No puedo evitar cerrar los oj...

By Griselle09

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¿Puede alguien escapar al amor? ¿Que es mas fuerte, ese amor que te hace vibrar cada célula de tu cuerpo, o e... More

El reencuentro-

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By Griselle09

Capitulo 1.

El reencuentro.

No puedo evitar cerrar los ojos, el dolor de cabeza me obliga, solo en ocasiones los abro para mirar si no estoy a punto de chocar con algún parquímetro o alguna otra alma de ambulante en esta fría madrugada de Enero, me pregunto si alguien notara que camino con los ojos cerrados. Alguien dirá mira a esa mujer con el abrigo rosa y las botas de nieve de peluche, de seguro cierra los ojos para no mirar lo demacrada y despeinada que esta.

Hace 5 Horas que debía estar en casa, pero para mí mala suerte entro un paciente justo al finalizar mi guardia. Aunque pensándolo bien es más mala suerte para la persona que se estampo en su moto rumbo al trabajo siendo operado por mi.

En fin, el shot de adrenalina que se me dispara al realizar una operación de emergencia, me está cobrando el precio, ahora me siento fatal, si no fuera médico y supiera que solo es agotamiento el que me provoca esta jaqueca, probablemente me dirigiría rumbo a sala de emergencias a evitar que alguien llegara a tiempo a su casa.

Necesito un chocolate, o un café o aún mejor un delicioso moka con chispas de chocolate arriba y un montón de crema batida al tope, maldita sea todo está cerrado, deberé conformarme con algún caramelo sin azúcar cuando llegue a casa, vivir con una persona que detesta el azúcar debe ser karma por todo el chocolate que ingerí siendo adolecente.

Un zumbido me despierta de mi análisis de falta de azúcar en la vida, Vuelvo a abrir los ojos y tomo el celular de mi abrigo, 15 llamadas perdidas, aún faltan otras 15 para que comience la búsqueda por las calles, uno pensaría que Michel se cansaría de llamarme, pero no, es la persona más insistente que existe, sabe dónde estoy, lo sabe por qué hasta hace 5 horas estábamos juntos, solo que el termino su guardia a tiempo y yo bueno, no tuve tanta suerte.

Seguramente ha llamado al Hospital y le han dicho que ya Salí, tengo el teléfono en la mano y el aparato vuelve a timbrar, con un suspiro contesto la llamada, pero la voz del otro lado no me permite saludar.

-Dónde estás?

Donde voy a estar, caminando justo en la calle que me lleva a la estación del metro, contesto en tono resignado

-Tonta, lo escucho decir, de nuevo se te olvido que el primer metro sale a las 6:00am y son solo las 5:00 am verdad, debiste tomar un taxi saliendo del hospital.

Por un minuto mi jaqueca cesa y le da paso a un balde de agua helada mental que me salpica entera. No digo nada, solo escucho la risa a través del celular.

Esta vez abro entero de golpe los ojos, Michael tiene razón, son solo las 5:15 am, las calles están solas y no existe movimiento, trato de localizar un taxi pero está vacío, al fin digo.-

-Podrías venir por mí?

Claro que no, si me hubieras contestado hace media hora lo hubiera pensado, perdiste tu oportunidad, además tengo que hacerle el desayuno a Teresa, hoy tiene practica de natación y debe desayunar bien

-Pero hace frio, no quiero caminar de regreso al hospital, lloriqueo en el tono más infantil que encuentro

La voz de Michael no se escucha, debe estar pensando en opciones, así es el siempre analizando posibilidades.

No puedo ir por ti Elena. Tessa se va a despertar pronto y necesita que alguno de nosotros este aquí.

Suspiro resignada, como siempre tiene razón, entonces vuelve a hablar

-No puedes regresar al hospital otros 20 min de caminata con este frio terminaría en resfriado y ambos sabemos que eres la peor persona con resfriado que existe.

Ve a la estación del metro y espera ahí, solo serán algunos 40 min hasta que el tren llegue.

Si, respondo ya más tranquila

Y justo antes de colgar agrega – Y Elena, no vayas a comprar alguno de esos cafés azucarados que te gustan, no quiero una esposa diabética y cuelga.

Tengo el esposo más dulce, tierno, sobreprotector, asfixiante y regañón del mundo, pero aun así soy muy afortunada de tenerlo en mi vida, El y Tessa son el mejor premio que la vida me dio.

Bajo las escaleras del metro, voy sintiendo las mejillas más calientes, y la movilidad de mis manos regresa, de pronto la estación del metro me parece el sitio más reconfortante del mundo.

Me acomodo en una de las sillas verde aceituna, me pregunto si alguien, alguna vez noto que más que sillas parecen boles de ensalada, pensar en ensalada en esa hora me provoca nauseas, deben haberlo hecho adrede, vivo en la ciudad más obsesionada con la salud que existe, y miro a mi alrededor en verdad vivo en una ciudad muy rara, llevo 12 años viviendo en Bruselas y aun me siento una extranjera, nunca me he sentido en mi hogar.

Miro hacia los lados, la gente comienza a llegar ordenadamente y se colocan en las ensaladeras, cada uno sumergido en su celular, cada uno evitando mirar a los demás, ajenos a lo que sucede enfrente de ellos, me dedico unos instantes a mirarlos, uno más rubio que el otro, son una masa blanca que conviven diariamente en un espacio confinado y que aun así han logrado aislarse en su propio mundo.

Coloco mis Rodillas en mi pecho o como Tessa dice, me hago bolita y sigo mirando, los pequeños cafés alrededor de la estación, deben estar abriendo, porque la gente va llegando con cafés humeantes en sus manos, porque Dios los libre de la azúcar, pero la cafeína, esa ni siquiera la cuestionan, en fin cada país y sus adicciones.

Extraño México, sus estaciones de metro desordenadas y congestionadas, extraño la manera en que aun la gente mira a la demás gente, aunque sea solo para criticarla, te hace sentir vivo, los olores a fritanga recién hecha y la manera en que la gente aun sonríe cuando se topa otros ojos de frente.

Ash, ya me puse melancólica, es difícil ser la diferente, aun después de 12 años extraño hablar español, no puedo evitarlo y una lágrima recorre mi mejilla, ahora si me he fregado yo misma, melancólica y con dolor de cabeza. Inconscientemente me vuelo a abrazar, ojala existiera la tele transportación o mejor aún los viajes en el tiempo, así en este momento volvería a la casa de mi abuela a esperar que me diera chocolate caliente (con muchísima azúcar) para despertar.

12 años sin haber pisado nuevamente mi país, debería haber vuelto pero dolía demasiado volver, además cada vez que lo planeaba algo surgía, algún congreso, varicela de Tessa, gripe, etc. Igual y era el destino que me decía que no debía volver.

Sé que Michel no quiere que coma chocolate, pero qué Diablos en verdad lo necesito, así que me paro y me dirijo a la máquina de golosinas que está en el andén, esa máquina uno de los pocos tesoros que aún se conservan, aunque poco a poco existe menos chocolate y más agua natural y sándwiches vegetarianos ridículamente pequeños.

En fin estoy mirando a mi victima a través del vidrio, un chocolate de menos de un euro, justo apto para mi presupuesto en ese momento, en eso estoy embebida en mi pecado capital de gula, cuando siento algo a mis espaldas, como un escalofrió que recorre mi medula espinal, esa presencia me es familiar, no quiero voltear , se de quien se trata, se quién es la única persona que es capaz de que los vellos de mi brazo se ericen aun sin mirarla, no emito ruido, no puedo moverme, los músculos de mi cuerpo están congelados, no quiero y no puedo voltear.

Su olor llega a mí, La lavanda invade mi nariz y poco a poco, La respiración se entre corta y las piernas están a punto de romperse, me duele el pecho y la visión se hace borrosa, sé que estoy teniendo un ataque de pánico, trato de respirar pero cada vez es más difícil, no puedo perder la conciencia, ahora no.

Trato de calmarme, no puede ser El, simplemente no puede ser, estamos separados por un enorme mar, vivimos en continentes diferentes, él no tendría por qué estar en Bruselas a las 6:00 am en un Lunes, justo en la misma estación de metro, detrás de una máquina de dulces, simplemente y matemáticamente es imposible, es mi melancolía que me juega una mala pasada, una muy cruel jugada, porque aunque no quiera aceptarlo, lo que más extraño de México, es a Él.

Un sentimiento de culpa me invade, pero empiezo a respirar normalmente, aun no me responden los músculos y estoy tensa, debería voltear y ver que no está, pero no puedo, sigo sintiéndolo en toda mi piel.

Y de pronto lo escucho, una voz, no cualquier voz, su voz, está hablando o intentando hablar Inglés, está pidiendo indicaciones de rutas para llegar al centro, cierro los ojos, saboreo su voz grave, no se ha dado cuenta que estoy ahí, y no quiero que lo sepa.

Escucho la llegada del tren al andén, pero no quiero voltear, debo esperar a que se aleje, Luis no es de las personas que aparecen en tu vida sin cambiarla, es como un Huracán que destruye lo que está a su paso. Una parte de mi quiere mirarlo, quiere verlo aunque sean unos instantes, recorrí medio mundo para alejarme de él, y ahora está ahí , justo detrás de mí, debería hacer trampa y mirarlo de reojo solo un pequeño momento, pero no lo hago, Luis no es algo de lo que pueda salir inmune, así que es mejor no tentar mi suerte, las lágrimas brotan con mucha fuerza, cuando escucho el tren partir, allá va, se fue.

Limpio mi rostro con mis mangas, y dejo el chocolate en el cajón de salida, no quiero nada dulce, solo quiero llegar a casa y que Michel me abrace, como cuando me conoció y no me suelte como hasta ahora.

Cuando estoy lista dejo de mirar la máquina, para volver a mi bol de ensaladas y esperar el siguiente tren.

Pero justo al voltear mis ojos se topan con los de Luis, y por solo un segundo mi corazón se detiene en ese instante, mientras miro como en su rostro se dibuja una sonrisa de incredulidad.

Es el mismo Luis de Siempre, su piel blanca como porcelana y su cabello oscuro como un cuervo, esta vestido impecablemente como siempre, traje oscuro adaptado a su delgada figura, parece como si fuere a desfilar en cualquier momento.

En cambio yo, bueno yo también soy la misma de siempre, solo que una versión más vieja de 30 años, mi mismo metro y medio, los mismos rizos cafés que se salen por toda mi cabeza, mi misma piel morena clara y mis mismos ojos verdes, vestida de la manera más cómoda posible y coronando mi outfit con botas de peluche.

Ninguno habla, y yo no voy a ser la primera, así que en cuanto miro que el tren llega nuevamente al andén, me apresuro a tomarlo, y en ese instante siento un brazo que me detiene a medio camino, me jala hacia él y me abraza fuertemente, todo empieza a dar vueltas mientras siento el aire del tren alejándose, siento su respiración entrecortada y de pronto sucede, lo escucho llorar despacio, mientras entierra su nariz en mi cabello enmarañado.

Elena, donde diablos estabas susurra casi inaudiblemente.

Aquí, digo sin voz

Me separa un poco de su pecho, y coloca sus manos alrededor de mi cara, la aprieta despacio, como si tuviera miedo de que fuese a desaparecer en cualquier momento, que haces en Bruselas?, porque desapareciste?, tienes idea cuanto te he buscado?, nadie me dio tu dirección, inclusive viaje a Paris a buscarte al internado y no estabas, nadie sabía de ti, como si la tierra te hubiera tragado, te extrañe tanto tanto tanto y me planta un beso en la frente.

Y así de la nada vuelvo a tener 18 años, miro la cara de ese hermoso hombre que me cuestiona 12 años sin vernos, pregunta tras pregunta y yo no puedo hablar, como si el mundo se hubiera puesto en pausa ese 14 de Mayo en el aeropuerto de México, y se volviera a des pausar este 3 de Enero en Bruselas.

Como si todo el amor que tenía dentro, oculto durante tantos años de pronto saliera de golpe por mis poros, aparece mi yo de 18 años enamorada de su mejor amigo, esa niña torpe que no podía articular palabra al mirarlo, me vuelve a colocar sobre su pecho y yo no puedo aun hablar.

Puedo sentir su respiración, su hermosa respiración en mi rostro.

Y entonces lo hace, menciona esa noche, esa noche de la cual he huido sin éxito durante más de una década, y que justo en este momento le parece un buen momento para mencionarla,

Esa noche, comienza, esa noche te hice mucho daño verdad...

Por fin mi voz vuelve

-Nadie se acuerda ya de eso, le digo mientras una sonrisa aparece en mi rostro, cosas de niños digo y golpeo amistosamente su hombro como solía hacerlo anteriormente, es increíble que aún me importe tanto que no este triste, nada ha cambiado.

Pero él no sonríe, sigue serio, Lo siento dice

Y ambos nos quedamos callados, se puede cortar con un cuchillo el silencio entre los dos.

Un inmenso dolor aparece en mi corazón y en el suyo.

El dolor de un amor dejado a medias, de algo que nunca empezó pero que termino de muy mala manera, éramos él y yo contra el mundo, siempre fue así, nada podía dañarnos si estábamos juntos, nada excepto nosotros mismos.

Sacándonos de ese trance de dolor, mi celular suena insistentemente. Miro la pantalla por protocolo, se quién es, miro el reloj 6:35 am.

Luis me suelta para que conteste, pero se aferra a mi chamarra, supongo que cree que correré si me suelta, él también ha vuelto a tener 18 años

Contesto y la voz de Michel resuena

-Estas bien?, estoy en la estación esperándote.

-Sigo en la primera estación, le digo con la voz entrecortada y llorosa

-Elena, que sucede? Ahorita mismo me subo al metro, espérame ahí, no tardo.

-Estoy bien, un retraso con el metro nada malo, no vengas, si no seremos los dos detenidos aquí, sonrió a través del celular para que mi voz se escuche mejor

-Por qué lloras?, Elena no me mientas

-Se me callo mi café y apenas le había dado dos sorbos

La risa de Michel estalla, es Karma me dice, por eso no has vuelto verdad, fuiste por tu café ese asqueroso de chocolate, por desobediente se te cayo jajajaja.

Yo sonrió por la risa de Michel e inconscientemente le digo

Te amo, te veo en la casa, y cuelgo.

Luis me mira sorprendido, como si no esperase algo así

-Tu novio? Dice finalmente

-No, mi esposo

Tarda unos minutos en reaccionar

-Así que tienes un esposo, dice algo sorprendido

-Sí y una hija

El silencio vuelve a aparecer entre nosotros, como si un trueno nos hubiera vuelto a separar, para romper ese hielo Saco una fotografía de mi bolsa y se la muestro, ahí estamos los 3, es la fotografía más reciente que tengo, fue en navidad, Michel insiste en tomarnos una cada año, se la entrego.

El la mira detenidamente, están vestidos igual dice y prosigue mirándola, Elena este hombre podría ser tu padre , sonríe

Michel es solo 13 años mayor que yo, no podría ser mi padre además es guapísimo, en la universidad muchas de sus estudiantes estábamos enamoradas de él. Alego en tono defensivo.

Elena, vamos él es guapo, si te gusta el tipo rubio, alto e intelectual, suelta una carcajada irónica.

Nada ha cambiado, sigue siendo odiosamente irónico.

Entonces sus ojos se detienen en Tessa, la mira un largo tiempo

-Es igual a ti, es simplemente hermosa. Cuantos años tiene?

- Cumplirá 11 en Febrero, es una preadolescente en todaaa la extensión de la palabra, es igual de sarcástica que tú.

-Como se llama?

Tessa, bueno en realidad es Teresa, pero nunca la hemos llamado así, batallaría mucho en la escuela sonrió.

-Igual que tu mama, me dice, le pusiste el nombre de tu mama, a ella le encantaría saberlo

-Ella lo sabe, le digo.

Abre los ojos, supongo que sospechaba que mantenía contacto con Mama, pero una parte de él no quería creer que solo lo hubiera sacado a el de mi vida,

Se queda serio y dice en tono casi inaudible, Jamás me quiso decir en donde estabas o si tenías contacto con ella, las mujeres de mi vida son maquiavélicas, sonríe tristemente

Ahí estamos, charlando como si el tiempo no hubiera pasado, como si siguiéramos siendo dos viejos amigos que se reencuentran por casualidad, si solo alguno hubiera mencionado el clima, hubiéramos sido el colmo del cliché.

Ahí estaban un montón de preguntas y reclamos entre nosotros, guardadas en nuestras gargantas porque ninguno quería arruinar el momento, ahí estábamos charlando de mi familia, porque ninguno quería preguntar como paso, como fue rompimos el lazo maravilloso que sostenía nuestra amistad.

Entonces el tren llego nuevamente, ambos sabíamos que tenía que tomarlo, así que acomode mi chamarra y como dos buenos amigos que se despiden dije

Nos vemos luego Luis, mientras besaba su mejilla

Espera, Elena, necesitamos vernos, solo estaré en Bruselas un par de días, pero me encantaría tomar un café contigo.

Mmm medite por un segundo y le entregue mi tarjeta. Márcame y lo arreglamos sonreí.

Dra. Elena Kuypers. Pff que clase de apellido es ese, Sonaba mejor Elena Ríos. Grita mientras me alejaba, esperando desesperadamente que lo escuche.

El vagón va vacío, aun así me quedo de pie sostenida por un tubo, recargo mi cuerpo entero en él, siento como si una carga enorme lo jalara hacia el piso, siento el frio del metal en mi rostro, pero no tengo fuerza para moverme, lentamente las lágrimas caen por mis mejillas, Luis reapareció como una mala secuela de película de terror.

Bajo en la terminal, trato de calmarme, si Michel me ve así, es capaz de llamar a la guarda nacional, salgo de la terminal y el aire frio de la mañana me ayuda a calmarme, camino un poco y lo miro

Esta ahí fumando en una esquina, no alcanza a mirarme así que me detengo a contemplarlo, es tan guapo cuando piensa que nadie lo mira, su cabello rubio brilla con el sol, sus canas le dan un toque tan sofisticado que sobresale entre un mar de gente, Michel y su 1.90 mts de estatura llamaría la atención en cualquier lugar, sus brazos largos, su espalda ancha, ahí está esperándome, esperando a que llegue como siempre lo ha hecho, de pronto nuestras miradas se cruzan y me sonríe, agita su mano, mientras esconde el cigarro y lentamente lo tira, camina lento en mi dirección y yo acelero el paso, cuando por fin lo tengo enfrente me entrelazo, lo escalo como un árbol y el me abraza para sujetarme.

De verdad que te ha dolido ese café he, yo asiento con la cabeza.

Sabes que la gente nos mira verdad, me dice

Pero a mí no me importa, no me importa que toda Bruselas nos mire, no quiero esperar a llegar a la casa, quiero sentir que me sujeta,

No me dejes caer, le digo

Jamás lo haría, se sonríe

--- Fin de mi primer capitulo, espero les guste, porfavor hagan todos los comentarios que quieran, buenos o malos me ayudan muchisimo a crecer.

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