RETROSPIRAL © (Terminada) ( #...

By rosalinagmoya

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*Ganadora de los Wattys 2018 en la categoría "Los Héroes"* Por accidente, Zaid descubre una espiral que lo tr... More

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Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 | Cristal
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Epílogo
¡Aviso!
Agradecimientos
¡Wattys 2018!
¡Wattys 2018! [-Parte 2-]
¡Premios PGP2021!

Capítulo 42 (borrador)

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By rosalinagmoya

10 de Junio de 2021

Gracia... ¿puedo hablar contigo?

Ella lo observó, él parecía ansioso por algo.

—Por supuesto —respondió.

Zaid fue a sentarse al sofá de la sala de estar y Gracia con lentitud lo imitó. Él se frotaba las manos, era indudable que algo extraño le sucedía.

—Desde que llegaste a este mundo todo cambió: mis prioridades cambiaron, mis necesidades, el trato con mi familia... yo he cambiado. Antes sólo me preocupaba por mí mismo y por pelearme con mi mamá —soltó una risita de vergüenza—, ahora veo cuán egoísta fui y todo lo que me hacías falta sin siquiera saberlo.

—¿Cuáles son tus prioridades ahora? —Preguntó Gracia, un poco avergonzada de haberle interrumpido.

Zaid la miró como si ella no viera algo demasiado obvio.

—Tú, Gracia. Tú eres mi mayor prioridad. Todo el tiempo estoy pensando en que necesito que estés bien, que te sientas cómoda, que este proceso no sea demasiado abrumador para ti...

Ella se ruborizó ante sus palabras. Él sonrió con ternura y le tomó la mano.

—Quiero que seas mi esposa, quiero estar contigo todo el día, abrazarte siempre que quiera y darte besos sin que te avergüences. Quiero vivir a tu lado, es que yo te amo más de lo que puedo calcular —sus ojos se nublaron—, pero no tengo nada qué ofrecerte y eso me está matando. Me arrepiento de no haber ahorrado dinero antes, pero como no puedo evitar lo que ya pasó, lo que me importa es saber si vas a esperarme a que obtenga el dinero necesario para tener una nueva vida juntos.

Gracia asintió comprensiva. Al parecer él se sentía igual que ella. Si desde que vivía en casa de Zaid no hacía otra cosa sino estar esperando que él propusiera desposarla, ahora que conocía sus motivos, le era mucho más fácil ser empática con él. No era propio de una dama sentirse desesperada por estar unida a su hombre, no sabía de ninguna mujer a la que le pasara, pero a ella sí que le urgía. Es que él no era como ninguno de los hombres que hubiese conocido en el pasado. Él era atento, caballeroso, detallista, un poco torpe pero tenía muy buen corazón y sobre todo, él la amaba igual que ella a él. Gracia se sentía afortunada de haberlo conocido y por más que lo pensaba, no lograba entender cómo era que ellos dos, aun siendo imposible, se encontraron.

XXX

Saúl observó a su hijo, últimamente siempre estaba nervioso.

Asintió y suavemente empujó a Zaid hacia su despacho.

El chico cerró la puerta y caminó de un lado a otro mientras se armaba de valor para hablar. Saúl lo miraba intrigado, pero no habló.

Su hijo se detuvo y apoyó las manos sobre el escritorio.

—No aguanto más, papá.

—¿A qué te refieres?

—A Gracia.

Saúl frunció el ceño, ahora estaba genuinamente impactado.

—Pero, ¿qué ha pasado?, pensé que te seguía gustando.

Zaid lo miró como si su padre se hubiese vuelto loco.

—¡Ese es el problema, que me gusta demasiado!

El hombre encogió los hombros sin comprender. Zaid ya había retomado su  caminata dentro del despacho.

—A ver, hijo —Saúl caminó hacia él y lo tomó de los hombros para que se detuviera—... Debes decirme por qué es tan malo que te guste tanto esa chica.

—Es malo porque quiero casarme con ella.

—Pues yo no le veo nada de...

—¡Claro que es malo! ¡No tengo ni un centavo! ¿Qué carajos voy a ofrecerle, si soy un pobre perdedor sin ahorros, sin casa propia, sin auto qué vender, sin siquiera un empleo?

Saúl sonrió una vez comprendido el meollo del problema.

—Hijo, sé paciente, como todos lo somos antes de casarnos. Debes conseguir un empleo como primera instancia y proponerte casarte en un año con ella.

—¡¿Ves?! ¡Un año! No, papá, no entiendes nada.

—Entonces explícamelo para que pueda entenderte.

—Me... me da vergüenza contártelo.

—Vamos, hijo, somos hombres, cualquier cosa que digas podré entenderla.

Zaid suspiró y tomó asiento. Saúl lo imitó.

—Es que... cuando estoy cerca de ella... lo único en lo que pienso es en... en hacerle el amor —llevó las manos a su cara con vergüenza—. Nunca me había sentido avergonzado de mis deseos hasta que la conocí a ella. Es que ella es tan inocente, papá. Tan pura, ella no es como las chicas que hay en este siglo. Cuando ella toma mi mano o cuando me abraza... ya sabes, no lo puedo evitar. Y ella tan ajena a lo que siento... no tiene ni idea.

Saúl luchó por no sonreír, su hijo realmente lo estaba pasando mal.

—¿La quieres?

—No, papá, la amo. ¿Acaso me habías visto así alguna vez en la vida por otra chica? Sé que no me has visto así por nadie, porque nunca nadie me había gustado tanto como ella. La parte física que siento por ella es muy fuerte y me agobia, pero te aseguro que nunca había estado dispuesto a morir por alguien y ahora sé que por ella sí. Lo haría sin dudarlo ni un segundo. Daría mi vida por ella si estuviese en peligro de nuevo. La amo... la quiero en cada uno de mis días hasta el final.

Saúl esta vez sí sonrió. Antes de aquella revelación ya sabía que Zaid estaba loco por aquella chica, pero el escucharlo pronunciar aquellas apasionadas palabras, lo conmovió en lo más hondo. Conocía esa clase de amor: era como el que tenía por Dalia, su amada "chaparrita", como cariñosamente la llamaba.

—¿Entonces qué propones? —preguntó el padre.

—¿Qué propongo? Creí que tú me propondrías algo.

Saúl fingió no saber qué decir y encogió los hombros.

Zaid entrelazó los dedos y apoyando sus codos en las piernas, volvió a suspirar.

—Quiero que me ayudes a casarme pronto con ella. Te prometo que te devolveré cada centavo y comenzaré a trabajar de inmediato para pagarte. Puedo firmar una especie de contrato o lo que sea, pero ayúdame, papá... por favor.

Saúl pretendió estar meditando lo que su hijo le pedía, no quería decirle que en realidad ya había accedido.

—Está bien, te ayudaré —Los ojos del chico brillaron—. ¡Pero...! Antes de proponerle matrimonio debes conseguir un empleo, tengo que estar seguro de que vas a pagarme de alguna forma.

—¡Claro, claro, lo que quieras!

Zaid abrazó con fuerza y euforia a su padre.

—¡Eres el mejor, papá... muchas gracias!

Saúl sonrió satisfecho de ver feliz a su hijo.

Diario de Zaid

11 de Junio de 2021

Voy a casarme con Gracia. De verdad. No puedo creerlo que esté emocionado por esto, pero sí, lo estoy. Esta tarde hablé con papá sobre este tema y dijo que va a apoyarme con la boda. Será un préstamo, pero voy a pagarle. De hecho la condición es que tengo que conseguir un empleo antes de proponerle matrimonio a Gracia, así que no perdí el tiempo y en ese mismo momento fui a la cafetería que está cerca de la casa de Francisco y solicité trabajo. Estuvieron a punto de no contratarme, ya que fui muy irresponsable la vez pasada que estuve ahí. Sin embargo en cuanto comenté que quería casarme y que de verdad necesitaba el empleo, me aceptaron. Comienzo mañana temprano. Siguiente paso: la propuesta.

Nunca he sido cursi, jamás ha sido mi estilo el de dar flores a las chicas o globos, cartitas y detallitos melosos, pero sé que a ella sí le gustan los detalles, y, ya que no los espera, entregárselos es todo un placer para mí. La forma en que su rostro se ilumina cuando le regalo una rosa, no tiene precio, así que debido a que he decidido proponerme mañana, estoy organizando una cena romántica en la azotea de mi casa. Ya sé qué preparar de cenar... bueno, en realidad cocinará Patricia, pero le voy a ayudar. Sanja vendrá por Gracia para llevarla al centro comercial junto con Ana mientras preparo la sorpresa. Quiero preparar cosas que le recuerden a su época.

Hace unos momentos descargué una lista de música antigua para que ella se sienta en ambiente. Patricia me ha hecho el favor de ver anillos delante de Gracia y le ha preguntado cuál modelo le gusta más. Mi hermana aseguró que a Gracia le llamaban la atención los anillos con adornos, nada tradicionales; dijo que cuando veía alguno en forma de sol o de flor le daba su aprobación. Con estos datos se me ocurrió una idea: le compraría dos anillos. Uno moderno y otro antiguo. El moderno representará su nueva vida, la que tiene a mi lado en mi presente. El otro significará su antigua época y será un recuerdo de la forma en que nos conocimos. Lo consulté con mi padre primero y estuvo de acuerdo así que lo primero que hice fue buscar anillos de compromiso en internet. Mi lema personal es: "primero la parte fácil". Esa regla me ha servido para hacer exámenes en la escuela y también para la vida en general, así que comencé a buscar anillos modernos, por resultar más fácil. Elegí un anillo sencillo, de platino con un diamante solitario de 18 kilates. Es bonito, alrededor del diamante grande tiene otros más chicos y en la montura tiene otros más. Aunque no fue difícil encontrarlo, me tardé como tres horas decidiendo cuál comprar, espero que le guste. Ya lo solicité por internet de modo express, espero que me llegue mañana mismo sin ningún inconveniente. Luego me puse a buscar la sortija antigua. Sabía que esta parte sería más difícil, porque muchas de las que encontré no eran realmente viejas y otras sí que eran viejas pero bastante difíciles de conseguir, o costaban una millonada o pertenecían a algún museo. Fue entonces que di con un anillo que me pareció de lo mejor. Es de oro, data del siglo XVI y visto desde arriba representa una flor, el centro tiene una esmeralda preciosa y adornos grabados en cada pétalo. Procede de España, su tierra natal. Ésa será la sortija de bodas de mi amada y es casi tan perfecta como Gracia.

Diario de Gracia

30 de Junio de 2021

Ha pasado algún tiempo desde que escribí por última vez. Sé que debí hacerlo a menudo, pero en este sitio las personas tienen distintos hábitos al dormir y recién hoy me sentí con la suficiente energía como para dedicar unos minutos a la escritura. Durante el mes pasado he conocido la cultura de la gente aquí, me he mantenido aprendiendo y adoptando sus hábitos, e incluso la forma de hablar, entre otras cosas.

Lo que más me impresionó en un principio, fue conocer la televisión. Se parece a los celulares, pero en mayor tamaño y todas las horas del día hay personas hablando ahí dentro o actuando en "películas", que después entendí que son similares a representaciones dramáticas pero con algo llamado "efectos especiales"... ¡son fascinantes!

Al comenzar esta aventura debo admitir que me sentí abrumada, en ocasiones frustrada, por tardar en entender conceptos básicos que la gente domina y yo no. Aprendí que debo permanecer callada para evitar que la gente se quede atónita cuando me es imposible comprender lo que me dicen. A pesar de que emplear este recurso en ocasiones me es útil, otras veces no funciona porque esperan que responda algo.

Aquí las mujeres también trabajan y no sólo se quedan en sus hogares atendiendo a su familia y los deberes domésticos; ellas también pueden ser estudiosas de cualquier arte o ciencia y pueden denunciar a sus maridos si estos las golpean aunque sea una vez. Me siento feliz de encontrarme con que las mujeres también pueden elegir a sus gobernantes (aquí no hay monarcas), de que, a pesar de que la paz siempre pende de un hilo, el mundo entero procura que no haya guerras. Aquí asesinar a alguien es un crimen, incluso si se trata de un ajuste de cuentas.

Si se desea enviar un mensaje, basta con encender un artefacto de comunicación, como el celular o la computadora, para hacerlo llegar a quien se desee. Aunque me explicaron que aún hay cartas, ya no es esa la primer vía de comunicación. Ahora la mayoría de la correspondencia proviene de instituciones bancarias para enterar al usuario de los movimientos que él mismo ha hecho con su dinero. En mi época nada de eso existía. He observado atentamente y sin ningún reparo a Patricia mientras envía los denominados "mensajes de texto" a sus amigos con su celular, y dichas personas le responden de inmediato. ¿No es eso increíble? ¡Es como si estuvieran ahí! Ellos me han dicho que los mensajes de texto funcionan, también, para contactar a cualquier persona en el mundo. Ya no hay meses de viajes en navíos para hacer llegar una carta a alguien al otro lado del mundo. En tan solo un segundo se pueden obtener las respuestas que se solicitan. ¡Increíble!, en mi época jamás lo habríamos soñado. La familia de Zaid me ha proporcionado un celular para que aprenda a usarlo, y debo decir que no es tan difícil como lo imaginé. Sin embargo, en ocasiones olvido llevarlo conmigo por la falta de costumbre. Cuando Zaid me hizo la primer llamada pegué un brinco por el susto que me ocasionó escuchar la música que indica que está entrando una llamada, Patricia se doblaba de risa y luego me dijo cómo debía responder. ¡Escuchar la voz de mi querido Zaid tan clara y cercana, fue maravilloso! Como si él mismo en persona me hablara al oído.

Aquí las personas viven muy cerca unos de otros, no hay miles de leguas entre una tierra y otra y las viviendas son muy pequeñas comparadas a las que existían en Irlanda o España en mi época; no obstante, aun así tienen todos los servicios y comodidades que puedan desearse. Zaid me ha comentado que lo único que no ha cambiado entre épocas, es la pobreza. Dijo que así como aquí hay viviendas cómodas y lujosas, también las hay hechas con materiales delgados que hacen que sus moradores pasen mucho frío o calor. Qué tristeza me ha dado saberlo, ¡con todos los recursos que existen en estos tiempos, toda esta... "tecnología" y no pueden erradicar la pobreza! Es demasiado triste.

Hace unas tres semanas, observé por primera ocasión un artefacto surcando los cielos. Parecía un pájaro y pensé que quizás las personas de este país lo habían construido con un fin en específico. Pregunté a Zaid qué era aquello y me respondió que aquel objeto se llama "avión". Previamente, me había informado que la forma más veloz para ir de un país a otro, era usando un avión. Me explicó aquella vez que eran muy grandes y que tenían dentro asientos para que la gente fuera más cómoda mientras volaba, sin embargo, jamás imaginé que se vieran así. No parecía un objeto muy grande, apenas un punto blanco cruzando el azul del cielo.

Me imagino cómo debe experimentarse la sensación de ir en un avión. ¿Será grato?, ¿las personas que van volando se asustarán? Me gustaría saberlo, pero dijo Zaid que no era muy barato pagar un boleto de avión, así que debo ser paciente para saberlo algún día... de pronto me entraron ganas de saber cómo luce ahora el que, hasta hace poco fue mi hogar. ¿Cómo será Irlanda en el siglo XXI...? ¿... y España?

Hace un tiempo, no recuerdo la fecha, acompañé a Patricia a la universidad donde ella estudia. Es un sitio colorido, grande y con muchas sillas en cada aula con el fin de albergar a los alumnos en ellas y que así ellos sean capaces de escuchar las clases. Me preguntó si me gustaría estudiar, yo le respondí afirmativamente con mi corazón saltando de entusiasmo en mi pecho. En mi época las mujeres no podíamos estudiar, los conocimientos los adquiríamos a través de los hombres que, según ellos, generosamente nos transmitían. Yo aprendí a leer gracias a que Sir Payne deseaba que le escribiera cartas de vez en cuando, con tal de estar al tanto sobre cómo iba todo durante sus ausencias. No obstante, sus acciones no eran desinteresadas sino egoístas, al no querer compartir ninguna otra cosa que no fuera lo que él necesitaba. Me pregunto qué habrá sido de él después de mi partida, aunque no le echo de menos en lo absoluto. Aquí soy tan feliz como lo puede ser una chica de mi edad y no me arrepiento de haber seguido a Zaid.

Hablando de él... debo describir el suceso que hizo más dichoso a mi corazón.

El 12 de Junio, mi amado Zaid me llevó a lo alto de su casa. Yo llevaba cerrados los ojos con una venda, no podía ver nada. Me saltaba el corazón en el pecho de una forma inexplicable, pero confiaba en él. Cuando desató la venda y logré ver, me di cuenta de que  había antorchas y velas por todas partes y un pequeño ramo de flores silvestres adornaban la mesa, que era pequeña y llevaba un mantel blanco. Me tomó de la mano izquierda y me condujo hasta aquél sitio. Movió algo en su celular y música parecida a la de mi época comenzó a sonar. Mis ojos se llenaron instantáneamente de lágrimas, me sentía dichosa, y aunque añoré un poco mi patria y mi propio tiempo,  no cambiaría ni un solo día con Zaid y su familia en la tranquilidad de su hogar.

Me preguntó si quería bailar con él. Yo le dije que sí, pero me sorprendí al ver que él no bailaba como yo lo hacía, en cambio, él sólo puso sus brazos alrededor de mi cintura y comenzó a balancearse de un lado a otro, casi sin movernos. No pude evitar reír, pero su cercanía, la intimidad del momento y su contacto me hizo quedarme así con él, ya después le enseñaría a bailar como lo hacía yo. Su aliento cálido me llegaba a la frente y mi corazón casi se me salía del pecho por la emoción. Besó mi coronilla innumerables ocasiones y yo sólo deseaba que ese momento no terminara nunca. Sin embargo, de un momento a otro, se arrodilló en el suelo y, mirándome a los ojos, sacó de su chaqueta una pequeña caja. Me llevó un par de segundos entender lo que estaba haciendo mi amado Zaid. Las lágrimas se abarrotaron en mis ojos y mi corazón jamás se había vuelto tan loco como cuando lo escuché pronunciar aquellas palabras: "Gracia, te amo desde aquel momento en que te vi con la luz del sol a tus espaldas, como si fueras un ángel. Oh, Dios, estoy temblando...". Dicho aquello, abrió la caja. Aun con la poca luz brilló una gema adentro. Tardé un poco en entender lo que estaba sucediendo. ¿Así declaran su amor en este siglo? Él puso la caja sobre su pierna y sacó una segunda de aspecto más rústico. "He comprado dos argollas. Una es antigua y proviene de tu país. Simboliza el tiempo en donde te conocí y la otra es actual, como señal de que en este tiempo o en cualquier otro he de amarte sin importar las adversidades si decides ser mi esposa. Gracia, amada mía... ¿Te desposarías conmigo?". No pude sino decir que sí como una desquiciada. Ahora que pienso en ello, creo que debí verme un tanto ridícula, pero no creo que nunca nadie haya sido tan feliz como lo he sido yo en ese momento. Tomó mi mano derecha y me puso la preciosa sortija antigua y luego la izquierda y me puso la nueva, ¡ambas son tan hermosas! Él me rodeó con sus brazos, me pareció ver que también estaba llorando y acunándome en su pecho nos mecimos al compás de la música durante unos momentos.

Me dijo que deseaba desposarme en seis meses, a mí se me hizo mucho tiempo, sin embargo estuve de acuerdo, Zaid es mi guía en todo momento y si él cree que seis meses es lo correcto, ¿quién soy yo para oponerme?

No supe cuánto tiempo transcurrió y en realidad no me importó, no hay límite de tiempo para la felicidad. Luego, rió diciéndome que la cena ya estaba muy fría y que volvería a calentarla. Yo dejé que lo hiciera, pero, para ser sincera, no tenía hambre. Al parecer, ser feliz quita un poco el apetito.

Me pidió que le contara de mi familia, de mi entorno, de las cosas que más me gustaban de mi época, procuró que evocara momentos agradables y buenos. ¡Por Dios que mi querido Zaid sabe cómo hacerme feliz! Yo también quise saber cosas de él y sus amigos, le pedí que me hablara de lo que más le hacía bien. Respondió que yo, y amé su respuesta, pero quería saber algo más allá de mí. Me platicó que él tocaba un instrumento, que parecían tambores, pero que hacían mucho ruido. Le expresé que jamás lo había escuchado tocarlo y él me dijo que no deseaba asustarme. Me pregunté si en realidad aquél instrumento hace tanto ruido como él decía, le pedí que me mostrara. Dijo que debía hacerlo en otro sitio, ya que los vecinos a esa hora de la noche les incomodaba tanto ruido. Acepté, después de todo, él es quien sabe lo que está bien y mal en su propia época.

No recuerdo cuántas horas reímos, bailamos y conversamos aquél mágico día. Pero aún puedo evocar en mi estómago aquellas sensaciones que yo tuve aquel día junto a él, tan espontáneo y maravilloso, convirtiendo el tiempo en magia, en recuerdos para siempre, en bendiciones.

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