de la entrada, nada más y nada menos que Harry, platicando con Teban. Me vio y sonrió, sentí una caliente aguja, atravesar mi garganta y luego mis talones, que se doblaban cuando pisaba. Barbara apretó con fuerza mi mano, y Harry dijo mi nombre “Janis” en susurro algo y con un tono cálido “¿Damos una vuelta?” se corrió y en la cera, había una moto gigante.
Me quedé dura como una roca, no sabía que contestar, qué decir, qué hacer. Olivia empezó a relajar el lugar y me dio un empujón suave que me arrancó de la tensión. Harry tomó mi mano y sonrió. Se dejó ver por toda la familia. Que pasaría si les digo que este chico entró a mi vida, cuando estaba sola en esta casa y creí que sufría de un secuestro o un asesinato.
-¿Por qué viniste?—Lo miré seria, aunque era un placer ver como lucía. Estaba genial.
-Me dijiste que querías volver a la Janis de siempre—Acomodó un mechón de cabello tras mi oreja.
-Nunca te dije eso.
-Me lo imploraste—Sonrió de costado y recordé la servielleta.
-Recuerdo haberte pedido que te alejes.
-Con todas las técnicas que tengas para que lo haga, no lo haré.
Me subí luego detrás de Harry en la moto y Barbara sonreía aunque sostenía la idea de que ella estaba el doble de asustada que yo. Ahora estaba aliviada de que todos veían a Harry, y si pasara algo, él pagaría.
“No te amo” repetía en mi cabeza, lo repetía para no sentir pena por Harry.
-Yo tampoco, criatura—Dijo mientras seguía al volante.
-¿Hablé en voz alta?
-¿Qué?—Me preguntó Harry.
-Nada.
Se detuvo en la costa, estaba bajando la temperatura y el viento soplaba más fuerte que de costumbre, los rizos de Harry de un lado al otro se movían y me daba ternura.
-Pareces un chico tierno. Uno inofensivo
-Lo dices porque no traigo un cuchillo encima—Me dijo y me volví seria.
-Estuviste de verdad ahí.
-Estoy donde quiera—Sonrió.
-Harry…
-Janis…
-Harry, quiero que dejes de aparecerte en mi vida.
-¿Lo deseas así? Seré rebelde, pero no faltaría el respeto a una mujer.
-Ya lo has hecho—Él se quedó callado y decidí hablar—Harry, ¿Yo te gusto?
Él me miró serio y no contestaba, comencé a sentir un calor por dentro que sentía que se volvía físico y pronto ardería en llamas y nadie podría apagarme. Sentí la presencia más escalofriante a mi lado, y luego todo venía con un aroma combinado a rosas rostizadas.
-Me gustas, como yo te gusto, criatura—Dijo lentamente, y se acercaba, olía su cuello, y él cerraba sus ojos, ¿A esto se refería Juliet?